Contenido de yodo en leche humana y en leche de vaca: ¿una rica fuente mineral?
Autor: Dr. Luis Caballero | Publicado:  4/08/2008 | Pediatria y Neonatologia , Endocrinologia y Nutricion | |
Contenido de yodo en leche humana y en leche de vaca. Rica fuente mineral.5

Als estudió en Suiza las fluctuaciones estacionales del contenido de yodo en leche de vaca y de la excreción urinaria de yodo en preescolares, escolares y padres, así como de la excreción urinaria de sodio. Las mayores fluctuaciones en la excreción urinaria de yodo se encontraron en preescolares, seguido del grupo de escolares. La mediana en preescolares fue de 144 ug/L, de 130 ug/L en escolares y 96 ug/L en mujeres. El invierno es una época, con una importante oferta de yodo en niños, mayor que en adultos. La contribución de la leche en el yodo urinario de los niños durante el invierno representa 40-50%; en los adultos representa alrededor de 20%. Comparado con los niños, los hábitos dietéticos de los adultos son más complejos, y el aporte de yodo depende principalmente de la sal yodada –introducida en Suiza en 1922- y no de la leche, por lo que el efecto de las variaciones estacionales en la concentración de yodo en leche es menos marcado. Debido a la yodación del alimento para el ganado y los cubos de sal yodada en los lamederos, así como el limitado uso de yodóforos en soluciones para la higiene de las ubres de las vacas y en la industria láctea, la leche de los establos suizos ha llegado a ser una importante fuente de yodo durante los últimos 50 años. Legalmente, el máximo contenido de yodo en leche es de 1 mg/L. Los más altos contenido de yodo en leche de vaca durante el invierno, en animales estabulados, comparados con la leche producida en el verano por ganado en pastoreo, ya ha sido señalado por otros autores y en otros países. Se estudiaron 13 niños y 9 padres, durante 2 años, por lo que se convierte en uno de las pocas investigaciones longitudinales diseñadas para relacionar el contenido de yodo en leche de vaca y la yoduria en personas. Los sujetos del estudio, consumieron habitualmente diversos tipos de leche: descremada, semidescremada, completa, esterilizada UHT y leche fresca pasteurizada, siendo esta última la mayormente preferida. Más del 90% del contenido de yodo en leche de vaca, está asociado a la fase acuosa, por lo que los productos lácteos que no pierden agua durante el procesamiento como la leche descremada, yogur, queso cottage, cuajada muestran semejantes contenidos de yodo a la leche fresca o leche sometida a tratamiento térmico: UHT y pasteurizada. Los quesos fermentados y leche en polvo, tienen valores significativamente más bajos de yodo que la original leche fresca. En el caso de los quesos fermentados, se pierde todo el yodo original en el suero, y su contenido de yodo es aportado por el agregado de sal yodada. El grupo de los preescolares tuvo una ingesta de yodo 2 veces mayor durante el invierno al compararse con el verano. Esta relación decrece a 1,5 en escolares tomadores de leche y a 1,2 en escolares con menor consumo de leche y en adultos. Los investigadores sugieren la determinación de natriuria en estudios epidemiológicos, cuando la dieta fuente de yodo llega a ser cuestionada. (Als 2003).

 

En Alemania, el aporte de yodo ha aumentado a través de la última década, aunque con grandes diferencias individuales y regionales. En la ciudad de Jena, se vienen realizando desde 1982, análisis del contenido de yodo en leche humana. Se reportaron significativos incrementos en el contenido de yodo en leche humana y el contenido de yodo en leche de vaca. Se analizó la leche en el quinto día promedio post-partum de 32 mujeres lactantes y se evaluaron los dos últimos meses de preñez mediante un cuestionario de frecuencia de consumo. Asimismo se analizaron 34 muestras de leche de vaca a granel. El promedio del contenido de yodo en leche humana fue de 169 ± 88 ug/L, con un rango de 33-348 ug/L. Este contenido es dos veces mayor a los niveles encontrados en 1994 en la misma área. Las muestras de leche de vaca mostraron una concentración promedio de 178 ± 131 ug/L, con un rango de 48 a 661 ug/L. (Bader 2005)

