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Movilización en el paciente encamado: objetivo y procedimiento

Movilización en el paciente encamado: objetivo y procedimiento

El movimiento es una capacidad ligada íntimamente con la vida humana. Para que una persona pueda relacionarse con el entorno es imprescindible tener la posibilidad y autonomía de moverse.

AUTORES: Eugenio Alfaro Martínez1, María Dolores Salto López 1,2.

  1. Diplomado/a universitario en Enfermería.
  2. Enfermera especialista en salud mental.

Autor principal: Eugenio Alfaro Martínez.

No existe conflicto de interés entre los autores.

Palabras clave: movilización, paciente, encamado.

  • INTRODUCCIÓN (1,2)

El movimiento es una capacidad ligada íntimamente con la vida humana. Para que una persona pueda relacionarse con el entorno es imprescindible tener la posibilidad y autonomía de moverse. La inmovilización afecta a la capacidad para desempeñar actividades de la vida diaria por deterioro de las funciones motoras, obligando a pasar gran parte del tiempo encamado.

Las razones por las que una persona se ve sufre una pérdida de movilidad son diversas. Puede deberse a efectos inherentes al tratamiento, una consecuencia de la discapacidad provocada por la enfermedad, o una reacción espontánea del paciente al sentirse enfermo.

La presencia e importancia de la inmovilidad aumenta con la edad y es más prevalente en las mujeres que en los hombres; a su vez tienen más riesgo de sufrir esta incapacidad aquellas personas con menos recursos e institucionalizadas

El cuidado del paciente encamado es llevado a cabo por un equipo multidisciplinar, la propia familia y/o cuidadores.

En un paciente encamado al tener reducida la movilidad nos podemos encontrar alteraciones en los diferentes aparatos y sistemas, las más frecuentes son:

  • Sistema nervioso. Tendremos deprivación sensorial, un mayor deterioro cognitivo, alteraciones del equilibrio y coordinación, trastornos de atención y falta de motivación.
  • Sistema respiratorio. Encontramos disminución de la capacidad vital, aumento en la producción de moco y menor reflejo tusígeno.
  • Sistema cardiovascular. Encontraremos hipotensión ortostática, disminución de la tolerancia al ejercicio, trombosis y tromboembolismos.
  • Sistema musculoesquelético. Aparecerá debilidad muscular, atrofia por desuso, tendencia a las fracturas.
  • Sistema nervioso. Tendremos deprivación sensorial, un mayor deterioro cognitivo, alteraciones del equilibrio y coordinación, trastornos de atención y falta de motivación.
  • Sistema digestivo. Habrá pérdida de apetito, trastornos en la deglución, estreñimiento y enlentecimiento digestivo.
  • Sistema genitourinario. Aparecerán infecciones urinarias, incontinencia, retención de la orina.
  • Alteraciones metabólicas y hormonales. Habrá mayor resistencia a la insulina.
  • Alteraciones en la piel. Encontraremos áreas cutáneas dolorosas y eritematosas, maceración, atrofia y úlceras por presión.
  • OBJETIVO (1,3)

El objetivo de una correcta movilización del paciente encamado por parte de todo el equipo multidisciplinar, se resume principalmente en:

  • Aliviar el dolor, evitar edema e inflamación.
  • Mantener la integridad anatómica de la piel, evitando las úlceras por presión, realizando los cambios de posición y el tratamiento postural adecuado.
  • Prevenir las complicaciones respiratorias asociadas a la inmovilización, como las neumonías por aspiración y las atelectasias, los cambios de posición facilitan el drenaje de secreciones.
  • DESCRIPCIÓN DEL PROCEDIMIENTO (2,3,4,5)

Antes de explicar el procedimiento y la técnica de movilización es importante tener en cuenta que:

Antes de realizar cualquier tipo de movilización el paciente debe de ser informado de la forma a proceder, a su vez el mismo nos ayudará dentro sus propias posibilidades. Si la inmovilización es total deben realizarse cambios posturales, como mínimo cada 2-3 horas, asegurando que la postura sea correcta. El fundamento terapéutico de la movilización postural del paciente encamado debe ser individualizado, de manera que se adapte a las necesidades concretas del paciente, basándose en el mantenimiento de una postura correcta y la realización de cambios de posición por los efectos beneficiosos que conlleva.

