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Tecnología NBI en ORL

Tecnología NBI en ORL

Se conoce por NBI o “Narrow Band Imaging” a la tecnología óptica que mejora la detección de los carcinomas escamosos de cabeza y cuello mediante el empleo de filtros de luz de banda estrecha.

Resumen

Permite seleccionar dos tipos de haces de luz cuya longitud de onda coincide con el pico de absorción máxima de la hemoglobina y que pueden penetrar en los tejidos.

Durante el desarrollo tumoral tiene lugar una angiogénesis temprana que provoca cambios en la microvascularización. La luz NBI es útil para identificar vasos superficiales y patrones angiogénicos, lo que puede ayudar en el diagnóstico precoz de un proceso neoproliferativo.

En el presente artículo se explica el fundamento de esta técnica endoscópica y sus posibles aplicaciones en el área de cabeza y cuello.

Palabras clave

Imagen de banda estrecha, diagnóstico precoz; endoscopia, neovascularización patológica, neoplasias de cabeza y cuello.

Keywords

Narrow band imaging; early diagnosis; endoscopy; pathologic neovascularization; head and neck neoplasms.

Autores

Loreto Callejo Goena (Servicio de Otorrinolaringología, Complejo Hospitalario de Navarra, Navarra).

Revisión

La tecnología óptica NBI consiste en aplicar un filtro a la luz blanca que permite seleccionar haces de luz con dos longitudes de onda específicas que se corresponden con los picos de absorción máxima de la hemoglobina. Cuando la luz NBI incide sobre los tejidos, los vasos sanguíneos (al contener hemoglobina) la absorben, mientras que la mucosa circundante la refleja, obteniendo una imagen de gran contraste de la superficie mucosa. Los haces de luz seleccionados pueden penetrar en los tejidos, variando la profundidad de penetración según su longitud de onda (a mayor longitud de onda, mayor profundidad de penetración): los de longitud de onda más corta (415 nm, luz azul) se absorben por los vasos superficiales (redes capilares) de la mucosa, y los de longitud de onda más larga (540 nm, luz verde) penetran más, siendo absorbidos por vasos más profundos de la mucosa y/o submucosa.

Como ya hemos comentado, al aplicar la luz NBI los vasos sanguíneos la absorben y la mucosa la refleja. El reflejo es captado por un chip CCD (charge-coupled device) y un procesador de imagen crea una imagen compuesta en color, reproducible en un monitor. En la imagen procesada, los capilares superficiales aparecen en color marrón y los vasos más profundos en color cian, destacándose por tanto las estructuras vasculares sobre la superficie tisular.

Actualmente es posible el cambio de la luz blanca a la luz NBI durante una exploración endoscópica con un videonasolaringoscopio con sólo apretar un botón. La luz NBI se puede emplear también con endoscopios rígidos para realizar exploraciones en consulta o bajo anestesia general en quirófano.

El empleo de la endoscopia con luz NBI permite apreciar cambios vasculares superficiales y patrones de neoangiogénesis tumoral de forma precoz, debido a que los tumores inducen angiogénesis. Desde que se desarrolló en 1999, la luz NBI ha sido ampliamente utilizada en la detección temprana de tumores de distintas localizaciones, como por ejemplo el tracto gastrointestinal, el árbol bronquial, el tracto urogenital… permitiendo identificar y clasificar la naturaleza de las lesiones mediante su patrón vascular. En cabeza y cuello el uso de NBI se inició en 2004.

Inoue et al. describieron la estructura vascular superficial normal de la mucosa esofágica, destacando los vasos ramificados en el plano horizontal, de los cuales se originan vasos oblicuos más pequeños, que posteriormente, discurriendo perpendicularmente por la lámina propia, terminan formando las asas capilares intrapapilares (IPCLs). Esta estructura y sus patrones vasculares alterados resultan similares a los observados en el tracto faringolaríngeo.

En condiciones normales, empleando luz NBI para explorar el tracto aero-digestivo superior observaremos vasos longitudinales, delgados, con sucesivas ramificaciones cuyo calibre va disminuyendo, siendo las IPCLs no visibles.

