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Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Tercera parte
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Autor: Dr. Alberto Ochoa Govin
Publicado: 9/10/2009
 

  • Los reflejos condicionados
  • Procesos de excitación e inhibición de la corteza cerebral
  • Teoría reflexológica del sueño y los estados intermedios entre éste y la vigilia
  • El periodo de silencio de la hipnosis
  • La nueva hipnosis. Postulados y exponentes más importantes
  • Milton h. Erickson. Un nuevo y revolucionario. Enfoque de la nueva hipnosis
  • La actitud
  • La actitud hipnótica
  • El inconsciente
  • El síntoma
  • La psicoterapia
  • La metáfora
  • El símbolo
  • Aprendizaje inconsciente
  • Otros personajes durante el periodo de la nueva hipnosis
  • Análisis de las concepciones contemporáneas sobre la hipnosis


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Tercera parte.1

Hipnosis terapéutica. Teoría, métodos y técnicas aplicadas. Tercera parte

 

Dr. Alberto Ochoa Govin.

 

Doctor en Medicina. Especialista en Neurocirugía. Servicio de neurología, neurocirugía y terapia del dolor. Fundación medico preventiva. Clínica médico quirúrgica de Cúcuta. Centro Integral de especialistas de Cúcuta. Colombia. Profesor Universidad de Pamplona. Norte de Santander. Colombia.

 

Colaboradora:

Dra Ana Teresa Govin Cid. Doctora en Medicina. Especialista en Hematología. Master en Ciencias en Medicina Tradicional y Natural. Profesora del Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Cuba.

 

  • Los reflejos condicionados
  • Procesos de excitación e inhibición de la corteza cerebral
  • Teoría reflexológica del sueño y los estados intermedios entre éste y la vigilia
  • El periodo de silencio de la hipnosis
  • La nueva hipnosis. Postulados y exponentes más importantes
  • Milton h. Erickson. Un nuevo y revolucionario. Enfoque de la nueva hipnosis
  • La actitud
  • La actitud hipnótica
  • El inconsciente
  • El síntoma
  • La psicoterapia
  • La metáfora
  • El símbolo
  • Aprendizaje inconsciente
  • Otros personajes durante el periodo de la nueva hipnosis
  • Análisis de las concepciones contemporáneas sobre la hipnosis

 

 

LOS REFLEJOS CONDICIONADOS.

 

Según Pávlov, tales reflejos se adquieren en la vida y constitu­yen conexiones de carácter temporal, cuya permanencia depende del reforzamiento o repetición, que es, en definitiva el componente activo de este proceso, pues mantiene a los focos de excitación que se producen en la corteza cerebral, originados por los estímulos que no se inhiben. La intensidad de dichos estímulos estará dada por su duración y frecuencia; los más fuertes o acentuados, cuando son muy repetidos y en corto intervalo, perduran por mucho tiempo, pero los débiles desaparecen (inhibición). Estos condicionamientos pueden convertirse en sistemas cuando están estructurados como un conjunto donde convergen los contenidos de experiencias y conocimientos. Mientras más sean reactivados, más tiempo se mantendrán.

 

Los reflejos condicionados pertenecen a varios órdenes, pero siempre serán adquiridos, y constituyen la base del aprendizaje del hombre. Su no inhibición permite, por una parte, conservar lo aprendido; pero su inhibición tiene también a veces efectos positivos, pues como dijera Pavlov; "Sólo a la inestabilidad y al carácter temporal de la manifestación positiva de los reflejos condicionados y a su inactivación, unido a la elaboración de nuevas conexiones adquiridas, débese el hecho de que la adaptación del animal y el hombre al ambiente resulte adecuada, provechosa y ajustada en forma relativamente perfecta a todos los matices de las cambiantes circunstancias" (7).

 

Destácase aquí el carácter dinámico de estos procesos y la fácil sustitución de unos por otros nuevos, lo cual se conoce como estereotipos dinámicos.

 

PROCESOS DE EXCITACIÓN E INHIBICIÓN DE LA CORTEZA CEREBRAL.

 

La excitación se produce precisamente cuando ese estímulo que llega a la corteza cerebral, refleja toda su actividad; es decir, cuando se expresa como tal. La inhibición es todo lo contrario: representa el cese de actividad, aunque constituye un proceso activo.

 

En la corteza cerebral existen muchas partículas centelleantes, que no son más que la manifestación de diversos focos de excita­ción o haces brillantes, con continuidad cuando se propagan o irradian. Del mismo modo, cuando cesa la fuerza del estímulo que los provocó, comienzan a aparecer puntos opacos, reveladores de focos de inhibición.

 

¿Cuándo desaparecen los focos de excitación?

 

  1. Cuando cesa la fuerza que los promueve (relativa al estímulo).
  2. Cuando actúa otra fuerza superior a la que los genera y con un valor contrario; esto es: cuando el foco de inhibición elimina al de excitación.

 

Este subsistema es importante, porque toda la teoría pavloviana se basa en los choques permanentes entre la excitación y la inhibición, el predominio de uno de estos o el equilibrio. Y justamente a través de estos enfoques llegó Pávlov a demostrar­nos, en unión de sus seguidores, el por qué de las neurosis experimentales y la psicopatogenia de los trastornos mentales. Por su relevancia en el proceso hipnótico, haremos una breve referencia de las tres formas fundamentales de inhibición:

 

§  Interna o activa. En ella cada estímulo cortical se hace inactivo por sí solo, en dependencia de las mismas condiciones de su aplicación (olvido por falta de actividad).

§  Externa o pasiva. Aquí la acción de excitantes externos o internos sobre el sistema nervioso central genera un foco de nueva actividad que puede manifestarse en el funcionamiento de los órganos. Este es el fundamento de la inducción recíproca de los focos de excitación e inhibición (v gr., el mecanismo defensivo de la represión).

§  Transliminar o ultraliminar. En esta la capacidad funcional de las células nerviosas resulta insuficiente ante la intensidad del estímulo supramaximal que se presenta como destructivo (v gr., Quemaduras profundas que no causan dolor).

 

TEORÍA REFLEXOLÓGICA DEL SUEÑO Y LOS ESTADOS INTERMEDIOS ENTRE ÉSTE Y LA VIGILIA.

 

Al reducirse la excitabilidad general de la corteza o incrementarse el fenómeno inhibidor en alguna de sus regiones, el cese de actividad puede irradiarse de forma amplia a las restantes zonas de los hemisferios cerebrales y llegar a descender incluso hasta las áreas subcorticales próximas al córtex (formación reticular), que es lo que se conoce como proceso del sueño. Ello permitió a Pávlov enunciar tempranamente la ausencia de diferen­cia entre la inhibición interna y el sueño desde el punto de vista de la naturaleza psicológica y de la propia hipnosis.

 

Para él, la inhibición era un fenómeno concentrado, que en la hipnosis y el sueño se propagaba a regiones más o menos vastas del cerebro, más allá y por debajo de este órgano; sin embargo a pesar de esas similitudes como propagaciones de focos de inhibición, la hipnosis y el sueño se diferencian, puesto que en la primera la inhibición es parcial y en el segundo genera­lizada a los grandes hemisferios, con excepción de los puntos cerebrales que se mantienen alertas o de servicio e impiden que la persona se desconecte de su realidad significativa (v gr., la madre que duerme de forma apacible y profunda, pero es capaz de captar el llanto de su bebé, que le hace virarse abruptamente en la cama, prender la luz y levantarse para indagar por qué llora).

 

El sueño puede ser activo o pasivo.

 

  • Activo. Cuando se produce por irradiación progresiva de la inhibición desde alguno de sus focos, como resultado de la acción constante de un estímulo monótono o inhibidor con bastante fortaleza. La hipnosis se basa fisiológicamente en esto.
  • Pasivo. Cuando ocurre la abolición de un gran número de excitaciones recibidas de ordinario por los grandes hemisferios cerebrales.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Tercera parte.2

Entre la vigilia como tal y el sueño profundo tiene lugar una serie de estados transitorios o intermedios, que son fases hipnoides; de donde podemos concluir que los trances hipnóticos y el sueño se logran por la irradiación de un foco de inhibición, y esto es importante, porque la estimulación a través del segundo sistema de señales es capaz de dejar sembrado in situ el componente semántico activador, que en forma de sugestiones pueden encontrar los puntos enfermos y tratar diversos desórdenes que se presenten en los pacientes.

 

Pávlov aclaró muy convenientemente en su artículo denominado "El pretendido hipnotismo animal", lo que los científicos y teóricos habían considerado como hipnotismo animal en su acepción más estricta (7). De acuerdo con la concepción pavloviana, el fenóme­no consiste en volver al animal sobre su espalda con un movi­miento brusco, que ha de vencer toda posible resistencia, obligarlo a que adopte una postura antinatural y mantenerlo en esa posición durante cierto tiempo, que no debe ser muy largo. El animal en ese estado permanecerá completamente inmóvil, aún cuando se le retiren las manos, durante un intervalo que puede abarcar horas.

 

Pávlov declaró que esa conducta animal podía y debía ser catalogada como una expresión autodefensiva del sujeto, basada en la retención, pues ante un estimulo fuerte como el virarlo de bruces, que no le permite luchar, defenderse ni huir y le mantiene retenido, este adoptará esta postura para conservar la vida, ya que al manifestarse estático evitará llamar la atención de la fuerza que ha actuado sobre él.

