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Algunos Aspectos Filosoficos en Calidad de Vida
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Autor: Dr. Harold Guevara Rivas
Publicado: 28/08/2008
 

La calidad de vida viene siendo objeto de interés para economistas, sociólogos, políticos, filósofos y todas las disciplinas de las ciencias sociales. En este artículo se hace una revisión acerca de las diferentes concepciones que hay sobre ésta tomando como base autores con diferentes enfoques filosóficos y epistemológicos. Indagar acerca de que los ciudadanos vivan bien tiene que ver con alcanzar el desarrollo de ciertas capacidades humanas, lo que permite llevar una vida plena. La presente revisión sobre la calidad de vida  busca resaltar que esta es un área que merece atención por las múltiples facetas que abarca, por su complejidad y por la incertidumbre que lleva implícita.


Algunos Aspectos Filosoficos en Calidad de Vida.1

Algunos Aspectos Filosóficos en Calidad de Vida.

 

Harold Guevara Rivas1, Pedro Navarrete2, Antonio Domínguez3, Magaly Ortunio Calabres4, Rosa Cardozo Castellano5, Lisbeth Loaiza Borges6, Soraya González de Acosta7.

 

1 Médico Ocupacional. Profesor Asociado e Investigador PPI.

2 Doctor en Filosofía de la Matemática. Profesor Titular.

3 Doctor en Ciencias Médicas. Profesor Titular.

4 Médico Ocupacional y Familiar. Profesor Agregado e Investigador PPI.

5 Médico Familiar. Profesor Asociado e Investigador PPI.

6 Médico Parasitólogo. Profesor Asistente.

7 Médico Ocupacional. Profesor Asociado e Investigador PPI.

 

Departamento de Salud Pública. Universidad de Carabobo, Venezuela.

 

Resumen

 

La calidad de vida viene siendo objeto de interés para economistas, sociólogos, políticos, filósofos y todas las disciplinas de las ciencias sociales. En este artículo se hace una revisión acerca de las diferentes concepciones que hay sobre ésta tomando como base autores con diferentes enfoques filosóficos y epistemológicos. Indagar acerca de que los ciudadanos vivan bien tiene que ver con alcanzar el desarrollo de ciertas capacidades humanas, lo que permite llevar una vida plena. La presente revisión sobre la calidad de vida  busca resaltar que esta es un área que merece atención por las múltiples facetas que abarca, por su complejidad y por la incertidumbre que lleva implícita.

 

Palabras Clave: Calidad de Vida, Filosofía, Indicadores de Calidad.

 

Some Philosophic Aspects on Quality of Life.

 

Abstract

 

The quality of life comes being scope of interest for economists, sociologists, political, philosophers and all the disciplines of social sciences. In this article a revision is made about the different approaches that there is on this taking like base authors with different philosophical and epistemological focuses. To look for the citizens live well has to do with reaching the development of certain human capacities, which allows to take a full life. The present revision about the quality of life look for to stand out that this is an area which disereves concern for the multiple facets that it embraces, for its complexity and for the uncertainty that takes implicit.

 

Key Words: Quality of Life, Philosophy, Quality Indicators.

 

Introducción

 

La Calidad de Vida (CV) es una realidad que involucra el nivel de florecimiento humano existente en una sociedad o grupo homogéneo de personas, que vista desde el paradigma de la Complejidad resulta objeto de interés para cualquier disciplina de las ciencias sociales que intente medir y/o evaluar cómo le va a la gente, razón por la cual se presenta a continuación una revisión de algunas concepciones respecto a ella, con diferentes enfoques filosóficos y epistemológicos.

 

En este sentido al considerar la calidad de vida es necesario no sólo identificar la cantidad de dinero (medido en términos de producto interno bruto -PIB- por ejemplo) que tienen o del que carecen las personas, sino también qué tan capaces son de conducir sus vidas. Se requiere saber de su expectativa de vida, de su salud, de los servicios médicos a los que pueden acceder, de la disponibilidad, naturaleza y calidad de su educación, de su trabajo en cuanto proceso favorable o desfavorable para sí mismo, para su familia y para la sociedad, de acuerdo con el nivel de dignidad y control que tiene el trabajador sobre la labor que ejecute, con los derechos que tiene y con los que efectivamente le son respetados. Además es necesario saber qué privilegios legales y políticos disfrutan los ciudadanos, saber cómo están estructuradas las relaciones familiares y entre los géneros, saber la forma en que la sociedad permite a las personas imaginar, maravillarse, sentir emociones como el amor y la gratitud. En resumen, para meditar bien sobre la calidad de vida de un grupo humano, se requiere una descripción rica de lo que las personas pueden hacer y ser, teniendo en cuenta la profunda complejidad de la vida humana, por sus múltiples dimensiones e interacciones como señalan Nussbaum y Sen (1).