Por el contrario, las lesiones sospechosas de malignidad aparecerán como manchas marronáceas (por la mayor densidad de vasos en la capa superficial de la mucosa) con un punteado irregular (que se corresponde con anomalías vasculares: calibre irregular, dilataciones, tortuosidad y formas variables, indicativas de la pérdida de la formación ramificada vascular y de IPCLs anormales). Por tanto, típicamente una lesión sospechosa aparecerá como una mancha marronácea bien delimitada con gruesos puntos oscuros irregulares y/o vasos enrollados. Sin embargo, se debe tener en cuenta que las distintas sublocalizaciones anatómicas que componen la vía aero-digestiva superior tienen sus particularidades a nivel histológico, y pueden presentar características diferentes, variando así los patrones vasculares.

Dentro de las limitaciones de la luz NBI, cabe mencionar que las lesiones de localización submucosa no son valorables. De igual manera, para determinar la extensión en profundidad de una lesión se precisa una prueba de imagen radiológica, como la resonancia magnética nuclear (RMN) o la tomografía computarizada (TC). Asimismo, las leucoplasias pueden impedir la visualización del patrón vascular, debiendo examinar los márgenes en la periferia de la lesión. De igual manera, el moco, la saliva o el sangrado sobre la superficie mucosa pueden ocultar los patrones vasculares.

Entre sus ventajas destacan el tratarse de un método de exploración no invasivo, no precisar tinciones, resultar poco molesto para el paciente y no alargar excesivamente la exploración, siendo fácilmente aplicable en exploraciones rutinarias. No se debe olvidar sin embargo que es necesaria una curva de aprendizaje para familiarizarse con la técnica y lograr una correcta apreciación e interpretación de los patrones vasculares, etc., pudiendo conllevar inicialmente la realización de biopsias innecesarias por resultados falsos positivos durante la exploración.

Sus aportaciones son numerosas: permite definir mejor los márgenes de las lesiones, detectar lesiones no visibles con luz blanca (por ser pequeñas, superficiales…), y diferenciar in vivo la benignidad o malignidad de lesiones epiteliales o subepiteliales. De esta manera, puede considerarse como un método de “biopsia óptica”.

En la práctica clínica habitual, la endoscopia NBI puede emplearse en distintas situaciones, como por ejemplo durante el proceso diagnóstico en las exploraciones del tracto aerodigestivo superior, a nivel intraoperatorio (para una mejor delimitación de las lesiones o para explorar zonas adyacentes), durante el seguimiento periódico de pacientes tratados con quimiorradioterapia por un carcinoma de cabeza y cuello, etc. Asimismo, se puede emplear durante las exploraciones realizadas en pacientes con metástasis cervical de primario de origen desconocido.

Existen numerosos estudios que confirman la utilidad de la luz NBI durante las exploraciones del territorio ORL, reconociendo sus ventajas sobre la luz blanca y su valor en la detección temprana de tumores, a pesar de que aún hay localizaciones cuyos patrones vasculares están aún por definir y/o perfeccionar, tratándose por tanto de una herramienta prometedora aún por afinar.

Conclusión

La exploración endoscópica con NBI puede aportar información acerca de la naturaleza de las lesiones superficiales de la mucosa del tracto aerodigestivo superior. Gracias al mayor contraste que se obtiene entre los vasos y la mucosa adyacente, pueden detectarse mejor y analizarse ciertos rasgos vasculares, ayudando a diferenciar in vivo entre lesiones benignas o malignas de la superficie mucosa. Esto, aplicado en exploraciones rutinarias permite la detección más temprana de lesiones sospechosas, posibilitando diagnósticos más precoces de las neoplasias de cabeza y cuello.

Sin embargo, es precisa una curva de aprendizaje, y probablemente al iniciarse en su empleo se realicen biopsias que resulten falsos positivos durante la exploración NBI. La experiencia, unida a una mejor caracterización e interpretación de los patrones vasculares en las distintas sublocalizaciones, adecuadamente validadas, promete ser de gran utilidad para ayudar al otorrinolaringólogo en la detección precoz del cáncer de cabeza y cuello.

Emplear la luz NBI también puede mejorar la definición de los margénes tumorales durante la resección quirúrgica de una neoplasia, o ayudar en la diferenciación de cambios post-tratamiento versus lesiones sospechosas de recidiva en el seguimiento de pacientes ya tratados por un cáncer de cabeza y cuello.

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