 

Pávlov describió la fisiología de este proceso como se expone textualmente:

 

La inmovilidad se alcanza del modo siguiente:

 

Excitaciones que salen de lo común, de una gran intensidad y aspecto extraño, engendran pronto la retención refleja, en primer lugar, de la zona cortical motriz que comanda los movimientos que se llaman voluntarios. Según la intensidad y duración de la excitación, esta retención puede limitarse a la región motriz y no extenderse a las otras zonas corticales ni al cerebro medio o, por el contrario, extenderse igualmente a las regiones indicadas. En el primer caso son conservados los reflejos de los músculos oculares (el animal sigue al experimentador con los ojos), los reflejos glandulares (la saliva corre cuando se presenta la comida al perro, sin que el animal haga movi­miento alguno para tomarla) y finalmente los reflejos tónicos, que parten del cerebro medio sobre la musculatura esquelética y que mantienen al animal en la postura en que ha sido colocado (catalepsia). En el segundo caso, todos los reflejos citados acaban por desaparecer y el animal cae en el sueño, en un estado pasivo acompañado de un relajamiento total de la musculatura.

 

Véase aquí la diferenciación que hizo Pávlov en dos tipos de niveles:

 

Si la excitación que provoca el reflejo de retención llega solamente a la corteza motora, se inhiben los movimientos voluntarios, pero hay estado de vigilia, no sueño.

Si la excitación se extiende a otras zonas corticales y el cerebro medio, la inhibición se irradia hasta condicionar un estado de sueño, que será en este caso parcial y localizado.

 

En sus investigaciones con perros, auxiliado por la Dra. M. Petrova, Pávlov pudo apreciar como los animales que ya habían sido hipnotizados, caían rápidamente en estado hipnótico tan pronto como eran expuestos a las condiciones de laboratorio; reflejo esto de que también el hipnotismo animal se genera por condicionamiento o reflejos condicionados, donde la experiencia actúa como un elemento condicionante. De igual forma observó reacciones negativistas y cómo las lameduras (reflejos autocura­tivos) eran mantenidas por largo tiempo, las cuales constituyen expresiones fluctuantes de la hipnosis, donde interviene la fase paradojal.

 

Vasta fue la producción de Pávlov y sus seguidores sobre este contenido temático.

 

Abordado una vez sobre cómo explicar las acciones complicadas realizadas por el hipnotizado si se admitía que su sistema nervioso estaba inhibido, salvo el punto con el cual comunicaba con el hipnotizador, Pávlov respondió que la hipnosis no era más que un sueño que se extendía progresivamente a partir de un punto dado, y con una claridad magistral expuso que jamás el proceso de inhibición abarcaba totalmente los hemisferios cerebrales, de modo que aun cuando predominen focos de inhibición, pueden estar presentes los de la excitación, y esto es lo que permite obrar de forma conjunta al experimentador y el sujeto de experimentación, sobre la base de las órdenes dadas; razón por la cual no influyen en las otras regiones corticales, por el contenido de lo expresado.

 

Según Pávlov, "cuando una persona se despierta de una sugestión, es impotente para hacer cualquier cosa de esta excitación dada y aislada" (7)

 

De ahí que todas esas fundamentaciones teóricas le llevaran a sostener que la hipnosis es un sueño parcial y que esto constituye precisamente el aspecto que la distingue del sueño natural, donde se produce una inhibición general de los grandes hemisferios.

 

En la hipnosis, como inhibición parcial no se ocupa un foco determinado y la mayoría de los puntos permanecen activos.

 

En múltiples investigaciones efectuadas en sus laboratorios sobre la fisiología de la digestión, los reflejos condicionados y las características de la actividad nerviosa superior, este hombre célebre llegó a conclusiones muy sólidas sobre el basamento fisiológico de los procesos psíquicos, proporcionó una indiscutible base material al respecto y convirtió a la Psico­logía, de ciencia subjetiva e idealista, en ciencia objetiva y natural.

 

Continuadores de su obra como Bejterev, Kornilov, Gabrilov, Platonov, Luria, Miassichev y Sviadosh, hicieron gala de los valiosos aportes de Pávlov a la corriente reflexológica y demostraron la validez científica de su contribución.

 

EL PERIODO DE SILENCIO DE LA HIPNOSIS.

 

En el III Congreso Internacional sobre Hipnosis y Medicina Psicosomática, celebrado en París en 1965, se destacó cómo el escepticismo que se adueñó de la psicoterapia occidental, unido a lo inapropiado de algunas posiciones de determinadas corrientes hipnológicas, debilitaron el más fuerte movimiento terapéutico que jamás se conociera (8).

 

En el congreso precedente, que se había efectuado en 1900, se dieron cita prominentes figuras del hipnotismo: Charcot, Babinski, Freud, Janet, Korsakov, Bejterev y Brown Séquard, entre otros; y ésta fue la última vez que se reunieron por tan especial interés.

 

En 1965, Chertok (8) describió las raíces históricas del menos­precio en Europa hacia la hipnoterapia por parte de la medicina académica, que a su criterio eran:

 

La unilateralidad y lo inadecuado de las posiciones adoptadas en el pasado por las escuelas hipnológicas de Nancy y Babinski.

La polémica entre esas escuelas solo puso de manifiesto las enormes dificultades que se oponían al descubrimiento de los mecanismos íntimos de los estados hipnóticos, todo lo cual condujo a muchos clínicos, psicólogos y psiquiatras a asumir una posición pesimista respecto a la posibilidad de aplicar directa­mente la hipnosis en la clínica.

La muerte de Charcot que, fue un duro golpe, pues con sus trabajos y su propia vida logró alcanzar la hipnosis su máximo esplendor.


El rompimiento de Freud con la hipnosis y el desarrollo de la teoría del psicoanálisis constituyó el golpe de gracia, pues un científico como él, de tan altísimo renombre, eclipsó toda posición diferente y ganó a los antiguos adeptos de la corriente hipnótica.

 

También contribuyeron a ello las diferencias entre las principales escuelas del momento, que ya hemos abordado con profundidad en acápites anteriores dedicados al enfrentamiento de las escuelas de hipnosis y a la primera escuela de Nancy.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Tercera parte.3

Por suerte, en la antigua URSS, actual Rusia, no repercutió de igual forma la posición europea, pues aunque allí disminuyó, como en todas partes, el interés por la hipnosis, no se perdió por completo ni en tan gran medida como en otros países.

 

En su libro El problema del inconsciente, F. V. Bassin (8) desta­ca que "en virtud del profundo interés que por el problema de la hipnosis manifestaron V. M. Bejterev. K. L. Platonov y en el plano teórico toda la escuela fisiológica pavloviana, la doctrina de la hipnosis fue sometida en la Ex - Unión Soviética en las décadas del 20 y el 30, a una elaboración sistemática y multilateral y encontró repetidas posibilidades de aplicación en el área clíni­ca."

 

Tal vez la presencia física de Pávlov y su indiscutible liderazgo en la neurofisiología y psicofisiología rusas, impidió la pérdida de motivación por esta práctica que, de hecho, se mantuvo y experimentó un marcado incremento en los decenios ulteriores hasta nuestros días, al respecto.

 

Conviene recordar que Bejterev (quien vivió hasta 1927) fue un profundo conocedor de la metódica hipnótica, a la que hizo apor­tes significativos, y a la vez uno de los símbolos de la reflexología rusa y uno de sus máximos exponentes junto a Pavlov, lo cual garantizó que el interés por la hipnosis no decayera tan acentuadamente, primero en la Rusia zarista y luego en la soviética.

 

LA NUEVA HIPNOSIS. POSTULADOS Y EXPONENTES MÁS IMPORTANTES.

 

Según Godín (4) "el término Nueva Hipnosis apareció en un libro de Daniel Araoz, en 1982, y retomado en 1985 para designar la reconceptualización de cierta práctica". Sin embargo tiene sus antecedentes más remotos en la Segunda Escuela de Nancy.

 

Podemos decir que se conecta un poco con toda definición que se aleje del hipnotismo clásico, y en ello adquieren mucho valor las referencias hechas por Weitzenhoffer (9), quién optó por clasificarla como hipnosis no tradicional. Ahora bien, el mayor contenido de la Nueva Hipnosis, se halla fundamentado en los traba­jos de Erickson como principal exponente y luego en los de Weitzenhoffer, Barber, Sarbin y otros.

 

Godín opina en su obra que este término se ha defendido bastante, tanto en revistas, entre ellas Phoenix, como en un coloquio internacional sobre hipnosis que se efectuó en la Universidad de Nantiere, donde se debatió el interesante tema: "hipnosis tradicional y nueva hipnosis: ruptura o continuidad", que sentó pautas para su establecimiento definitivo en Francia, aunque se siga trabajando sólidamente con los principios de la hipnosis clásica.

 

La nueva hipnosis se diferencia de la tradicional, pues mientras en este última las orientaciones sugestivas son más directivas y autoritarias, en la primera rige un cúmulo de preocupaciones que podíamos resumir en las siguientes condiciones (teniendo en cuenta que la hipnosis, más que sugestión, es la actitud que asume el hipnólogo ante el sujeto por hipnotizar):

 

  1. Preocuparse por el otro (paciente)
  2. Cuidar la comunicación
  3. Lograr una buena relación terapeuta-paciente, dada por caracteres empáticos y armónicos.
  4. No dañar nunca la escala de valores del paciente.
  5. No convertirse en su juez acusador.
  6. Valorar la integridad del paciente.
  7. Mantener sus propias formas.
  8. Velar por la progresión lógica.

 

Veamos brevemente a que componentes psicológicos se refieren.