 

En Gran Bretaña, Phillips reportó valores promedios en el contenido de yodo en leche de vaca de consumo en siete ciudades inglesas, mayores al doble, a las encontradas 20 años atrás. Hallaron grandes diferencias entre las ciudades y concentraciones promedio anuales en un rango entre 130 y 200 ug/L. Dentro de las mismas ciudades se observaron variaciones, obteniéndose valores más altos en los meses de Febrero y Marzo, y más bajos en el mes de Junio. Consideran que la similitud entre las variaciones mensuales de yodo en la leche y la estacionalidad en la aparición de tirotoxicosis, sugiere concentraciones de yodo en leche y productos derivados que pudieran tener niveles perjudiciales. Sin embargo no consideran necesario, el control de altos niveles en invierno, en áreas británicas previamente conocidas como yododeficientes. (Phillips 1988)

 

Nelson determinó en 1986 el contenido de yodo en leche de vaca completa pasteurizada en las mismas siete ciudades británicas del estudio de Phillips. Es conocido que las mayores fuentes dietarias de yodo en Gran Bretaña son leche y sus productos, pescado, carne y cereales. La mediana anual en todas las ciudades fue de 154 ug/L. la mediana fue significativamente mayor en Febrero: 235 ug/L que en Mayo: 119 ug/L. Se midió también la yoduria en mujeres, expresada por gramo de creatinina, y la mediana resultó también mayor en Febrero: 106 ug/g que en Mayo: 78 ug/g. Hubo una fuerte correlación, estadísticamente significativa entre el contenido de yodo en leche de vaca y orina en las siete ciudades durante el mes de Febrero. Las mayores concentraciones en Febrero reflejan los altos niveles de alimentación del ganado lechero en invierno. Las diferencias estacionales en el contenido de yodo en leche de vaca, fue más pronunciado que las diferencias regionales. Como el consumo de leche muestra pocas variaciones regionales, se puede concluir que las diferencias en la excreción de yodo urinario entre las ciudades en Febrero, es debida a los diferentes niveles del contenido de yodo en leche de vaca. (Nelson 1988)

 

En el verano de 1998 y el invierno de 1998-1999, se analizaron en su contenido de yodo, 220 muestras de leche pasteurizada -completa, semidescremada y descremada- proveniente de Belfast, Edimburgo, Swansea, Sunderland, Leicester y Londres. La mediana fue de 311 ug/Kg, menor en verano: 200 ug/Kg comparada con el invierno: 430 ug/Kg. Se hacen una serie de recomendaciones, que incluyen la investigación en la biodisponibilidad del yodo proveniente de yodóforos en la leche. (Comitee on Toxicity. 2000)

 

Se determinó durante el año 2000 en Noruega, el contenido de yodo en leche de vaca y productos lácteos, en muestras colectadas en verano e invierno. Leche baja en grasa del verano tuvo significativamente menor mediana en la concentración de yodo 88 ug/L con un rango de 63-122 ug/L, comparada con la mediana de 232 ug/L y un rango 103-272 ug/L obtenida en invierno. En leche orgánica del verano la mediana en la concentración de 60 ug/l, resultó significativamente menor comparada con la mediana de 127 ug/L obtenida en invierno. Si se asume para los adultos la recomendación de 150 ug de yodo como aporte diario, la toma diaria de 400 ml de leche, cubre 25% de los requerimientos durante el estío y 60% durante el invierno (Dahl 2003)

 

Se reportó una encuesta para conocer la ingesta de yodo en adultos y niños de Noruega. En los adultos se empleó un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos, que incluía la dieta habitual durante el año anterior. En los niños se midió la ingesta de alimentos mediante el recordatorio durante cuatro días consecutivos. El ingreso de yodo se mantuvo en el rango de 100-250 ug/día en la población adulta. En Noruega, la leche de vaca y derivados contribuyen aproximadamente con el 55% en el aporte de yodo en adultos y con el 70% en niños. El pescado contribuye con más de 20% del aporte de yodo en adultos y alrededor del 10% en niños. El aporte del yodo a través del agua es despreciable. Es por ello, de que a pesar de tener el pescado la mayor concentración natural de yodo y de una excelente fuente, la leche y sus productos derivados son los principales determinantes en el aporte de yodo en la población noruega.