 

Calidad de Vida y Felicidad

 

Este es un concepto controvertido que es objeto de debate filosófico en los círculos académicos de todo el mundo. Algunos sostienen que la calidad de vida se debe medir en términos de la utilidad, ya sea esta felicidad o satisfacción de deseos o preferencias. Epicuro, según Schopenhauer el gran doctor en felicidad, dividió las necesidades humanas en tres clases: las naturales y necesarias, son las que no satisfechas producen dolor, incluyen el alimento y el vestido, son relativamente fáciles de satisfacer; las naturales pero no necesarias, tal como la satisfacción sexual, más difícil de satisfacer; y las que no son naturales ni necesarias, que incluyen el lujo, la abundancia, el fausto y el esplendor, siendo su satisfacción muy difícil (2).

 

El estudio de la felicidad ha sido durante mucho tiempo el dominio de los filósofos moralistas, aunque a lo largo de las últimas décadas también los científicos sociales se han interesado por el tema. Hay artículos referidos a la felicidad en casi todos los informes sobre calidad de vida, investigaciones que pretenden guiar la política social. La distribución de la felicidad se considera para identificar categorías sociales que necesitan un especial cuidado. Ideológicamente, esta tentativa se inspira en el credo utilitarista de que el fin último de la política debería ser el promover “la mayor felicidad para el mayor número de personas” siendo los beneficios de la felicidad el criterio de la “utilidad de todas las acciones”. Esta filosofía moral del siglo XIX está en la base ideológica del estado de bienestar del siglo XX que fue el propulsor de la investigación sobre calidad de vida, según señalan Ovalle y Martínez (3).

 

Durante siglos, el término "felicidad" se ha utilizado como muletilla para todos los significados de calidad de vida. En filosofía, prevalecieron los dos primeros significados: en la filosofía social el significado de "buenas condiciones de vida" (felicidad como buena sociedad) y en la filosofía moral, el significado de buena acción (felicidad como virtud). En la ciencia social prevalece la palabra "felicidad" como disfrute subjetivo de la vida (3).

 

El enfoque utilitarista que asimila la calidad de vida a la de felicidad queda sujeto a controversia, por las muchas y diversas actividades que hacen a una vida humana floreciente. Para Bueno, la controversia nos remite a la filosofía de la ciencia, la política del conocimiento, el modelo de  sociedad y el concepto de ser humano como actor individual y social. Como puede apreciarse, la definición de calidad de vida humana implica necesariamente una antropología filosófica. Por otro lado, como estamos históricamente situados en la sociedad latinoamericana y políticamente comprometidos con su presente y su futuro, la formulación y la utilización del concepto de calidad de vida humana debe implicar, además, una filosofía social elaborada a partir de la perspectiva cultural y política de América Latina en el contexto de las relaciones de interdependencia internacional. Si bien es posible pensar en muchos tipos o dimensiones distintas de calidad de vida humana, este autor reflexiona sobre el tema haciendo un enfoque dialéctico a partir de dos planos analíticos: calidad instrumental frente a calidad sustantiva y calidad individual frente a calidad colectiva (4). ¿Y a qué llamamos individual o colectivo? Carl Gustav Jung, psiquiatra suizo desarrolló una teoría acerca del concepto del inconsciente colectivo. Establece que existe un lenguaje común a los seres humanos de todos los tiempos y lugares del mundo que serían los símbolos primitivos, a través de los cuales se expresa un contenido de la psiquis que está más allá de la razón. Lo inconsciente colectivo estaría vinculado con los instintos, que serían necesidades fisiológicas manifestadas en fantasías presentadas frecuentemente sólo por medio de imágenes simbólicas, por lo cual sería todo menos un sistema aislado y personal. Es objetividad, ancha como el mundo y abierta a él (5).