 

Preocuparse por el otro, equivale a reconocer que en el plano terapéutico se da una relación de ayuda técnica y humana: por un lado, la persona afectada que viene en su busca porque sufre o se siente mal; y por otro, la persona adiestrada que responde a esa demanda porque comprende la situación y está capacitada técnicamente para ello. Es la dimensión humana y psicológica típica de una relación terapeuta-paciente.

 

Cuidar la comunicación, es vital, ya que debe velarse por el tipo de información que se brinda al paciente y por la búsqueda de mecanismos de retroalimentación, que posibilitan hacer las correcciones necesarias, tanto antes de provocar el estado hipnótico como durante y después del trance, siempre con la finalidad de lograr una plena interrelación. La comunicación no es sólo verbal, sino gestual. Todo proceso comunicativo con el paciente ha de controlar manifestaciones corporales que bien pudieran activar sus defensas en los estados prehipnóticos, hipnóticos y posthipnóticos. Esto resulta sumamente importante, porque en dichos estados no hay toma de conciencia; y si se produce es tan ligera como en el caso del hipnoide.

 

 

La buena relación terapeuta-paciente, debe ocupar el primer orden, pues como en la nueva hipnosis se considera que el proceso hipnótico es, en esencia, la expresión de una actitud, la rela­ción favorable que permita las transferencias y contratransferencias completas y positivas garantiza un aumento de la confiabilidad, sobre todo del paciente hacia el terapeuta, así como el reconocimiento de esa confianza por parte de este últi­mo, lo cual le ayudará a estructurar mejor los contenidos terapéuticos y aplicar tácticas seguramente viables siempre y cuando estén matizadas por el afecto.

 

Es conveniente referirse a que el componente esencial de una actitud es el afectivo, pues a través de él se evalúa el objeto que la define. De ahí que sea indispensable lograr un clima afectivo de tal naturaleza, que condicione que cada cual se acepte, que cada cual confíe y coopere, que cada cual asuma sin prejuicios su función. En ello se basa, fundamentalmente, el éxito terapéutico.

 

No dañar nunca la escala de valores del paciente, se inserta en los paradigmas bioéticos, puesto que él es una unidad biopsicosocial, con una estructura funcional sustentada primor­dialmente en la historia de su ego y en cómo han sido sus múlti­ples relaciones dinámicas con su propio mundo y el que le rodea.

 

De ahí que sus valores si bien pueden ser comunes a cualquier ente humano y social, también pueden ser particulares, muy suyos, en dependencia de su visión de la vida y de su interrelación con éstos. Aquí se hace plenamente valedero el pensamiento juarista: "El respeto al derecho ajeno es la paz".

 

No actuar como juez reviste tanta importancia como la preocupación anterior, pues si bien pudieran existir dificultades en el activo funcional del paciente que podrían parecernos ridí­culas, inoperantes, pueriles o estúpidas, todas estas clasifica­ciones las ha sentido como suyas, como parte de su vida, donde hay inmanentemente funciones afectivas que poseen cierto valor y tal vez una significación, de manera que resulta innecesario juzgar, evaluar o censurar. En este caso lo más indicado es partir de dos premisas esencia­les:

 

  • Si el paciente no sabe evaluarlas, conducirlo hasta ese nivel.
  • Si él necesita ayuda y se pretende ofrecerla, no se puede jamás propiciar un formato de inseguridad que incremente su incapacidad de funcionamiento útil.

 

La integridad del paciente es un caro principio bioético, pues se trata de una persona con autodeterminación, para quien orientar, inducir, motivar e invitar no deben constituir un acto de fuerza; por tanto, el respeto a su dignidad y autodeterminación es un principio sagrado, y mantenerlo le dará una visión de la magnitud humana y la competencia del terapeuta.

 

El cuidado de su actuación profesional implica para el terapeuta ser fiel a los postulados éticos,, consistentes en: una elevada motivación, gran capacidad científica, indispensable condición humana y conducta consecuente, de manera tal que el paciente vea en él suficientes valores positivos, que cubran o rebasen sus expectativas.

 

Debe ponerse muchísimo celo en el enfoque estructural lógico del tratamiento, que ha de ser por etapas, cada vez más complejas y profundas, pero sin pasar a la siguiente hasta haber obtenido los resultados esperados en la anterior. Violaciones indiscriminadas o menores de este principio, pueden hacer fraca­sar el programa terapéutico y sembrar dudas en el paciente sobre la capacidad profesional del terapeuta.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Tercera parte.4

Consideramos entonces, luego de analizadas las ocho preocupaciones básicas de la nueva hipnosis, que debo retomar su precepto: continuidad o ruptura, para de cierta forma intencionada esta­blecer una comparación, lo más racional posible, entre estos presuntos atributos de la nueva tendencia y determinar si les son inherentes o, muy por el contrario, comunes a toda acción esen­cialmente terapéutica.

 

Desde los trabajos de Harry Stack Sullivan, enmarcados en el contexto de un psicoanálisis culturalista, se manifestó un cre­ciente interés - y así quedó sentado - por determinadas categorías esenciales a tener en cuenta para lograr una buena relación médico-paciente o, en un plano más amplio, terapeuta-paciente. Veámoslas:

 

Como señala el profesor J. A. Bustamante (10) en el segundo tomo de su Psicología médica, Sullivan insistía en destacar en la relación médico-paciente, la función que desempeñan:

 

  1. La personalidad
  2. Los roles y Status
  3. La comunicación
  4. Las defensas
  5. La situación

 

Partiendo del hecho de que en la relación terapéutica se enfrentan personas con comportamientos diferentes, ya que ninguna personalidad es idéntica a otra (en ello radica su carácter de irrepetibilidad), se impone entonces determinar cómo ha de ser la conducta de cada miembro de la relación ante el mismo fenómeno terapéutico.

 

Si nos basamos en el criterio de que la personalidad es una estructura psicológica muy compleja (expresión de la combinación armónica de determinantes biológicos y sociales), que permite al hombre su funcionalidad psicológica y social ante todos los eventos de su vida, representada por rasgos de carácter, temperamento, inteligencia, aspiraciones y motivos, manejados todos ellos por el nivel consciente que posibilita su conocimiento, interiorización y uso a voluntad y placer, y que esta funcionalidad refleja un sistema de valores espiritua­les y morales socialmente asimilados por él según las condi­ciones de su existencia, podemos entender que sean perfecta­mente dables las distintas formas de proceder de cada miembro de la pareja terapéutica.

 

¿Cómo se interpreta esto? Es fácil de explicar mediante un ejemplo.

 

-       Terapeuta de 36 años de edad, inteligente, de modales refina­dos, poseedor de una cultura elevadísima, de carácter noble, equilibrado, con rasgos anancásticos y cierta tendencia a ser autoritario y conservador a ultranza de los valores de la sociedad.

-       Paciente de 21 años, sexo femenino, estudiante de una escuela tecnológica, liberal, un poco histérica, muy locuaz, con rasgos coléricos y proveniente de un medio socio cultural desfavorable.

 

En ambos casos se describen formas de ser y hacer muy diferentes, de modo que como tendencia esperada, los códigos de expresión serán también distintos y se pondrán en juego al establecerse la relación terapéutica.

 

El principal objetivo del terapeuta debe ser siempre lograr una relación exitosa, por lo cual está obligado a regular y amoldar su comportamiento para llegar al paciente pues solo así será reciprocado por este, quien además suele preocuparse por lo que piensa el médico acerca de él y por su propia estimación; de ahí que corregirá sus tendencias para mostrarse conservador, adecua­rá su lenguaje y buscará información sobre el terapeuta, particu­larmente si le dan alguna referencia al respecto o si ha de continuar relacionándose con él.

 

Ya aquí aparece un fenómeno de regulación consciente en la conducta de ambos, que implica hacer funcionar sus respectivas personalidades y adecuarlas a la situación, que se crea entre uno y otro al producirse el encuentro. En ese contexto, la comunica­ción estará en función de sus necesidades, primordialmente por la conciencia que tiene el uno de su posición como técnico y guía del proceso terapéutico y el otro de su demanda como participante; y de ahí se derivan las funciones concretas que cada cual desempeña en esa relación recíproca.

 

Si esto es así -y constituye un hecho aceptado casi unánimemente en la literatura médica y psicológica-, cómo es posible que un elemento tan abordado y usado históricamente con plena conciencia, devenga entonces una preocupación persistente para la nueva hipnosis y no para otras tendencias afines.

 

Al responder hipotéticamente al respecto, pienso que la nueva hipnosis lo que hace es retomar aspectos universales para conferirles un valor especial y trascendente entre sus propósitos, mucho más dialéctico y contemporáneo, con la finalidad de diferenciarse de la hipnosis clásica y tradicional del mundo europeo, más autoritaria, dogmática e impositiva. Sólo de esa forma nos explicamos que preocupaciones generales sean individualizadas con tanta fuerza, ensalzadas como suyas y colocadas en un nivel harto superior.

 

MILTON H. ERICKSON. UN NUEVO Y REVOLUCIONARIO ENFOQUE DE LA NUEVA HIPNOSIS.

 

El norteamericano Erickson está considerado como el mejor hipnotizador contemporáneo. Muchas de sus curaciones con pacientes ya desahuciados y de personas que no encontraron solución a sus problemas con nadie, la obtuvieron con Erickson; de ahí su fama y el interés por sus métodos.

