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Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Segunda parte
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Autor: Dr. Alberto Ochoa Govin
Publicado: 9/10/2009
 

  • La hipnosis como anestesia según Braid
  • Importancia histórica de Braid
  • Escuela de hipnosis de parís o de la Salpetriére
  • El método de Charcot
  • Importancia histórica de la escuela de hipnosis de parís
  • Primera escuela de hipnosis de Nancy
  • El método de Bernheim
  • El enfrentamiento entre las dos escuelas de hipnosis. Bernheim contra Charcot
  • Etapas de la hipnosis
  • Importancia histórica de la primera escuela de hipnosis de Nancy
  • Freud y la hipnosis
  • Segunda escuela de hipnosis de Nancy
  • El método de Coué
  • Importancia histórica de la segunda escuela de hipnosis de Nancy
  • Unificación de las escuelas de hipnosis
  • La hipnosis clásica en el contexto de la reflexología rusa
  • La escuela de hipnosis rusa. Pávlov su máximo exponente
  • Etapa pavloviana


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Segunda parte.1

Hipnosis terapéutica. Teoría, métodos y técnicas aplicadas. Segunda parte

 

Dr. Alberto Ochoa Govin.

 

Doctor en Medicina. Especialista en Neurocirugía. Servicio de neurología, neurocirugía y terapia del dolor. Fundación medico preventiva. Clínica médico quirúrgica de Cúcuta. Centro Integral de especialistas de Cúcuta. Colombia. Profesor Universidad de Pamplona. Norte de Santander. Colombia.

 

Colaboradora:

Dra Ana Teresa Govin Cid. Doctora en Medicina. Especialista en Hematología. Master en Ciencias en Medicina Tradicional y Natural. Profesora del Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Cuba.

 

  • La hipnosis como anestesia según Braid
  • Importancia histórica de Braid
  • Escuela de hipnosis de parís o de la Salpetriére
  • El método de Charcot
  • Importancia histórica de la escuela de hipnosis de parís
  • Primera escuela de hipnosis de Nancy
  • El método de Bernheim
  • El enfrentamiento entre las dos escuelas de hipnosis. Bernheim contra Charcot
  • Etapas de la hipnosis
  • Importancia histórica de la primera escuela de hipnosis de Nancy
  • Freud y la hipnosis
  • Segunda escuela de hipnosis de Nancy
  • El método de Coué
  • Importancia histórica de la segunda escuela de hipnosis de Nancy
  • Unificación de las escuelas de hipnosis
  • La hipnosis clásica en el contexto de la reflexología rusa
  • La escuela de hipnosis rusa. Pávlov su máximo exponente
  • Etapa pavloviana

 

 

LA HIPNOSIS COMO ANESTESIA SEGÚN BRAID.

 

Braid provocó un avance extraordinario en la hipnología, mucho más importante en aquella época en que aún no se conocían los anestésicos, pues descubrió que era posible producir anestesia por medio de la su­gestión hipnótica, logrando estados alterados de conciencia. La necesi­dad y el poco desarrollo de la farmacología obligaron a la utilización de la hipnosis para provocar anestesia como un recurso técnico para la realización de intervenciones quirúrgicas.

 

En Indeston, un amigo de Braid, Esdaile (1818 -1859), señaló la rea­lización de miles de intervenciones quirúrgicas utilizando el hipnotismo de Braid. Se llegó a plantear que de un 80 a un 90% de los pacientes que podían ser hipnotizados tenían la posibilidad de llegar a un grado de insensibilidad completa.

 

El desarrollo científico - técnico impulsó investigaciones que llevaron al descubrimiento del cloroformo, con el cual se lograba anestesiar con rapidez y seguridad en todos los casos en que se aplicara, independientemente de la sugestionabilidad del paciente, y esto trajo como.consecuencia que la hipnosis perdiera importancia.

 

Braid utilizó el término hipnoscopio para designar al instrumento que empleaba para hipnotizar y que, como explicamos anteriormente, era cualquier objeto brillante.

 

Una de las anécdotas sobre la eficacia del método se refiere a la hipnosis cataléptica producida en uno de los discípulos de Braid, mientras trabajaba en su laboratorio junto con un sirviente: ambos se pusieron a mirar fijamente un prisma de cristal y automáticamente quedaron hipnotizados.

 

Braid se vio atacado por los seguidores de Mesmer y por otros cien­tíficos que trataban de desacreditar el valor de su método. Ejemplo de ello fue la disputa que tuvo con John Elliotson, prestigioso médico y profesor de Medicina en la Universidad de Londres, presidente de la Royal Medical Chirurgical Society y uno de los fundadores del University College Hospital, quien introdujo el estetoscopio en Inglaterra, mos­tró la importancia del ácido prúsico en el tratamiento de los vómitos y estableció métodos para el examen del corazón y los pulmones. Como se puede apreciar, era una figura relevante en la comunidad científica británica.

 

Elliotson se dedicó desde 1837 hasta 1868, año en que murió, a prac­ticar el magnetismo.

El resultado de las grandes contradicciones entre Elliotson y Braid fue pérdidas morales, materiales y de posiciones, a causa de la defensa individual de sus puntos de vista.

 

El magnetista Elliotson atacaba en su periódico Zoist a Braid y se refería a él con desprecio por utilizar un método que consideraba grosero.

 

En realidad, si Elliotson y Braid se hubiesen puesto de acuerdo, el desarrollo del hipnotismo en Inglaterra hubiera sido completamente diferente, pues ambos gozaban de un gran prestigio científico. Sin em­bargo, como plantea el materialismo dialéctico, el avance y el desarrollo se establecen por las contradicciones, que permiten dar un salto cuali­tativo en la adquisición de nuevos conocimientos, de ahí que esta etapa se conozca como la etapa de apertura científica del magnetismo animal, según la denomina Grasset.

 

IMPORTANCIA HISTÓRICA DE BRAID.

 

La gran contribución de Braid es haber agrupado bajo un término científico todos los fenómenos que aparecían en lo que erróneamente se llamaba magnetismo animal.

 

Fue muy significativa en el desarrollo de la hipnosis la creación de su método de fijación de la mirada, que tiene gran efectividad y es uti­lizado actualmente por muchos hipnotistas, ya que en realidad la fija­ción de la mirada provoca cansancio y agotamiento de los músculos elevadores de los párpados, lo que conduce al sueño.

 

Los descubrimientos de Braid motivado un desarrollo en la hipnosis y permitieron que saliera del campo mitológico y sobrenatural que hasta entonces la identificaba.

 

Sus investigaciones y experimentos interesaron a figuras científicas como Ambroise Auguste LiébeauIt (1823 -1904), médico que gozaba de gran prestigio ejerciendo su profesión en Nancy.

Liébeault se impresionó con los trabajos científicos de Braid y abrió un dispensario donde trataba gratuitamente por medio del hipnotismo. Estableció que los fenómenos de la hipnosis humana eran producto de la sugestión aplicada a una persona.

 

Otros científicos que se motivaron con los trabajos de Braid fueron Charcot, que formó la Escuela de París, y Bernheim que fundó la Es­cuela de Nancy, y quienes a su vez prepararon el camino para los futu­ros experimentos e investigaciones sobre hipnosis.

 

ESCUELA DE HIPNOSIS DE PARÍS O DE LA SALPETRIÉRE.

 

La Escuela de Hipnosis de París fue creada por Jean Martin Charcot (1825 -1893), uno de los más distinguidos neurólogos del siglo XIX, pro­fesor de anatomía patológica en la Facultad de Medicina de la Univer­sidad de París, director de la célebre Clínica Neurológica de la Salpetriére, y por su colega Charles Richet, considerado como uno de los mejores médicos de su época y quien reconoció en la hipnosis un método de investigación psicológica.

 

En 1878 Charcot dirigía sus investigaciones hacia la neurología y la neuropatología. Posteriormente dedicó todos sus esfuerzos al estudio de la histeria y de los fenómenos hipnóticos.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Segunda parte.2

Fueron numerosas las investigaciones realizadas en la Salpetriére; allí surgió el planteamiento de que la hipnosis pasaba por tres períodos o fases a los que Charcot llamó catalepsia, letargia y sonambulismo. Sus planteamientos iban dirigidos a demostrar que la hipnosis no era más que un estado especial de la histeria, producida de manera artificial, y que las tres fases de la hipnosis tenían su contrapartida en las mani­festaciones histéricas; es decir, que la hipnosis era una neurosis histé­rica inducida artificialmente.

