Inicio > Enfermería > La actividad física en niños asociada a las enfermedades cardiovasculares

La actividad física en niños asociada a las enfermedades cardiovasculares

La actividad física en niños asociada a las enfermedades cardiovasculares

En la actualidad, como factor de riesgo principal de enfermedades cardiovasculares, elevada morbilidad y repercusión socioeconómica, se considera la falta de actividad física 1,2.

Victoria Marco Benedí: enfermera y nutricionista en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.

Sonia Sancho Salazar: enfermera en el Hospital General de la defensa de Zaragoza.

Andrea Santisteban Zamora: enfermera en el Hospital Clínico Lozano Blesa de Zaragoza.

Lorena Castellot Perales: enfermera en el Hospital Infantil de Zaragoza.

Beatriz Sánchez Lomba: enfermera en el Hospital San Jorge de Huesca.

Palabras clave: actividad física, obesidad, enfermedad cardiovascular

Key words: physical activity, obesity, cardiovascular disease

RESUMEN

Se ha observado que está relacionado con la obesidad, hipertensión, infarto cerebrovascular, diabetes mellitus tipo 2 y disminución de las partículas HDL (lipoproteínas de alta densidad). Cada vez más, los niños y adolescentes se decantan por estilos de vida menos saludables, suelen realizar actividades sedentarias y esto conlleva a un aumento de peso y por lo tanto de la grasa corporal. Con el tiempo, serán más vulnerables a desarrollar enfermedades cardiovasculares prematuras al llegar a la edad adulta1.

SUMMARY

Currently, as a major risk factor for cardiovascular diseases, high morbidity and socioeconomic impact, the lack of physical activity is considered. It has been observed that it is related to obesity, hypertension, cerebrovascular infarction, diabetes mellitus type 2 and decrease of HDL particles (high density lipoproteins). Increasingly, children and adolescents decide for less healthy lifestyles, tend to perform sedentary activities and this leads to an increase in weight and therefore body fat. Over time, they will be more vulnerable to developing premature cardiovascular diseases when they reach adulthood1.

  1. ACTIVIDAD FÍSICA Y OBESIDAD

En los últimos 40 años, la obesidad se ha declarado por la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la AHA (American Heart Association), como una epidemia mundial y se ha triplicado más específicamente en niños y adolescentes3. Además, se ha observado que en España, un 46% de la población no realiza ejercicio físico3,4.

La actividad física es esencial para evitar en un futuro, un aumento de la masa grasa, disminución de la masa magra y por ello la aparición de enfermedades cardiovasculares. Porque se ha comprobado que aquellos niños que practican más ejercicio físico, mantienen un peso adecuado y menor adiposidad4. Sería necesario por tanto, establecer estrategias en políticas de salud pública para adoptar estilos de vida saludables y disminuir en las familias el sedentarismo5. También desarrollar planes de cambios en las dietas poco saludables y fomentar la alimentación baja en grasas saturadas e hidratos de carbono simples4. Sería conveniente además ahondar en los marcadores genéticos en niños y adolescentes, ya que nos darían respuesta a la prevención del sobrepeso y obesidad5. En la actualidad la OMS y la AHA, han considerado el ejercicio físico, como medida de prevención para la obesidad, hipercolesterolemia, cardiopatía isquémica e hipertensión6.

1.1- Autocuidado y capacidad cardiovascular.

        La capacidad cardiovascular (CCV), muestra el estado fisiológico y como se encuentran los aparatos cardiovascular y respiratorio, en cuanto su adaptación con el ejercicio prolongado. Actualmente se precisan de cuestionarios de actividad física para conocer la actividad física diaria que realizan los niños y adolescentes. En España, se aplica el test de de Course-Navette (capacidad aeróbica máxima, valor de referencia para la población adolescente española), mediante el cual se puede establecer que situarse en un percentil 5, hay alta probabilidad de tener un evento cardiovascular en un futuro7. Pero debido a algunas limitaciones, conocer el peso y talla, circunferencia abdominal, pliegues cutáneos, perfil lipídico, y la presión arterial, son todavía determinantes para ello7,8. La educación será imprescindible en las etapas iniciales de la vida, para fomentar estilos de vida saludables y los autocuidados, mediante ejercicio físico, manejo del estrés emocional, y una alimentación basada en la dieta mediterránea6.

1.2. Enfermedad cardiovascular en niños y adolescentes.

Mediante los reconocimientos cardiológicos de los niños y adolescentes, donde se valoran antecedentes familiares y personales, actividad física realizada, exploración física electrocardiograma (ECG) de reposo y prueba de esfuerzo, y un cuestionario detallado se pueden diagnosticar enfermedades cardiovasculares9,10. Algunas sociedades deportivas americanas, como la AHA, han clasificado el ejercicio físico en cardiopatías: Sanos (sin tener factores de riesgo ni enfermedad), riesgo bajo-leve (aquellos que necesitan revisión médica por patología cardiovascular estables), riesgo medio-moderado (Clase III NYHA, clase funcional < 6 METS, descenso de la PA sistólica con el ejercicio, historia de parada cardiaca previa, necesitan de supervisión médica) riesgo alto-grave (aquellos niños que están limitados a las actividades de la vida diaria y su patología es inestable) 9.