El fue un antiteórico. De hecho apenas dejó material escrito y en gran parte conocemos sus métodos gracias a sus alumnos. Para Erickson paciente y terapeuta son un tándem que establecen una alianza en la que juntos deben desbaratar las resistencias del inconsciente en “desaprender” los viejos comportamientos que nos limitan y nos acaban produciendo enfermedades o alteraciones psico-somáticas y aprender comportamientos más adaptados que nos permitan seguir la vida con verdadera eficacia y felicidad. A sus alumnos les enseñó que el terapeuta debe estar convencido de que los recursos necesarios para resolver los problemas, residen en la historia y la vida del propio paciente; ante cada problema, las soluciones se encuentran en el propio interior.

 

Sin duda alguna no se podría hablar de nueva hipnosis sin su máximo exponente: Milton Erickson (1901-1980), quien para León Chertok ha sido el más grande hipnólogo de todos los tiempos (4).

 

Nacido en los Estados Unidos, estudió Medicina y se especializó en Psiquiatría. Fue un tenaz investigador y ninguna de sus limitaciones personales le llevó a perder el interés por descubrir nuevas conexiones y dimensiones psicológicas, particularmente relacionadas con la hipnosis.

Presentó diversas dolencias a lo largo de su vida, entre ellas dislexia, incapacidad para distinguir los colores y arritmia; pero ni esas ni otras dificultades debilitaron nunca su espíritu voluntarioso y de búsqueda.

 

A los 17 años contrajo poliomielitis y quedó temporalmente invá­lido; sin embargo, según sus biógrafos, este fue un momento importante para él, pues logró a través de profundas lecturas descubrir la autohipnosis. Su afán por la práctica y experimen­tación constantes, así como su capacidad para abordar los problemas de forma no rutinaria, le permitieron aportar solu­ciones generalmente nuevas y originales; de hecho, esto significó para Erickson la adopción de un pragmatismo incesante, mediante el cual vio a la hipnosis como un fenómeno más allá de la mera sugestión, donde el papel del inconsciente adquiría una nueva dimensión. Sobre esa base, la hipnosis debía ser considerada como una entidad conceptual, como una actitud especial del sujeto al que se llevaba hasta un trance hipnótico.

 

Para Erickson fueron muy importantes determinadas categorías, que trataremos de abordar lo más cercano posible al valor que tenían para él en su sistema teórico-práctico.

Hablaremos de actitud, actitud hipnótica, inconsciente, síntoma, psicoterapia, metáfora, simbolismo y aprendizaje inconsciente.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Tercera parte.5

LA ACTITUD.

 

Para Erickson era una categoría clave en el desarrollo de la terapia hipnótica y un elemento muy útil para comprender los fenómenos de hipnotismo. De acuerdo con su criterio -recogido por Godín en 1992 (4)-, "todo modo de funcionamiento físico particu­lar no es más que el producto de una actitud mental, es decir, el hecho de concentrar la atención en una dirección determinada". De ese concepto se desprenden varios corolarios:

 

  1. Resulta indispensable que el paciente acepte o desee ser tratado con terapia hipnótica, según sus mecanismos de actuación (consciente o inconsciente).
  2. Se hace imprescindible que el paciente aprenda o experimente el hecho de una actitud convincente para que pueda ser colocado en un trance hipnótico.
  3. La actitud es la resultante de una serie de conocimientos y preocupaciones de los protagonistas y reviste gran importancia en el sistema psicoterapéutico.
  4. La hipnosis, más que sugestión es una actitud.

 

Al analizar los aspectos anteriores nos percatamos del valor metodológico y práctico que tenía la actitud para Erickson, y ello nos invita a valorarla en su justa medida para ganar en nitidez.

 

Cuando la actitud es consciente, el sujeto determina si admite o no ser hipnotizado, si vale o no la pena prestarse para ello; pero cuando el individuo actúa mecánicamente, siguiendo un patrón estereotipado, se halla en un plano inconsciente, o lo que es igual, su actitud tiene un carácter inconsciente. La actitud se basa en la disposición que permite poner en juego los mecanismos de aprendizaje y cooperación por parte del sujeto, en tanto perceptivo y analítico, que a nivel de lo consciente interactúa como autorregulador, y automodelador de su conducta.

 

LA ACTITUD HIPNÓTICA.

 

La actitud puede funcionar, y de hecho lo hace, como un interruptor que cierra o da acceso a la corriente.

 

Es un proceso al que se accede en correspondencia con el manejo que del paciente se haga; si es adecuado, su actitud también lo será, salvo algunas manifestaciones de cierta incongruencia afectiva, tal vez condicionadas por causales ajenas.

 

Este principio puede operar a la inversa, pero debe quedar claro que la actitud es positiva o negativa en función de factores tales como: dinámica de esa relación (que incluye la comunicación y las defensas) y respeto a la integridad del paciente.

 

Las defensas constituyen una expresión obligada de las actitudes. Estas regulaciones a favor o en contra están dadas paralelamente, por la percepción que tenga el sujeto acerca de qué cosa es la hipnosis y de las pretensiones que se persiguen en su caso, de modo que el sentido y el contenido ético de las acciones del terapeuta no deben jamás permanecer implícitos, sino que han de ser necesariamente explicados de manera tal que el paciente los perciba y valore. La no observancia de estos requisitos condu­cirá al fracaso terapéutico, puesto que las tensiones aumentarán y las defensas del paciente se pondrán en guardia, pero esta vez con marcadas reservas y un nivel de cuestionamiento de la capacidad profesional de su terapeuta.

 

EL INCONSCIENTE.

 

Para Erickson, el inconsciente es una enorme computadora que trabaja en función de cada sujeto al cual pertenece y sin el consentimiento de este, que es capaz de funcionar con los datos que les son proporcionados por la experiencia cotidiana del sujeto, ayudándolo a elaborar verdaderos procesos de síntesis.

 

Es interesante este planteamiento, porque se asemeja a la valoración que del inconsciente hace Uznadzé quien lo ve como expresión del set, que permite reflejar los procesos cambiantes del nivel consciente al inconsciente. Veamos:

 

En defensa de la validez de los criterios de Uznadzé, el propio Bassin (8) expone en su libro el problema del inconsciente (que tomo textualmente por su importancia), lo siguiente:

 

Al caer, el hombre efectúa casi instantáneamente una serie de movimientos de defensa, formulados inconscientemente. Estos movimientos son distintos en las diferentes direcciones de la caída y tienen en cuenta la situación en que se produce esta. Ha quedado demostrado que si al caer tiene en la mano algo precioso o frágil, ello cambia de manera profunda todos los movimientos de defensa que se producen en él "automáticamente". En estos actos realizados de modo o manera no consciente o inconscientemente, se puede manifestar con claridad la voluntad del que cae, no sólo de protegerse a si mismo, sino de proteger la carga. Ello indica con claridad que las acciones automatizadas como las conscientes, pueden reestructurarse de modo complejo y con orientación fina­lista según la situación, lo cual evidencia con amplitud aquello que bien puede llamarse capacidad de adaptación o plasticidad funcional, y la rapidez y precisión de estas transformaciones inconscientes superan casi siempre las de las modificaciones que se producen de modo consciente.

 

Erickson opinaba que "nuestro inconsciente, que es distinto del postulado por Freud, actúa inteligentemente con vista a un obje­tivo y organiza nuestro comportamiento sin nuestro consenti­miento" (11).

 

Conviene detenerse aquí para buscar las confluencias entre Erickson y Uznadzé, lo cual no es difícil. Analizando nuevamente el ejemplo de Bassin cuando se mostraba a favor de Uznadzé, tenemos que:

 

Está la actuación inteligente, dada por el hecho de que cuando el sujeto cae y tiene algún objeto valioso en su mano, no sólo busca protegerse, sino proteger también el objeto de valor.

Esto lo hace automatizadamente, con precisión, rapidez y gran plasticidad o capacidad adaptativa, sin intervención de los procesos conscientes. Ello, además de ser una conducta inteligente, se logra organizando el comportamiento sin autoriza­ción de la consciencia al no esperar por su consentimiento.

Se trata sin duda alguna de transformaciones inconscientes, a través de las cuales el sujeto se permite realizar sus propias síntesis.

Si para Erickson el inconsciente no está establecido de una manera inalterable, significa que no es un patrón rígido, sino dinámico; de ahí la elevada coincidencia con lo que dice Uznadzé, lo que también refuerza nuestro planteamiento inicial.

 

EL SÍNTOMA.

 

Para Erickson, este concepto tenía un alto significado, sobre todo de carácter pragmático, pues entendía que podía ser resuelto mediante una labor tal, que el sujeto casi nunca se percataba de que el síntoma había desaparecido, tanto en su manifestación misma como en el proceso de desarrollo, ya que el trabajo del terapeuta se hace casi imperceptible para el paciente.

 

Erickson valoró el síntoma psíquico en sus múltiples conexiones, es decir, no abstraído del entorno del sujeto, puesto que también este ocupa un lugar en el equilibrio social del enfermo. Así mismo, asumió a la par una posición crítica hacia los terapeutas que solían tratar solamente el síntoma sin tener en cuenta la realidad concreta del individuo afecto, que es donde se genera y desarrolla verdaderamente el proceso desencadenante. Por eso planteó: "Quieren calmar a sus pacien­tes tratando de sacarlo de la realidad de sus síntomas, en lugar de trabajar con esa realidad" (4).