 

La hipnosis dejaba de ser para la Escuela de París una influencia psíquica del hipnotizador, para convertirse única y exclusivamente en una peculiaridad somática de la persona hipnotizada. Esto trajo como consecuencia que se estableciera una especie de semejanza entre hipno­sis e histeria, y se concibió como un estigma, como una tendencia ex­cepcional para reaccionar.

 

Aunque el desarrollo científico-técnico alcanzado a través de la his­toria demuestra que Charcot estaba equivocado, no es menos cierto que él mismo se esforzó y luchó por lograr respeto clínico hacia la histeria y la hipnosis.

 

Charcot intentó establecer una relación entre los síntomas histéricos y una predisposición a los trastornos neuropatológicos, poniendo espe­cial interés en destacar los factores hereditarios y constitucionales en la susceptibilidad, tanto a la histeria como a la hipnosis. Esto era la justificación del porqué los seguidores de la Escuela de París se esfor­zaban en buscar en las personas hipnotizadas aquellos signos físicos que pudieran explicar los fenómenos de la hipnosis.

 

EL MÉTODO DE CHARCOT.

 

El método utilizado por Charcot consistía en la aplicación de un estí­mulo intenso que provocaba sobresalto y miedo, para crear una atrac­ción de la atención y proseguir a continuación con la sugestión. Algunos hipnólogos, entre ellos Svengali, consideran esta técnica como la petrifi­cación por miedo.

 

En la clínica de Charcot, la hipnosis profunda era precipitada por un destello cegador y repentino de una lámpara de calcio, por la nota ines­perada de un gran diapasón o por el sonido de un gong, con su efecto sugestivo sobre el sistema nervioso. Esta técnica provocaba que en los salones de la Salpetriére cayeran en catalepsia rígida numerosos pacientes.

 

Otro de los métodos para hipnotizar utilizados por la Escuela de París era la aplicación del sonido monótono del tambor africano, para produ­cir una hipnosis más profunda.

 

La fama y el prestigio de Charcot provocaron que de todas partes del mundo llegaran discípulos para prepararse y estudiar con él, entre los que se encontraban, por mencionar algunos, Bernheim, quien se apartó por completo de sus concepciones y fundó más tarde la Escuela de Hipnosis de Nancy; el creador del psicoanálisis, Freud; Heidenheim, fisiólogo que se inclinó por la Escuela de París, y otros.

 

Heidenheim elaboró la idea de la acción refleja por encima de la sugestión psíquica y reconoció la importancia de la aplicación de estí­mulos monótonos para producir la hipnosis; además introdujo la ayuda del sonido, utilizando el tictac de un reloj o de un metrónomo. Consi­deraba que los fenómenos producidos por la hipnosis se debían principalmente a cambios­ físicos musculares; es decir, que para él la hipnosis era como una hipnoeslepsia artificial.

 

Otro de los discípulos de Charcot fue Joseph Babinski, neurólogo que también se decidió por la naturaleza histérica de los fenómenos hipnóticos. Le daba gran peso a la sugestión pura y simple y la consideraba, independiente de todo factor emotivo. Para Babinski, el hipnotismo era la vía para un estado psíquico determinado durante el cual el indi­viduo podía recibir la sugestión de otros. Calificaba al hipnotismo y a la histeria como una especie de simulación en la mayor parte de los casos, y en los restantes, como un engaño recíproco de la persona hipnotizada y del hipnotizador. Creó la palabra pitiatismo, para llamar así a los fenómenos producidos en ambos, y que eran curables por medio de la persuasión.

 

Babinski tenía concepciones organicistas sobre la histeria y la hipnosis, lo que dio lugar a profundas críticas de su teoría.

 

No es posible considerar la sugestión de forma independiente de la emoción, y si aparecen crisis histéricas en una persona hipnotizada este es producto de que la persona ya era histérica antes de ser hipnotizada. Es sabido que los fenómenos producidos en los pacientes hipnotizados varían de acuerdo con cada sujeto y que se relacionan con la persona­lidad de base.

 

Entre los alumnos más destacados de Charcot se encontraba Pierre Janet, que no tenía bien definida su posición y sus planteamientos eran algo confusos, pues no determinaban claramente las concepciones sobre le innato y lo adquirido.

 

Janet identificaba específicamente la disociación como una debilidad psíquica dada a través de una predisposición innata o adquirida de for­ma psicoestigmática. En resumen, que la disociación era el rasgo primario de la histeria.

 

Charcot impulsó con sus investigaciones el desarrollo de la hipnosis creando interés y motivaciones en sus alumnos, aunque muchos de ellos se apartaron por completo de su teoría y fueron posteriormente sus más temibles rivales. Pero otros no se apartaron de él y consideraban la hipnosis como un estado normal cuya posibilidad estaba siempre conexa a un gran desequilibrio o una diátesis nerviosa. Según ese criterio, había que estar afligido por una sensibilidad mórbida para llegar a la hipnosis total.

 

Charcot polemizó de forma tan cruda con su ex alumno y luego poderoso rival Hipólito Bernheim, que esas mutuas querellas cubrieron todas las crónicas de la época y alimentaron tanto las investigaciones como las pasiones (3). No es posible abordar esta problemática con profundidad sin exponer la obra de Bernheim, de la cual hablaremos más adelante, ni esclare­cer por qué Paul Richer (1881) publicó El dogma de la Salpe­triére y por qué Bernheim estuvo en desacuerdo con los tres estadios de la hipnosis: letargo, catalepsia y sonambulismo (dogma de Charcot).

 

Hasta esa fecha, la histeria era privativa del sexo femenino, pero como bien afirma el Doctor Ramón de la Fuente Muñiz (3), también constituía un enigma para la medicina.

 

Previamente, Jean Martín Charcot había establecido dos signos típicos de la histeria: su aparición y desaparición en forma caprichosa.

 

La no ocurrencia de lesiones cerebrales, a pesar de su carácter reversible y de que se manifiesten a través del sistema nervioso sensorial, pues se producen de acuerdo con la imagen que el sujeto se ha formado de las diversas partes de su anatomía.

 

En su plena dedicación a los trabajos de hipnotismo, Charcot comprobó igualmente que cuando se empleaba la hipnosis, los síntomas que por lo general acompañaban al cuadro histérico (rigidez, parálisis, sonambulismo, anestesia, entre otros) podían ser provocados premeditadamente con exactitud mediante esa técnica, pero también compensados hasta el punto de que la persona histérica retornaba a la normalidad o presentaba síntomas de otra naturaleza.

 

En las últimas dos décadas del siglo XIX se destacaron hechos tan significativos como los anteriormente descritos, que permitieron a las ciencias médicas adentrarse en el estudio de un fenómeno tan importante como la histeria y solucionarlo exitosamente; sin embargo, su excesivo hurgamiento en esta problemática condujo a Charcot a un grave error metodológico, pues al tratar de comparar con sistematicidad los trances hipnóticos con las manifestaciones histéricas, tomó una senda equivocada que lo llevó inexorable­mente a obviar las sutilezas del proceso hipnótico y a reducirlo de un modo bastante exagerado a la histeria, lo cual le condenó al aislamiento conceptual de otros científicos, que si bien habían sido sus seguidores y discípulos, decidieron entonces elaborar sus propias fundamentaciones teóricas y defen­der enfoques diferentes del problema.

