Un nuevo patron de conducta hara retroceder la cardiopatia
Autor: Preciada Azancot Medina | Publicado:  25/11/2009 | | |
Un nuevo patron de conducta hara retroceder la cardiopatia .2


Este patrón es común a una de las seis tipologías MAT de personalidad, la tipología Constructora, cuyas extensas características encontrarán en los libros de Preciada Azancot El Esplendor de lo Humano, El Dirigente Civilizador y El Estratega Pacificador. Existen dos libros más de la creadora del MAT, ideales para conocer y diferenciar el universo de las dos emociones enfermas que llevan a la cardiopatía –la tristeza y la rabia-, corregirlas y sanarlas: El libro de tu desarrollo o cómo eliminar la tristeza y El libro de tu justicia o cómo erradicar la rabia. En este artículo nos vamos a contentar con resumir las disfunciones en cuestión y describir el patrón de conducta del cardiópata virtual.

 

¿En qué consiste la inversión de las dos emociones tristeza y rabia?

 

Ya hemos mostrado que el MAT descubre que cada emoción, cuando es auténtica, es la única energía útil capaz de alimentar y hacer funcionar correctamente la correspondiente estructura de personalidad que le corresponde: El MAT muestra que la tristeza, definida como la capacidad innata de percibir pérdidas y de encontrar opciones de reemplazo, es la energía válida para hacernos inteligentes, pues las habilidades de la estructura que alimenta –el Sintetizador en terminología MAT-- nos permiten las siguientes competencias: escuchar, conservar, seleccionar, desarrollar, archivar, actualizar, clasificar, percibir lo muerto y lo enfermo, memorizar, pensar, negociar, detectar aciertos y errores, relacionar, calcular, percibir pérdidas e incrementos, procesar, conectar, comunicar, encontrar opciones y soluciones. Vale decir el desarrollo continuo de la mente orientada hacia su verdadera función básica: el desarrollo.

 

En cuanto a la rabia auténtica, definida como la capacidad innata de reaccionar contra mentiras, manipulaciones, agresiones e injusticias y denunciarlas, proponiendo valores más sanos y actuales, nos abre las siguientes capacidades y habilidades –las del Vitalizador, en terminología MAT- : las de percibir sensaciones y emociones, sentir, repartir, asignar, reaccionar, denunciar, atacar, diluir, disolver, vitalizar, sanear, erradicar, movilizar y desplazarse. Vale decir la salud y vitalidad, la frescura y la lozanía. Y nos garantiza el ejercicio de su función básica: la justicia, la instauración legítima del derecho natural, en suma.

 

Cuando, en vez de sentir y actuar tristeza, se siente y se reacciona con rabia, con ira, surge un perfil revanchista, que buscan más culpables que soluciones. A nivel orgánico la rabia auténtica se relaciona, según el MAT, con el buen funcionamiento del hígado y del sistema digestivo. No se puede pensar con el hígado impunemente... No se debe hacer de tripas neuronas sin tener un perfil de impotencia estéril y una visión de la vida que disimula mal un resentimiento que busca a hacer pagar a justos por pecadores. Con tal de no recordar dónde, qué, cómo, por qué, cuándo y para qué se produjeron esas pérdidas que nos dejan desconsolados, sí, pero que no se quieren recuperar con tal de no reconciliarse con la vida, se prefiere el pataleo infantil en vez de la claridad madura sobre problemas o insuficiencias que resolver y paliar. Ni se está por la labor reconciliadora de tomar decisiones justas y sanas. Se prefiere ir de víctima del cruel destino que de sensible y ecuánime corrector. Se rehúye del dolor que hace crecer y corregir errores, para abocarse al desconsuelo de lo que jamás hubiera podido ser y, por lo tanto, no fue. El mito de Prometeo con el águila devorando su hígado a causa de la envidia de Júpiter aporta un modelo de identificación que, en realidad, es un débil consuelo para quien lo padece.

 

Cuando, en vez de sentir rabia auténtica contra la mentira y la manipulación, se siente tristeza conformista y derrotista, se afinca la creencia en que nada puede cambiar ni ser cambiado, y que todo intento de reaccionar, denunciar, proponer nuevos valores y jugársela por la vida sana y legítima es pura ilusión de infantiles e irrealistas soñadores. Uno se cree entonces serio porque conformista, y útil porque resignado y robotizado. El mito de Sísifo, aupando eternamente y fatigosamente la roca que, antes de alcanzar la cima, siempre vuelve a rodar y vuelta a empezar el estéril esfuerzo, inacabablemente, nos instala en la futilidad y sinsentido de una vida que es puro valle de lágrimas sin remedio posible.

