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Caso Clínico Enfermería: Atención a un paciente con Colitis Ulcerosa

Caso Clínico Enfermería: Atención a un paciente con Colitis Ulcerosa

La colitis ulcerosa (CU) es una enfermedad inflamatoria intestinal que afecta a la mucosa del colón y del recto. Su etiología es desconocida. En España se ha podido observar un aumento de su incidencia desde los años 80.

Resumen:

La enfermedad cursa con periodos de brotes y de remisión. Su sintomatología cursa con diarrea, rectorragias, dolor abdominal, pérdida de peso…. Toda sintomatología afectará a la calidad de vida del paciente y presentará un gran deterioro en su estado general de salud. Tiene tratamiento farmacológico, pero en ocasiones es preciso intervención quirúrgica.

Palabras clave:

Colitis ulcerosa, Ulcerative Colitis, Rectorragia, Enfermería, EII, Enfermedad Inflamatoria Intestinal.

Autores:

Laura Abenia Moreno

Ángel Gascón Marzal

Introducción:

La colitis ulcerosa (CU) es una enfermedad inflamatoria intestinal crónica que afecta a la mucosa del colón y del recto. La afectación suele iniciarse en el recto y puede extenderse de forma continua hasta el ciego. La inflamación puede afectar a la mucosa y submucosa del colón. Su etiología es desconocida, pero sabemos que se produce cuando se activa el sistema inmune atacando al propio tejido intestinal, provocando lesiones en su mucosa. Aunque puede desarrollarse a cualquier edad es más frecuente que su incidencia sea mayor en adultos jóvenes (entre 15-30 años), y presentando más frecuencia en caucásicos. En España, se ha podido observar un gran aumento de su incidencia desde los años 80, y puesto que la enfermedad se suele presentar en población joven y tiene escasa mortalidad, cada vez su prevalencia es mayor.

La enfermedad cursa con periodos de brotes (fase de actividad acompañada con sintomatología) y periodos de remisión (fase de inactividad, asintomáticos).

Su sintomatología, dependerá del grado de extensión y actividad. Es fundamentalmente intestinal presentando: diarrea, rectorragias, dolor abdominal, pérdida de peso, fiebre, tenesmo, anemia, cansancio y fatiga. En un mínimo porcentaje de los casos puede tener sintomatología extraintestinal presentando patologías en ojos, piel, hígado y articulaciones.

Toda sintomatología afectara a la calidad de vida del paciente y presentará un gran deterioro en su estado general de salud.

Su diagnóstico, puesto que la CU no presenta ningún síntoma patognomónico, se deberá realizar a partir de los resultados de las pruebas complementarias, comúnmente se utilizan los criterios de Lennard-Jonnes, realizados a partir de criterios clínicos, endoscópicos, radiológicos y anatomopatológicos. Tras su diagnóstico se determinará de qué tipo de CU se trata, para ello se utiliza la clasificación de Montreal, que las clasificará dependiendo de su gravedad y su extensión:

  • Proctitis ulcerosa: el tipo más leve; inflamación limitada en el recto.
  • Rectosigmoiditis o colitis izquierda: afecta al recto y al colón sigmoideo. Pueden presentar el 40-45% de los casos.
  • Colitis extensa: se extiende desde el recto hasta el ángulo hepático, incluyendo el colón transverso.
  • Pancolítis: Afecta a todo el colón. Afecta al 10% de los casos.

En cuanto al tratamiento debe de ser individualizado y dependerá de la gravedad y extensión en cada caso. Farmacológicamente el tratamiento actuará disminuyendo la inflamación del intestino, los usados son:

  • Aminosalicilatos: estos incluyen fármacos que contienen 5-aminosalicilico (5-ASA).
  • Corticoides: usados ocasionalmente durante un brote moderado/grave. (hidrocortisona, prednisona, metilprednisona…). Si se usan durante mucho tiempo, se producen muchos efectos secundarios que pueden producir malestar en los pacientes.
  • Inmunomoduladores: como la ciclosporina, mercaptopurina, metotrexato…
  • Terapias biológicas (infliximab, adalimumab, golimumab, certolizumab y vedolizumab).
  • Antibióticos: en el caso de infección.

En aquellos pacientes que no responden al tratamiento y/o con complicaciones, puede ser necesario una intervención quirúrgica, con el fin de extirpar todo el colón y el recto o solamente la porción afectada. La cirugía suele ser curativa.

Dependiendo de la bibliografía consultada el porcentaje de pacientes que precisan intervención quirúrgica varía entre un 20-25% y un 30-40%.

Se suele recomendar la cirugía a pacientes con:

  • Colitis refractaria.
  • Megacolon tóxico.
  • Perforación.
  • Hemorragia masiva.
  • Cáncer o displasia.

