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La humanización de la salud

La humanización de la salud

Los avances científicos y técnicos han supuesto un gran beneficio a la hora de tratar y/o curar muchas enfermedades. Sin embargo, a lo largo de este proceso, muchas veces, se obvian los sentimientos y emociones del ser humano que lo protagoniza.

Yolanda Ramírez Fernández. Diplomada en Enfermería por la Universidad de Oviedo. Enfermera en el Hospital Central de Asturias. Cirugía general.

Adrián Prado Álvarez. Diplomado en Enfermería por la Universidad de Oviedo. Enfermero en el Hospital Central de Asturias. Cirugía cardiaca.

Esther de los Santos Fernández. Técnico en cuidados auxiliares de enfermería en el Hospital Central Universitario de Asturias. Cirugía general.

RESUMEN

INTRODUCCIÓN:

Los avances científicos y técnicos han supuesto un gran beneficio a la hora de tratar y/o curar muchas enfermedades. Sin embargo, a lo largo de este proceso, muchas veces, se obvian los sentimientos y emociones del ser humano que lo protagoniza.

Es aquí donde cobra vital importancia la humanización de la salud.

La humanización de los cuidados es la relación entre la suma de los conocimientos científicos a los que hemos llegado y los valores y ética del profesional sanitario, para poder ofrecer una asistencia centrada en el paciente.

La humanización debe ser un valor que guíe la conducta del profesional a la hora de realizar los cuidados, así como de velar por todo lo relacionado con la dignidad del paciente.

Ver a la persona enferma como un objeto, distanciarse emocionalmente de ella, la falta de información a ésta y la ausencia de participación en su tratamiento, son algunos de los principales rasgos de deshumanización.

Toda relación asistencial va unida inevitablemente a una relación interpersonal, donde la comunicación juega una pieza clave. Es una relación que debe llegar a estar basada en la confianza y respeto mutuo.

ABSTRACT

INTRODUCTION:

Scientific and technical advances have been of great benefit in treating and/or curing many diseases. However, throughout this process, the feelings and emotions of the human being who is the protagonist are often overlooked. This is where the humanization of health is of vital importance.

The humanization of care is the relationship between the sum of the scientific knowledge we have arrived at and the values and ethics of the nursing professional, in order to be able to offer patient-centred care.

Humanization must be a value that guides the behaviour of the nursing professional in carrying out the care, as well as in ensuring everything related to the dignity of the patient.

Seeing the sick person as an object, distancing oneself emotionally from him/her, the lack of information and  of participation in him/her treatment, are some of the main traits of dehumanization.

All types of healthcare relationship are inevitably linked to an interpersonal relationship, where communication plays a key part. It is a relationship that must become based on trust and mutual respect.

PALABRAS CLAVE:

Humanización de la salud, Ética sanitaria, Deontología sanitaria, Dignidad paciente

KEY WORDS:

“Humanization of the health”,”Health ethics”, “Patient dignity”

OBJETIVO:

Describir la importancia de la humanización sanitaria en enfermería, así como las pautas necesarias para lograr llevarla a cabo.

METODOLOGÍA:

Revisión bibliográfica donde se han utilizado bases de datos y bibliotecas electrónicas, tales como pubmed, Medline,Scielo…

De los 10 artículos seleccionados, 7 fueron adecuados para la elaboración de este artículo.

RESULTADOS:

Antes de explicar cuáles serían las pautas a seguir para conseguir una mayor humanización de la salud, convendría describir los principales problemas que se encuentran en el día a día de la atención asistencial y que nos llevan a una deshumanización, consciente o inconsciente, de nuestros actos.

Si bien los avances científicos han supuesto  una concentración en la resolución del problema físico, olvidando en muchas ocasiones que el paciente es un ser holístico, otro tipo de circunstancias pueden llevar también a la deshumanización sanitaria.

Entre ellas se encuentra la masificación del sistema de salud, que lleva inexorablemente a la falta del tiempo adecuado para tratar cada caso con la ética que la profesión sanitaria exige. El hecho de no poder dedicar a cada persona el tiempo que precisa como individuo único, sobre todo en el caso de las consultas de atención primaria, provoca en el profesional un estrés y una insatisfacción crónica que puede llegar a desembocar en el conocido síndrome de Burnout.

El usuario del sistema sanitario capta a su vez esta situación pudiendo sentirse atendido con una calidad por debajo de lo deseable. Todo esto puede llegar a crear un círculo vicioso en el que unos y otros pueden mostrarse a la defensiva, o bien frustrados y resignados. En el caso del paciente, un sentimiento más puede sumarse a esta lista, y es el de inferioridad o indefensión en un momento de su vida en el que la enfermedad hace su aparición, sobre todo en situaciones de ingreso hospitalario o casos graves.

Una sobreutilización de los recursos disponibles puede elevar aún más si cabe esta situación que se presenta actualmente en la sanidad.

El síndrome de Burnout anteriormente citado se define como un tipo de respuesta al estrés laboral, que se prolonga en el tiempo y en el que se van perdiendo el interés por las tareas propias y el sentido de la responsabilidad, cuando la demanda exterior excede a la capacidad de respuesta. En casos crónicos estos trabajadores pueden desarrollar problemas de ansiedad y depresión.