 

Para corroborar lo precedente expondremos algunas disensiones como las de Janet, Joseph Breuer, Sigmund Freud y Bernheim, entre otros.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Segunda parte.3

Pierre Janet (1859-1947) fue un alumno de Charcot, que se dedicó al estudio de la histeria con una nueva óptica, pues si bien su maestro investigó primordialmente los síntomas de carácter histérico el prestó una especial atención al estado mental de los enfermos y al sonambulismo, de donde se derivó su énfasis en la amnesia que aparecía cuando el sujeto despertaba de su estado sonambúlico. Para Janet, lo esencial era que en el trance sonambúlico, un sistema o grupo de ideas se liberaban del resto y regían la conducta de los individuos durante un tiempo. Casi siempre esas ideas emancipadas resultaban dolorosas o angustian­tes para las personas e incluso les impedían lograr satisfaccio­nes placenteras en la vida real, lo cual generaba en ellas todo un proceso de disociación; componente este esencial del cuadro histérico. Quizás sin proponérselo, Janet llegó al centro de una de las variedades clínicas de la histeria, conocida hoy en día como histeria disociativa, pero no ahondó en el problema de la perso­nalidad del sujeto y su relación con el síntoma; hecho que sí analizaron más tarde Breuer y Freud (3).

 

Solamente un hombre de estatura científica tan descomunal como Sigmund Freud pudo eclipsar a Janet, y ésa fue la realidad, le eclipsó en el nivel de trascendencia.

 

Janet concibió la hipnosis no como un sueño, sino como un modo inferior de funcionamiento de la psiquis y para demostrarlo la ensayó intensamente, colocándose en el centro de la teoría y la práctica del método, con lo cual marcó un hito importante en el desarrollo de la sugestión.

 

Si bien Freud llegó a superar a Janet, este último le reprochó al primero que muchas de las ideas aplicadas por él y también sus medios, las había tomado de toda su producción científica.

 

Aunque Janet no explicó nunca las causas de la disociación de la conciencia, sus trabajos tuvieron una gran relevancia, pues reforzaron el criterio de que la histeria podía producirse por sugestión.

 

Finalmente, Janet adoptó las posiciones de la primera escuela de Nancy al asumir los postulados de Bernheim, justamente cuando reafirmaba la función preponderante de la sugestión.

 

Otros alumnos de Charcot con renombre universal fueron Joseph Breuer (1842-1925) y Sigmund Freud (1856 -1939), quienes destaca­ron el papel de la personalidad del enfermo en su relación con el síntoma específico.

 

En los años 1881-1882, Breuer trató en unión de Freud, mediante hipnosis, a una paciente que presentaba una gama de síntomas histéricos y lo más importante era que en la enferma reaparecían los síntomas suprimidos por sugestión, sin que expresara clara­mente en el trance hipnótico las circunstancias que originaban esas situaciones y que hacían aparecer el síntoma primario.

Tanto Breuer como Freud llegaron a una conclusión: los síntomas estaban relacionados con sucesos o áreas conflictivas, y para poder eliminarlas, era preciso que se experimentara nuevamente el cuadro emocional que les había originado.

 

Aquí estriba esencialmente la diferencia con las teorías francesas, específicamente con las de Janet, pues mientras él destacaba una situación disociable de ciertos recuerdos e ideas, Breuer y Freud recurrieron a la explicación dinámica de la rela­ción de las tendencias de su personalidad (motivos, anhelos) con el síntoma como tal.

 

Quizás pudiera pensarse que he cometido un error histórico meto­dológico al ubicar a Sigmund Freud y a Joseph Breuer en este capítulo de las escuelas francesas, pero lo cierto es que su actividad no estuvo al margen de ellas y que fue precisamente esa adhesión lo que sirvió de raíz o estímulo primigenio.

 

En su libro Psicología del siglo XX, Edna Herdbreder (5) relata que para 1885 Freud comenzó a estudiar en París bajo la dirección de Charcot, quien era ya considerado la máxima autoridad europea en cuanto a tratamiento de desórdenes mentales. Esto hizo que Sigmund Freud llegara a familiarizarse con la hipnosis en mayor medida, pues ya tenía antecedentes al respecto por su trabajo en Viena.

 

Conviene puntualizar que por la elevada ascendencia del profesor Jean Martín Charcot, sus métodos y postulados teóricos estaban ampliamente difundidos por Europa, de modo que ningún entendido en materias psiquiátrica y neurológica podía escapar a su fuerte influjo. Junto a Joseph Breuer, Freud había empleado en Viena la hipnosis conjuntamente con el método del "relato", preconizado por Breuer, que no era más que lo que hoy se conoce como catarsis y a través del cual se liberaba al sujeto hipnoti­zado de toda emoción reprimida, haciéndolo retrotraerse a las experiencias pasadas que subyacían en la base de su problema, puesto que ambos consideraban que la experiencia originaria provocaba el trastorno emotivo y le impedían al paciente mani­festarse de una manera normal; de ahí que la emoción, al hallar obstruidas las vías adecuadas para patentizarse, derivaba a otras conductas latentes en el nivel psicopatológico (5).

 

Ello les condujo a un gran descubrimiento, pues describieron los síntomas de tipo convertivo, que devinieron un relevante aporte en el desarrollo de la teoría psicoanalítica.

 

A su regreso a París, Freud volvió a asociarse con Breuer para seguir aplicando la hipnosis y el relato; sin embargo -recoge la autora- Sigmund observó que a pesar del éxito alcanzado en la supresión de los síntomas no se lograba en esencia la completa curación, pues muchos pacientes despedidos como curados, retorna­ban a menudo con otras manifestaciones clínicas.

 

Freud estimaba que la causa específica seguía sin conocerse y que se mantenía a niveles demasiado profundo. Esta conclusión tan personal, tal vez compartida por su asociado Breuer, le hizo ver a la hipnosis como un medio inadecuado y superficial para encon­trar el verdadero origen del proceso patológico.

 

Freud (5) consideró que durante un trance hipnótico:

 

  1. El paciente no se hallaba en poder de todas sus facultades, pues era más un fragmento disociado que una persona íntegra.
  2. Que en el estado de sueño podía ignorar totalmente lo que había ocurrido durante el tratamiento y que ello dificultaría su concientización.
  3. Que era mejor entonces el relato, pues libremente el sujeto recordaba, cooperaba y permitía ser conducido hasta la fuente real de sus dificultades.

 

Todos estos elementos revistieron una importancia extraordinaria, por cuanto significaron el rompimiento de Freud con el mundo hipnótico que hasta ese momento no había tenido adversario de mayor relieve.

 

Freud se convirtió simplemente en un opositor pasivo, pero serio, ya que su enorme prestigio como hombre de ciencias obligó a pensar en la posibilidad de lo cierto y creíble de su posi­ción, que indefectiblemente llevó a todos sus seguidores, tanto ortodoxos como nuevos analistas, a defender lo que más tarde sería la teoría de psicoanálisis, con variados fundamentos que no entraré a detallar.

 

Sigmund Freud debe haber tenido razones, partiendo de sus propias percepciones y valoraciones, para actuar como lo hizo; sin embargo, lo indudable es que nunca profundizó en la hipnosis, pues parece ser -a la luz de los conocimientos actuales- que no hurgó lo suficiente en la exploración hipnótica y que tampoco dejó orientaciones poshipnóticas precisas para reconocer los elementos causales después de abandonar el estado hipnótico y poder intervenir al respecto.

 

Es de todos conocido que la psicología científica aboga por la no aplicación dogmática de un solo método de diagnóstico o terapéutico, ya que éste puede ser útil en una ocasión, pero no así en otra.

 

Sin pretender restar importancia a este asertivo freudiano, pienso que él no tuvo tal vez toda la visión necesaria para ahondar en el hecho. Nada más lejos de mi intención que con­vertirme en un crítico de Freud, pues confieso que le admiro y comparto muchos de sus postulados; pero trato de definir nuestra posición que es un derecho que nos asiste de igual forma que otros tienen también que establecerla ante lo que hemos planteado.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Segunda parte.4

En la obra Psicoanálisis: la herida narcisista, de León Chertok e Isabelle Stenger (6), se aborda con delicadeza extraordinaria los errores clásicos de Freud y los psicoanalistas con respecto a la hipnosis provocado fundamentalmente por una ignorancia muy grande en cuanto a la profundidad de los métodos y resortes del hipnotismo, lo cual les llevó a realizar interpretaciones erróneas que el narcisismo propio de su teoría no les permitió ver, sobre todo lo valioso de este procedimien­to como sistema; y aunque llegaron a establecer la teoría dinámica del análisis psicológico, donde hicieron muchos e importantes aportes que todavía mantienen una indiscutible vigencia, no es posible dejar de atribuirle ese yerro histórico que no empaña su trascendencia humana y científica, reconocida por varias generaciones.