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Calidad de Vida Instrumental

 

La calidad instrumental de vida humana refleja una condición utilitaria, extrínseca, formal; significa perfección tecnocrática y sofisticación de medios independientemente de su contenido político y su relevancia cultural. Se identifica con la competición desenfrenada e interesada, que tiende a acumular bienes materiales independientemente de los valores éticos establecidos colectivamente por la población. Su adopción como criterio orientador de los destinos de la humanidad significa que se corre el riesgo de llevar el mundo a la degradación ecológica, a la destrucción de los lazos sociales y del ser humano. Y quizás entonces, sea esta la postura que ha ido cultivando en las últimas décadas la sociedad, en su desenfreno por vivir el hoy rodeada de lujos y confort. 

 

Calidad de Vida Sustantiva

 

Esta refleja una condición ética e intrínseca del ser humano como actor individual y social, políticamente engranado en la sociedad; significa calidad de vida política creada históricamente por la población en su propia comunidad. De acuerdo con este concepto se da prioridad a la definición y a la satisfacción de las necesidades básicas y a la promoción colectiva de toda la población en su medio cultural. Se preocupa por la distribución equitativa de los bienes materiales y no materiales producidos por la población. Se identifica con la promoción de la participación de todos los individuos y grupos en las decisiones que afectan al bien común. Respeta las instituciones, los valores endógenos y promueve la autonomía cultural (4).

 

Otros identifican tres connotaciones en el concepto calidad de vida: calidad del entorno en el cual uno vive, usado por los ecologistas en sus luchas contra la degradación del medio ambiente y por los sociólogos cuando reivindican mejoras sociales, representando estas las condiciones externas para una vida llevadera; calidad de acción, que tiene que ver con la capacidad de la gente para enfrentarse a la vida, sería esta la capacidad de vivir ampliamente utilizada por las profesiones terapéuticas como las de Ciencias de la Salud; y la calidad del resultado, que requiere como condiciones previas las dos anteriores e implica la capacidad para lograr una buena vida, que para ser buena tiene que ser de nuestro agrado, haciendo evidente el componente subjetivo (3).

 

Calidad de Vida y Ética de las Capacidades

 

Es posible considerar la vida que lleva una persona como una combinación de varios quehaceres y seres, a los que genéricamente se les puede llamar funcionamientos, siendo éstos cada uno de las facetas en los que un ser humano puede tener interés o se puede ver realizado (salud, alimentación, educación, trabajo, diversión, placer, política, relaciones, entre otros). La calidad de vida está íntimamente ligada a las capacidades de una persona, entendida la capacidad como la libertad que un ser humano tiene para elegir la clase de vida que quiere para sí mismo (1).

Para explicitar los fundamentos filosóficos de la ética de las capacidades Sen recurre, por influencia de Nussbaum, a Aristóteles: "las relaciones conceptuales más importantes parecen ser las vinculadas con la noción aristotélica del bien humano. (...) La explicación aristotélica del bien humano está explícitamente vinculada con la necesidad de establecer primero la función del hombre y luego proceder a explorar la vida en el sentido de actividad" (6)

 

Lo que se propone Nussbaum, desde la pespectiva aristotélica es determinar "una lista de funcionamientos que constituyen una buena vida humana", ciertas características de nuestra común humanidad, aunque se experimenten de manera diferente en distintas culturas: la mortalidad, el cuerpo humano, la capacidad de placer y dolor, la capacidad cognitiva, la razón práctica, el desarrollo infantil temprano, la afiliación o sociabilidad, el humor y sentido lúdico. De entre ellas, hay dos, la afiliación (o sociabilidad) y la razón práctica, que desempeñan, según Nusssbaum, un papel arquitectónico en la vida humana, al permear y organizar las demás funciones, determinando lo que deba entenderse como "naturaleza humana" (7).

 

En Aristóteles encuentra Nussbaum una filosofía esencialista, una visión de que la vida humana tiene ciertos rasgos centrales definitorios: "propiedades esenciales". A su juicio, sin esta consideración se carece de una base objetiva suficiente para dar cuenta de la justicia social y fundar una ética global. Sen sostiene que lo decisivo no son los medios como tales, sino tener más libertad con la que poder llevar el tipo de vida que merece ser valorada (8). Esta "capacidad" de una persona se refiere a la libertad sustantiva para conseguir distintas combinaciones de funciones, para lograr el estilo de vida que uno quiera. Lo primordial no son las funciones (las cosas que se hacen), sino las capacidades (las oportunidades reales) (9).