 

Al partir de una posición filosófica consistente en ocuparse más del paciente que en la ciencia del paciente abrió la perspectiva de abordar al enfermo con un enfoque ideodinámico, sin que el sujeto supiera por qué, interesándose más por la noción de desarrollo personal en el marco ecológico de un sistema más abierto; y esto es muy importante, porque significa que el tras­torno o desorden se manifiesta cuando hay condiciones que lo favorecen como caldo de cultivo. Entre esas condiciones incluyó a las propias personas, la familia y la sociedad, cuando no son capaces de propiciar por si mismos el cambio y alteran "intermitentemente" su equilibrio psíquico, unido a las programaciones o autoprogramaciones inadecuadas que hacen que el individuo pierda el contacto inteligente con su yo, lo cual puede traducirse en las múltiples afectaciones que los siste­mas familiares y sociales provocan en el sujeto y en su inca­pacidad para responder o enfrentarlas exitosamente.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Tercera parte.6

LA PSICOTERAPIA.

 

El desarrollo de una psicoterapia no fundamentada en el análisis de la relación entre el paciente y el terapeuta, como contraria­mente hace el psicoanálisis, permitió esclarecer según Erickson lo concerniente al síntoma, sobre todo su manejo contextual.

 

Para ello no se emplearon métodos de abstracción, sino simbóli­cos, donde predominaba una categoría básica: la metáfora, que debe conducir al paciente a la compresión de su problema, pues lo lleva al camino de que se ha separado o perdido, y aquí radica lo más trascendente de su sistema terapéutico. Veamos lo que dice Godín: "Erickson gustaba mucho contar la historia de un caballo que su familia se había encontrado y desconocían al dueño, pero un día el mismo lo tomó y condujo hasta el lugar donde lo habían hallado y el caballo pudo orientarse y regresar a casa por el camino adecuado".

 

Evidentemente se trata de un enfoque simbólico del problema; pero es mucho más porque conduce a una construcción inteligente y permite aprender y reaprender, a la vez que se basa en la absoluta confianza en el paciente para resolver su problema como expresión del poder del potencial humano y todo eso inserta indudablemente a la terapia ericksoniana en una red de interconexiones con otras, aunque ello no significa que incorpore obligatoriamente los enfoques de estas. Quizás podamos explicarlo mejor.

 

Sin duda alguna, el psicoanálisis freudiano confiere un valor extraordinario al símbolo e introduce esa categoría, que fue reconocida por Erickson, pero dándole una nueva dimensión cuando utiliza la metáfora para comunicarse con el paciente.

 

Si el sujeto aprende y reaprende, ello equivale a la asimila­ción de nuevas conductas, por lo que debe eliminar viejos patro­nes inservibles o fastidiantes, es decir, desaprenderlos. Enton­ces, sí se produce el aprendizaje y desaprendizaje que esti­pulan en sus enfoques las conductistas Doller y Miller (12) y Joseph Wolpe (5), de modo que aquí hay un punto de unión con la terapia conductual.

Se vincula con las terapias humanistas, pues concede valor al poder de desarrollo del potencial humano.

 

Estos tres momentos expuestos anteriormente revelan que la tera­pia ericksoniana expone las múltiples interferencias de los diversos enfoques psicoterapéuticos, y tomemos para ilustrar esta aseveración el esquema número 2 que aparece en la obra de Godín, el cual abarca el enfoque psicoterapéutico de Milton Erickson y pone de mani­fiesto un profundo estudio de la temática psicoterapéutica.

 

Esquema número 2. Enfoques de la terapia ericksoniana.

 

hipnosis_terapeutica_clinica/enfoques_terapia_ericksoniana

 

Como puede verse, del nivel central (Milton-Erickson) se derivan 3 tipos de terapia:

 

a)     Terapia de hipnosis estratégicas

b)    Hipnoterapia ericksoniana

c)     Milton-terapia

 

Esa triada constituye el resultado evolutivo del trabajo de Erickson en cuanto el quehacer psicoterapéutico y que se impone abordar aunque sea sucintamente, para hallar su clara ascendencia en el curso de la vida científica y creadora de este prestigioso autor.

 

Terapias de hipnosis estratégicas.

 

Se enmarcan en el período en que Erickson trabajó con todo el caudal de información de la hipnosis propia del siglo pasado, donde introduce como elemento indiscutible una virtuosidad tal, que implicaba elementos nuevos. Estos últimos no eran más que estrategias que ayudaban a hacer más factible la aplicación de los conocimientos heredados y acercarse al paciente en un plano más humano.

 

El meollo conceptual estaba dado, en ese momento ericksoniano, por la creencia de que tanto la hipnosis como las sugestiones poshipnóticas permitían a los sujetos adoptar nuevas conductas a partir del funcionamiento de un sistema operativo psíquico.

 

Hipnoterapia ericksoniana.

 

Define el acercamiento de Erickson a la puesta en marcha, por parte del sujeto, de ciertos mecanismos psíquicos inconscientes que le posibilitan alcanzar estados hipnóticos con mayor facili­dad y rapidez e iniciar durante estos todos los cambios que desea producir como función terapéutica o como aspiración, apoyado en técnicas verbales que van mas allá de una simple sugestión y reflejan a la vez una actitud hipnótica.

 

Milton-terapia.

 

Hacia el final de su vida y cuando trabajaba en unión de Rossi, otro importante seguidor de la nueva hipnosis, Erickson llegó a plantear que conociendo rigurosamente la Psicología y las sutilidades del lenguaje, el terapeuta puede lograr que el paciente utilice sus descubrimientos anteriores sin necesidad de que medie un trance hipnótico especial o tradicional. Es la llamada hipnosis sin hipnosis.

 

LA METÁFORA.

 

Es un "tropo que consiste en cambiar el sentido recto de las voces por otro figurado, en virtud de una comparación tácita".

 

Para Erickson, la metáfora (de meta-feria, que significa ir más allá) (4) permite la definición de una vía, de algo que posibilita ir más lejos, lo cual equivale psicológicamente a hacer nuevos aportes en lo concerniente al significado que posee una cosa determinada para la conciencia del sujeto; de ahí que se empleen frases que puedan ayudarle a encontrar caminos para su recuperación, siempre y cuando estas frases le permitan el manejo de algo con valor para él. Usualmente la metáfora encierra un mensaje implícito. El acto de encontrarlo, activará la búsqueda consciente por parte del paciente en cuanto a lo que tiene una relación significativa para él. Digamos que ello está ligado a dos propiedades básicas de la palabra: el sentido personal y el significado. Analicemos, por ejemplo, qué quiere decir la expresión: "Hasta las rocas lloran".

¿Cómo es posible que una roca, elemento inerte, llore? ¿Acaso ocurre en la vida real? Naturalmente que no; pero aquel que necesita hallar su propia verdad, la encontrará en esta imagen metafórica, la cual podría ser, entre otras muchas interpretaciones:

 

a)    Que hasta los más duros son sensibles

b)    Que hasta los más duros se aflojan.



Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Tercera parte.7

Evidentemente, esto sirve a los propósitos de la acción terapéutica y, Erickson la emplea fuera de la hipnosis y en ello estriba el hecho de que metáfora no es hipnosis, pero al aplicarla adquiere un valor primordial para ésta, pues su uso garantiza activar determinados mecanismos para ayudarse a tomar conciencia de algo que sólo está en la propia dimensión psicológica y personal del paciente, al permitirle llegar a aquellos niveles psíquicos hasta donde la conciencia no puede hacerlo en la vida cotidiana, para entonces, al hallarlos: tocarlos, manejarlos y convertirlos en conscientes.

 

Godín asevera que "las metáforas permiten, en lo particular pasar más allá de las limitaciones psicológicas".

 

Erickson gustaba de hacer historias a sus pacientes, las cuales eran, antes que todo, metáforas útiles.

 

Para que la metáfora sea considerada como tal en el plano terap­éutico, debe ser concebida en el curso de la sesión de forma espontánea y, más que crearla, hay que ponerla en función de lo que necesita el paciente, pues de lo contrario se convierte en una sugestión metafórica por su carácter premeditado y en una factura elaborada de antemano.

 

EL SÍMBOLO.

 

El símbolo es un hecho sentencioso y, en última instancia una representación convencional o imaginaria de algo.

 

Para Erickson, la imagen simbólica tiene un peso importantísimo en su sistema terapéutico, a medida que se profundice en el yo del individuo.

 

No puede haber simbolismo sin imaginación o imaginería, ya que es ahí justamente donde la imagen representa lo simbólico y transporta al paciente a un mundo imaginario, donde las cosas que ve, adquieren para él un valor inestimable. En tanto le movilizan hacia el cambio necesario, cada objeto posee un valor simbólico e intrínseco para la propia dimensión personal del sujeto y esta dimensión es casi siempre emocional y conflictiva. Podríamos decir que el símbolo, al igual que la metáfora -pero por distintos caminos - lleva al paciente a buscar sus verdaderas motivaciones, que son inconscientes y existen en lo más profundo de su ego; de ahí que cuando las haya, comienza a deslindar la senda adecuada para su uso, que le conducirá a modificar su conducta en el mejor sentido.

 

El terapeuta puede reforzar entonces lo que el sujeto ha encontrado, si procede con tacto, y respetando los pasos que este dé, le mostrará el camino de su propio yo, de su verdad y, por ende, de su curación.

 

De ello se deriva que si el paciente utiliza un lenguaje simbólico para comunicarse, el terapeuta deberá hacer lo mismo para poder abordar el problema, facilitar el aprendizaje inconsciente y promover una conducta inteligente.

 

APRENDIZAJE INCONSCIENTE.

