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Tratamiento de heridas y úlceras: la miel como alternativa natural

Tratamiento de heridas y úlceras: la miel como alternativa natural

El objetivo principal de este artículo es llevar a cabo una búsqueda bibliográfica para conseguir información acerca de los beneficios del uso de la miel en el ámbito clínico, y más concretamente en el tratamiento de heridas y úlceras.

AUTORES:

Judit Vera Bailón (Graduada en Enfermería).

Natalia Sánchez Gallego (Graduada en Enfermería).

Pablo Solana Clemente (Graduado en Enfermería).

INTRODUCCIÓN:

El consumo de miel por parte del ser humano se ha producido a lo largo de toda la historia. Ha sido utilizada en innumerable cantidad de platos, bebidas e incluso como agente edulcorante. Desde tiempos antiguos se ha conocido la miel por sus grandes valores nutricionales y terapéuticos.

Su producción se da alrededor de todo el mundo. El principal componente son los hidratos de carbono presentes en forma de monosacáridos, glucosa, fructosa y disacáridos, maltosa, isomaltosa, maltulosa y turanosa que son los responsables de su sabor dulce. Además contiene oligosacáridos, aminoácidos, vitaminas y antioxidantes por lo que es comúnmente usada por sus propiedades como agente antiinflamatorio, antioxidante, antibiótico, antifúngico y hepatoprotector existiendo de todo esto evidencia científica.

Hay alrededor de 320 variedades de miel distintas procedentes de distinto tipo de flores lo que da lugar a cambios tanto en sus propiedades organolépticas como en sus propiedades terapéuticas debido a los cambios de su composición.

RESULTADOS:

Las curas a base de miel se han usado en la práctica clínica para tratar diferentes tipos de enfermedades durante siglos. En su uso como vendaje para el tratamiento de heridas la miel proporciona un micro-ambiente húmedo con propiedades antimicrobianas, reduce la inflamación y el exudado, favorece la angiogénesis, y la formación de tejido de granulación, estimula la síntesis de colágeno, facilita el desbridamiento y acelera el proceso de epitelización de la herida.

Los resultados de diferentes estudios sugieren que las curas a base de miel son más efectivas en cuanto a la reducción del tiempo de curación y de limpieza de las heridas aumentando el aclaramiento bacteriano en diferentes periodos del tratamiento de las heridas comparándolas con las curas control evaluadas.

¿Cuáles son sus propiedades y a qué se deben?

El principal beneficio que aporta la miel a la hora del tratamiento de las heridas se debe a su capacidad antimicrobiana.

Algunos tipos de miel proporcionan efectos antibióticos de amplio espectro frente a algunos patógenos resistentes a los antibióticos.

Existe evidencia científica de la actividad de la miel contra un amplio espectro de bacterias gram-positivas y gram-negativas.

La actividad antibacteriana de la miel se ha demostrado “in vivo” obteniendo resultados en los que las heridas infectadas tratadas con miel  se vuelven estériles en 3 a 6 días después del inicio del tratamiento.

Las sustancias de alta osmolaridad como la miel, el azúcar y las pastas de azúcar inhiben el crecimiento bacteriano porque las moléculas de azúcar “atan” las moléculas de agua por lo que las bacterias no tienen suficiente cantidad de agua para continuar con su crecimiento.

Cuando la miel se usa en apósitos, o soluciones, debido al  exudado de la herida se reduce la osmolaridad de la misma hasta un nivel en el que deja de controlar la infección, especialmente si las heridas están infectadas con estafilococo áureo.

Aun en situaciones en las que la osmolaridad se reduce hasta niveles en los que se inhibe su actividad, las curas con miel siguen garantizando la esterilidad de la misma debido a otros mecanismos antimicrobianos que posee.

Se cree que la propiedad antibacteriana de la miel se debe a la presencia de peróxido de hidrógeno en su composición ya que se genera por la acción de la enzima glucosa oxidasa que las abejas obtienen del néctar.

