Nuevas aportaciones sobre la escasez de cancer en el corazon, diafragma y yeyuno e ileon
Autor: Dr. P. García Férriz | Publicado:  27/07/2009 | Oncologia | |
Nuevas aportaciones sobre la escasez de cancer en el corazon, diafragma y yeyuno e ileon

Nuevas aportaciones sobre la escasez de cáncer en el corazón, diafragma y yeyuno e íleon

 

García Férriz, P.

 

Introducción

 

Todo trabajo científico, incluida la investigación sobre la etiopatogenia tumoral, debe realizarse basándose en tres imprescindibles puntos: la observación, la teoría y las pruebas. Estas últimas deben ser plenamente convincentes e irrefutables.

 

En el estudio que aquí ofrecemos, hemos procurado que todos los hechos observados (fenómenos electroquímicos) sean demostrables y que todos ellos guarden una íntima relación etiológica, de tal manera que, al desaparecer la supuesta causa de los distintos hechos observados, estos desaparezcan. Si al desaparecer la causa (en este caso concreto, la corriente eléctrica), no desaparece algún eslabón (hecho observado), es que algo falla. Hay que pensar en que no obedece a la misma causa, o en la posibilidad de poder ser debidamente rectificado. Así pues, todos los eslabones que constituyen nuestra cadena de investigación deben depender inexorablemente de una misma causa: nuestra propia corriente eléctrica.

 

En nuestro organismo, ya se sabe que “si no se produce la excitación celular no hay conducción nerviosa, y sin conducción nerviosa, es decir, sin electricidad, no pueden producirse acciones químicas”. Por tanto, el cáncer no podría aparecer.

 

Los eslabones que aquí se estudian corresponden al corazón, diafragma y al yeyuno e íleon. Si todas estas partes orgánicas recibiesen fuertes intensidades eléctricas, no dudamos en pensar que se producirían procesos tumorales similares a cuantos se producen en nuestro cuerpo. Pero no sucede así. Dichos órganos se desenvuelven perfectamente con la colaboración de débiles potenciales eléctricos.

 

Un parapléjico, por ejemplo, nunca podrá padecer de ningún tipo de cáncer en sus extremidades inferiores. En cambio, sí puede formarse el tumor en el sistema neurovegetativo.

 

En este trabajo de investigación de Clínica, tratamos de demostrarlo.

 

 

Nuevas aportaciones sobre la escasez de cáncer en el corazón, diafragma y yeyuno e íleon

 

Actualmente, se considera aceptado y demostrado que la electricidad del miocardio es extracardíaca. Las ondas electromagnéticas que se originan en el nodo sinoauricular sólo invaden las dos aurículas; nunca alcanzan a los ventrículos. Dichas ondas tienen una débil conducción cuántica. Por tanto, no pueden producirse radiaciones ionizantes al no poder alcanzar su electricidad los 15eV (electronvoltios)4. Las ondas electromagnéticas cardíacas, pues, no son ionizantes. Ello lleva consigo que no pueda producirse tampoco radiolisis ni calor intenso.

 

Recordamos que “el cuanto (partícula) es la cantidad mínima correspondiente a las ondas eléctricas o del campo electromagnético”1. Por tanto, “la energía eléctrica se emite en cuantos. Cada cuanto tiene una energía igual a hv, donde h es la constante de Planck y v es la frecuencia de radiación”.1 Este mecanismo eléctrico puede demostrarse en nuestro organismo, por ello hacemos estas breves referencias a modo de recordatorio.

 

Hoy, la teoría cuántica reemplaza a la mecánica clásica y a la teoría electromagnética de Maxwell.1 “En las ondas eléctricas y campos magnéticos, el cuanto puede ser considerado como una excitación”1. Así pues, la teoría cuántica es la que nos demuestra el proceso electroquímico del músculo cardíaco, diafragma y yeyuno e íleon, como a continuación veremos.

 

En todas estas partes orgánicas descritas, como sobradamente se sabe, el cáncer aparece muy raramente, sobre todo en el diafragma. Empecemos por el corazón y el diafragma. Dichos músculos están envueltos por el pericardio fibroso (ver Fig. 1), estando el corazón unido por su base al diafragma a través del centro frénico (porción tendinosa) (ver Fig. 1 y 2).

