La perspectiva neurobiologica en el estudio de la conciencia
Autor: Modesto Jesús Romero-López | Publicado:  27/07/2011 | Psicologia , Psiquiatria , Neurologia , Articulos | |
La perspectiva neurobiologica en el estudio de la conciencia .1

La perspectiva neurobiológica en el estudio de la conciencia

Modesto Jesús Romero López. Doctor en Psicología, Especialista en Psicología Clínica, Máster en Neuropsicología. Servicio de Neuropsicología y Rehabilitación (SEREN). Departamento de Psicología Clínica, Experimental y Social. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Huelva.

Resumen

La conciencia es el núcleo central de las aproximaciones neurobiológicas a los procesos mentales. En esta revisión se presenta la conciencia desde la perspectiva neurobiológica. El problema de la definición de la conciencia está omnipresente en su estudio. Se puede entender de distintos modos dependiendo de las perspectivas que se adopten. Actualmente el término conciencia juega un papel importante en la evaluación clínica de los pacientes y en la mayoría de las consideraciones fisiológicas, ocupando una parte importante del trabajo de neurólogos, biólogos, psiquiatras, neuropsicólogos y otros neurocientíficos. Se identifican tres componentes: vigilancia, atención selectiva y contenidos mentales, siendo el factor tiempo fundamental en el estudio de la conciencia. La conciencia es una función del cerebro que al igual que la respiración es un proceso activo en la vida del individuo sano.

Palabras clave: alerta, atención selectiva, conciencia, contenidos mentales.

Abstract

Consciousness is the core of neurobiological approaches to mental processes. This paper shows a review of the consciousness from the neurobiological perspective. The problem of the definition of consciousness is everywhere in his studio. It can be understood in different ways depending on the perspective adopted. Today the term conscience plays an important role in the clinical evaluation of patients and in most physiological considerations, occupying an important part of the work of neuroscientists, biologists, psychiatrists, neuropsychologists and neuroscientists. We can recognize three components: alertness, selective attention and mental contents, being crucial the time factor in the study of consciousness. This is a function of the brain and just as breathing is an active process in the life of a healthy person.

Keywords: alertness, awareness, mental content, selective attention.

INTRODUCCIÓN.

La conciencia es el núcleo central de las aproximaciones neurobiológicas a los procesos mentales. Pero de qué hablamos cuando hablamos de conciencia. Decir que un ser es consciente supone que está despierto, se da cuenta de las cosas que le rodean y puede actuar sobre ellas para vivir. En el hombre esta propiedad comprende el darse cuenta de su propia existencia, de sus pensamientos y emociones. Esto supone una vida interior no expresada en la conducta necesariamente. Se recrea un mundo interno con un significado subjetivo cuyos aspectos se reflejan en el arte, la magia o la religión. Conciencia es lo que usted tiene si está despierto y lo que usted pierde en su sueño profundo o bajo anestesia y recupera de nuevo al despertar (1).

La conciencia se puede entender y definir de distintos modos dependiendo de las perspectivas que se adopten. Así podemos emplear el término desde la filosofía, la moral, la fenomenología o el psicoanálisis. También se alude al término conciencia cuando se hace referencia al reto, a la capacidad o al testimonio. En su aceptación científica más amplia, desde un punto de vista dinámico y estructural, la conciencia se considera como la plena actividad psíquica superior resultante de la integración de los procesos mentales. Sería la función de integración de las funciones cognitivas, afectivas y motoras de un organismo, resultado de la activación y el darse cuenta del entorno externo e interno que está soportada por su sistema nervioso.

El problema de la definición de la conciencia es central en los estudios de la Filosofía de la mente y de la Psicología Cognitiva. Para muchos filósofos hablar de conciencia requiere distinguir dos tipos de problemas: Los llamados problemas “fáciles” y “difíciles”. Los primeros giran alrededor de preguntas como; ¿cómo discrimina una persona diferentes estímulos sensoriales y reaccionar ante ellos de forma apropiada?, ¿cómo es posible que las personas puedan expresar con palabras sus estados mentales? Los problemas “difíciles”, a diferencia de los anteriores, tratan de saber cómo los procesos físicos y químicos en el cerebro dan lugar a la experiencia subjetiva (2).

Desde una perspectiva monista-materialista de la mente, se procuran evitar todos los conceptos próximos al dualismo cartesiano. No obstante, en cuanto nos esforzamos en someter la cuestión cerebro-mente a un análisis científico se deja de mirar a la persona como una entidad que se comporta globalmente, pero sobre todo, es muy difícil obviar las referencias a los eventos neurales del cerebro. Desde sus orígenes la evolución de las ideas dualistas ha pasado a diferenciar distintos tipos de conciencia se habla de conciencia perceptiva o de conciencia introspectiva (3). Así, desde esos orígenes, se anda persiguiendo al duendecillo dentro del cerebro, una entidad independiente del yo, que probablemente ha escapado y mutado en algún tipo de software o programa genético camuflado en las redes neuronales y la mecánica cuántica. Con todo, la conciencia es la función psicológica más elusiva en los intentos de definición (5) y la característica más obvia y más misteriosa de nuestra mente (6).