 

A juicio de Conill, lo que se pone de relieve es la diferencia entre dos centros de atención axiológicos: 1) el de los "resultados funcionales", que pueden ser los mismos y 2) el del "conjunto de capacidades", el poder efectivo de decidir (el poder disponer). Este segundo espacio valorativo constituye el nivel más radical del sentido de "capacidad" y, más que el aristotélico de las funciones, considera este autor que se trata del sentido kantiano de la libertad. De ahí que Sen haya ido formulando su enfoque de las capacidades cada vez más insistentemente como "la perspectiva de la libertad". La vida buena se presenta en versión de vida libre (frente a la pobreza y a la tiranía), ofreciendo una base para la dignidad humana. Por tanto, la noción de "capacidad" no sólo está relacionada con la dynamis aristotélica, sino con el modo moderno de entender las capacidades, más cercano al enfoque ilustrado (por ejemplo, de Smith, Kant y Marx). Esta nueva noción -moderna- de "capacidad", constitutiva de la capacidad dinámica de hacer, se convierte en una peculiar fuente de valor, en un poder valorizador, consistente en otorgar valor de dignidad a la persona humana por tratarse de algo que (objetivamente) es fin en sí y no mero medio (subjetivamente) para otra cosa (7).

 

Se puede agregar que la calidad de vida puede ser un ideal objeto de búsqueda continua por parte del ser humano, que simultáneamente se encuentra en permanente cambio, puesto que representaría un equilibrio dinámico entre lo que se es, lo que se tiene y lo que uno representa individualmente y como ser gregario, haciendo uso de las categorías desglosadas por Schopenhauer (2).

 

Sin duda se debe tener una concepción de un ser humano integral, en el que confluyen lo biológico, lo psicológico, lo social, lo ético, lo político, lo cultural, lo histórico, lo económico, lo espiritual y lo estético, sin que a priori ningún aspecto sea más relevante que otro para determinar la calidad de vida, puesto que para algunos la clave puede estar en lo económico, sin embargo, otros consideran que lo cardinal está en el ser y el hacer, en esa capacidad de elegir que postulan Nussbaum y Sen (1) que permitiría el logro de buenos fines (una vida buena y floreciente) a través de buenos medios. Es decir la integración de la reflexión y la acción, de la contemplación y el darle sentido a la vida, en vista que entender el porqué de algo hace más fácil el hacer frente a los cómo, empleando la filosofía como terapia y reivindicando la máxima de Nietzsche “Podremos manejar cualquier cómo, si tan solo tenemos un porqué”, (10) siempre que esos cómo y porqué tengan sentido constructivo y edificante para la propia vida y para la de los demás.

 

Desde su perspectiva antropológica y aristotélica, Nussbaum propone una lista de capacidades humanas “esenciales”. Éstas se estructuran en dos umbrales: a) un primer umbral estaría compuesto por las funciones humanas básicas, por debajo de las cuales una vida estaría tan empobrecida que no sería humana. Incluye nuestra mortalidad y nuestra conciencia de tales, la capacidad para experimentar placer y dolor, la capacidad cognitiva, un desarrollo infantil temprano y la dependencia del adulto, la razón práctica, la planificación y manejo de nuestra propia vida, el sentimiento de filiación con otros seres humanos, la relación con otras especies y la naturaleza, el humor y el juego, la individualidad. b) Sobre este umbral, Nussbaum distingue uno superior –de corte ético- debajo del cual estas funciones características están disponibles en forma tan reducida que, a pesar de que juzguemos que es una vida humana, no la pensamos como una buena vida humana.

 

En los trabajos de Kohlberg y su equipo se respalda la versión formalista y universalista de la moralidad, que la Filosofía había venido defendiendo desde Kant: una Ética de la justicia. Se propone el paso del nivel preconvencional (lógica hedonista-instrumental) al nivel convencional, que postula la autonomía como criterio, así como por el cambio desde un enfoque instrumental hacia un enfoque de derechos. El nivel postconvencional, el nivel superior, se caracteriza precisamente por la pretensión universal y por el enfoque de los principios abstractos: la asunción de rol permite que el sujeto se ponga en los zapatos de otro para decidir (11), que asuma como suyas las reglas morales, las legales y los principios éticos universales a través de los cuales se defienden los derechos éticos para toda la humanidad, derechos que todos los acuerdos sociales deberían recoger. En este sentido, constituye el respeto de la persona en sí misma. 