Los cambios posturales deben llevarse a cabo con precaución evitando el roce por arrastre.

Es muy importante mantener la cama limpia, seca y sin arrugas.

Será imprescindible utilizar materiales de apoyo que amortigüen las zonas de presión como colchones de aire, almohadones, cojines de goma espuma, protectores locales en talones y tobillos, cuñas, etc.

La movilización del paciente encamado debe ser un tratamiento preventivo y debe aplicarse de manera precoz y mantenerlo durante todo el período en que el paciente sea dependiente.

MOVILIZACIÓN DEL PACIENTE ENCAMADO

Si el paciente no colabora:

  1. Desplazamiento del paciente hacia la cabecera de la cama

Realizada entre dos personas, una a cada lado de la cama.

Movilización sin sábana: retirar la sábana superior y la almohada. Explicar al paciente el movimiento a realizar. Paciente en decúbito supino con los brazos colocados sobre el tórax. Colocar el brazo más cercano de los fisioterapeutas bajo la espalda del paciente y el otro bajo los glúteos. Elevar y desplazar hacia la cabecera de la cama. Recolocar la cama y no dejar arrugas.

Movilización con sábana: retirar la sábana superior y la almohada. Explicar al paciente el movimiento a realizar. Paciente en decúbito supino con los brazos colocados sobre el tórax. La terna abarcará desde la cabeza hasta los muslos del paciente. Sujetarla muy próxima a su cuerpo, tensarla para evitar pliegues. Elevar y desplazar al paciente hacia la cabecera.

  1. Desplazamiento hacia el borde de la cama

Realizado por una persona, situada en el lado de la cama hacia el que se va a desplazar a la persona. Retirar la sábana superior y la almohada. Explicar al paciente el movimiento a realizar. Paciente en decúbito supino con los brazos colocados sobre el tórax. El desplazamiento se realiza en tres tiempos.

– Parte superior, pasar un brazo bajo cabeza y cuello hasta el hombro más alejado, el otro brazo bajo la espalda, elevar y desplazar suavemente hacia el borde.

– Parte media, pasar un brazo bajo la región lumbar y otro bajo los muslos, elevar y desplazar suavemente.

– Parte inferior, acercar el resto de las piernas al borde de la cama.

Realizado por dos personas, colocadas en el lado de la cama hacia el que van a desplazar al paciente.

Movilización sin sábana: retirar la sábana superior y la almohada. Explicar al paciente el movimiento a realizar. Paciente en decúbito supino con los brazos colocados sobre el tórax. La persona que está en la cabecera del paciente colocará un brazo bajo la cabeza y cuello hasta sujetar el hombro más alejado del paciente, el otro brazo bajo el tórax. La otra persona pasará un brazo bajo la pelvis y el otro bajo los muslos. Elevar y desplazar al paciente hacia el borde.

Movilización con sábana: retirar la sábana superior y la almohada. Explicar al paciente el movimiento a realizar. Paciente en decúbito supino con los brazos colocados sobre el tórax. La terna abarcará desde la cabeza a los muslos del paciente. Sujetarla muy próxima a su cuerpo, tensarla para evitar pliegues.

Levantar y desplazar al paciente hacia el borde. Recolocar la cama y el paciente.

  1. Decúbitos laterales

Realizado por una sola persona. Previamente el paciente ha sido movilizado, como ya se ha indicado anteriormente, al lado de la cama contrario al decúbito deseado para que al girarlo quede en el centro de la cama.

Situarse en el lado de la cama hacia el que se va a voltear al paciente. Colocar el brazo contrario al giro sobre el tórax del paciente, extender el brazo hacia el que se girará. La pierna hacia dónde se va a girar se mantendrá extendida y la otra flexionada. Colocar las manos sobre el hombro y cadera más alejados. Voltear hacia el cuidador.

Una vez colocado el paciente en decúbito lateral cerciorarse que el hombro queda en posición correcta. Si fuese necesario recolocar la pelvis y hombro para ofrecerle mayor comodidad, asegurarse que el paciente quede estable sobre la cama, si es necesario usar almohadas.

