Proteccion radiologica en el ambito medico
Autor: Marcos Cara Imbroda | Publicado:  25/09/2009 | Radiodiagnostico y Radioterapia | |
Proteccion radiologica en el ambito medico.3

Medicina Nuclear.

 

Las salas de exploración y las salas de espera de pacientes inyectados suelen estar blindadas con 1­2 mm de Pb para radionucleidos convencionales y con 6 mm de Pb o más para radionucleidos emisores de positrones (que en su aniquilación emiten fotones de 511 keV). Las habitaciones para pacientes a los que se inyectan actividades terapéuticas de I­131 suelen requerir también espesores importantes de Pb u hormigón. Si la instalación cuenta con un ciclotrón propio para la producción de radionucleidos, los requerimientos de blindajes son aún mayores. Es habitual el uso de castilletes de Pb, pantallas, protege jeringas plomados, etc para disminuir la exposición en el manejo de las fuentes radiactivas. Los mandiles plomados son efectivos para proteger contra la radiación dispersa en salas con tubos de rayos X y, en general, para energías menores de unos 50 keV (la energía media de los espectros emitidos por los tubos de rayos X suele estar por debajo de este valor).

 

Para radionucleidos emisores gamma de mayor energía (como 99mTc), el uso de mandil plomado puede incluso suponer una mayor exposición, dado que supone una atenuación relativamente pequeña, impide la agilidad de movimientos y puede producir una falsa sensación de seguridad.

 

Dado que se manejan sustancias radiactivas no encapsuladas, también existe un riesgo de contaminación. Por ello se deben utilizar guantes, bata y proteger las superficies en las que se manejen las fuentes (zona de almacenamiento, mesa de inyección, zona destinada a la recogida de residuos) con papel absorbente.

 

Se debe contar también con monitores de contaminación para poder verificar la ausencia de contaminación de los trabajadores y de las áreas de trabajo. Adicionalmente, deben existir servicios independientes para pacientes inyectados y, en algunos casos, como el de pacientes tratados con actividades terapéuticas de I­131, se recogerá la orina de los pacientes en contenedores especiales.

 

Laboratorios.

 

Dado que los radionucleidos que se utilizan son emisores gamma de baja energía o beta y que las actividades que se manejan son bajas (incluso exentas), no hay requerimientos de blindaje para las salas en las que se trabaja con este tipo de radionucleidos. Se deben seguir, sin embargo, reglas básicas para evitar contaminaciones y para el control de fuentes y de los residuos generados.

 

Clasificación del personal.

 

En las instalaciones médicas el personal se clasifica en trabajadores expuestos y miembros del público. A su vez, los trabajadores expuestos pueden clasificarse en categoría A y en categoría B. La mayoría de las personas que trabajan con radiaciones ionizantes en el ámbito médico pueden clasificarse como trabajadores expuestos de categoría B.

 

Aunque hay que estudiar cada caso particular, de forma general se pueden considerar de categoría A las personas que trabajan próximas al haz de rayos X en radiología intervencionista, vascular y cardíaca, los que administran y preparan dosis radiactivas en medicina nuclear, las asociadas con la preparación del tratamiento y el cuidado de pacientes en terapia metabólica, así como las que realizan estas funciones en braquiterapia con carga manual (introducción de la fuente encapsulada de forma manual directamente en la zona deseada del paciente o en un aplicador previamente colocado).

 

El uso del dosímetro es personal y restringido a la instalación a la que está asignado. Es decir, si un trabajador desarrolla su actividad en distintas instalaciones, debe llevar distintos dosímetros y en cada instalación deben conocerse los niveles de dosis que recibe en su trabajo fuera de dicha instalación.

 

proteccion_radiologica_medica/dosimetro_personal_radiacion

 

El dosímetro se debe colocar en aquella posición que sea más representativa de la parte más expuesta de la superficie del cuerpo. Habitualmente se coloca en la solapa. Las dosis a las extremidades, especialmente a las manos, pueden ser algo mayores pero, a menos que sea probable que estas dosis se aproximen a los tres décimos de los límites de dosis equivalente apropiados, no será necesaria la utilización de dosímetros adicionales.

 

Es habitual el uso de dosímetros de muñeca en las salas de inyección de medicina nuclear, en las salas en las que se manipulan fuentes de braquiterapia de forma manual y en las salas de radiodiagnóstico en las que la mano puede entrar en el haz de radiación. En aquellos casos en los que sea necesario el uso del delantal plomado, el dosímetro se colocará debajo de éste ya que se trata de medir la dosis que recibe el trabajador, no el delantal o cualquier otro medio de protección. En ocasiones, puede ser recomendable la utilización de dos dosímetros, uno debajo del delantal para estimar la dosis efectiva, y otro por encima del delantal para estimación de la dosis equivalente en cristalino y piel.

 

En el ámbito médico hay que añadir otra categoría aparte de los trabajadores expuestos y los miembros del público, que es el paciente. Para el paciente, el beneficio diagnóstico o terapéutico que se deriva del uso de las radiaciones supera con creces los posibles perjuicios que implica la utilización de las mismas. Por tanto, al contrario de lo que ocurre con los trabajadores expuestos y con los miembros del público, para los pacientes no hay límites de dosis. Suele haber, sin embargo, niveles de referencia, es decir, niveles de dosis que, en promedio, se consideran suficientes para un adecuado diagnóstico y tratamiento y que ayudan en el proceso de optimización de la exposición a los pacientes.

 

Para determinar si se trabaja con niveles de dosis a pacientes adecuados, se deben realizar determinaciones con periodicidad mínima anual de la dosis a una muestra representativa de los pacientes de cada sala. Otro aspecto particular de las instalaciones médicas es que se pueden producir exposiciones de familiares, personas próximas o voluntarios que colaboran en la asistencia y bienestar del paciente. Son personas que no son trabajadores expuestos, pero a los que pueden no aplicarse los límites de dosis del público en general, dado el beneficio anímico y asistencial que pueden suponer para el paciente. Sin embargo, sí que se aplican a este tipo de personas restricciones de dosis y medios para minimizar la exposición a las radiaciones ionizantes. En ningún caso pueden ser voluntarios los menores de 18 años o las mujeres embarazadas. Es probable que haya voluntarios en:

 

·         Radiodiagnóstico, cuando los medios mecánicos de inmovilización no sean suficientes (principalmente en el caso de niños). Puede ser necesario que un familiar colabore en la inmovilización del paciente o que esté presente dentro de la sala para tranquilizarle. En este caso, se le proporcionará delantal plomado e instrucciones sobre cómo actuar.


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