 

IMPORTANCIA HISTÓRICA DE LA ESCUELA DE HIPNOSIS DE PARÍS.

 

Charcot fue, sin duda, una figura paradójica. Era un magnífico neu­rólogo y dedicó la mayor parte de sus estudios e investigaciones a la solución de un problema de gran significación: la histeria postraumá­tica y su etiología física. Consideraba que las contradicciones que apa­recían eran atribuibles a la experiencia mental del accidente y no pre­cisamente al impacto físico del sistema nervioso.

 

Sus aportes brindaron una sorprendente demostración de la psicopatogenia de la histeria, aunque en la actualidad se ha comprobado que en su teoría había innumerables errores.

 

El prestigio científico que poseía mantuvo el interés por el hipnotismo al mismo tiempo que formó discípulos que contribuyeron grande­mente al desarrollo científico de la hipnosis.

 

Pero no es menos cierto que hacer de dicha técnica sinónimo de una entidad nosológica creó un ambiente de oposición a la utilización de la hipnosis. Los pacientes se negaban a ser hipnotizados para evitar que les pusieran la etiqueta de histéricos, y muchos médicos tampoco uti­lizaban la hipnosis para evitar que sus pacientes se sintieran diagnos­ticados como tales. Es decir, que la semejanza que estableció la Escuela de París, entre hipnosis e histeria, provocó recelo científico en cuanto ­a la utilización de esa técnica de tratamiento.

 

Ha sido tan difundida esta conceptualización, que incluso actualmente algunos médicos y profesionales que no tienen una adecuada informa­ción, cuando se les habla de hipnosis se representan automáticamente la similitud con la histeria de la Escuela de la Salpetriére, llegando a considerar que son los histéricos los únicos hipnotizables.

 

PRIMERA ESCUELA DE HIPNOSIS DE NANCY.

 

Tuvo su más alto exponente en Hyppolyte Marie Bernheim (1837-1919), fue un eminente profesor de medicina de la Universidad de Nancy, en Estrasbur­go, Francia, el cual acu­dió personalmente a verificar la curación que según Liébeault se habia producido en un paciente.

 

Hyppolyte M. Bernheim se mostró muy interesado por el caso y comenzó rápidamente a trabajar con la hipnosis, formando la llamada Escuela de Nancy, que fue de vital importancia para el desarrollo científico del uso de la sugestión. Practicó intensamente la hipnosis y concluyó que el sueño natural o provocado no era indispensable para realizar el trance hipnótico, puesto que "toda idea sugerida tiende a conver­tirse en acto y no existe un estado especial, anormal, artificial o histérico que se pueda calificar de hipnosis; solo hay fenómenos de sugerencias exaltantes que pueden producirse en el sueño natural o provocado" (4).

 

Si nos detenemos a pensar en las sugerencias exaltantes, nos percatamos de que se refieren a la sugestión de una manera inequívoca. Más adelante precisa: "El sueño exalta la sugestibilidad," y aduce dos razones:

 

-       Porque aumenta la creencia de suprimir el razonamiento.

-       Porque incrementa la fuerza ideodinámica por el predominio de facultades de la imaginación.

 

Éstos eran los elementos básicos que constituían para Berheim el mecanismo de la sugestión; para quien, además, estado hipnótico implicaba sugestión. Estimo que sin llegar a reducir la hipnosis a la sugestión él logró comprobar la función de ésta última en el desarrollo de la primera, como mecanismo a través del cual se produce el sueño hipnótico.

 

Ya aquí hay una diferencia esencial con Charcot, pues mientras para este la hipnosis era un estado de histeria, para Bernheim representaba un estado de sugestión. De ahí que llegara a decir que sólo en la Salpetriére encasillaban a los sujetos sugestionables como histéricos.

 

En realidad, Bernheim tenía razón, pues si bien a través del estudio de la histeria y con el empleo de la hipnosis pudieron identificarse ciertas particularidades del proceso histérico, es perfectamente observable y verificable que ésta puede aplicarse a personas normales para inculcarles determinadas características que nada tienen que ver con rasgos patológicos.

 

EL MÉTODO DE BERNHEIM.

 

El profesor estrasburgués no utilizaba ningún procedimiento técnico auxiliar; trataba de sugerir verbalmente al paciente que estaba entrando en sueño hipnótico, usando sólo la palabra. Consideraba que parte de lo que se puede hacer con las personas hipnotizadas está supeditado únicamente a la sugestión; es decir, que desde la preparación del pa­ciente hasta los efectos posthipnóticos dependen de la misma.

 

Estimaba la posibilidad de despertar recuerdos que al parecer esta­ban completamente borrados en el paciente. Esto demostraba que bajo la hipnosis la conciencia no está abolida, que la persona hipnotizada no obra como un autómata inconsciente, sino que ve, oye y sabe lo que hace.

 

Su método consistía en poner al paciente sentado o tendido, indi­cándole como aspecto fundamental un relajamiento de la musculatura estriada y apartar de su espíritu todo temor o pensamiento desagra­dable. La mirada del hipnotizador se dirigía hacia los ojos del paciente, repitiéndole de manera algo imperativa que poco a poco experimentaría una especie de entorpecimiento que le haría sentir pesados sus párpa­dos, bajo el influjo de la somnolencia, hasta llegar a sentir un deseo irresistible de dormir.

 

La entrega de Bernheim al estudio y a la investigación le permitió que en un periodo de cuatro años acumulaba 5.000 casos, de los cuales hipnotizó a el 75%. Posteriormente llegó a tener 10 000 casos donde el 83% fueron hipnotizables.

 

Ambroise Auguste Liébeault (1823-1904), médico asentado en Nancy, y Bernheim fueron los que en la Escuela de Nancy dieron a la hipnosis una teoría psicológica coherente. Liébeault puso énfasis en la impor­tancia de la sugestión para producir sueño y planteó que la hipnosis y el sueño fisiológico eran similares. Según su tesis, el sueño hipnó­tico y el sueño fisiológico son producto de la retirada de la atención del paciente o de sus energías nerviosas y ambas presuponen su voluntad o consentimiento en dormirse.

 

Bernheim, no contento con estudiar la sugestión hipnótica y su rela­ción con el sueño, creó una metódica de sugestiones que consideraba como positivas y negativas con fines terapéuticos. Dentro de estas su­gestiones se encontraba la sensación de bienestar o de desaparición de los síntomas.

 

Él pretendía comprender a sus pacientes partiendo de las motivacio­nes de los mismos y del descubrimiento de fenómenos psicológicos pro­vocados en estado hipnótico, principalmente en aquellos casos donde estaba presente la sugestión posthipnótica.

 

Las investigaciones realizadas por los científicos de la Escuela de Nancy permitieron un salto cualitativo en el estudio de la hipnosis, lo que trajo como consecuencia la autorización para que fuera incluida en la clínica general y neurológica como una forma oficial de trata­miento. Esto constituye para la hipnosis un reconocimiento y, por pri­mera vez, una aceptación oficial de su uso, que hasta ese momento era, ­prácticamente un método prohibido o por lo menos de utilización clan­destina.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Segunda parte.5

En 1884 Bernheim publicó un libro de gran importancia, De la suggestion dans l' état hipnotique et dans l' état de veille, en el que apa­recía definida la sugestión en forma más precisa, hasta llegar al término de heterosugestión, el cual se emplea actualmente para definir el tipo de sugestión que se utiliza en la hipnosis humana.

 

Bernheim definía la hipnosis como un estado especial, producido ar­tificialmente y que ponía en estado exaltado en diversos grados la sugestibilidad, o sea, la actitud para sufrir el efecto de una idea y poder ejecutarla. Juzgaba que para que la sugestión hipnótica tuviera efecto y se pudiera trabajar con ella, era necesario que existiera en el paciente una disposición o receptividad cerebral, y afirmaba que en un elevado porcentaje de personas se podía encontrar esta condición, por lo que no era posible reducir la hipnosis a pacientes neuróticos e histéricos como sostenía Charcot, quien había sido su profesor y en aquel enton­ces era su colega, y que gozaba de gran autoridad en la materia, pues­ era la principal figura de la Escuela de París.