 

En ambos músculos, corazón y diafragma, no se produce el proceso electroquímico que se realiza en la mayor parte de nuestro organismo, que recordamos a continuación. El potencial de acción consiste en el cambio de potencial eléctrico que ocurre en la membrana de una célula durante el paso de un impulso nervioso 1. Como un impulso viaja de forma parecida a como lo hace una onda eléctrica a lo largo de un axón, causa un aumento localizado y transitorio en el potencial eléctrico a través de la membrana de la célula desde -60mV (milivoltios), el potencial de reposo, a +45mV1. El cambio de potencial eléctrico es causado por un flujo de iones de sodio (Na)1.

 

Tampoco se puede producir en el miocardio y diafragma una radiación ionizante por lo siguiente: empecemos por decir que la radiación ionizante es la radiación de energía lo suficientemente alta como para causar ionización en el medio que atraviesa 1. Puede consistir en un chorro de partículas de alta energía (por ejemplo, electrones, protones o partículas de alfa) o radiación electromagnética de corta longitud de onda (ultravioleta, rayos X o rayos gamma)1. En los tejidos biológicos, el efecto de la radiación ionizante puede ser muy grave.

 

Con todos los elementos conceptuales que acabamos de apuntar, tratamos de demostrar el porqué aparece con rareza la malignidad celular en las cuatro partes orgánicas mencionadas. En todas estas partes aparecen débiles radiaciones no ionizantes. Se aceptan, repetimos, como ionizantes las que presentan una energía superior a 15eV2, energía que, normalmente, no es alcanzable en dichas regiones orgánicas.

 

Para que se produzca cualquier tipo de tumor, es necesario que se produzca la excitación celular, porque sin excitación no se puede realizar la conducción nerviosa; y sin electricidad, ya lo sabemos, no hay acciones químicas. Así pues, “el fenómeno eléctrico está ligado a la excitación y no a la contracción”3, como así ha quedado suficientemente probado en el corazón. La excitación ventricular comienza desde el endocardio al pericardio3, es decir, del interior al exterior.

 

El corazón, que constituye la base y punto de apoyo de nuestra investigación, late rítmicamente de una manera automática; es decir, los estímulos que le hacen contraerse son producidos por él mismo, sin necesidad de acciones externas. Es un hecho bien conocido que “el corazón, aislado del organismo, continúa contrayéndose rítmicamente si es irrigado por un líquido que contenga los elementos nutritivos necesarios”3.

 

Todos estos conceptos nos conducen a pensar y creer que la causa por la que el corazón siga contrayéndose es por la propia capacidad eléctrica de que están poseídas todas las células místicas de los parénquimas miocárdicos y diafragmáticos. Se produce un proceso electroquímico muy parecido al que acontece en las células intersticiales de Cajal del yeyuno e íleon, de las que nos hemos ocupado lo suficientemente en nuestro anterior trabajo “Pruebas de Clínica y de Laboratorio sobre el origen tumoral”, publicado en Portalesmedicos.com. Está demostrado que dichas células de Cajal tienen vida propia y muy efímera, de corta duración: sólo viven seis días y son reemplazadas sistemáticamente por otras células de las mismas características funcionales.

 

Con respecto al corazón, este puede ser aislado del sistema nervioso sin que cese su funcionamiento: su aparato nervioso es intrínseco 3, que debe corresponder a la electricidad que las propias células endocárdicas producen. Lo mismo sucede con las células intersticiales de Cajal. La electricidad propia de las células cardíacas estimula a la actividad de la acetilcolina 3, que como se sabe, tiene una acción excitante. Paes de Lisboa ha demostrado que “la acetilcolina existe en los extractos del corazón sin previa estimulación vagal”. Por tanto, creemos que las células endocárdicas y la acetilcolina pueden considerarse como elementos de autonomía para la producción de electricidad, de forma similar a la actividad celular del yeyuno e íleon, ya comentada.

 

Pensamos que cuando una supuesta causa es común a distintos procesos (hechos), deja de ser supuesta: la causa, pues, es creíble, verdadera. Pero sigamos: debido a la vital importancia que le damos al corazón en nuestras investigaciones, hemos creído oportuno dedicarle un especial comentario basándonos en dos fotografías obtenidas directamente de un cadáver.


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