¿Cual es el valor de la vida para los adolescentes con conductas suicidas?
Autor: Amarilis Cordova | Publicado:  14/09/2009 | Psicologia , Medicina Forense y Legal , Psiquiatria , Pediatria y Neonatologia | |
¿Cual es el valor de la vida para los adolescentes con conductas suicidas?.4


       Aburrimiento persistente, dificultad para concentrarse, o deterioro en la calidad de su trabajo escolar.

       Quejas frecuentes de malestares físicos tales como los dolores de cabeza, de estómago y fatiga, que están por lo general asociados con el estado emocional del joven.

       Pérdida de interés en sus pasatiempos y otras distracciones.

       Poca tolerancia de los elogios o los premios.

 

El adolescente que está contemplando el suicidio también puede:

 

       Quejarse de ser "malo" o de sentirse "abominable."

       Lanzar indirectas como: "no les seguiré siendo un problema", "nada me importa", "para qué molestarse" o "no te veré otra vez."

       Poner en orden sus asuntos; por ejemplo, regalar sus objetos favoritos, limpiar su cuarto, botar papeles o cosas importantes, etc.

       Ponerse muy alegre después de un período de depresión.

 

¿Qué se debe de hacer si los padres y otros están inquietos o preocupados?

 

Cuando un niño amenaza o advierte sobre el suicidio, no debe pensarse que está hablando en vano. Los padres, maestros y otros adultos deben conversar de inmediato con el niño. Si se determina que está en peligro y el niño se niega a hablar, es argumentativo, contesta a la defensiva, o continúa expresando pensamientos y planes peligrosos, pedir una evaluación inmediata con un profesional de la salud mental, experimentado en niños y adolescentes

 

Educar para la vida. Este tipo de intervención debería implicar no solamente al adolescente, sino también a toda la población, con el fin de remover todas las situaciones que representan un factor que fomenta el riesgo de la conducta suicida.

 

Se trata, realmente, de enseñar a todo ser humano el "sentido de la vida". En un contexto cultural en el que prevalece aún la negación de la vida, es necesario reafirmar con fuerza el valor fundamental de la vida. "Siempre reconociendo los límites inherentes a la naturaleza humana, hay que hacerlo animando a que uno elabore y asuma una visión existencial, que sepa dar realce a los aspectos positivos del pasado, a las cosas nuevas e interesantes que el futuro encierra para cada uno de nosotros, y la libertad y la responsabilidad que el hombre tiene en la vivencia del momento presente que merece ser vivido gustando profundamente de la vida y evitando desperdiciar aunque sea un momento". (Fizzotti, 1992)

 

Por ello el primer nivel de prevención se convierte en el momento apto para ayudar a los adolescentes a que se desarrollen sus sentimientos morales, a que se ocupen de su propia libertad, y si lo hacen de manera responsable esto puede convertirse en la capacidad de planificar y afrontar la realidad.

 

Por consiguiente, no basta decir no al suicidio, un acto moralmente ilícito, sino que es necesario ayudar a muchos chicos y chicas a que vuelvan a la vida, mediante la búsqueda de valores que puedan contrastar con el difundido "tedio a vivir".

 

La familia, la escuela y los grupos educativos deberían implicarse en este proyecto de prevención. También los padres y los docentes tienen que indicar a los adolescentes los valores que hay que conservar y los ideales que hay que seguir.

 

Pero si la familia es débil y la escuela está ausente desde el punto de vista educativo, si no hay valores e ideales que proponer, el adolescente no "madura" y se convierte fácilmente en víctima indefensa de los ataques que le llegan desde fuera.

 

Solamente si se divulga el correcto significado de la vida y de lo que consiste, es posible aceptar el sufrimiento, la humillación y el fracaso.

 

En un mundo de falsos vencedores, como nos lo presentan los medios de comunicación, es necesario acostumbrarse a perder, a aceptar y a superar la derrota, y a aprender a vivir con sabiduría el don más grande que tenemos: la vida.

 

En un segundo y tercer nivel de prevención, es necesario por un lado eliminar o por lo menos reducir el riesgo de recaídas y, por otro, favorecer en lo posible un desarrollo psicológico y moral normal del adolescente, de manera que no quede marcado toda su vida por experiencias negativas de intento de suicidio. Y si después de un intento de suicidio, el tratamiento médico no es más que un primer paso, luego es necesario planificar una serie de intervenciones no médicas (a corto y a largo plazo) para retomar en el adolescente la valoración de su propia vida.

 

La intervención psicológica y psicoterapéutica debería incluir a la familia y no sólo al adolescente, porque esto facilita la posibilidad de detectar los desórdenes en las dinámicas de los roles familiares, que no pueden identificarse cuando el tratamiento se limita al adolescente.

 

También las intervenciones sobre el ambiente del adolescente son de suma utilidad. Como se sabe, los muchachos que han sabido volver a entablar sus anteriores relaciones fundamentales con sus familiares, educadores, otros adultos significativos para ellos y con sus pares, han estado menos expuestos al riesgo de recaídas.

 

Asimismo, son importantes las intervenciones educativas y tendría que ser una educación que se imparte con amor y con comprensión para con el dolor y la desesperación de la persona que asume la conducta suicida, de manera que su "amor por la vida" la lleve a desistir de su decisión de muerte.

 

 

Referencias bibliográficas

 

1.     Barrio del, Victoria. ¿Qué es la depresión infantil?. Depresión infantil. Barcelona 1997.

2.     Dieste Sánchez, W., Álvarez González I., Carrillo Salomón R., Cabrera A. Y Díaz Castillo: Evaluación de la competencia y el desempeño. Programa de prevención de la conducta suicida en Cuba. Municipio Boyeros, 1995. Rev. Cubana Med Gen Integr 1998; 16 (2):149-55 Disponible en URL: http:// usuarios .lycos .es/igon3al/ suicidio .htm. El suicidio. (Revisado 02/03/2009)

3.     Dulanto, E. El adolescente. Editorial interamericana. Mexico. 2000.

4.     Fizzotti, E, L´onda lunga del suicidio tra vuoto asistencial e ricerca di senso, Anime e corpi, 161, 1992

5.     García Pérez M., Peón Rodríguez M., Mirabal 10.Hernández E., Barrientos del Llano G.: Algunos aspectos epidemiológicos del suicidio en el municipio Santo Domingo. Medicentro 2002

6.     Herrera, P. Betancourt, K. Factores Familiares de riesgo en el intento suicida. Rev. Cubana Med Gen Intergr 2000; 16(2):134.

7.     Martínez Jiménez A., Moracen Disotuar I. Madrigal Silveira M., Almenaga Aleaga M: Comportamiento de la conducta suicida Infanto Juvenil. Rev. Cub Med Gen Integr 1998;14(6)554-559

8.     Peña Galván LY, Casa Rodríguez L, Padilla de la Cruz M, Arancibia Gómez T, Gallardo Álvarez M, Comportamiento del intento suicida en un grupo de adolescentes y jóvenes Rev Cubana Med Milit 2003

9.     Sheidman E. Tratado de psiquiatría Suicido. En Fredman A. La Habana 1984;3:1954


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