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El Beta coronavirus SARS-CoV-2 agente causal de la enfermedad COVID-19 ¿Son o los hicieron?

El Beta coronavirus SARS-CoV-2 agente causal de la enfermedad COVID-19 ¿Son o los hicieron?

Con independencia y objetividad se escribe esta reflexión sobre la pandemia del COVID-19 y su agente causal el beta coronavirus SARS-CoV-2 en materia de la evolución de los virus ARN…

The beta coronavirus SARS-CoV-2 causative agent of the disease COVID-19 ¿Are they or did they?

Luis Eduardo Manotas S., M.D, PhD. Investigador, Director Científico: IPS Centro Médico San Gregorio Hernández, Inírida (Guainía).

26/03/2020.

Palabras clave:

Evolución, mutaciones, recombinaciones, intercambio de genes e implicaciones biológicas, prevención y control.

Keywords:

Evolution, mutations, recombinations, gene exchange and biological implications, prevention and control.

Resumen:

Con independencia y objetividad se escribe esta reflexión sobre la pandemia del COVID-19 y su agente causal el beta coronavirus SARS-CoV-2 en materia de la evolución de los virus ARN, interrogantes sobre su origen, patogénesis y el desarrollo de una propuesta para la prevención y control de la enfermedad.

Summary:

This reflection on the pandemic of COVID-19 and its causative agent beta coronavirus SARS-CoV-2 is written independently and objectively in the evolution of RNA viruses, questions about their origin, pathogenesis and the development of a proposal for prevention and control of the disease.

El virus emergente SARS-CoV-2 se está propagando de persona a persona por contacto directo a través de las gotas respiratorias, saludos de manos y besos con personas infectadas; además de adquirirse de manera indirecta por contacto con superficies contaminadas, celulares, manivelas, interruptores, monedas, billetes, teclados y barandas, entre otros; se estima que un individuo infectado puede generar entre 2 a 3 nuevos casos con un crecimiento exponencial (Zhang W, 2020), el periodo de incubación del SARS-CoV-2 habitual está estimado entre 4-6 días, aunque podría prolongarse a 14 días tiempo utilizado como margen para la cuarentena de las personas con riesgo de tener el SARS-CoV-2  (Li Q, 2020), este virus se caracteriza por atacar las células pulmonares y dar lugar eventualmente  a un síndrome respiratoria agudo o grave denominado inicialmente COVID-19 (OMS,19).

El COVID-19 se puede manifestar como infección respiratoria aguda, cuyo síntomas más comunes son: fiebre, malestar general, astenia, estornudo, dolor de garganta y tos seca; un porcentaje de pacientes puede desarrollar dificultad respiratoria tras cinco días de iniciado los síntomas; en menor proporción algunos pacientes han presentado, mialgia, dolor de cabeza, mareo, dolor abdominal, diarrea, náuseas y vómito (Whang D, 2020; Chen N, 2020; WHO, 2020) y el 3% pueden complicarse y morir (CDC, 2020).

Son muchos los interrogantes y las especulaciones que han surgido sobre el agente causal del COVID-19: si realmente el SARS-CoV-2 era una zoonosis, si lo crearon en laboratorio, si es algo apocalíptico y como se podría controlar y tratar esta enfermedad viral.

El SARS-CoV-2 taxonómicamente fue clasificado en el grupo beta de los coronavirus y estos son virus de ARN, en el caso del SARS-CoV-2 es monocatenario positivo (Whang D, 2020; Cascella M, Rajnik M, Cuomo A, Dulebohn SC, Di Napoli R., 2020), estos coronavirus constituyen el grupo de parásitos intracelulares más abundantes en la biosfera; infectan animales, plantas, hongos y bacterias, y causan severas enfermedades en los humanos como son las hepatitis , Dengue, fiebre amarilla y las encefalitis virales (De Filippis VR, Villareal LP., 1999).

