La clorosis. Enfermedad (es) ¿desaparecida (s)?
Autor: Dr. Guillermo Murillo-Godínez | Publicado:  31/05/2012 | Historia de la Medicina y la Enfermeria , Otras Especialidades , Medicina Interna , Hematologia y Hemoterapia , Articulos | |
La clorosis. Enfermedad (es) ¿desaparecida (s)? .2

Por lo general, la clorosis se establecía lentamente y por grados, pero, se citaban casos bruscos a consecuencia de enfriamientos, sustos o disgustos de origen moral. Se hacía hincapié en hacer diagnóstico diferencial con tuberculosis, úlcera péptica, etc. (23) y, en algunos casos, se relacionaba con la masturbación (15).

Tratamiento

Aunque la deficiencia de hierro no se reconoció cabalmente como el origen de la clorosis, el hierro se empleó en su tratamiento durante siglos, como lo demuestra la ingestión del jarabe preparado con virutas de hierro en vino endulzado y hervido, así como la recomendación de beber agua de la región de Spa, en Bélgica (esas aguas son ricas en bicarbonato de hierro) (*). En el siglo XV, Bavarius de Baveriis recomendaba el hierro para este padecimiento (10). Thomas Sydenham (1624-1689), también utilizó el hierro como medicamento específico para la clorosis, en 1681 (12).

(*) Otros manantiales ferruginosos (que contienen bicarbonato ferroso) y de cuyas aguas también se recomendaba beber son los de Marmolejo, Puertollano, Lanjarón, Fuenteagria, Hervideros de Fuensanta, Pyrmont, Liebenstein, Griesbach, Schwalbach, Val Silvestra im Engadin, etc. (al mismo tiempo eran favorables por el clima de altura) (23).

En 1832, Blaud usó píldoras que contenían 1.4 g de sulfato ferroso. Osler pensaba que el hierro, era más efectivo si se combinaba con el arsénico, pues éste también estimula la eritropoyesis (23); otros recomendaban administrarlo junto con bromuros, tónicos amargos y estimulantes tales como: quina, coca, corteza de naranjas amargas y cuasia amara (27). Potain sugería administrar manganeso (31). Además de los compuestos ferruginosos (percloruro o ascorbinato de hierro), se recomendaba la hidroterapia (35), la dietoterapia (se recomendaban alimentos con gran potencia nutritiva y volumen pequeño: zumo de carne, carne cruda picada o polvo de carne) y, medicación ovárica (inyecciones de extracto de ovario) (17,23,27,31). Bunge, sin embargo, consideró dudoso el beneficio de estos y otros tratamientos a base de hierro y, debido a su prestigio, su opinión retardó la comprensión cabal de esta anemia (1). También el retraso en la aplicación de la terapéutica adecuada, se debió a que la ingesta de carne roja, se consideraba como un dato de inmoralidad sexual (32).

Resolución

La disminución mundial de la frecuencia del padecimiento también se atribuyó a los cambios en el estilo de vida (supresión del uso del corsé, mejoría en las condiciones habitacionales, laborales y alimentarias, a la mayor realización de viajes y de actividad deportiva y a una reducción en las tasas de infecciones) (1,6,8), con lo que se apreció que solo algunos casos tuvieron que ver con el incremento del número y calidad de los eritrocitos. Marañón en 1936 decía: «En adelante, debemos referirnos tan sólo a anemias sintomáticas de las mujeres adolescentes; o si se prefiere, cloroanemias sintomáticas de las mujeres jóvenes, para conservar un recuerdo terminológico de este gran capítulo de la Medicina clásica, que ya no tiene razón de subsistir» (16).

Otras clorosis, ¿no relacionadas?

La anquilostomiasis, uncinariasis o anemia de los mineros, también es conocida como clorosis de Egipto o tropical (11,24); Luton decía que la clorosis era producida por hemorragias pequeñas pero continuas del estómago, que explicaban los síntomas gastrointestinales de las pacientes, las cuales llevaban eventualmente a la anemia; lo anterior tendría relación con las observaciones de Griesinger, con respecto a un cuadro parecido que sucede en la llamada clorosis de Egipto (17).

En patología vegetal se le llama clorosis a la decoloración de las plantas (girasol, maíz, jitomate, betabel, etc.), como resultado, entre otras posibles causas, de la deficiencia de cobre (18); por otra parte, en los humanos, la deficiencia de cobre produce anemia, con manifestaciones neurológicas acompañantes (20) y, por otro lado, la adición de cobre, mejoraba los efectos terapéuticos del hierro (23).

Referencias bibliográficas

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