 

Para Bernheim, el trance hipnótico no era más que un estado de sugestibilidad exaltada que puede producirse con sueño o sin él es decir, consideraba la sugestión como un acto por el cual una idea se introduce en el cerebro de los pacientes a través del receptor auditivo.

 

A pesar de que él y Liébeault juntos en las investigacio­nes, existían algunas diferencias entre ellos. Para Liébeault, la sugestión era un fenómeno propio de los estados hipnóticos. Bernheim, en cambio, tenía una concepción más amplia y consideraba que la sugestión estaba presente también en estado de vigilia, pudiendo ser utilizada en el mismo.

 

El desarrollo científico-técnico actual confirma que era Bernheim quien tenía la razón, pues la sugestión es la utilización de recursos psico­lógicos que pueden ser empleados en pacientes que se encuentran en vigilia, aunque no es menos cierto que el efecto es mucho mayor en estado hipnótico.

 

La Escuela de Nancy, se oponía a la Escuela de París en las concepciones sobre la hipnosis. Charcot sostenía una teoría exclusivamente somática, que reducía la hipnosis a histeria y la consideraba como una forma de neurosis experimental, mientras que Bernheim consideraba la hipnosis como sugestión, lo que demuestra la superioridad científica de su teoría respecto a la de Charcot.

 

EL ENFRENTAMIENTO ENTRE LAS DOS ESCUELAS DE HIPNOSIS. BERNHEIM CONTRA CHARCOT.

 

Entre Charcot y Bernheim surgió una gran rivalidad. Por un lado estaba la Escuela de París, dirigida por Charcot con su personalidad prepotente, intransigente y dogmática. Se le enfrentaba la Escuela de Nancy, con Bernheim al frente, la cual en sus métodos sólo utilizaba la sugestión verbal, pues afirmaba que desde la preparación del paciente hasta los efectos posthipnóticos, todo el proceso dependía de la sugestión.

 

Bernheim señalaba que nunca había sido capaz de provocar en sus pacientes hipnotizados las tres fases descritas por Charcot, y que sólo en una ocasión había podido observar en una paciente los periodos de catalepsia, letargia y sonambulismo y eso porque se trataba de una joven que había permanecido tres años en la Salpetriére. En opinión de Bern­heim, ese caso se debía al entrenamiento especial por medio de mani­pulaciones y por la imitación de los fenómenos que la joven había visto en otros individuos de la misma escuela. Según su interpretación, se producía la imitación con manifestación de fenómenos reflejos, en un determinado y típico orden, y eso ya no se trataba de hipnotismo natu­ral, sino del producto del entrenamiento de una auténtica neurosis hip­nótica sugestiva.

 

La posición de Bernheim creó tanta indignación en Charcot, que éste prohibió que se hablara del asunto en la Salpetriére. Incluso, de sólo escuchar el nombre de la Escuela de Nancy, cambiaba su tono afectivo y se ponía furioso.

 

De la controversia entre la Escuela de París, que manifestaba como factor decisivo en la hipnosis los reflejos somáticos, y la de Nancy, que afirmaba que el factor decisivo en la hipnosis era la sugestión psíquica, triunfó esta última escuela, que pudo convencer a la comunidad cien­tífica de que la gran variedad de manifestaciones que se producían, desde los trances y las crisis descritas por Mesmer, los estados sonambúlicos estudiados por Puységur y el abate Faría, hasta los tres períodos descritos por Charcot, eran provocados por la sugestión.

 

En este histórico y clásico enfrentamiento debemos profundizar en los aspectos teóricos más importantes de cada uno de ellos.

 

Primero: Charcot consideró que en la estructura de todo fenómeno hipnótico se incluían 3 elementos:

 

a)     Letargo.

b)    Catalepsia.

c)     Sonambulismo.

 

Bernheim se opuso a esta formulación, pues según él todo lo observado por Charcot era una simple fábula, que no resultaba fácil -a pesar de que había hipnotizado a más de 5 000 sujetos- hallar esa estructura y que si bien había podido corroborar ocasionalmente algún estado de letargo, catalepsia, sonambulismo o ambos, se había debido al previo condicionamiento que poseían algunos sujetos por haber pasado por la Clínica de la Salpetriére, donde adquirieron una cierta aptitud - actitud sugestiva.

 

Segundo: Se estima que Bernheim tuvo un basamento tremendamente fuerte para sustentar sus ideas y muy sobradas razones para no reducir la histeria a un acto hipnótico, pero le faltó visión para comprender cuán real era la observación hecha por Charcot en cuanto a la estructura, pues aunque no siempre se llega a una fase sonambúlica o cataléptica, son estadios por los que puede pasar un individuo bajo hipnosis, según ésta sea profunda, intermedia o leve.

 

Debe partirse del hecho de que este enfoque responde a los criterios de la hipnosis clásica en función del nivel de trance que se logre con el sujeto hipnotizado.

 

Analicemos a continuación qué significan los tres estados postulados por Charcot:

 

ETAPAS DE LA HIPNOSIS.

 

El hipnotizador o el hipnólogo (si hablamos del terapeuta), no son personas que tengan un "poder" especial innato o adquirido para someter a su voluntad a otros. Simplemente aplican unas técnicas que llevan al inducido hasta el estado hipnótico. Ello sucede progresivamente pasando de un estado más ligero o trance superficial en el que el sujeto relaja la musculatura de su cuerpo en general: es el estado letárgico. Posteriormente, cuando la persona se relaja más y su cuerpo se abandona pudiendo llegar a un estado de rigidez total, en el que podemos por ejemplo, poner a la persona entre dos puntos de apoyo, como si fuera una tabla, llegamos al estado cataléptico o trance medio. Y finalmente, el trance más profundo que correspondería al estado sonambúlico en el que el individuo es capaz de abrir los ojos sin salir del sueño hipnótico, aceptando todas las sugestiones que le imponga el hipnotizador.

 

La hipnosis, considerada desde la teoría patológica de la Escuela de París, pasa por las tres etapas o períodos o estados siguientes postulados por Charcot:


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Segunda parte.6

 

  1. Catalepsia. Se caracteriza por una disminución del tono muscu­lar y la mirada posee una fijeza que constituye uno de los signos más característicos de este período, al igual que la inmovilidad. Los miembros conservan durante mucho tiempo las posturas más difíciles que se hayan indicado. Cuando se levanta al sujeto o se le cambia de sitio, no se observa ninguna resistencia. Son abolidos los reflejos tendinosos, no aparece hiperexcitabilidad neuromuscular ni flexibilidad cérea. Existe anestesia cutánea. En los diccionarios se define como un accidente morboso caracterizado por un estado de somnolencia profunda y prolongada, similar a un estado de modorra o sueño muy pesado e insensibilidad, que ocurre en el nivel primario, por cuanto los ojos permanecen cerrados o entreabiertos, con un estremecimiento continuo a nivel palpebral. La insensibilidad se interpreta como un estado analgésico que va in crescendo en la medida en que prosiguen las sugestiones.

  1. Letargia. En este período aparecen los miembros en completo estado de flojedad o relajación muscular, obedecen a las leyes de la grave­dad, y cuando se levantan y se sueltan caen pesadamente. Los ojos aparecen cerrados o entreabiertos, y en los párpados existe un estremecimiento continuo. Hay hiperexcitabilidad neuromus­cular en diferentes grados, pues va de una zona determinada a otra; por ejemplo: de los miembros superiores él a toda la mus­culatura del cuerpo. Existe analgesia completa de la piel y de las membranas mucosas accesibles, y los aparatos sensoriales conservan cierto grado de actividad. Otros autores refieren que Implica el trance verdaderamente hipnótico en su estadio secundario. Es en esencia un accidente nervioso en el que se suspenden las sensaciones y se inmoviliza el cuerpo. Durante ese estado se manifiesta un cierto nivel de anestesia cutánea y aparecen las catalepsias ocular y de miembros, así como la rigidez cataléptica. Husband y David lo catalogan como el trance ligero de la hipnosis.