Muchas enfermedades nuevas, emergentes y reemergentes son causadas por estos virus ARN como fue la pandemia del SIDA que comenzó a mediados de la década de los 80; el brote de síndrome pulmonar por Hantanvirus en el oeste de los EE. UU. en 1993 (Morse, S., 1994); los casos de Influenza aviar en humanos reportados en 1997 en Hong Kong (Webster, R., 1998); síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) en 2002 en Guangdong, en China (Zhang NS, Zheng BJ, Li YM., 2003); pandemia de gripa H1N1 2009 y el síndrome respiratorio del Medio Oriente en 2012 (MERS) en Arabia Saudita (OMS, 2012; Chang L, Yan Y, Wang L., 2020); entre otras.

En los últimos 15 años se han descrito más de 15 virus emergentes dentro de los cuales está el beta coronavirus SARS-CoV-2 (OMS, 2020); lo cual sin duda alguna obedece a la heterogeneidad y continua producción de variantes virales que se forman de un individuo infectado a otro; por el producto de la recombinación de material genético del virus con el huésped, la combinación genómica con otros virus y las variantes del genoma durante la replicación (Craig Scott, et al., 2003; Wang WK, Lin SR, Lee CM, King CC, Chan SC, 2002).

Los análisis de las secuencias genómicas (https://ftp.ncbi.nih.gov/blast/db/ref_viruses_rep_genomes.tar.gz) y los árboles filogenéticos del SARS-CoV-2 publicados a la fecha permiten concluir que es producto de la combinación genómica viral de dos especies dada la similitud que se encuentra con otros genomas de coronavirus; en este sentido los científicos Zhang T, Wu Q, y Zhang Z, (2020) determinan que el posible origen del SARS-CoV-2 es el producto de la combinación del coronavirus RaTG13 del Pangolín y del murciélago BetaCoV/bat/Yunnan (Similitud con el coronavirus del pangolín 91.02% y con el del murciélago 90,55%). En el mismo sentido los científicos Li X, Zai J, Zhao Q, et al., (2020) lo relacionan.

Ejemplos de combinaciones virales están reportadas como las pandemias de la influenza ocurrida en 1968, por recombinación de una cepa animal y humana que dio lugar a la H3N2 y todo esto atribuible a una selección y variación natural del virus, lo mismo ocurrió con la pandemia de gripa H1N1 de 2009 (Bean WJ, et al., 1992; Kida H, Kawaoka Y, Naeve CW, Webster RG., 1987).

Lo narrado no descarta la posible presión y/o manipulación genómica en laboratorio de un virus que originara al SARS-CoV-2, que actualmente presenta más de 500 variaciones en su genoma (Figura 2) que tienen entre 28 a 30 Kb, principalmente en las secuencias nucleotídicas de los genes denominados ORF1b, E, N, S y M (Phan T., 2020); de igual manera científicos de la Universidad de Pekín y del Instituto Pasteur de Shangai registraron dos cepas del SARS-CoV-2 que podrían corresponder a variaciones durante su replicación como se enuncia anteriormente, producto de errores de transcripción por el huésped.

Actualmente pese a los avances de la genética en cuanto al estudio,  disección, reparación y manipulación de los genes, no hay evidencia científica para afirmar categóricamente que hoy en laboratorio existe una técnica que organice una secuencia de nucleótidos que den lugar aún nuevo genoma de un organismo viviente, que se desarrolle, reproduzca, sobreviva y muera; si bien es cierto que los virus no son considerados seres vivientes (Edwards RA, Rohwer F, 2005) son capaces de multiplicarse, evadir amenazas, transformarse y parasitar distintas especies de animales, plantas, hongos y bacterias, según mi opinión los virus son seres vivientes.

Seré enfático en afirmar que el DON de crear vida no ha sido desarrollado actualmente por la ciencia y creo que estamos a muchos años luz de este acontecimiento y reitero que la ocurrencia del SARS-CoV-2 no es otro fenómeno más que un evento de la eficiencia biológica y la evolución de los virus ARN; a pesar de que los virus no son considerados seres vivientes y aparentemente por lo simple de sus genomas podrían ser creados en laboratorio, pero insisto en que organizar una secuencia nucleotídica con los dones del ser viviente no es posible.