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La Filosofía moral contemporánea ha visto en el trabajo de Kohlberg la prueba indirecta de que el punto de vista moral no depende del contexto, de la tradición ni de cualquier forma de vida particular: es el punto de vista de la autonomía y de la justicia (12). En este sentido, el umbral superior de Nussbaum es el que importa a la hora de abordar la política pública. Buscar que los ciudadanos vivan bien tiene que ver con alcanzar el desarrollo de ciertas capacidades que se encuentran en el segundo umbral. Poseer estas capacidades es propio del ser humano, desarrollarlas es llevar una vida plena (13, 14).

 

Así plantea las siguientes diez capacidades funcionales humanas básicas que las sociedades deberían alcanzar para sus ciudadanos: Ser capaz de vivir hasta el fin de una vida humana completa, tanto como sea posible, no morir prematuramente, o antes de que esté tan reducida que no valga la pena vivirla; ser capaz de tener buena salud, estar adecuadamente nutrido, tener la protección necesaria, tener oportunidades para la satisfacción sexual; ser capaz de evitar el dolor innecesario y no beneficioso y tener experiencias placenteras; ser capaz de usar los cinco sentidos, de imaginar, pensar, y razonar; ser capaz de ligarse a cosas y otras personas, amar a aquellos que nos aman y cuidan, sufrir frente a su ausencia, sentir gratitud, amor; ser capaz de formar una concepción del bien y tener una reflexión crítica sobre la planificación de la propia vida; ser capaz de vivir para y con otros, reconocer y mostrar preocupación por otros seres humanos, involucrarse en interacciones familiares y sociales; ser capaz de vivir en relación con el resto del mundo natural; ser capaz de reír, jugar y disfrutar de actividades recreativas; y ser capaz de vivir la propia vida en el propio contexto.

 

Nussbaum insiste en el carácter normativo de la lista: permite exigir este nivel de capacidades aunque hoy no se posean, estableciendo la distinción entre la humanidad potencial y su completa realización, que dependerá de un soporte material y educacional correcto (13, 14).


Sen afirma que es preciso concebir la lista de capacidades como algo no definitivo, sino más bien contextual y que depende de la naturaleza y del alcance de los juicios sometidos al escrutinio público (15).

 

Desde mediados del siglo XX y comenzando el XXI al interior de la teoría social y política, se va dando paso a las rupturas que se produjeron a partir de la desdogmatización de las teorías de la modernidad. El pensamiento crítico, el posestructuralista y el posmoderno aportaron debates que permitieron y permiten redefiniciones, resemantizaciones, reconstrucciones y fundamentalmente desideologizaciones respecto a conceptos, procesos, teorías y a las evaluaciones epistemológicas de las ciencias sociales y políticas. Una de las claves del pensamiento contemporáneo está en afianzar el espacio pluriparadigmático de la época y replantear anteriores debates teóricos en nuevos contextos de conocimiento, en tónica de diálogo y pluralidad (16).

 

Rivero, señala la necesidad de replantear la ambigüedad marxista “economicismo” y “voluntarismo” en búsqueda de la conjunción a partir de un giro ético-político, lo que permite mostrar matices que nutren las reflexiones que según su postura amplían el pensamiento marxista como transdisciplinario, con posibilidad de dialogar en una perspectiva de pensamiento complejo, vinculando la hermenéutica contemporánea al marxismo crítico.

 

Desde esa postura epistemológica, la autora intenta mostrar que existen contradicciones en la forma como se ha asumido en Venezuela la calidad de vida, esto es, como política social (centrada en salud, vivienda, educación, para amortiguar el impacto de las políticas económicas) y simultáneamente como política pública de salud (que es objeto de planificación).

 

La complejidad de la calidad de vida requiere diferenciar previamente cómo se entiende el bienestar. En sus dos acepciones: “Welfare, como satisfacción de necesidades o de placer, que incluye bienes, mercancías o recursos que controla una persona”, y “well-being, en el sentido cualitativo referido a la capacidad, la ventaja y la oportunidad, en síntesis funcionamientos valiosos”.

Así entonces, condiciones de vida se estaría refiriendo a la primera acepción del término (situación socioeconómica: indicadores de salud, vivienda, educación) y calidad de vida del lado de la segunda acepción del término, en el marco del enfoque subjetivista y cualitativo de Amartya Sen (16).