 

Está dado como parte del resultado de una psicoterapia eficaz en el acto de aprender, pero aquí significa el resultado de la operatividad de la hipnosis; es decir, si se dirigió hacia lo interno, hacia la verdad del sujeto y hacia el Yo en su profundidad, donde lo más útil es aprender y saber emplear lo aprendido tantas veces como sea necesario, aunque no repare conscientemente en ello.

 

Esto es más bien un dispositivo que se crea (tipo "computadora"), que está guardado y que se activa automáticamente cuando resulta preciso, puesto que se convierte en una información esencial, que se reconoce por si sola para su uso, sin pedir ayuda a nivel consciente para decirle: empléame; de ahí que ella misma se dice:"Me tengo que emplear, porque aprendí a usarme cuantas veces sea necesario y a reconocer tantas situaciones como haya que auxiliar; por tanto, ahora me toca y debo hacerlo, porque ésta es una de las situaciones".

 

El aprendizaje inconsciente es un "biofeedback", una transferen­cia de aprendizaje. Erickson señala que está claro que "el trance presenta un estado activo de aprendizaje, sin la intervención de actos conscientes".

 

OTROS PERSONAJES DURANTE EL PERIODO DE LA NUEVA HIPNOSIS.

 

Otros representantes de la nueva hipnosis son: Rossi, Barber, Arouz, Weitzenhoffer y Godín.

 

Rossi, por ejemplo fue un autor de mucho prestigio y con planteamientos teóricos muy interesantes. Trabajó con Erickson en la última etapa de la vida de éste, abordó en su extenso trabajo determinados elementos como el aprendizaje inconsciente e intentó explicar las bases fisiológicas de la hipnosis, entre otras cosas.

 

Arouz se destacó en la concepción de la autohipnosis negativa, que según él se halla al servicio de la imaginería y de las autosugestiones muy fuertes. A ello agrega que a medida que el pensamiento negativo no es consciente y escapa a la crítica, se dan fases hipnóticas que podían ser por elección y em­plearse también como elementos de hipnosis terapéutica.

 

ANÁLISIS DE LAS CONCEPCIONES CONTEMPORÁNEAS SOBRE LA HIPNOSIS.

 

Hoy nadie duda que la influencia de la sugestión esté presente en toda la vida del hombre desde que se levanta y abre sus ojos, y que su aplicación no tenga nada de misterioso ni sobrenatural, sino que es un procedimiento psicológico que tiene sus leyes y principios y actúa sobre el sistema nervioso del individuo.

 

No podemos conocer el manejo de una técnica si no conocemos su origen y no se estudia su desarrollo histórico social. Por ese motivo hemos reseñado a grosso modo a los principales científicos que a lo largo de estos últimos 200 años lucharon y soñaron porque fuera reco­nocido el uso de la sugestión, como Mesmer, Puységur, Faría, Braid. Esdaile, Bernheim, Charcot, Coué, Pávlov, Milton Erickson y muchos otros que no dejan de tener igual importancia.

 

Pretendemos que en nuestro medio la utilización de las técnicas su­gestivas se aparte por completo de los dogmatismos fanáticos de pasadas y nuevas escuelas, que no se corresponden con un criterio filosófico materialista, y que no se olvide que siempre que utilizamos la palabra, la misma lleva implícita la influencia sugestiva.

 

La sugestión constituye de por sí un recurso psicológico y se ha uti­lizado desde que apareció el lenguaje como medio de comunicación. Su utilización permitió conocer que el hombre es una unidad integral donde hay que tener en cuenta no sólo los aspectos biológicos, sino que tienen también gran significación los psicológicos y sociales.

 

La técnica de la sugestión hipnótica ha sido utilizada bajo los nom­bres de magnetismo, sonambulismo, braidismo, neurohipnotismo, abreacción, psicoanálisis, condicionamiento, sofrología, psicoterapia pro­funda, psicoterapias varias y psicoterapias breves. Pero la realidad es que todas las terapias derivan de una relación inter­personal entre terapeuta y paciente, cuando el primero desea curar y el segundo necesita y requiere ser tratado.

 

El estudio y la investigación de la hipnosis han sido realizados histó­ricamente por científicos de diversos países y se ha demostrado la exis­tencia de un desconocimiento general sobre la naturaleza que origina la sugestión hipnótica, así como sobre las leyes que rigen su acción, pero la revolución científico técnica ha permitido que actualmente ya la hipnosis sea mejor conocida.

 

Hagamos un análisis crítico de la historia del hipnotismo a partir de la posición que tomó Mesmer con su teoría del fluido magnético y de su discípulo Puységur, que no se apartó mucho de su maestro, pero que admitió la posibilidad de la influencia verbal de una persona sobre otra.


Ambas posiciones, materialistas mecanicistas, enmascaraban las ten­dencias mitológicas, idealistas y oscurantistas de la época, y de las cua­les ellos no se apartaron.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Tercera parte.8

Es importante señalar que Federico Engels, uno de los fundadores del materialismo dialéctico, se ocupó del estudio teórico práctico de la hipnosis y la sugestión. Una prueba de ello es la publicación de su trabajo titulado Las ciencias naturales en el mundo de los espíritus, en el año 1878, donde cita el caso de una joven de 20 años que al fijar la mirada y pasarle la mano con suavidad por la cara entraba fácilmen­te en estado hipnótico.

 

Engels planteó que en la relación entre inductor y sujeto no existe nada misterioso ni sobrenatural, que ese fenómeno no es más que la influencia oral de una persona sobre el sistema nervioso de otra en determinadas condiciones.

 

La sugestión y la hipnosis continuaron su desarrollo en espiral, apo­yándose en las contradicciones que se formaban entre los investigado­res y estudiosos, pero poco a poco se fue llegando a una concepción más científica. Así, Faría negó el fluido magnético y destacó el valor de la sugestión oral; Braid consideró que la hipnosis era un sueño ner­vioso, pero no pudo desarrollar más los conocimientos teóricos, pues en aquella época no había el conocimiento actual sobre la fisiología del sistema nervioso.

 

El principio en que se basaba Braid para explicar la causa de la influencia de la sugestión era metafísico e idealista; consideraba que lo que sustentaba la hipnosis era la ley del monoideísmo. Esto se puede ver claramente cuando afirmaba que la influencia de las ideas dominantes sobre la actividad física y espiritual, el monoideísmo, es un estado en que el alma está sometida a una sola idea dominante. Esta concepción influyó sobre Liébeault, que con sus trabajos constituyó el punto de partida de los postulados de la Escuela de Nancy. Liébeault planteó que la persona que duerme con sueño profundo conserva en su mente la idea de aquel que lo hizo dormir y abandona su atención concentrada y sus sentidos, y se encuentra a disposición de esta idea.

 

Como se puede apreciar, Liébeault no se apartó de la teoría del monoi­deísmo.

 

Esta posición sobre la hipnosis y la sugestión se apartaba de la ver­dadera naturaleza del origen del sueño hipnótico, que no es más que una inhibición de la masa principal de la corteza cerebral, con la con­servación de la actividad en un punto determinado; es decir, que la sugestión provoca cierta excitación sobre un punto determinado de la corteza y mientras las otras zonas se mantienen en estado de inhibición.

 

Liébeault motivó a Bernheim, que había sido alumno de Charcot, y ambos fundaron la famosa Escuela de Nancy, que consideraba que la sugestión era una influencia que ayudaba a introducir ideas en el cere­bro de las personas, siempre que fueran aceptadas por las mismas.

 

Los aportes de esta escuela fueron muy valiosos. Trataron de esta­blecer una relación entre los fenómenos producidos por la hipnosis y la sugestión con las funciones de la corteza cerebral y la psiquis del hombre. Su error principal fue que consideraban la sugestión como un acto de poca duración que se introducía en la psiquis del paciente sin ningún tipo de obstáculo. La realidad es que no todo lo que se le propone a un sujeto en estado de sueño hipnótico es aceptado por él, pues si existe alguna proposición que va en contra de sus principios morales, éticos, ideológicos, entre otros, automáticamente se provoca un rompimiento del rapport establecido con el hipnotizador y se pasa de inmediato a la vigilia; es decir, que una sugestión no es aceptada por el hipnotizado sin crítica ni resistencia.

 

A pesar del error teórico de la Escuela de Nancy, su posición pudo sobreponerse a la concepción de la Escuela de París, que identificaba la hipnosis como sinónimo de histeria. El máximo representante de esta escuela, Charcot, tiene el mérito de haber formado a infinidad de cien­tíficos que se motivaron con el estudio y la investigación de la hipnosis.

 

Charcot, en realidad, bloqueó el desarrollo de la hipnosis. Su error catastrófico de considerar la histeria como sinónimo de los fenómenos hipnóticos provocó un rechazo a este método terapéutico en muchos médicos. Su influencia fue tal, que actualmente muchos profesionales desconocedores del fenómeno hipnótico tienen todavía arraigado este concepto, completamente apartado de la realidad.

 

Una teoría, aún en boga, basada en los principios de Charcot, es la de Pierre Janet, que pretende que la hipnosis se debe a un estado de disociación. Janet trabajó en la clínica de la Salpetriére y heredó la tra­dición de Charcot que relaciona histeria e hipnosis.

