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Parto inminente, manejo de enfermería

Parto inminente, manejo de enfermería

El parto es la culminación del proceso de embarazo en la mujer, que puede acontecer de manera más o menos programada, incluso llegando a la falta de control forzándose en ocasiones una actuación extrahospitaliria de urgencia.

AUTORES

Manuel Jesús García Sánchez – Graduado en enfermería.

Roberto Fuentes Viñuales – Graduado en enfermería.

Diana Modrego Iranzo – Graduado en enfermería.

Javier Luis Zamora Landa – Graduado en enfermería.

Francisco Berni Mohedano – Graduado en enfermería.

Alberto Monterrubio Alejandre – Graduado en enfermería.

PALABRAS CLAVE

Parto, inminente, urgencia, extrahospitalario, obstetricia

INTRODUCCIÓN

En la actualidad es difícil encontrarse con partos inesperados en países desarrollados debido al control que hay en todo momento sobre la salud de la madre y el feto en todo el proceso. Eso no implica que los profesionales sanitarios de la Enfermería no estén preparados para ello, reduciendo los riesgos, reconociendo signos y síntomas básicos, fases del parto, atendiendo a la madre, al niño, y proporcionando los cuidados y seguridad necesarios con los medios disponibles en ese momento.

ETIOLOGÍA

Existen posibles causas o circunstancias que pueden desencadenar un parto de urgencia extrahospitalario, tal que: madres que previamente tuvieron partos inesperados, multíparas con carencias o falta de conocimientos, aquellos que acontecen en zonas de áreas rurales que implican dificultades de atender, asociada a un menor control prenatal, al estado de estrés-ansiedad, situaciones traumáticas, o incluso provocados por necesidades o carencias de la madre sociales o afectivas que le hacen disimular estar embarazadas, llegando hasta el final del embarazo sin ningún tipo de cobertura y control.

MANIFESTACIONES CLÍNICAS

Estudios demuestran de la importancia de  conocer  por parte del equipo sanitario las actuaciones y situaciones de riesgo, ya que mediante una formación adecuada se pueden variar los parámetros a más favorables fácilmente. Una de las partes principales para el enfermero es diferenciar desde el comienzo del proceso del parto y sus fases hasta su finalización, incluyendo los momentos posteriores del alumbramiento, por ello, en base a  los signos y síntomas se diferenciaran las necesidades y urgencia de actuación en del paciente en cada momento.

Los que se enumeran en un enfermero son valorables u observables en la mayoría de los casos sin necesidad de medios mecánicos o tecnológicos, marcándonos las etapas o momentos de actuación de un modo preciso.

Preparto o Pródromos

  • Duración indeterminada
  • Secreciones vaginales
  • Contracciones de Braxton Hicks, aumento en número, duración e intensidad.
  • Borramiento del conducto cervical, modificación del cérvix

Dilatación

  • Progresión de borramiento, dilatación cervical y en etapa activa sobre 1cm/h
  • Descenso y presentación
  • Contracciones uterinas dolorosas desde los 5 minutos a la fase de expulsión de cada 2-3 minutos.
  • Final de esta etapa hasta 5cm de dilatación cervical
  • Etapa de 10-12 horas

Expulsivo

  • Dilatación cervical completa, 10cm
  • Feto pasa por canal del parto
  • Comienzo del mecanismo del parto, movimientos cardinales y expulsión completa

Alumbramiento

  • Expulsión de la placenta y membranas
  • Contracción tónica en intensa del útero, favorece hemostasia
  • Perdida hemática de unos 500 ml

ACTUACIÓN DE ENFERMERÍA

El parto y todo lo que conlleva es una acción compleja y especial por la intervención de la madre como actor principal a la propia consecución de todos los procesos fisiológicos hasta dar a luz. Deberemos en todo momento dar seguridad y confianza a la madre, tener en cuenta el entorno y los medios que disponemos.

En primera instancia se debe de observar y considerar, y en caso de que fuera posible, ante una necesidad de actuación escoger siempre como primera opción la hospitalaria o un espacio  donde pueda recibir la paciente una asistencia integral en todo momento.

Si finalmente  la asistencia debe de efectuase de modo inminente o de urgencia, se observará el entorno y preservará la seguridad en todo momento, manteniendo la integridad de la madre y del equipo, evitando todo peligro o riesgo inicial o futuro, consiguiendo minimizarlos por el principal motivo del no estar en las condiciones ideales para ser asistidos.

El ambiente, debe de ser lo más cálido para mantener la temperatura, ya que además de la madre, el niño tendrá una necesidad de calor constante, será necesario ayudarle a mantenerlo con el menos esfuerzo posible, la hipotermia es una de las principales complicaciones. Además es importante ser celosos de guardar la intimidad, siendo otro componente fundamental para el buen desarrollo del parto y el bienestar de la madre.