 

Aunque existen diversas marcas de sal yodada en este país, la yodación no es obligatoria, ni para la sal de consumo directo en hogares o uso industrial. En Noruega, la yodación de la sal con yoduro de potasio es voluntaria, agregándose 5 ppm de yodo, el tenor más bajo de los países europeos. (WHO 2007). Sin embargo desde 1950 está reglamentada la yodación del alimento destinado a las vacas, lo que se convierte en una eficiente alternativa de la yodación universal de la sal. Los resultados indican una adecuada ingesta de yodo en niños pequeños, aunque disminuye entre los adolescentes, especialmente en las niñas adolescentes de Noruega. (Dahl 2004)

 

Hejtmánková determinó entre los años 2000 y 2001 el contenido de yodo en leche de vaca de tres razas lecheras: Holstein, Czech Pied Cattle y Jersey, en siete explotaciones localizadas en las regiones norte y central de Bohemia. Las muestras de leche fueron analizadas mediante HPLC. La mediana de todas las muestras fue de 225 ± 109 ug/Kg. El rango varió de 147 a 605 ug/Kg (promedio 251 ± 110 ug/Kg) durante el invierno y de 35 a 484 ug/Kg (promedio 212 ± 104 ug/Kg) durante la estación del verano. Reportes previos de bocio endémico en zonas del sur y del oeste de Bohemia, durante los años 1988-1994, indicaban 27% de bocio en becerros de varias semanas de edad. Igualmente reportes del incremento de abortos, partos prematuros y reducción en 10-20% en el contenido de grasa en leche, en rebaños mantenidos en ambientes pobres en yodo. Consideran los autores, la importancia de sustancias bociógenas en la dieta de las vacas lecheras y el contenido de yodo en leche, el cual fue significativamente menor en vacas alimentadas con una dieta enriquecida con torta de semillas de colza –una variedad de col- comparado a la dieta de vacas alimentadas sin tortas de colza. La mayor cantidad de yodo en leche se halla en el plasma de la leche y en forma de yoduro. Un porcentaje muy pequeño se halla unido a la grasa de la leche. Por ello los productos lácteos, que han perdido el suero durante su manufactura, por ejemplo quesos blancos frescos y aquellos con alto contenido graso, como la mantequilla no es tan buena fuente de yodo como lo es la leche. La leche, productos lácteos, huevos y cereales son la principal fuente de yodo en la República Checa, dado el bajo consumo de pescado. Se afirma en este estudio que 700 ml de leche o su equivalente en productos lácteos, pueden ser suficientes para cubrir los requerimientos diarios de yodo. (Hejtmánková 2005).

 

Travnicek reportó una investigación realizada durante el año 2005 en la República Checa, para conocer el contenido de yodo en leche de vaca en leche cruda. Se analizaron 169 muestras, tomadas de tanques de transporte con capacidad de 11000-13000 litros, en 14 áreas de recolección de plantas procesadoras. El análisis se efectuó mediante espectrofotometría y con base en la reacción de Sandell-Kolthof. El promedio del contenido de yodo en leche de vaca fue de 442,5 ± 185,6 ug/L; el valor de la mediana fue de 413,5 ug/L; los valores mínimos y máximos fueron de 68,6 y 1000,6 ug/L respectivamente. Más de 250 ug/L estuvo presente en 81,7% de las muestras. Estos valores confirman la continua tendencia en el incremento del contenido de yodo en leche de vaca en leche cruda en la República Checa, si se compara con el promedio de 310,4 ug/L obtenido por Kursa en 2003-2004, en muestras de leche de 226 granjas. Esto representa un incremento de 42% en el promedio del contenido de yodo en leche de vaca.

 


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