 

Los estados disociativos o de disociación son una de las dos formas de manifestación de la neurosis histérica. En estos estados, en ausencia de organicidad, hay un estrechamiento del campo de la conciencia que puede limitarse a un área circunscrita de experiencia en relación con la cual el comportamiento parece consecuente y a menudo dirigido a una meta dentro de dicha área. Janet creía que había disociación de las funciones psíquicas durante la hipnosis, de manera que podían sepa­rarse diferentes elementos psicológicos y operar entre sí con mayor o menor independencia. Aunque con frecuencia se ve disociación en la hipnosis, no tiene fundamento la teoría de Janet, de igual modo que no podría jamás explicarse el origen de un fenómeno afirmando que el efecto es el que da lugar a la causa. De cualquier manera, el descubri­miento del mecanismo de disociación durante la hipnosis tuvo gran importancia para el desarrollo del hipnoanálisis.         .

 

Hubo científicos que en otras partes del mundo estudiaron también los fenómenos de la sugestión. Por ejemplo, Schaffer, psiquiatra hún­garo que estableció en 1895 una teoría ecléctica que unía las Escuelas de Nancy y de París, pero que tampoco se ajustaba a una concepción materialista dialéctica, pues no podemos hablar de hipnosis en términos de mitad sugestión y mitad soma, y es una posición completamente mecanicista.

 

La sugestión y la hipnosis han sido estudiadas por diferentes escuelas psicológicas. Una de esas escuelas es el asociacionismo, que explica la vida mental mediante un juego de asociaciones entre los estados psíqui­cos. Los asociacionistas se basan en las concepciones subjetivo idealis­tas y fenomenológicas de Berkeley y Brown, quienes en vez de hablar de asociación utilizaban el término de sugestión como más general.

 

Científicos como Wundt y Lewenfeld trabajaron sobre la sugestión. El primero la consideraba como una asociación concomitante de la con­ciencia con las ideas que surgen y no dan la posibilidad de manifestarse contrarias a la asociación. Por otro lado, Lewenfeld comprendía por sugestión la representación de carácter psíquico o psicofísico que, a consecuencia de la limitación o interrupción de la actividad asociativa, produce una acción nada común.

 

En realidad, los asociacionistas se acercaron a la comprensión del fenómeno sugestivo, pero cometieron el error de establecer sinonimia entre sugestión y asociación de ideas, al mismo tiempo que consideraron la asociación como enlace real y que existe independientemente del su­jeto que percibe. Esta posición los situaba como idealistas mecanicistas y los apartaba de la realidad objetiva del problema.

 

Otra escuela psicológica que estudió los fenómenos de la sugestión fue la conductista o behaviorista. Para Sidis y Krafft-Ebing, represen­tantes de dicha escuela, la sugestión era contemplada bajo el esquema mecánico de estímulo-respuesta (E - R). Ellos planteaban que en toda sugestión existían sólo dos eslabones: la sugestión y la reacción-res­puesta. Se puede apreciar claramente el materialismo mecanicista del esquema conductual, donde se omiten las condiciones internas del sujeto y se ve al hombre como un ser pasivo que ignora su participación y el papel que desempeña en dicha relación.

 

El conductismo no toma en consideración que cuando se estimula a un sujeto, incluso en estado hipnótico, las características de su per­sonalidad no permanecen ajenas al proceso. La mayor prueba que pode­mos tener de esto lo constituye el rompimiento del rapport que se produce cuando se le da una sugestión al paciente en contra de sus principios morales, ideológicos o religiosos.


Si nos referimos al enfoque neoconductista de la hipnología, es im­portante señalar a Hull y Erickson, quienes han desempeñado un papel muy importante en las investigaciones contemporáneas.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Tercera parte.9

Clark L. Hull (1884 -1952), creador del conductismo deductivo, marca el comienzo de la investigación hipnótica actual con la introducción de las matemáticas en la experimentación sobre hipnosis, específicamente con el uso del modelo probabilístico de la hipótesis de nulidad, alrede­dor de los años 1930. Aplicó técnicas de correlación estadística con escalas de profundidad hipnótica, para determinar los correlativos psicométricos de la respuesta hipnótica.

 

Según los estudios de Hull sobre sugestionabilidad e hipnosis, en general los niños entre siete y ocho años de edad son más fácilmente hipnotizados que en cualquier otra edad de su vida, las mujeres en general son sujetos algo mejores que los hombres, los adictos a las dro­gas son en general más sugestionables que los no adictos y los indivi­duos con cocientes de inteligencia altos son también en general más susceptibles a la hipnosis que los individuos de menos inteligencia.

Por su parte, a Milton H. Erickson se le debe, entre otras cosas, el enfoque terapéutico que pone énfasis en la brevedad y en obje­tivos limitados sin introspección, es decir, la llamada hipnoterapia breve.

 

Para Erickson, la hipnosis es un estado dirigido hacia lo interno del sujeto en el que los múltiples focos de atención característicos de nues­tra conciencia visual cotidiana están restringidos a relativamente pocas realidades internas. Al mismo tiempo, la hipnosis es un estado altamen­te motivado que lleva implícito el aprendizaje activo inconsciente; es un estado alterado de funcionamiento en el que ocurre un aprendizaje que depende del estado hipnótico, llamémosle, para ser más precisos, un aprendizaje estado dependiente. Para ilustrar esta afirmación, Erickson dice que lo memorizado en embriaguez alcohólica, en hipnosis o en un estado de excitación (por ejemplo, por el efecto de anfetaminas) o de inhibición (por el efecto de amobarbital u otros psicofármacos) se re­cuerda solamente en un estado igual; lo memorizado en estado de vigilia se recuerda sólo en otro estado de vigilia, y así ocurre en otros estados: de un sueño al siguiente, de una inspiración creadora, artística o psicótica a otra igual, de hipnosis a hipnosis y de un em­beleso a otro embeleso. Para él, el objetivo de la inducción hipnótica es reducir los focos de atención (a unas pocas realidades), facilitar alte­raciones en los patrones habituales de dirección y control del sujeto y permitir la receptividad de los pacientes a sus propias asociaciones internas y habilidades mentales que puedan integrarse en las respuestas terapéuticas.

 

La sugestión fue estudiada también por Sigmund Freud (1856 -1939), creador del psicoanálisis, el cual nació en un hogar judío de Freiberg y vivió en Leipzig y en el ghetto vienés de Leopoldstadt.

 

Freud fue alumno de Charcot en París, pero la principal motivación que impulsó su dedicación al estudio de la sugestión fue la lectura de un libro de Bernheim titulado (La sugestión y sus aplicaciones terapéuticas). Posteriormente visitó a Liébeault y a Bernheim en la Escuela de Nancy y comenzó a tratar a sus pacientes con la técnica hipnótica, aun­que en realidad no tuvo éxito y se sabe que fue un mal hipnotizador.

 

Freud investigó el trauma dinámico que Charcot mencionaba, y en esta búsqueda conoce al doctor Joseph Breuer, quien le habló del famoso caso de Anna O. que estudiaron juntos.

 

Freud comprobó que en el estado hipnótico, la paciente explicaba cuáles eran las causas de su padecimiento, el cual se manifestaba por parálisis, inhibiciones y estados de perturbación psíquica, pero esto no lo podía hacer cuando estaba despierta, ya que no era capaz de esta­blecer ninguna conexión entre sus síntomas y las diferentes experien­cias de su vida.

 

Breuer llamó catarsis al procedimiento terapéutico de establecer y reconocer las causas a nivel inconsciente que provocan los síntomas, pues decía que cuando un paciente recuerda la situación que le provocó el síntoma por primera vez y pasa por todas las excitaciones afectivas correspondientes al impulso reprimido; el síntoma asociado desaparece y no vuelve. Este procedimiento se conoce como método hipnocatártico, y es utilizado por muchos terapeutas para la eliminación de síntomas psicopatológicos de origen psicotraumático.

 

Freud y Breuer publicaron en 1893 un libro titulado Estudio sobre la histeria. (Studien über Hysterie) donde se referían al uso de este método que ambos continuaron empleando. Freud insistía en que sus pacientes revivieran por medio de la hipnosis las emociones que se suponía ha­bían provocado la enfermedad, para de esta forma hacer que los propios pacientes descargaran la energía psíquica en la que, según él, se apoya­ban los síntomas neuróticos.

 

Los casos estudiados por Freud le hicieron considerar que curaciones aparentes podían ser completamente destruidas si se interrumpía su relación personal con el paciente. Este resultado (y quizás su poca des­treza como hipnotizador) lo condujo a su decisión de abandonar por completo el mé­todo hipnótico y lo sustituyó por el psicoanálisis, que consistía en su inicio en acostar al paciente y colocarle suavemente la mano sobre la frente, insistiéndole en que recordara hechos del pasado. Posterior a esto estableció el término de represión como el mecanismo causal de las llamadas enfermedades inmotivadas.

 

Freud fue el fundador de la teoría psicoanalítica de la hipnosis y la sugestión. El subjetivismo de esta teoría toma sus fuentes en la filosofía idealista del voluntarismo de Schopenhauer, Hartmann, Nietzsche y otros. El psicoanálisis considera la psiquis del hombre dividida en cons­ciente e inconsciente, como entes autónomos, con funciones inherentes de desplazamiento, condensación, superposición, entre otros, siendo lo más im­portante el inconsciente, pues según la teoría, constituye la fuerza rec­tora de la personalidad humana donde se encuentran los instintos. Para los seguidores del freudismo, la conciencia desempeña un papel secunda­rio y de sometimiento.

 

Para los psicoanalistas, la hipnosis, la sugestión y la sugestibilidad tienen una base erótica. Así, por ejemplo, un clásico de esta corriente, Sandor Ferenczi, consideraba que el sueño hipnótico es la rehabilita­ción de los ajustes infantiles-eróticos-masoquistas y que sobre la base de la sugestión reaparece el complejo de Edipo. Para Ferenczi, la hipno­sis era un estado de regresión a una relación paterno-filial.