En cuanto al interrogante de si el virus emergente SARS-CoV-2 es un fenómeno apocalíptico o no, diría que la respuesta está dada desde el ámbito del individuo que cree o no cree en la existencia de las deidades; así como, de su convicción de dar por cierto la interpretación profética sin tener evidencia alguna de ello, salvo su creencia; al respecto el obispo Ramón Castro Castro de Cuernavaca, aseguró que a través de la pandemia de Covid-19, “Dios nos está gritando, nos está golpeando para que reflexionemos” sobre lo que “hacemos mal” (https://publicacionesdigitales.proceso.com.mx/); en el mismo sentido Rodrigo Terrasa, (2020) público en la revista de El Mundo “La profecía del Covid-19: un virus hecho a la medida del siglo XXI” aduciendo que un grupo de expertos en el año 2018 alertó de una epidemia desconocida que por sus detalles encajaban con el coronavirus (https://www.elmundo.es/ ), lo apocalíptico sin lugar a dudas está en las razones o creencias del individuo.

En el último contexto de cómo se podría controlar y prevenir la infestación e infección por el SARS-CoV-2, diría que por los vacíos existentes acerca del ciclo de trasmisión del SARS-CoV-2 y el actual modelo de vida social global, los esfuerzos para su control y prevención se deben centrar inicialmente en: 1. la estrategia del diagnóstico oportuno de los portadores del virus SARS-CoV-2 sintomáticos y asintomáticos en el territorio nacional y asegurar el aislamiento estricto de los portadores; 2. Modificar los conocimientos y aptitudes de las personas frente al autocuidado y al cambio de los hábitos o costumbres, emparejado con 3. La estrategia de contención y mitigación diseñadas por la organización Mundial de la Salud (OMS), que se traducen en el aislamiento social estricto de los portadores asintomáticos y sintomáticos, cuarentena de los contactos, el aislamiento social, normatividad restrictiva de la movilización, agrupación y buenas prácticas sanitarias que propendan por que el sano no se enferme y el enfermo no contagie al sano desde el ámbito del modelo de atención primaria en salud.

El brote del síndrome respiratoria agudo y severo registrado inicialmente en Wuhan, provincia de Hubei (China) a finales del 2019 fue denominado COVID-19 (WHO,2020) y atribuido al nuevo beta coronavirus SARS-CoV-2 (Foto 1), agente causal de enfermedad respiratoria aguda potencialmente grave (Li Q, 2020, Wu JT,2020); al día de hoy esta patología se ha propagado a más de 190 países, en los cuales han reportado más de 510.000 enfermos y más 20.000 muertes, de los cuales 491 casos confirmados y 6 muertes se han reportado en Colombia (WHO,2020), constituyéndose esta patología en un desafío enorme para la salud pública, los sistemas de provisión, atención y prestación en salud de la comunidad internacional; todo, debido a la virulencia y letalidad del SARS-CoV-2, responsable de una de las mayores crisis sanitarias en los últimos años a nivel mundial.

El-Coronavirus-SARS-CoV2

 Referencia.

Bean WJ, Schell M, Katz J, Kawaoka Y, Naeve C, Gorman O, et al. Evolution of the H3 influenza virus hemagglutinin from human nonhuman host. J Virol 1992; 66:1129-38.

Cascella M, Rajnik M, Cuomo A, Dulebohn SC, Di Napoli R. Features, Evaluation and Treatment Coronavirus (COVID-19). In: StatPearls. Treasure Island (FL): StatPearls Publishing; 2020.

Chang L, Yan Y, Wang L. Coronavirus Disease 2019: Coronaviruses and Blood Safety [published online ahead of print, 2020 Feb 21]. Transfus Med Rev. 2020; S0887-7963(20)30014-6. doi:10.1016/j.tmrv.2020.02.003

Craig S, Thu HM, Lowry K, Wang XF, Holmes EC, Aaskou J. Diverse dengue type 2 virus populations centain recombinant and both parenteral virus in a single mosquito host. J. Virol 2003;77: 4637.

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Edwards RA, Rohwer F (junio de 2005). «Viral metagenomics». Nat. Rev. Microbiol. 3 (6): 504-10

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