Será muy importante valorar el estado físico, pero no dejaremos en ningún momento de asistir a la gestante respecto a una atención de apoyo psicológico permanente, y así rebajar la ansiedad, los miedos y estrés  que genera dar a luz, prestando mayor atención a las primigestantes, o aquellas que refieren algún tipo de miedo o sensación de incapacidad. Dándole la confianza, seguridad e información que precise en todo momento. El momento de contracciones para expulsar al bebe se le animará, con un apoyo firme y con confianza, incluso indicándole que no grite y respire para que el esfuerzo expulsivo sea más eficiente.

La comodidad y la postura se debe de tenerse en cuenta a cada momento, siempre será lo más cómoda posible para la madre sin poner en riesgo al bebe, siendo aconsejable en supino o de litotomía para el equipo asistencial, ya que el acceso y la observación es más fácil que en otras, se facilitará si fuera necesario suplementos o medios mecánicos para poder mantener con el menor esfuerzo la postura tal que cojines, almohadas, etc.

Respecto a la temperatura se dispondrá de mantas y ropa de cama, siempre limpia y seca para arroparles, cuando finalice la etapa de expulsión él bebe debe de estar en el regazo de la madre, porque tiene muy poca capacidad de generar calor y no puede retenerlo perdiéndolo rápidamente. La temperatura óptima debe estar entre 34 – 37 º, aunque estar con la madre siempre será la mejor opción porque regulará su propio calor como mecanismo para mantener la temperatura del recién nacido, se tapará al bebe y sobre todo la parte de la cabeza. Es muy importante y está de la mano de una buena profesional tener en cuenta de no dejar que nunca estén en una corriente de aire, apoyados sobre superficies frías, o en ambientes o cubiertos con ropa de cama húmeda.

En caso de tener acceso a material o medios sanitarios se preparará y se revisará si está en condiciones de uso con la mayor previsión posible. Si se dispone de  guantes estériles se usarán como medida de seguridad para el propio profesional y los atendidos en todo el proceso.

Se tomarán las constantes vitales, de modo lo más regularmente posible y ante cualquier signo o cambio aparente observado, anotando lo observado, valor si lo hubiera y hora. Estos datos y lo que se aporte posteriormente de cómo ha sido la actividad del parto, siendo las más importantes la duración y cualquier tipo de complicación. Se realizará también a ser posible una recopilación de datos personales, hereditarios, antecedentes o cualquier información relevante para añadir al informe que se facilitará para el centro hospitalario o el equipo paramédico que dé traslado.

Cuando llegue el proceso expulsivo, en el momento que se observe la parte superior del cráneo por la zona perineal se debe de retirar toda ropa o impedimento para facilitar la salida feto o cualquier tipo de intervención. El mecanismo del parto es pasivo, lo que implica que se adaptará fisiológicamente la madre y los movimientos del feto para su consecución. Posteriormente se limpiará la piel de la superficie del rostro y las secreciones, si es posible siempre con medios estériles y nunca se tirará del bebe forzando la salida. En caso de que el cordón umbilical esté enrollado al cuello se separará con los dedos impidiendo que el bebé sufra, hay que recordar que todavía vive a través del mismo. Se mantendrá la cabeza y sujetarán las nalgas si fuera necesario en la salida, pero simplemente como apoyo y sin tensionarlos, reiterando que nunca de debe traccionar.

Cuando se produce la salida del feto es necesario conocer signos, realizar comprobaciones y efectuar unas atenciones necesarias, con ellas se conseguirá que fuera del vientre él bebe se encuentre bien o tenga menos dificultades:  en primer lugar la nariz y la boca deben de llegar a estar libres lo antes posibles para que el líquido que inundaba los pulmones salga y no se golpeará nunca en la espalda, sería suficiente ponerlo boca abajo agarrándolo de las piernas para estimular la respiración. Sobre todo es muy importante observar el cambio de color en la piel de las extremidades de un tono azulado a rosado en los primeros minutos, si no respira o respira con dificultad, realizaremos un boca a boca soplando suavemente, tapando la nariz y la boca a la vez completamente. En un periodo de 30 minutos la madre expulsará la placenta por ella misma no debiendo de traccionar, tendremos en cuenta que durante el último periodo la pérdida hemática  es de unos 500 ml, si existe hemorragia no cesante se les deberá trasladar inmediatamente portando la placenta para análisis de la misma.

Otras medidas en los momentos posteriores comienzan con la toma de contacto de la madre con el bebé, desde el primer momento se deben de mantener piel con piel, siendo esta técnica recomendada por la mayoría de instituciones y  organismos, favoreciendo  la lactancia, la termorregulación  y el vínculo afectivo. No se debe de lavar al bebe, ya que tiene una capa natural como una especie de grasa en la piel  que tiene propiedades antimicrobianas y antioxidantes protectores de la piel. Se debe tener en cuenta que la madre necesita un periodo de adaptación y la primera etapa instantes después del parto se entiende siempre como de aceptación y de dependencia, manifestando actitudes pasivas y dependientes.

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