 

Se resalta que si las decisiones en política social y políticas públicas están de lado del Estado y este trata de adaptarse posteriormente a las demandas de la sociedad civil, ambas posiciones son colectivas y refieren a la calidad de vida, ya sea como objetivo o como mejoramiento, tanto como política social como política pública. Sin embargo, el enfoque de las capacidades coloca las decisiones acerca de una vida mejor del lado de los individuos, es decir, la calidad de vida no depende de decisiones colectivas. No así las condiciones de vida, que obviamente han de ser colectivas, tanto si las decisiones vienen del Estado o como demandas de la sociedad civil. Además que en la Constitución Nacional vigente se reivindica la calidad de vida como condiciones de vida, tanto como política social como política pública en salud, dejando como interrogantes: ¿será posible que en Estados colectivistas, los ciudadanos puedan escoger cómo llevar su propia vida? y ¿se estará apuntando hacia un Estado Ético? (16).

 

Operacionalización

 

Se han hecho estudios en lo que se ha operacionalizado la calidad de vida de habitantes de barrios urbanos en Venezuela; partiendo del enfoque de Sen es necesario definir los funcionamientos y las capacidades que les permiten a los seres humanos hacer o ser al vivir. Éstos interactúan y en su causación reticular pueden llevar a funcionamientos superiores, pudiendo ser esta operacionalización un punto de partida para la evaluación de la calidad de vida (17).

 

Cuadro Nº 1: Operacionalización: Funcionamientos y Capacidades (17)

 

Funcionamientos (ser o tener en la vida): Habilidades (capacidades)

Estructura familiar: Amar, procrear, comprometerse, integrarse, compartir, apreciar

Salud: Alimentarse, trabajar

Educación: Estudiar, comunicar, participar

Participación ciudadana: Optar, discrepar, luchar, dialogar, meditar, opinar, cooperar

Participación socio-económica: (empleo e ingresos) Trabajar, administrar, gestionar, ahorrar

Vivienda y servicios básicos: Construir, diseñar, idear, inventar, trabajar, administrar

Seguridad social y personal: Cuidarse, defenderse, cooperar

Recreación: Divertirse, jugar, pasear

 

Aunque hay una visión reduccionista y estática de la Salud como funcionamiento que sólo implica las capacidades de alimentarse y trabajar, y no como un proceso dinámico, multidimensional e inmerso en la incertidumbre vista desde la complejidad (18), esta pudiera ser una base sobre la cual optimizar y darle concreción a la calidad de vida.                                                                                                                                              

 

En vista de todas las aristas que puede comprender la calidad de vida en tanto tal, el PIB y el ingreso per cápita constituyen medidas insuficientes como indicadores de esta, no obstante son de los criterios que más pesan a la hora de definir las políticas públicas, de tomar decisiones de inversión social, políticas redistributivas o atenuadoras de inequidades, especialmente en países como Venezuela.

 

 


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La Ética del Desarrollo

 

Esta es una reflexión sobre los fines y medios que acompañan a los cambios socioeconómicos en los países y regiones pobres. El desarrollo humano debe tener algún contenido sustantivo, existiendo controversia acerca de cuáles contenidos morales deben ser tenidos en cuenta: utilidad (satisfacción de preferencias); bienes primarios sociales (Rawls), tales como ingreso; libertad negativa (Bauer); necesidades humanas básicas (Streeten); autonomía (O’Neill); capacidades y funcionamientos valiosos (Sen); y derechos.

Una alternativa sería trabajar un concepto de bienestar humano que combine, de un lado, un compromiso neo-kantiano hacia la autonomía y dignidad humana, el diálogo crítico y la deliberación pública, y, del otro, creencias neo-aristotélicas sobre la importancia de la salud física y la participación social. Los deberes del desarrollo deben fluir desde la idea de que todos los humanos deben tener el derecho a un mínimo nivel de bienestar.

Los proponentes de la ética de las capacidades defienden la responsabilidad gubernamental en capacitar a cada uno para ser protagonista y avanzar hacia un nivel de suficiencia con respecto a los funcionamientos valiosos. La agenda de la ética del desarrollo es aplicar la sabiduría ética para fortalecer el bienestar humano y el desarrollo internacional, a través de un diálogo interdisciplinario e intercultural (19). 

El Informe sobre el Desarrollo Humano (DH), publicado anualmente por la Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo desde 1990, está inspirado substancialmente en el trabajo de Sen sobre las capacidades (15).