DESARROLLO: NEUROFISIOLOGÍA, TIEMPO Y CONDUCTA

El estudio científico de la conciencia es tan antiguo como la propia ciencia y sin embargo fue ignorado por la mayoría de psicólogos y neurólogos hasta las dos últimas décadas pasadas. Se presumía que dicho estudio pertenecía al ámbito de la Filosofía o que era demasiado esquivo para someterlo a investigación experimental. No obstante, ya William James en 1890, entendía la conciencia como un proceso. Actualmente el término conciencia juega un papel importante en la evaluación clínica de los pacientes y en la mayoría de las consideraciones fisiológicas, ocupando una parte importante del trabajo de neurólogos, biólogos, psiquiatras, neuropsicólogos y otros neurocientíficos.

El interaccionismo y el paralelismo resumen la visión de la mayoría de los neurocientíficos tendente a la aproximación monista, donde los procesos mentales son procesos cerebrales (4). Así, todos los aspectos de la mente, incluido el de la conciencia podrían tener una explicación más materialista; que dependan del modo de funcionar de grandes conjuntos neuronales que interactúen entre sí (7, 8). En este sentido, la conciencia comprende todas las modalidades de percepción sensorial, memoria, pensamiento, emoción, volición y necesariamente cuando se trata el continuo de conciencia se hace referencia implícita al tiempo.

Se pueden considera tres perspectivas en el estudio de la conciencia; neurofisiológica, electroencefalográfica y conductual (9). A su vez, se pueden considerar tres componentes principales; vigilancia, contenidos mentales y atención selectiva (9, 10).

Desde finales del siglo XIX, diversos autores correlacionaron la topografía de las lesiones anatomopatológicas de casos con encefalitis, encefalopatía de Wernicke y encefalitis letárgica con la consiguiente afectación del nivel de conciencia que aquejaron a los pacientes. Destacaron que las lesiones afectaban preferentemente a la sustancia gris que rodea el tercer ventrículo, el acueducto de Silvio y el cuarto ventrículo. Pero fue a partir de la utilización de la electroencefalografía cuando se comenzaron a construir las bases del conocimiento fisiológico de la conciencia. Berger (1928) observó, analizando las diferencias entre los registros electroencefalográficos de sueño y vigilia, que durante el sueño los registros era más lento, sincrónico y uniformes en todas las áreas cerebrales. Este hecho apoyaba la existencia de un marcapasos subcortical con influencia en la activación de toda la corteza. Bremer (1937) en sus estudios experimentales en gatos, halló una clara correlación entre datos clínicos y registros encefalográficos (EEG): la sección alta (mesencéfalo-pontina) ocasionaba al animal un estado semejante al sueño y el EEG era sincronizado, como en un animal despierto y sin lesión; la sección baja (bulbo-medular) no afectaba a la apariencia facial de estar despierto y el trazado encefalográfico (EEG) era sincronizado. Concluyó que la apariencia de sueño era debida a la mayor interrupción de aferencias que se ocasionaban con la lesión alta del tronco cerebral. A partir de los estudios de Morison y Demsey (1942) y sobre todo de los de Magoun y Moruzzi (1949) se establece la existencia de un sistema activador cortical, independiente de las aferencias sensoriales específicas. Este sistema se denominó "sistema reticular activador ascendente" (SRAA), situado en la formación reticular del tronco del encéfalo, en su porción más alta y en el diencéfalo, en tálamo e hipotálamo. Estos autores demostraron que este entramado neuronal se proyectaba de forma difusa al córtex cerebral y que cuando era destruido se ocasionaba una situación de coma, la cual no era modificada ni reversible mediante estímulos sensoriales. Además, al destruirse el sistema reticular activador ascendente (SRAA) el trazado encefalográfico (EEG) era más lento y sincrónico. La estimulación mediante electrodos del SRAA en un animal dormido lo despertaba al mismo tiempo que aceleraba y desincronizaba el registro encefalográfico (EEG).

La Formación Reticular constituye el sistema filogenéticamente más antiguo del cerebro, formado por una compleja red neuronal, situado en la parte dorsal del tronco cerebral. Los sistemas reticulares de proyección ascendente actúan además en la génesis de la focalización de la atención y en la inducción del sueño (11). La función del Sistema Reticular Activador Ascendente es la de la activación cortical (12). Se sitúa en la porción más alta de la formación reticular está constituido por elementos neuronales polisinápticos que reciben colaterales de todos los sistemas sensoriales específicos, siendo particularmente importantes a partir del haz espinotalámico y del trigémino. Las proyecciones se realizan a través de tres vías principales: Desde los núcleos talámicos reticulares, de proyecciones hipotálamo-septales-límbicas y neocorticales; de proyecciones difusas corticales serotoninérgicas desde los núcleos del rafe; y de proyecciones noradrenérgicas del locus coeruleus (13).

En situaciones de normalidad neurológica en los estados de alerta, de actividad mental, orientación o emoción, el registro encefalográfico (EEG) muestra un patrón de desincronización. En reposo, sedación o inactividad mental el patrón encefalográfico (EEG) está sincronizado esto es, la actividad eléctrica neuronal está coordinada en el tiempo produciéndose ondas que varían en frecuencia y amplitud (alfa, beta, theta y delta). La fluctuación en la función de vigilancia puede observar en los patrones encefalográficos (EEG).


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