 

Freud escribió que la esencia de la hipnosis debía buscarse en la fijación inconsciente de la libido en la personalidad del hipnotizador, por medio del componente masoquista del impulso sexual.

Como se aprecia, en las concepciones psicoanalíticas se refleja la in­fluencia de la filosofía idealista subjetiva, irracionalista, agnóstica y mecanicista. En realidad, la conciencia es lo primero en la psiquis y es la rectora de la actividad.

 

Los planteamientos que hace el psicoanálisis en cuanto a considerar que la hipnosis tiene una base erótica y que en la sugestión se sobrepone el complejo de Edipo no son reales. El sueño hipnótico es provocado no precisamente por una causa interna, sino por la sugestión externa, aunque no es menos cierto que depende de las condiciones internas, pero desde el punto de vista fisiológico.

 

Freud, con la creación del psicoanálisis, no se apartó del empleo de la sugestión, sino que dejó de utilizar una de sus formas, la del sueño hipnótico, para trabajar en estado de vigilia, pero unido a toda una serie de concepciones que se alejan de la realidad objetiva y del verdadero fundamento fisiológico materialista de la sugestión.

 

Lo correcto de la teoría psicoanalítica de la hipnosis y la sugestión es lo referente a la observación de que en la hipnosis hay una dismi­nución del nivel de conciencialización de la psiquis.

 

Existen muchas otras teorías sobre la hipnosis, además de las ya men­cionadas. White planteó la teoría del esfuerzo dirigido a un objetivo, según la cual los fenómenos de la hipnosis se producen por el esfuerzo del sujeto en comportarse como una persona hipnotizada, según el pa­trón definido por el hipnotizador y comprendido por el sujeto; la teoría de Weitzenhoffer, basada en la homoacción, la heteroacción y la diso­ciación; la teoría de Kubie y Margolin, según la cual las fronteras del consciente están al principio limitadas al hipnotizador y luego se expanden en la hipnosis completa; la hipótesis atavística, que considera la hipnosis ante todo como una regresión al modo primitivo de funcio­namiento mental, en el cual las ideas son aceptadas en la mente por el proceso arcaico de sugestión en lugar de la función lógica adquirida más recientemente del cerebro; la teoría ideomotora, y muchas otras.

 

No fue hasta que Pávlov realizó sus descubrimientos sobre la acti­vidad nerviosa superior, que la hipnosis y la sugestión pudieron contar con una verdadera base teórico-científica materialista. Su teoría cons­tituyó una revolución dentro de la ciencia, pues daba una explicación fisiológica de los fenómenos psíquicos.


Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Tercera parte.10

Pávlov decía que la palabra constituye un reflejo condicionado que permite ser utilizado para provocar el sueño hipnótico, el que a su vez definía como una inhibición cortical interna, que surge en la zona mo­tora cortical y se irradia a las demás áreas de los hemisferios cerebrales, y que puede llegar al mesencéfalo. Con sus descubrimientos, Pávlov rompió con las concepciones idealistas, metafísicas, sobrenaturales, os­curantistas y mitológicas que se habían formado sobre la hipnosis.

 

En 1897 se llevó a cabo en Moscú el XII Congreso Internacional de Medicina y en su décimo primera sesión se presentó el tema El hipno­tismo frente a la ley de determinados países, y el presidente de la sesión era el profesor Mesechede. En dicha sesión se informó de las trabas puestas por algunos países a la aplicación de la hipnosis y se hacía notar que en Rusia, donde se permitía esta práctica, a través de más de treinta mil sesiones de hipnosis realizadas nunca se había podido comprobar ni el más mínimo peligro para el paciente.

 

Dos investigadores, Tokásky y Daniliévsky, consideraron que la hip­nosis y la sugestión eran fenómenos psicorreflejos y refutaron lo plan­teado por Charcot sobre los perjuicios de la hipnosis, demostrando por medio de sus investigaciones que la sugestión actúa beneficiosamente sobre el sistema nervioso y provoca tranquilidad y reforzamiento.

 

Las investigaciones de Tokásky y Daniliévsky demostraron que la sugestión trabaja sobre la corteza y que ésta influye en la esfera vege­tativa del sistema nervioso. También señalaron que la sugestión y la hipnosis podían actuar independientemente, es decir, la hipnosis sin la sugestión oral y esta última sin la primera.

 

Tokásky había presentado en 1890 un trabajo titulado (El hipnotismo en la pedagogía), donde planteaba el problema del papel de la suges­tión en la educación de los niños y adultos, así como la posibilidad de utilizarla con el fin de intensificar perennemente la energía de la actividad psíquica en general y consideraba que era posible emplear esta inten­sificación no transitoria para modificar la personalidad y la conducta de niños y adultos. Él afirmaba que la perdurabilidad de la acción suges­tiva se debía al efecto de la sugestión posthipnótica.­

 

Vladímir N. Béjterev (1857-1927), fundador junto con Pávlov de la escuela reflexológica rusa, fue quien desarrolló la idea sobre la hipnosis como una singular modificación del sueño natural. Este con­cepto coincidía con el de Pávlov, quien también señalaba cierta simili­tud entre inhibición interna, sueño hipnótico y sueño natural, diciendo que la diferencia que pudiera existir entre los tres no era significativa.

 

Las investigaciones realizadas por Béjterev lo llevaron a plantear que la esencia de la hipnosis era la introducción, en la esfera psíquica de otra persona, de ideas, sentimientos y emociones en la medida de lo posible, sin que intervinieran la crítica ni el juicio, utilizando la palabra y los gestos y evitando la atención activa, es decir, dando un rodeo a la personalidad crítica del sujeto. Claro que, en la utilización de los gestos para ejercer sugestión, se tiene también en cuenta un contenido verbal significativo, pero codificado en clave. Sus ideas fueron desa­rrolladas por muchos de sus discípulos, entre ellos Plátonov, Miásishev, Ananiev y otros.

 

Un aporte importante de Béjterev fueron sus investigaciones sobre la sugestión en estado de vigilia. Distinguió la sugestión volitiva o pre­meditada y la no volitiva o no premeditada. La sugestión no voluntaria actúa en la comunicación mutua de las personas, en forma impercep­tible y por esto no provoca resistencia. Esta sugestión se ilustra con el ejemplo de la influencia de una persona alegre sobre una comunidad de personas que están aburridas, las que involuntariamente y sin advertirlo se contagian con su alegría. Sin embargo, debe señalarse que en el presente ejemplo no sólo actúa la sugestión, sino también la imi­tación y otros medios de interinfluencia. Hasta su muerte, en 1927, Béj­terev realizó numerosos estudios y experimentos sobre la sugestión hip­nótica por telepatía en el Instituto de Investigaciones del Cerebro, en la ciudad de Leningrado, junto a otros investigadores entre los que se destacó Leonid L. Vasiliev.

 

En 1930 otro científico ruso, discípulo de Béjterev, Plátonov, pu­blicó un artículo denominado (La palabra como factor fisiológico y tera­péutico), en el mismo estableció la utilización de la sugestión, pero en forma de persuasión, diciendo que ésta debe ser construida sobre la base de un sistema de argumentos lógicos y demostraciones desarrolla­das consecutivamente. Puso como ejemplo las instrucciones de cómo realizar un parto sin dolor, la profilaxis de los dolores del parto, las conversaciones para el control del alcoholismo, entre otros.

 

Plátonov utilizó el término de sugestoterapia para el uso de la suges­tión como tratamiento clínico y refiere que debe tener forma de comu­nicación imperativa. Puso el siguiente ejemplo: Usted ha olvidado ya todos sus penosos sufrimientos, y cuando los recuerde por casualidad no le producirán inquietud.

 

Plátonov realizó valiosos aportes al desarrollo científico de la hipno­sis y la sugestión; consideraba esta última con posibilidad de orientar las ideas y la conducta de las personas, y que incluso llega a ser el motivo de las mismas. También consideraba que la sugestión actualiza y refuerza aquello que debe motivar las acciones y que inhibe todo lo que pueda estorbarlo.

 

En conclusión el análisis histórico del fenómeno de la sugestión y de la hipnosis nos demuestra su desarrollo y evolución, sus cambios cua­litativos y cuantitativos. Actualmente nadie niega que la sugestión actúe sobre la psiquis de las personas; es decir, que pueda influir sobre la fuerza o intensidad de fenómenos psíquicos como la percepción, la me­moria, el pensamiento, los sentimientos, la imaginación, la voluntad, entre otros.

 

La palabra influye directamente sobre el segundo sistema de señales y la corteza cerebral, se interrelaciona con el primer sistema y recibe su influencia tocando las zonas de la subcorteza, donde se encuentran los centros vegetativos superiores y los reflejos incondicionados de características complejas, como son los instintos y las emociones; es decir, que por medio de la palabra podemos ejercer influencia en estos aspectos mencionados.

 

Es de todos conocida la estrecha relación existente entre los aspectos somáticos y psíquicos; cualquier cambio fisiológico y bioquímico en el organismo provoca cierta reacción psíquica y viceversa. Por eso se uti­lizan los términos psicosomático y somatopsíquico, y sobre ambos as­pectos es posible trabajar con la hipnosis.

 

La utilización de la hipnosis y la sugestión como recurso psicotera­péutico ha tenido que recorrer un camino lleno de obstáculos en su desarrollo histórico, pero finalmente se ha podido comprobar su ca­rácter científico y su valor terapéutico.