 

Debido a la necesidad de unificar criterios sobre la definición de calidad de vida, la Organización Mundial de la Salud en 1994 propuso una de consenso: “Percepción del individuo sobre su posición en la vida, en el contexto de la cultura y sistema de valores en el cual él vive, y en relación con sus objetivos, expectativas, estándares e intereses” (20, 21). Señala Lolas que en esta definición se hace evidente el carácter subjetivo, multidimensional y complejo de la calidad de vida (21).

 

La calidad de vida está profundamente condicionada por el medio cultural, y depende estrictamente del conjunto de valores de los individuos y de los grupos sociales. Para Gracia (22), la calidad de vida se estructura en dos niveles, uno público y uno privado. Cada individuo define individual y socialmente su propio sistema de valores, su concepto de vida y de calidad y, por tanto, de felicidad. Desde ahí establece el propio proyecto de vida. Esto es lo que hoy se llama “ética de máximos”, que en Bioética se expresa en los principios de autonomía y beneficencia. Al mismo tiempo, los miembros de una sociedad deben contratar, mediante el procedimiento de la voluntad general, un conjunto de valores que sean respetados por todos, aun coactivamente.

En el nivel de la ética pública, la definición general de calidad de vida que realiza la sociedad se expresa en forma de leyes. Este nivel se denomina “ética de mínimos” de una sociedad. En Bioética se habla a este nivel de principios de no maleficencia y de justicia.

 

De tal manera que en la calidad de vida de los seres humanos están implícitos componentes muy personales y otros gregarios, cuya armonización es nuestra responsabilidad como sujetos morales situados en y hermanados con el mundo, con el que interactuamos racional y afectivamente como integrantes de una comunión hombre-naturaleza, en el ejercicio progresivo de la autonomía libre-relacionada, en reciprocidad de deberes y derechos. En este sentido, se ha señalado que la calidad de vida tiene que ver con las condiciones que favorezcan modos de vida que privilegien el ser-más sobre el tener-más, puesto que está íntimamente relacionada con el sentido que se tenga de la misma y con un sentimiento de realización existencial (23).

 

Perspectiva Individual

 

Esta concepción realza el carácter subjetivo de la calidad de vida, puesto que la misma se construye histórica y culturalmente con valores sujetos al desarrollo de cada época y sociedad, y su forma particular de mirar el mundo: Subjetividad. Existen tópicos que se consideran sustantivos para evaluar una vida como poseedora de calidad o bien tendencias objetivas, estas son fundamentalmente la satisfacción de aspectos básicos como lo planteó Maslow en su pirámide (24) (Figura 1).

Este modelo por jerarquías de necesidades indica que conforme se satisfacen las necesidades básicas, los humanos desarrollan necesidades y deseos más altos. Se postula la existencia de necesidades de orden alto que se satisfacen de manera externa (autorrealización, estima y social) y de orden bajo (fisiológicas y de seguridad) que son satisfechas internamente. Se trata de una categoría multidimensional, que combate el concepto del ser humano lineal y uniforme y obliga a desplegar la creatividad para aprehender la diversidad humana, su percepción depende en gran parte de la concepción de mundo que tiene el sujeto en particular, la interpretación y valoración que le da a lo que tiene, vive y espera (25).

 


Figura 1: Pirámide de Necesidades de Abraham Maslow (24).

 

calidad_vida/piramide_necesidades_maslow

 

Algunos autores proponen un modelo de calidad de vida (Figura 2), considerando a priori que ya existe cobertura de ciertas necesidades básicas para la supervivencia. Se concibe al ser humano inmerso en la sociedad, enmarcada en un lugar y una cultura; elementos que regulan e incluso limitan la cosmovisión del sujeto (25).

 


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Figura 2: Calidad de Vida desde la Subjetividad (21)

 

calidad_vida/valores_creencias_subjetividad

 

* Dicha relación se detalla en el siguiente esquema

 

www.portalesmedicos.com/imagenes/publicaciones/0808_calidad_vida/variables_objetivas_subjetivas.jpg

 

De lo anterior se desprende que estudiar la calidad de vida de una población sea un área de relevancia que amerita atención por su complejidad y por la incertidumbre que lleva implícita, máxime cuando se observa un mundo en franca corrosión del medio ambiente acompañada de la destrucción del hombre por el hombre, sin otros límites que las políticas de conveniencia del momento histórico que se vive, dejando de lado el enfoque humanista que trata de armonizar la libertad relacionada del ser en el mundo con la responsabilidad que implica tomar decisiones que influyen en la calidad de vida propia y en la de nuestros semejantes.

 

Referencias

 

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