Diferentes tipos de néctar proporcionan diferentes componentes antibacterianos derivados de las diferentes plantas, lo que explica las variaciones en la capacidad antibacteriana de los distintos tipos de mieles.

En la práctica clínica el uso del peróxido de hidrógeno como agente antiséptico no se considera muy exitoso, sin embargo en el caso de la miel el peróxido de hidrógeno se libera de una manera muy controlada, porque se presenta en la concentración justa y suficiente ya que en concentraciones mayores causa daño celular en los tejidos.

La miel libera de manera eficaz el peróxido de hidrógeno ya que la enzima que lo produce sólo se activa cuando la miel se diluye con el exudado liberándolo a lo largo de las siguientes 24 horas.

Además la miel tiene altos niveles de agentes antioxidantes que protegen el tejido de las heridas de los radicales de oxigeno que pueden ser causados por el peróxido de hidrógeno.

Cabe también destacar la capacidad desodorizante de la miel ya que es de gran utilidad en el tratamiento de las heridas.

El mal olor se produce por la aparición de amonio y aminas que se producen cuando las bacterias metabolizan los aminoácidos a partir de las proteínas en los tejidos necróticos de las heridas.

Las bacterias prefieren usar las altas concentraciones de glucosa proporcionada por la miel antes que los aminoácidos resultando en la producción de ácido láctico en vez de compuestos de mal olor.

Aunque aún no se ha podido explicar el mecanismo que lo produce, la miel también posee propiedades desbridantes. Es probable que esta actividad se deba al ambiente húmedo que proporciona la cura con miel. Otra posibilidad es el desbridamiento enzimático debido a la activación de proteasas en los tejidos de las heridas generados por el peróxido de hidrógeno presente en su composición.

Las curas a base de miel han sido usadas con mayor frecuencia para el tratamiento de  pacientes con quemaduras aunque también han mostrado resultados favorables en pacientes con úlceras diabéticas, úlceras por presión y heridas quirúrgicas, mostrando sus mejores resultados en heridas por vulvectomía.

¿Cómo se lleva a la práctica el uso de la miel en los vendajes y apósitos?

El uso de la miel en el ámbito clínico en España, a pesar de estar demostrados sus beneficios, no está muy extendido debido a la dificultad en su aplicación. Para solucionarlo en los últimos años han aparecido en el mercado diferentes opciones de apósitos y soluciones a base de miel de fácil aplicación, como gasas impregnadas y tubos de miel de fácil aplicación.

Para optimizar el tratamiento es necesario seguir unas pautas:

  • Por cada cura se debe usar un mínimo de 30ml de miel impregnados en una gasa y protegidos a su vez por un apósito oclusivo secundario para evitar paso del exudado al exterior.
  • La frecuencia del cambio de la cura varía dependiendo de la rapidez con la que el exudado de la herida diluya la miel aplicada.

Por lo general se necesita el cambio diario de las curas aunque se puede extender hasta un periodo de tres días dependiendo del tipo de herida que se trate.

  • Es necesario que la miel utilizada en la curación de heridas se someta a procesos de esterilización como la radiación gamma para garantizar su uso seguro en el tratamiento sin alterar sus propiedades.
  • Cabe destacar que en ningún caso el tratamiento con miel debe sustituir al tratamiento antibiótico pautado por los profesionales médicos.

CONCLUSIONES:

La miel se ha usado como tratamiento de diferentes enfermedades a lo largo de la historia y en diferentes culturas. Aunque algunos de su mecanismos de acción no estén aun identificados existe suficiente evidencia científica para avalar su uso beneficioso en el tratamiento de heridas de deferentes orígenes.

El uso en España no está extendido pero se trata de una práctica habitual en otros países como Reino Unido, se trata de una opción natural y asequible que proporciona muy buenos resultados.

En necesario recalcar que a pesar de su gran actividad antibacteriana en ningún caso debe sustituir al tratamiento antibiótico recetado.

BIBLIOGRAFÍA:

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