  1. De decúbito supino a sedestación en la cama

Si la cama es articulada, subir la parte superior a 90º o lo más posible. Retirar la sábana superior y la almohada. Explicar al paciente el movimiento a realizar. Paciente en decúbito supino con los brazos colocados sobre el tórax, superponer la pierna más alejada sobre la otra. El cuidador pasará un brazo por detrás del cuello para sujetar la espalda y la otra bajo las rodillas, al mismo tiempo que realiza un empuje con la mano situada en la espalda girarlo suavemente para colocarlo sentado al borde de la cama. Vigilar la aparición de mareos o vértigos y la estabilidad del paciente en la sedestación, si es necesario usar almohadas y una banqueta para apoyar los pies.

Si el paciente colabora:

  1. Desplazamiento del paciente hacia la cabecera de la cama

Movilizado por una persona, retirar la almohada y la sábana superior. Explicar al paciente el movimiento a realizar y en que puede colaborar. El paciente estará en decúbito supino con las piernas flexionadas y los pies apoyados en la cama, con las manos se agarrará al cabecero de la cama. El cuidador pasa un brazo bajo el hombro del paciente y el otro bajo los muslos. Durante la movilización el paciente elevará la pelvis, a la vez se impulsará y desplazará hacia la cabecera.

Movilizado por dos personas, situadas una a cada lado de la cama. Retirar la sábana y la almohada. Explicar al paciente el movimiento a realizar. El paciente estará en decúbito supino con las piernas flexionadas y los pies apoyados en la cama. El cuidador pasará la mano más cercana bajo las axilas, con la otra mano y brazo, sujetará la espalda y la cabeza del paciente. Durante la movilización el paciente elevará la pelvis, mientras los cuidadores lo desplazan hacia la cabecera.

  1. Decúbitos laterales

Realizado por una sola persona, explicar al paciente el movimiento a realizar y en que puede colaborar. Situarse en el lado de la cama hacia el que se va a voltear. Retirar la sábana superior. Colocar el brazo contrario al giro sobre el tórax del paciente, extender el brazo hacia el que se girará. Pedirle que mantenga la pierna más cercana al giro extendida y la otra flexionada, que gire el cuello y mire hacia ese lado. El cuidador colocará las manos sobre el hombro y cadera más alejados y lo volteará hacia él.

Una vez colocado el paciente en decúbito lateral cerciorarse que el hombro queda en posición correcta. Recolocar pelvis y hombro para ofrecer mayor comodidad y asegurarse que esté estable sobre la cama, si es necesario usar almohada.

  1. De decúbito supino a sedestación en la cama

Retirar la sábana superior. Explicar al paciente el movimiento a realizar.

El paciente estará previamente colocado en el borde de la cama, en decúbito lateral de ese lado. Con la ayuda del brazo que está más cerca del borde de la cama, que apoye el codo y la mano para impulsarse. A la vez, que apoye también la palma de la otra mano e incorpore el tronco, sacando las piernas de la cama al mismo tiempo. El cuidador si es necesario le asistirá en el movimiento, colocando una mano tras los hombros y la otra bajo los muslos.

Vigilar la aparición de mareos o vértigos y la estabilidad del paciente en la sedestación.

BIBLIOGRAFÍA

  • Macías Núñez JF, Guillen Llera F, Ribera Casado JM. Geriatría desde el principio. 2º edición. Glossa; 2005. p. 179-190.
  • Mencía Seco VR. Trastorno de movilidad y movilización de pacientes. Jaén: Formación Alcalá; 2003.
  • Aguilar Casas M. et al. Movilización del paciente. Vértice; 2011.
  • Mazeres Ferre O. Como se moviliza a un paciente encamado. FMC Formación Médica Continuada en Atención Primaria. Elsevier; 2004. p.121-123.
  • Manual de Protocolos y Procedimientos Generales de enfermería. Hospital Universitario Reina Sofia de Cordoba. Internet. 2003. Acceso noviembre 2009. Disponible en: Servicio Andaluz de Salud – Publicaciones