Cancer. Pruebas y conclusiones
Autor: Dr. P. García Férriz | Publicado:  28/02/2011 | Oncologia , Articulos | |
Cancer. Pruebas y conclusiones .2

De lo anteriormente comentado, hemos extraído unas conclusiones que a continuación exponemos.

Conclusiones

Cuando falta el sujeto (la electricidad), el que ejecuta la acción inicial de todo proceso tumoral, nunca, bajo ningún concepto, podrá formarse el cáncer, salvo rarísima patología. La patología de nuestra propia corriente eléctrica (sujeto) entra dentro de los normales cauces que rigen la fisiopatología de nuestro organismo.

Un ejemplo de ello lo tenemos en las partes orgánicas donde, con muy acusada escasez, aparece una patología tumoral. Estos raros casos clínicos los hemos mencionado reiteradamente por su vital importancia. “En todas las partes de nuestro cuerpo donde la neoplasia aparece muy raramente, normalmente no hay presencia de elevados potenciales eléctricos”. Disponen de una presencia neuroanatómica y neurofisiológica que les protege de tan terrible enfermedad.

Durante mucho tiempo venimos estudiando, meditando y razonando muy de¬tenidamente la Anatomía de Latarjet y Ruiz Liard. (6) Ello nos ha proporcionado la vía principal de nuestra investigación. Nuestro razonamiento nunca ha estado ausente del sentido común y de la responsabilidad. El estudio de la Anatomía, disciplina claramente coincidente con la realidad de los hechos, ha supuesto para nosotros un valioso resorte donde hemos basado importantes puntos de referencia. La anatomía humana y su fisiología son claramente coincidentes en el entramado de nuestra investigación. La anatomía es siempre la misma; sólo se ve perturbada por una patología fisiológica. La alteración neurofisiológica puede aparecer en todas las edades del ser humano, desde la misma fecha de nacimiento. La neurofisiología puede ser alterada por múltiples factores desencadenantes, tanto endógenos como exógenos. En la Tabla 1 (PeGFer) exponemos una sencilla síntesis basada en observaciones y pruebas.

La Gramática nos dice que “el que ejecuta o deja de ejecutar la acción del verbo es el sujeto”. Éste está siempre en acción desde el inicio hasta la fase final. Nuestra corriente eléctrica siempre está presente en todo proceso tumoral (es nuestro sujeto). La electricidad por sí sola puede producir el cáncer; también se puede producir una neoplasia con una electricidad con un potencial normal, incluso bajo, pero siempre en colaboración de un agente cancerígeno (Tabla 1. PeGFer).

En las partes orgánicas que hemos mencionado anteriormente, al no recibir po¬tenciales eléctricos altos, se hace muy difícil la formación tumoral. Los genes celulares no aparecen cancerosos. El sujeto permanece en un estado fisiológico normal, de forma corriente. Los efectos que el sujeto (electricidad) produce en la mayor parte de nuestro organismo, no aparecen en el corazón, diafragma, yeyuno e íleon, y tampoco, posiblemente, en el bazo. Sospechamos que la pobreza de formación neoplásica en este órgano, obe¬dece a causas similares. Su parénquima, normalmente, no es diana de fuerte intensidad eléctrica. Tampoco se forma un tumor primario, salvo patología.

Con poca intensidad eléctrica no es posible que se produzcan los peligrosos efectos propios de grandes intensidades, como por ejemplo, las radiaciones ionizantes, radiolisis y, muy especialmente, los radicales libres. Si el sujeto (electricidad) no aparece, no se produce actividad química alguna.

Como siempre, ponemos el mismo ejemplo: las extremidades inferiores del parapléjico, donde nunca puede aparecer la más mínima hiperqueratosis plantar. Estos enfermos, por mucho roce que se les efectúe, jamás podrán padecer de callosidad (hiperqueratosis) alguna. Luego el roce no produce dicho efecto, sino el factor predisponente y causante: nuestra propia electricidad, que es el mayor excitante que tenemos en nuestro cuerpo. (4) Sin duda alguna. Y este estado de excitabilidad existe de forma constante en todo nuestro organismo con mayor o menor intensidad, según el lugar y circunstancias.

Si la ausencia eléctrica se produce en el sistema nervioso central (SNC), ¿por qué no se ha de producir en el sistema neurovegetativo? De hecho, tratamos de demostrarlo exponiendo los casos clínicos donde es muy rara la aparición de ningún proceso tumoral. Y en todos ellos resulta coincidente la ausencia de fuertes potenciales eléctricos.

Por lo tanto, es lógico pensar y deducir lo siguiente: si en los órganos donde aparece raramente el cáncer existiesen las mismas intensidades eléctricas que en el resto de nuestro cuerpo, el proceso tumoral aparecería también con idéntica frecuencia. Pero este fenómeno no existe, sólo se produce muy raramente por causas que entran dentro del campo de la patología.

En nuestro trabajo de investigación vemos también cómo las Matemáticas son coin¬cidentes con la Gramática. Estableciendo un estado comparativo de unos hechos clínicos que acontecen en el sistema nervioso central (SNC) con los ya conocidos del sistema involuntario, vemos cómo el resultado es el mismo.