 

Así, se acusa en vez de encontrar soluciones y de crecer con los errores, y se renuncia a actuar para cambiar lo cambiable.

 

Retrato tipo MAT del cardiópata virtual:

 

La estructura tipo de la personalidad cardiópata se caracteriza por la invasión del Sintetizador y el aplastamiento del Vitalizador. Este hiperracional cardiópata razona todo el tiempo para escapar del contacto con la realidad creadora, trascendente y sensual, que es así acallada. Es un individuo cuyo universo se achicó, se encogió, se aplastó bajo el peso de su propia desconfianza y de sus celos ante la realidad creadora que merece ser vivida. Desconfía de todos, de los demás y de sí mismo y sólo cree en lo que está reificado y muerto. Erich Fromm, en El corazón del hombre, describe esta personalidad como siendo necrófila, es decir que sólo ama lo que ya está clasificado, dividido, momificado, encuadrado; en suma, lo que ya no puede ser transformado. Es un individuo sometido a los valores más esclerosados de la sociedad y que, como cordero de su tropel, tiene buena conciencia porque cree en la razón de la mayoría. Es un enemigo de lo individual, del genio, de la voz disidente. Y lo peor del caso, es que ese tipo de personas son especialmente creadoras en lo potencial y acallan en sí-mismos dicha facultad así como envidian la de los demás orgullosos creadores. A causa de ello, está siempre bajo tensión a fin de controlar toda veleidad de transformación de su entorno. Siempre tiene prisa, pues debe agotarse en mantener la gruesa máquina social. Siempre frustrado, porque lo que hace escapa a su control. Culpabilizado siempre, pues nada es bastante aséptico para su gusto. Irritable pero resignado. Apurado pero ineficaz, aburrido y latoso con todo lo que no es la paz de los cementerios. Tal es el patrón de conducta MAT de  los cardiópatas isquémicos.

 

Los valvulares son sus víctimas consentidoras. Estos desearían un mundo más vivo, pero lo quieren con la colaboración de los primeros, con su bendición y con su acuerdo. Estos, son los que están de acuerdo con los primeros y creen que ser adulto es estar integrado en lo tópico y lo muerto y que se creen infantiles porque están más vivos.

 

El tratamiento MAT de la cardiopatía:

 

El enfoque MAT aporta una verdadera solución en cardiología, porque se basa sobre los siguientes descubrimientos:

 

  • El enfermo es un sistema coherente y congruente, y no una serie de órganos y de emociones sueltas y azarosas. Esta idea ya es aceptada en la actualidad, y los mejores médicos encontrarán en el MAT la ciencia más precisa sobre el funcionamiento emocional de lo humano, sin excesivas resistencias. El MAT es tan objetivo y racional que encanta a los hombres de ciencia que conforman más del 70% de los alumnos de la escuela MAT de Dirigentes.
  • Hoy, para curar lo enfermo, se necesitan equipos multidisciplinarios que trabajen en equipo y con intenso respeto mutuo: en nuestro caso, los cardiólogos, con los especialistas MAT de la conducta humana y con farmacólogos. Ese trío es indisociable y se potencia mutuamente para beneficio del paciente y de la ciencia.
  • La responsabilidad del enfermo en su enfermedad. Sólo así puede surgir la voluntad de corregir las causas y optar por la salud integral. Y debe haber un absoluto respeto por el paciente, en vez de una posición paternalista y soberbia por parte de los cuidadores y una pasividad infantil y simbiótica por parte de los enfermos.
  • La responsabilidad social en las enfermedades: la sociedad que nos hemos construido está enferma y es una fábrica de enfermos. Y corregirla, en este caso orientarla hacia el desarrollo auténtico y la biofilia que garantizan la salud y la participación responsable de los mejores, es la pieza más decisiva en el combate contra la enfermedad. En esto también, el MAT es pionero, porque demuestra que todos nacimos para alcanzar la seguridad, el desarrollo, la justicia, la transformación, el amor y la felicidad, como un derecho y un deber inherente a nuestra condición de ser humano, y muestra cómo alcanzar, conservar y trascender todas esos potenciales que traemos al nacer.


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