  1. Sonambulismo. Ésta es la etapa más profunda. El paciente está en relación con el hipnotizador solamente, siente la voz del mis­mo muy distante y no escucha las voces de las demás personas ni el ruido más intenso que se pueda realizar a su lado. Los párpados aparecen bajos sobre los globos oculares y éstos se presentan convergentes y dirigidos hacia arriba. También es considerado como un sueño anormal -véase la influencia de Charcot y sus concepciones a la hora de categorizar un fenómeno: (sueño anormal = proceso patológico = histeria) - en el que se tiene cierta aptitud para ejecutar algunas funciones de la vida de relación externa, como la de levantarse, hablar, andar, sin que al despertarse pueda el sujeto acordarse de ello, es decir, de lo ocurrido.

Evidentemente, para llegar a ello se impone como condición sine qua non un grado de hipnosis muy profundo, que equivale al máximo de sugestión y del mejor efecto deseado, durante el cual el sujeto ejecuta órdenes y acciones (con los ojos abiertos o cerrados) impuestas por el operador y se magnifica el nivel de comunicación entre operador e hipnotizado. Godín considera este fenómeno como una forma muy acabada de sugestión.

 

Expresadas ya en niveles más o menos asequibles, cabría preguntarse entonces:

 

  1. ¿Es cierto que esto ocurre?
  2. Y si ocurre ¿por qué negarlo?
  3. ¿Qué nivel de consistencia puede tenerse para afirmar su existencia?

Tres preguntas que de forma inexorable nos obligan a expresar una posición ante esta problemática. Trataremos de responderlas para aclarar nuestra opinión al respecto y puedan tener lugar las reflexiones de interpretación de este hecho.

 

Respuesta Nș 1

 

Si, es cierto que ocurre, y constituye un momento deseado por todos en la hipnosis, poder demostrar que un sujeto es insensi­ble, que se queda petrificado, rígido, que se mueve a designio del experimentador, que es capaz de cargar un objeto pesado y dejarse coser los labios, uniendo los superiores e inferiores, sin dolor alguno, sólo por efecto de la sugestión. Ésta es innegable.

 

Respuesta Nș 2

 

Se negó en su tiempo y todavía se niega, a causa del encasillamiento rígido con los procesos patológicos (histeria) creado por Charcot, de donde se derivó una conducta prejuiciada hacia este último, de modo que Bernheim no pudo adentrarse en los fundamentos teóricos en la Escuela de París, por más que los desdeñó, al concebir como irreales aquellos fenómenos total­mente perceptibles.

 

Para nosotros hay un asunto claro: la condición de escuelas enfrentadas las llevó a ser partícipes de un antagonismo estéril, puesto que se empecinaron en hacer valer la posición de cada una de las escuelas por encima de la otra; determinación muy dañina, porque jamás hubo canales de comunicación para comparar los plantea­mientos teóricos de cada movimiento y analizar los aspectos complementarios que, a mí juicio, existían entonces y existen ahora (9). Este enfrentamiento, como se verá más adelante, fue una de las causas fundamentales del debilitamiento de la hipnosis como sistema terapéutico y de su caída en desuso.

 

Si para Bernheim la sugestión era un proceso psicológico con valor terapéutico, para Charcot tenía también un carácter similar, pues fue el primero en destacar que el fenómeno psicológico podía ser utilizado para el tratamiento de una enfermedad. Aquí es obvia la convergencia, tal vez no explícita, pero si común entre presuntos antagonistas. De ahí que hayan elementos válidos en ambas teorías, que conducen a un mismo objetivo. El esquema número 1 nos permite comprenderlo mejor.

 

Todavía en la actualidad algunos niegan ciertos aspectos teóricos enunciados por Charcot, entre ellos los partidarios de la Nueva Hipnosis (Fundamentos que parten de la teoría desarrollada por Erickson). Veamos, por ejemplo, lo planteado por Godín (4): " Los practicantes de la hipnosis tradicional se interesan mucho por los estados de sonambulismo y los defensores de la Nueva Hipnosis quieren ignorar el fenómeno y, de hecho, no los encuentran (podemos observar si el sujeto lo cree)."

 

Recientemente Weitzenhoffer pensó que los estados de sonambulismo podrían tener otra naturaleza que no fuera los estados de hipnosis común, y expresó (9):

 

Personalmente no pienso que los estados de sonambulismo representan el estado incluso de la hipnosis, pero se trata, a decir verdad, de una forma acabada de sugestión. Los estados de sonambulismo -en mi opinión- sólo aparecen en ciertos contextos y en particular ellos llegan en el marco de una espera particular, lo que dicho de otro modo, es el resultado de ciertas actitudes de autoprogramación.

 

Advierta cómo quizás, con sutiles diferencias, estos teóricos siguen reconociendo que el sonambulismo es:

 

  1. Un estado que podía o puede tener una naturaleza diferente de la hipnosis.
  2. Una forma acabada de sugestión.
  3. El resultado de ciertas actitudes de autoprogramación.

De lo antes expuesto se desprende que:

 

No siempre la hipnosis implica sonambulismo y no siempre este último es la manifestación de un proceso de alteración de la conciencia; más aún, que la hipnosis no constituye un estado de conciencia alterada.

 

Es un fenómeno especial ligado a la sugestión, sin el cual no puede manifestarse.

Se requieren ciertas actitudes para la hipnosis y mucho más para el sonambulismo. El sujeto se autocondiciona o se autoprograma, pero a un nivel actitudinal.

 

La hipnosis representa una actitud especial.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Segunda parte.7

Esquema número 1. Convergencia de las teorías antagónicas de Bernheim y Charcot.

 

hipnosis_terapeutica_clinica/teoria_Bernheim_Charcot

 

Respuesta Nș 3

 

El nivel de consistencia para afirmar que existe, se sustenta en el ejercicio constante, donde se verifican los hechos y los planteamientos teóricos.

 

Hace ya varios años que práctico la hipnosis y en muchos pacientes atendidos se le ha provocado estados de catalepsia, letargo y sonambulismo en función de los fines propuestos. Por ejemplo: a pacientes fóbicos les hemos conducido a situacio­nes tales como enfrentar el objeto promotor de la fobia para romperlo, matarlo y comerlo. Estos actos son de tipo sonambúlico más allá de toda duda cuestionable.

 

En nuestras demostraciones casi siempre hemos logrado las tres fases para mostrar lo que puede conseguirse de un sujeto por medio de la sugestión. Recuerdo, haber promovido estados de rigidez o flacidez totales, sueño profundo con sólo abrir y cerrar los ojos, lecturas de textos, pláticas en otros idiomas, cantos, bailes, defensa personal de un amigo a manos limpias, sensación extrema de frió o calor, que evidentemente son fases de letargo, catalepsia y sonambulismo, de forma indistinta.

 

Como conclusión histórica debemos decir que los presupuestos y acciones de la Primera Escuela de Nancy, triunfaron sobre la de la Salpetriére.

 

IMPORTANCIA HISTÓRICA DE LA PRIMERA ESCUELA DE HIPNOSIS DE NANCY.

 

Los aportes que realizaron Bernheim y sus colegas en la Escuela de Nancy a la hipnosis son extraordinarios. Solamente el haber demos­trado que Charcot no tenía razón al plantear que la hipnosis y la histeria eran semejantes, facilitó un desarrollo, pues los médicos de la época no la querían utilizar para evitar que sus pacientes se ganaran el cuño­ de histéricos.

 

No es posible hablar de la hipnosis como forma de tratamiento sin mencionar el aporte extraordinario que brindó Bernheim mediante sus trabajos significativos, así como la importancia de sus artículos y libros.

 

FREUD Y LA HIPNOSIS.


Sigmund Freud, en su condición de médico investigó la hipnosis en profundidad, siendo discípulo de las famosas escuelas de La Salpetriére con el Dr. Charcot y de la Escuela de Nancy, con el Dr. Bernheim. Al principio Freud utilizó la hipnosis para el tratamiento de la neurosis, pero posteriormente, confesándose un mal hipnotizador, lo abandonó entregándose a formular su teoría del Psicoanálisis. Sus puntos de vistas ya fueron abordados cuando nos referimos a los métodos y a los alumnos de Charcot.