En el momento de practicar una intervención quirúrgica se estudiara bien el caso, determinando que procedimiento es más adecuado. Hay diferentes cirugías, dependiendo del tipo de resección:

  • Proctocolectomía total: Extirpación completa de colon y recto, con la creación de una ileostomía.
  • Proctocolectomía con anastomosis ileoanal: Se extirpa colon y recto. Anastomizando el íleon y ano, creando un reservorio ileoanal.
  • Colectomia con anastomosis ileorectal: Se extirpa colon, dejando el recto que se anastomosa a íleon..

Aunque la cirugía suele ser curativa, no están exentas de complicaciones; como infecciones.

En pacientes con CU, es importante un control estricto de su dieta, así como de su estilo de vida, para evitar brotes. Enfermería será una figura que proporcione soporte a este tipo de pacientes, que deberán alcanzar un nivel óptimo de autocuidados para favorecer su calidad de vida.

Caso Clínico:

Durante nuestro turno en planta de digestivo de hospital general, nos ingresa: S.A.B es un paciente de 34 años, diagnosticado de colitis ulcerosa desde hace 10 años. Al inicio, la enfermedad era muy leve, en 3 años no requirió ningún ingreso hospitalario. Pero con el tiempo la situación fue agravándose, siendo frecuentes los ingresos, presentando abundantes rectorragias, que le hacían presentar anemia de manera habitual, dolor abdominal, diarreas abundantes con restos sanguíneos, pérdida de peso, cansancio y aspecto caquéxico. En los últimos 6 meses apenas come, porque teme que algún alimento le provoque nuevo brote. Además dice de no poder conciliar el sueño por las noches, durante un tiempo uso tratamiento homeopático para intentarlo pero no lo consiguió, y se niega a tomar otro tipo de pastillas.

Actualmente se encuentra desempleado desde hace 2 años, previamente trabajaba como operario en una empresa automovilística. Lleva 3 años sin salir fuera de su ciudad porque con su situación «no se fía».

Ingresa por nuevo brote, aunque esta vez no cursa con rectorragia sino con abundantes diarreas acuosas.

A su llegada, el paciente porta vía periférica 18G canalizada en urgencias en antebrazo derecho, por el que se le administra sueroterapia. Sin alergias conocidas. No hábito alcohólico, pero si fumador (10 cigarros al día). Se encuentra afebril. Hermodinámicamente estable con tendencia a hipotensión. El paciente se encuentra consciente y orientado, muy apático y poco colaborador.

Tras media hora, volvemos a visitar al paciente que acompañado de su madre, manifiesta estar desesperado, no puede más con la situación, frustrado por no poder llevar una vida normal ya que según él cualquier alimento o actividad fuera de lo habitual lo llevan directo al ingreso.

Tras salir al pasillo, su madre viene tras nosotros diciéndonos que su situación clínica en estos momentos no le preocupa ya que otras veces ha estado peor; pero sí que está preocupada por el estilo de vida que lleva su hijo, nos cuenta que no es el ritmo de vida que lleva un adulto de 34 años, se encuentra muy aislado, apenas se relaciona con sus amigos, se mudó de nuevo a casa de sus padres y dejo a su pareja.

Valoración por necesidades de Virginia Henderson:

  1. Oxigenación: Sin manifestaciones de independencia. Mantiene buena oxigenación sin precisar oxigenoterapia de refuerzo.
  1. Hidratación y nutrición: Con manifestaciones de dependencia ya que es preciso rehidratación IV, tras la pérdida evidente de líquido corporal debido a las abundantes deposiciones diarreicas. También es preciso orientar al nuestro paciente sobre qué alimentos puede ingerir sin miedo a sufrir brotes.
  1. Eliminación: Manifestaciones de independencia parcialmente, paciente continente, pero que precisa intervención sanitaria hasta el cese del brote diarreico.
  1. Moverse y mantener postura adecuada: Sin manifestaciones de independencia. El paciente se mueve perfectamente.
  1. Dormir y descansar: Con manifestaciones de dependencia. El paciente no es capaz de conciliar el sueño durante las noches.
  1. Vestir y desvestir: Sin manifestaciones de independencia.
  1. Termorregulación: Sin manifestaciones de independencia.
  1. Mantener higiene corporal: Sin manifestaciones de independencia.
  1. Evitar los peligros del entorno: Sin manifestaciones de independencia.
  1. Comunicación: Sin manifestaciones de independencia. Aunque el paciente no es colaborador, es capaz de expresarse cuando él quiere.
  1. Valores y creencias: Se desconocen datos.
  1. Autorrealización: Con manifestaciones de dependencia. El paciente lleva 2 años desempleado y no se ve capaz de iniciar el proceso para conseguir un nuevo empleo. Además, dice estar desesperado con su situación, ya que le gustaría llevar una vida más normal.
  1. Ocio: Se desconocen datos. No sale de su ciudad desde hace 3 años.
  1. Aprendizaje: Con manifestaciones de dependencia. Es preciso reorientar al paciente sobre su situación, intentado que aprenda los autocuidados para evitar nuevos brotes y por consiguiente normalizar su vida.