Durante muchos años (aún persistimos) hemos tratado de rebatir nuestra propia teoría electrobioquímica. Mucho hemos leído y observado. Nuestro razonamiento se ve inclinado y vencido hacia dicha teoría. Muchos son los resortes que hemos manejado, pero siempre nos faltaba algún eslabón. La cadena se rompía irremisiblemente. La aplicación de la Gramática y las Matemáticas, adaptando el sujeto (electricidad) y la X (todos los efectos), aparece con una perfecta correlación. Existe una relación recíproca entre los dos elementos conceptuales: el sistema nervioso central (SNC) y el neurovegetativo. La correlación indica una variación conjunta de los dos sistemas.

Anteriormente, hemos puesto como ejemplo un caso clínico del sistema nervioso central (SNC). Ahora vere¬mos cómo existe una similitud con otro caso correspondiente al sistema nervioso neurovegetativo; concretamente, a los centros vegetativos del sistema nervioso central (central vegetativa). Es el siguiente:

Al encéfalo de los enfermos de Alzheimer no les llega la electricidad suficiente para poder ejecutar sus habituales funciones neurohormonales y neuroquímicas. En este caso clínico, el sujeto (electricidad) no actúa. La hipófisis, el hipotálamo, el tálamo y el hipocampo constituyen su mejor y más elocuente ejemplo. Al faltar el factor eléctrico (sujeto), en el encéfalo no hay efectos (X), igual que ocurre en las extremidades del parapléjico. Lógicamente, no pueden aparecer.

Y aquí, creemos oportuno poner punto y seguido. Pasemos seguidamente a exponer su correspondiente EPÍLOGO.

Epílogo

No podíamos dar por concluido nuestro esfuerzo en tan dificilísima labor investigadora, sin manifestar nuestra gratitud a nuestros muy amables y pacientes lectores. Seguros estamos que se habrán percatado fácilmente de que las investigaciones que hemos realizado se han iniciado y continuado por la senda holística.

Precisamente por su originalidad, esta investigación científica lleva consigo inevitablemente el efecto de la sorpresa, y a veces de la incredibilidad. Por ello hemos procurado no salirnos de las rígidas y exigibles pautas que se requieren en todo planteamiento científico, que hemos llevado a cabo partiendo de un importante factor conceptual, sobre el cual se basa esencialmente todo nuestro estudio.

Para que éste se produzca en cualquier parte de nuestro organismo, es necesario, por imprescindible, que se produzca una excitabilidad celular, porque “sin dicha excitación no hay conducción nerviosa” (7) (eléctrica). Es lógico y, por tanto, si no hay conductibilidad eléctrica (nerviosa) es imposible que se produzcan acciones electroquímicas. (7) Pongamos un solo ejemplo: el enfermo parapléjico. Aquí, en este caso concreto, por primera vez sí nos atrevemos a afirmar que jamás, “nunca se podría producir ningún tumor maligno en las extremidades inferiores de dichos enfermos”. En estas regiones de nuestro cuerpo, al faltarles la corriente electromotriz, desaparece toda acción química. Sin embargo, “a estos mismos enfermos sí se les forman neoplasias malignas en el sistema neurovegetativo, al permanecer intacta su actividad eléctrica en los sistemas nerviosos simpático y parasimpático”.

Es normal que aquí encaje, a tenor de lo mencionado anteriormente, la siguiente pregunta: ¿qué tiene que ver la desaparición de todo tipo de hiperqueratosis en las extremidades del parapléjico con la etiopatogenia neoplásica? Hemos tratado de demostrar en las distintas enfermedades que hemos descrito en otros trabajos, que la causa es la misma: la electricidad.

Se da el caso curioso de que la ausencia eléctrica en las extremidades inferiores del parapléjico impide la formación tumoral y de toda clase de hiperqueratosis, y en otros casos, la ausencia eléctrica provoca distintas patologías, entre las que destacamos la enfermedad de Alzheimer.

Una prueba en al que nos basamos de que hay ausencia eléctrica en la central vegetativa de los enfermos de Alzheimer, consiste en que al aplicarse el electrochoque, dichos enfermos experimentan una transitoria mejoría; y esta mejoría es debida a que el hipocampo (del que mucho se ha escrito), la hipófisis y el tálamo han recuperado momentáneamente su actividad electroquímica. Pero todo el sistema cognitivo se resiente y retrocede en su actividad química al faltarle nuevamente la electricidad.

Así pues, nuestra propia electricidad puede provocar, bien por su presencia o bien por su ausencia patológica, distintas enfermedades que nada tienen en común. Es decir, dicho de otra manera, que “por una misma causa se pueden producir muy distintos efectos”. Y a través de los efectos, ya se sabe que pueden hallarse las respectivas causas.

Esta ha sido la pauta que hemos seguido y mantenido durante un largo recorrido en las distintas etapas o facetas de investigación a las que nos hemos entregado en cuerpo y alma, con mucho coraje y enorme derroche de voluntad. Dentro de este hermoso marco en el que nos hemos desenvuelto durante la mayor parte de nuestra existencia, ha supuesto para nosotros el mayor gozo del que el ser humano pueda disfrutar. Es una dicha imposible de describir. Así es la Investigación Científica.


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