Es un síndrome típico de los puestos de trabajo que implican el trato continuado con personas, más delicado si cabe en el caso de las profesiones sanitarias, ya que estas personas pueden estar pasando por un delicado proceso de salud, con todo el tipo de respuestas emocionales que eso puede conllevar.

Otra consecuencia de la masificación son, inevitablemente, las listas de espera, tanto para pruebas diagnósticas como para cirugía. En esta circunstancia la ansiedad pasa al lado del paciente, donde la incertidumbre ante la espera de una técnica que confirme o descarte un diagnóstico, o la espera de una intervención, pueden llevarle a unos niveles estrés elevados, llegando a derivar en diversas emociones como la ira, la tristeza, la resignación…

Éstas pueden verse incrementadas en el caso del paciente hospitalizado, donde una serie de factores, aparte de los inherentes a la preocupación por su salud, pueden ir haciendo más mella en su estado de ánimo.

Uno de ellos sería la falta de intimidad. Desde el hecho de tener que compartir en muchos casos habitación con un extraño/a, recibir en ese pequeño espacio que es la habitación de un hospital, tanto a las visitas propias como a las de su compañero/a hasta la presencia continua de profesionales, que en ocasiones nada tienen que ver con su proceso, aunque sean necesarios, tales como el personal de mantenimiento o limpieza, puede hacer que el paciente sienta ese entorno como hostil.

Las entradas y salidas de personal  que se ve sometido a una gran carga asistencial y que en ocasiones ni se para a mirar a los ojos del paciente por estar únicamente centrado en la ejecución de su tarea, también puede ser percibido por parte del paciente como si éste se tratara únicamente del nombre de una enfermedad o de un número de habitación.

Otro de estos factores sería el déficit de información. Aunque la autonomía del paciente sea un principio bioético donde su máximo exponente es el consentimiento informado, no pudiendo tomarse decisiones en contra de la voluntad de éste, la falta de información en el día a día , puede originar en él la sensación de estar excluido fuera de su proceso.

A pesar de que la hegemonía de dicha información por parte del médico pueda parecer algo del pasado, en muchas circunstancias cotidianas de un hospital esa forma de actuación sigue vigente.

Entre las pautas a seguir para conseguir que la humanización de la salud sea posible, se encuentra:

-La relación de ayuda y el counselling, son vías demostradas para alcanzar una humanización cada vez más necesaria.

Éste último, también llamado consejo asistido, muy utilizado en psicología, es la capacidad del profesional  de comunicarse de una manera efectiva con el paciente, en situaciones nuevas y estresantes, donde la reflexión mutua puede ser beneficiosa para ambos, no solo para el enfermo.

Esta técnica permite asistir a los pacientes y usuarios con una mayor calidad en la atención, y mejora en el profesional el manejo de emociones tanto ajenas como propias.

Los resultados de ésta práctica resultan evidentes al verse modificados favorablemente las actitudes y comportamientos de los pacientes.

Indagar en sus necesidades, sentimientos y preocupaciones hace que sientan que no solo se está tratando su problema físico como un compartimento estanco aislado de todo lo demás, sino que se les está teniendo en cuenta también en el aspecto psíquico y espiritual.

-Saludar y presentarse, tanto en nombre como en categoría profesional, explicando que tipo de atención va a recibir en ese momento, ofrece al individuo una señal de reconocimiento

-Establecer contacto visual con el paciente, ayuda a potenciar la relación interpersonal

-Ofrecer información sencilla y clara, reduce la posible ansiedad del paciente. Explicarle cada técnica o procedimiento que se le va a realizar ayuda a reducir esa sensación ante la incertidumbre o miedo a lo desconocido.

-Tener en cuenta que cada uno responde de una forma muy personal ante la enfermedad y que cada reacción es única, tratándola en un marco individual.

-Animar al paciente a que exprese sus emociones, a que desahogue sus temores o dudas, resolviendo aquellas que podamos.

-Un trato educado, que aunque se dé por supuesto, en ocasiones la falta de tiempo hace olvidar en la conversación palabras tales como “gracias”, “por favor”…

-Darle su espacio e intimidad para que pueda estar consigo mismo/a cuando lo necesite.

-Pedir una segunda opinión si lo requiere o ve necesario, de cara a mejorar su diagnóstico o tratamiento

-La empatía, una habilidad básica para que el paciente se sienta único y especial, en un momento de su vida en el que pasará por varias emociones distintas y dispares, tales como la negación, la ira, la depresión…etc…

-Respetar la confidencialidad. Debe salvaguardarse el secreto profesional y la protección de datos, ejerciendo una política de buenas maneras al respecto.

CONCLUSIÓN:

Sería esencial que tanto las instituciones sanitarias como las universidades y centros que forman a profesionales sanitarios, incluyeran en sus programas formativos, la capacitación en humanización, logrando así que los usuarios de la salud se sientan considerados como seres humanos en un aspecto global, en un momento delicado de sus vidas.

La formación continuada de estos profesionales debe abarcar todos los aspectos de este tipo de atención, aparte de la actualización en cuestiones más técnicas.

Los valores éticos y morales deben caracterizar la atención humana prestada a los pacientes.

Una medicina holística es la clave para hacer de esto una realidad. Tratar al ser humano como un todo y no como partes aisladas.

La humanización de la salud debe tomarse como algo habitual que proteja la dignidad del paciente y no como una circunstancia extraordinaria.

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