 

SEGUNDA ESCUELA DE HIPNOSIS DE NANCY.

 

Entre sus máximos exponentes se encuentran Emile Coué (1857-1926) y Charles Boudim (1893-1963), pero le correspondió a Cue por una razón cronológica, ser su primer representante y la figura más influida por las concepciones de Liebeault y Berheim sobre la sugestión, aunque él hizo un marcado énfasis en la autosuges­tión, particularmente en las posibilidades que tenía el sujeto para autosugestionarse y autohipnotizarse. Decía al respecto:" A fin de cuentas, toda hipnosis es autosugestión, lo que es lo mismo que autohipnosis" (3).

 

Emile Coué, nació en Troyes, fue farmacéutico e inicio los estudios de medicina pero no los pudo concluir por presentársele problemas cardiacos, con su labor no solo surge la Segunda Escuela de Hipnosis de Nancy sino también la Sociedad Francesa de Psicología Aplicada.

 

Coué fue un estudioso de los métodos de Liébeault y Bernheim, sus investigaciones reflejaban estas influencias y, sin embargo, existían di­ferencias entre sus concepciones y las de la primera Escuela de Nancy.

 

Para Bernheim, lo más importante de la hipnosis se centralizaba en la heterosugestión. En cambio, Coué le dio todo el peso a la autosugestión­; consideraba que la sugestión no actuaba sobre la voluntad, sino sobre la imaginación. En el aspecto psicológico de sus prácticas hipnóticas, estimaba que la imaginación era el elemento dominante del sub­consciente, que a su vez influía, según su teoría, en todas las funciones del organismo. Sostenía que muchas veces la imaginación se opone a la voluntad, la cual no interviene, sino que permanece oculta en la sombra, excepto cuando es colocada al servicio de la imaginación. Aseguraba que cuan­do la voluntad y la imaginación entraban en contradicción, vencía siem­pre la última sin excepción.

 

Estableció una fórmula que sostenía que entre la voluntad y la ima­ginación, la fuerza de esta última está en razón directa con el cuadrado de la voluntad; cuando la voluntad y la imaginación están de acuerdo, éstas no se suman, sino se multiplican entre sí.

 

Las concepciones de Coué contemplaban la posibilidad de que la imaginación podía ser educada y estableció con tales argumentos las leyes conocidas por su nombre (Leyes de Coué).

 

Coué definía el hipnotismo como la influencia de la imaginación sobre el ser psicológico y físico del hombre. Tomando en consideración sus planteamientos, se llega a la conclusión de que para él la hipnosis dependía de la relación con el hipnotizado y del modo en que éste asimilaba las sugestiones recibidas. Planteaba que la sugestión actúa sólo en caso de que se produzca autosugestión, la cual, para ser operante, debía actuar en estado consciente.

 

Para Coué, la sugestión inducida por el operador debía ser continuada libremente por el individuo y por su propia cuenta, y señalaba que no todas las personas tienen la capacidad de lograrla.

 

Llegó a la conclusión de que existen dos tipos de categorías humanas: los deficientes, incapaces de comprender, y los resistentes, que no quie­ren comprender. Su posición era reduccionista, al tratar de clasificar a la humanidad en dos simples categorías que están en función de la comprensión.

 

Por su parte, Boudim aportó el criterio del inconsciente positivo, según el cual "bajo estado hipnótico el sujeto asume actitudes inconscientes, que son, en esencia, un todo estructuralmente organizado que permite actuar inteligentemente en función de lograr un objetivo" (5).


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Segunda parte.8

Estos autores tuvieron una importancia capital, pues con sus postulados sentaron las bases para desarrollar métodos y enfoques teóricos que mantienen, por su connotación, una validez actual. Muestras de ellos es el valor de la autosugestión para los métodos de autorrelajación como principio inherente a éstos, y también el fenómeno del inconsciente positivo, que sirvió de basamento metodológico y teórico a la Nueva Hipnosis y a su máximo exponen­te: Erickson, quien lo enriqueció al considerarlo como una enorme computadora que trabaja sin cesar, independientemente del dueño, para llegar a la síntesis de la conducta humana, pues recibe todas las huellas de las formas de proceder del hombre. "Es quien organiza nuestros comportamientos sin nuestro consentimiento", según este autor (11).

 

Mientras para Coué y Boudim bastaba la imaginación mental para obtener el resultado o síntesis en la mayoría de los casos, para la Nueva Hipnosis ésta constituía el medio de acceso privilegia­do; si para los dos primeros la hipnosis era una máquina o mecanismo, para los partidarios de la segunda tendencia es una máquina capaz de programar.

 

Al psicólogo y farmacéutico francés Emile Coué se le atribuye además un gran mérito como precursor de lo que se conocería más tarde como psicoterapia de grupo, pues en un período más avanzado de su vida desistió de la hipnosis y se dedicó tácitamente a la sugestión en grupos, en los que lograba establecer un método de autoeducación cívica.

 

EL MÉTODO DE COUÉ.

 

Su método está, basado en dos postulados fundamentales:

 

1-     No se puede pensar en dos cosas simultáneamente.

2-     Todo pensamiento que absorba por completo nuestra mente se convierte en verdadero para nosotros y tiende a transformarse en acto.

 

El método de Coué se relaciona con el método de entrenamiento autó­geno de Schultz, que actualmente tiene gran utilidad en psicoterapia.

 

Entre los aspectos más importantes que Coué señalaba se encuentran las orientaciones que se debían seguir con cada afección. Por ejemplo, a los pacientes que padecían de insomnio se les debía indicar que repi­tieran una frase estereotipada (Estoy dormido), lo cual provocaría de forma más rápida un relajamiento de la musculatura estriada y así se influía en el sujeto para que se presentara el sueño en forma pla­centera.

 

IMPORTANCIA HISTÓRICA DE LA SEGUNDA ESCUELA DE HIPNOSIS DE NANCY.

 

Uno de los aportes de la Segunda Escuela de Nancy es haber sido precursora de la psicoterapia de grupo, donde se utilizan métodos clásicos de autosugestión que tienen gran significación en varias formas de tratamiento actuales.

 

Para desarrollar esta técnica, Coué impartió un curso en su Instituto de Nancy que denominó (Autohipnosis como medio para aumentar el autocontrol, fortalecer la voluntad, aliviar el dolor y el sufrimiento, así como cambiar la actitud).

 

Los aportes científicos de Coué motivaron que, luego de su muerte se le hiciera un monumento en la Plaza de Nancy como reconocimiento a su trabajo.

 

UNIFICACIÓN DE LAS ESCUELAS DE HIPNOSIS.

 

El psiquiatra húngaro Karl Schaffer, destacado especialista en las funciones cerebrales, estudió en 1895 profundamente el desarrollo his­tórico de la hipnosis y estableció una teoría que unía las dos escuelas anteriores.

 

Schaffer demostró experimentalmente que por medio de la sugestión se puede constituir una serie de estímulos capaces de provocar reflejos en las vías superiores de asociación, así como en las áreas subcorticales del cerebro.

 

LA HIPNOSIS CLÁSICA EN EL CONTEXTO DE LA REFLEXOLOGÍA RUSA.

 

LA ESCUELA DE HIPNOSIS RUSA. PÁVLOV SU MÁXIMO EXPONENTE.

 

ETAPA PAVLOVIANA.

 

Iván Pétrovich Pávlov (1849-1936) fue un eminente neurofisiólogo y pensador ruso cuya actividad científica se prolongó durante más de sesenta años. Se dedicó al estudio e investigación de la fisiología de la circulación, de la digestión y de las funciones del sistema nervioso.

Fue continuador de las corrientes progresistas de la fisiología y cien­cias naturales rusas y de la filosofía materialista del siglo XIX. Se vio influido por el célebre científico Séchenov, al cual llamó el padre de la fisiología rusa.

 

Los descubrimientos de Pávlov sobre la actividad nerviosa superior del hombre y de los animales significaron una revolución en las ciencias naturales. Su teoría constituyó un duro golpe a la tendencia idealista de la psicología de su tiempo. Elaboró una teoría científica donde se le daba el peso fundamental a la palabra (sugestión verbal) y a la forma en que se podía confirmar su teoría de los reflejos condicionados en los perros, animales superiores y en particular en el hombre.