  1. RECOMENDACIONES DE ACTIVIDAD FÍSICA

        Se ha establecido por The European Youth Heart Study, que realizar actividad física durante 30 min diarios, supone un consumo de 1.000 kcal/semana, considerada dentro de actividad moderada-intensa (≥ 4 MET) y por ello una capacidad cardiovascular alta. Cuanto más intenso es el ejercicio mayor es la CCV. Como medida para la prevención de la obesidad y disminución de la incidencia de factores de riesgo cardiovascular, deberían de realizar al menos 1 hora diaria10.

Por otro lado, establecer normas para aquellos niños con cardiopatías de forma individualizada por los especialistas en cardiología. Se han clasificado en benignas, donde no es necesaria su limitación; leves, pueden desarrollar competiciones moderadamente intensas;  moderadas, y severas o graves: en las que se restringe la competición. Para ello deben de valorarse mediante una prueba de esfuerzo a intensidad máxima. Es imprescindible la comunicación por parte de todo el entorno del niño, tanto familiar como profesional11.

OBJETIVOS

Si la intervención es en la etapa de la niñez, se puede evitar el desarrollo de los factores de riesgo. Los niños no son personas independientes y por ello necesitan ayuda y participación de los adultos. Desde los colegios pueden detectarse e implantarse medidas de intervención para mejorar la calidad de vida de estos pacientes, por ejemplo realizando actividades  deportivas extraescolares. Desde enfermería, es clave la promoción de los estilos de vida saludables mediante campañas en colegios o centros de salud10,11. En España los normogramas pueden servir como ayuda a la detección de inactividad física. Pero sin duda, los padres deben servir de ejemplo de los pequeños desde etapas iniciales de la vida mediante estilos de vida saludables10.

CONCLUSIONES

Los beneficios de realizar actividad física en todos los ámbitos tanto físico como psíquico, son evidentes.  Como hemos visto, la detección y prevención de las enfermedades cardiovasculares deben iniciarse en la infancia. Con ello conseguiremos asociar la práctica de la actividad física también en la vida adulta. Si los adultos promocionan dichas actividades será más fácil la participación de los ni­ños y los adolescentes. Actualmente, los niños con alguna patología cardiaca, pueden realizar ejercicio, pero dependerá tanto de los profesionales, como de los padres, tutores y entrenadores. Se tienen que establecer recomendaciones dependiendo del grado de gravedad de la patología. Cuando los profesionales sanitarios y el entorno familiar del niño, comiencen a darse cuenta de lo beneficioso que es practicar actividad física se adquirirán medidas favorables de actuación en nuestros niños y adolescentes.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Actividad física y factores de riesgo cardiovascular de niños españoles de 11-13 años Alfredo Cordovaa, Gerardo Villab, Antoni Suredad, José A. Rodriguez-Marroyob, y Marı´a P. Sánchez-Collado. Rev Esp Cardiol. 2012; 65(7):620–626.
  2. Brotons C, Ariño D, Borrás I, et al. Evaluación de la eficacia de un programa integral de prevención secundaria de la enfermedad cardiovascular en atención primaria: estudio PREseAP. Aten Primaria. 2006; 37(5):295-8
  3. Alconero Camarero A.R, Casaus Pérez M, Iglesias Martín R, et al. El corazón de los jóvenes. Enferm Cardiol. 2006; XIII (38): 13-18
  4. Dra. Ximena raimann t. (1), dr. Francisco verdugo m. (1) actividad física en la prevención y tratamiento de la obesidad infantil physical activity in the prevention and treatment of childhood obesity [rev. Med. Clin. Condes – 2011; 23(3) 218-225]
  5. Martínez-Gómez D, C. Eisenmann J, Gómez-Martínez S, Veses A, Marcos A, Oscar L. Veiga. Sedentarismo, adiposidad y factores de riesgo cardiovascular en adolescentes. Estudio AFINOS. Rev Esp Cardiol.2010; 63(03):277-85.
  6. Tenahua Quitl I, Landeros Olvera E, Linares Fleites G, Grajales Alonso I. Capacidades y acciones de autocuidado en personas con factores de riesgo cardiovascular. Enferm Cardiol. 2007; 14(41):19-24
  7. Ortega F. B, Ruiz J. R, Castillo M. J, Moreno L. A, González-Gross M, Wamberg J, Gutierrez A, Grupo AVENA. Bajo nivel de forma física en los adolescentes españoles. Importancia para la salud cardiovascular futura (Estudio AVENA). Rev Esp Cardiol. 2005;58(8):898-909
  8. Ortega FB, Ruiz J, et al. Los adolescentes físicamente activos presentan una mayor probabilidad de tener una capacidad cardiovascular saludable independientemente del grado de adiposidad. The European Youth Heart Study*. Rev Esp Cardiol. 2008; 61(2):123-9
  9. Moreno Pascual C. Examen de aptitud deportiva. Pediatr Integral 2008; 12(8):781-790
  10. Elosua R Actividad física. Un eficiente y olvidado elemento de la prevención cardiovascular, desde la infancia hasta la vejez. Rev Esp Cardiol. 2005; 58(8):887-90
  11. Boraita Pérez A, Baño Rodrigo A, Berrazueta Fernández J, et al. Guías de práctica clínica de la Sociedad Española de Cardiología sobre la actividad física en el cardiópata Sociedad Española de Cardiología. Rev Esp Cardiol 2000; 53: 684-726)
  12. Alconero Camarero A.R, Casaus Pérez M, Iglesias Martín R, et al. El corazón de los jóvenes. Enferm Cardiol. 2006; XIII (38): 13-18