 

Consideró la hipnosis como una inhibición parcial irradiada cortical y subcortical, y vio los mecanismos que aparecen en el sueño y los sueños como un proceso fisiológico normal.

 

Su teoría planteaba que la hipnosis crea un estado de inhibición que se difunde a partir del área motora cortical a las demás áreas de los hemisferios cerebrales y que puede llegar al mesencéfalo. Esto origina primeramente una inhibición motora, que de acuerdo con la magnitud del estímulo produce presión en los movimientos oculares y favorece la inhibición de los reflejos salivales y, finalmente, aparece el sueño profundo con hipotonía muscular generalizada.

 

Para Pávlov, la hipnosis representa un grado menor que. Por eso los estímulos que son dados por medio de la sugestión son mucho más enérgicos que los del sueño. En conclusión plantea que la sugestión es un estímulo más breve, más aislado y más unificado. Su efecto produce un reflejo que puede ser simple o complejo, pues cuando se ha suprimido la inhibición de los centros superiores aumenta la sugestibilidad y otras tendencias reflejas del paciente. Esto permite que aparezca cierta facilidad para llevar a cabo determinadas acciones que de otra forma sería imposible realizar.

 

Pávlov planteó que la esencia de la hipnosis está en el hecho de que, como resultado de varias influencias endógenas o exógenas, espontá­neas o inducidas artificialmente, ciertas áreas del cerebro están exclui­das de modo temporal en cuanto a su función en diferentes niveles. Pero, al mismo tiempo, las funciones de los centros que permanecen despiertos, especialmente los subcorticales, están aumentadas. Para él la hipnosis es de por sí una modificación momentánea del funcionamiento cerebral.

 

Los descubrimientos de Pávlov revolucionaron las concepciones de la época. Se vino abajo toda una serie de teorías fundamentadas en especu­laciones, carentes de base y rigor científico. Pávlov le dio al hipnotismo una base fisiológica y con esto lo convertía en una técnica con una fuerte sustentación materialista.

 

En una de sus conferencias dijo:

 

Si uno pudiera mirar a través del cráneo y se iluminaran las­ áreas corticales despiertas excitadas, mientras que las regiones que producen los procesos inhibidores, la hipnosis o el sueño, estuvieran en penumbras, muchos parches de sombras de in­hibición se observarían sobre las áreas brillantes. El sueño se reconocería por la amplitud de las sombras de inhibición irra­diada; y en medio de las zonas oscuras brillarían puntos del despertar.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Segunda parte.9

Planteaba que en el hombre, además del primer sistema de señales (reacciones a la influencia directa del mundo exterior), existe un se­gundo sistema de señalización (el lenguaje), capaz de modificar consi­derablemente la actividad nerviosa superior del ser humano. Sus plan­teamientos en relación con este sistema constituyen la piedra angular para la teoría materialista del conocimiento, pues por medio de ellos se establece la base fisiológica del pensamiento humano, donde la palabra (el lenguaje) toma gran significación.

 

Pávlov explicó la naturaleza del sueño en los animales superiores, demostrando que es producto de una inhibición generalizada de la cor­teza a través de los hemisferios cerebrales.

 

No fue hasta que aparecieron los descubrimientos de Pávlov que la hipnosis tuvo una verdadera base científica, que respondiera a una con­cepción materialista dialéctica de la ciencia.

 

Los últimos años de su vida, Pávlov los dedicó a la investigación y al estudio de las enfermedades del sistema nervioso. Fue el descubridor de las neurosis experimentales en animales.

 

La generalización filosófica de sus descubrimientos constituyó un salto cualitativo en el desarrollo científico-técnico y enriqueció los prin­cipios del materialismo dialéctico aplicados a la naturaleza, estando en contra de las corrientes y manifestaciones del idealismo y del oscurantismo.

 

Sus investigaciones sobre los procesos de inhibición y excitación lo llevaron a plantear que la inhibición interna, la hipnosis y el sueño cons­tituyen el mismo proceso fisiológico. A través de la práctica pudo com­probar que una estimulación monótona, repetida de modo indiferente, produce primero una inhibición interna, luego sueño, después hipnosis y finalmente sueño profundo.

 

Pávlov afirmó que en todos los años de su extensa investigación nunca había encontrado ningún fenómeno que se opusiera a la semejanza fisiológica que existe entre la inhibición interna cortical, la hipnosis y el sueño.

 

Consideraba indudable que la hipnosis es un estado especial de sueño, y planteaba que no era significativa la diferencia que pudiera haber con una inhibición interna, desde el punto de vista fisiológico. Existe una ley que justificaría las leyes del hipnotismo, denominada ley de los puntos reflexógenos, que como refiere Volgyesi neurólogo húngaro que trabajó con Pávlov, esclarece las verdaderas leyes del hipnotismo. Esto nos facilita una comprensión adecuada y científica de los fenómenos hipnóticos.

 

Pávlov demostró mediante experimentos que casi todos nuestros ór­ganos pueden ser influidos indirectamente por medios neurofisiológicos. Sus descubrimientos en los animales y en el hombre comprobaron que la hipnosis no es un poder sobrenatural, sino que constituye una técnica psicológica que facilita la formación de estados alterados de concien­cia. Prueba de esto lo constituye el hecho de que los efectos psicoso­máticos de la sugestión en este caso los reflejos condicionados pueden producirse de forma más rápida e intensa cuando el sujeto se encuentra en estado hipnótico que cuando se halla en estado de vigilia. Es nece­sario destacar que a pesar de estar en vigilia, una persona siempre tendrá zonas de la corteza donde existe inhibición.

 

El destacado científico ruso Alexander R. Luria ha planteado que la primera unidad funcional del cerebro es la encargada de controlar el estado de vigilia, mediante la formación reticular activada que regula el tono de la corteza.

 

Es necesario para todo hipnólogo conocer la obra y los aspectos teóricos fundamentales de Iván Petrovich Pávlov sobre como introdujo el concepto de segundo sistema de señales, privativo del hombre, y considerando lo siguiente: "La palabra es un estimulador condicionado tan real como todos los demás, pero a la vez tan universal como ningún otro, que en este aspecto no puede ser comparado en modo alguno, ni cuantitativa ni cualitativamente, con los demás estimuladores de los animales" (7).

 

Tanto Pávlov como sus seguidores Bejterev, Birman, Zukovski y Platonov, dejaron establecido que la hipnosis resulta sumamente valiosa para el tratamiento de determinados procesos patológi­cos, ya sea con fines curativos, o como paliativos en los casos de dolores agudos y crónicos. Su poder como método concentrador y acelerador de la curación le confiere un carácter de hecho ventajoso en relación con otras técnicas psicoterapéuticas tradicionales.

 

Pávlov representa para cualquier investigador, científico o espe­cialista de las llamadas neurociencias, un punto de referencia obligado. Ningún hombre, como ser biológico y social, puede escapar al influjo de los valores filosóficos de su época. En nuestro caso, en Cuba, por el sistema imperante en la isla, fuimos formados en las concepciones de la teoría materialista-dialéctica del reflejo en cuanto a las funciones psíquicas y a su conocimiento, por lo que nos resulta más fácil reconocer esta propiedad inherente a esa parte de la esfera cognoscitiva. Ello significa que debemos partir:

 

1.             De una interpretación socio- histórica e histórico-natural del hombre.

2.             Del análisis fisiológico de los estados patológicos antes de describir sus formas clínicas y psicológicas.

 

En la obra de Pávlov merecen ser resaltados varios aspectos basales de su valiosa incursión en el campo de la hipnosis.

 

I.              La teoría de los reflejos condicionados.

II.             La teoría de los procesos de excitación e inhibición, con sus respectivas modalidades e interrelaciones.

III.            La teoría reflexológica del sueño y los estados intermedios entre éste y la vigilia (fases oniroides o hipnóticas).

 

Expondremos brevemente algunas características de los reflejos condicionados. Ver "Hipnosis terapeutica. Teoría, métodos y técnicas aplicadas. Tercera parte."