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Concepto y utilidad de marcadores tumorales en la utilidad clínica

Concepto y utilidad de marcadores tumorales en la utilidad clínica

En años recientes, los médicos han comenzado a desarrollar nuevos tipos de marcadores tumorales. Con los avances tecnológicos, los niveles de ciertos materiales genéticos (ADN o ARN) ya pueden ser medidos en la actualidad.
López Sánchez, Elvira
Rodríguez Espina, Javier
Figueroa Sánchez, Sara

Palabras clave: Marcador tumorales, tumores, marcadores, oncología.

.ÍNDICE

1. RESUMEN
2. INTRODUCCIÓN
3. CONCLUSIÓN
4. BIBLIOGRAFÍA

1. RESUMEN

Los marcadores tumorales son sustancias que se encuentran dentro del cuerpo de una persona afectada por el cáncer. Uno de los retos más importantes de la medicina actual es el tratamiento del cáncer.

Muchas veces el diagnóstico precoz va a ser importante para el éxito de dicho tratamiento. También es necesario tener algún medio para detectar si el tratamiento está siendo efectivo o no. Un aporte importante de la bioquímica moderna es haber encontrado ciertas sustancias que se pueden medir en sangre que pueden ser utilizados como «marcadores tumorales».

Lastimosamente, no se ha encontrado una sustancia que sea cien por ciento sensible y específico para un tipo de cáncer. Por lo tanto, la utilidad de un marcador en la clínica va a depender de su grado de especificidad y su sensibilidad.

Para probar la presencia de un marcador tumoral, el médico normalmente envía una muestra de sangre u orina del paciente a un laboratorio. El marcador normalmente es identificado al combinar la sangre u orina con anticuerpos sintéticos que reaccionan con la proteína del marcador tumoral. En ocasiones se somete a prueba una muestra del tumor en sí para verificar la presencia de los marcadores tumorales.

SUMMARY

The tumour scoreboards are substances that they find inside the body of a person affected by the cancer. Often the precocious diagnosis is going to be important for the success of the above mentioned treatment. Also it is necessary to have some way to detect if the treatment is a cash or not. An important contribution of the modern biochemistry is to have found certain substances that can measure up in blood that they can be used as » tumour scoreboards «. Pitifully one has not found a substance that is a hundred sensitive and specific per cent for a type of cancer. Therefore, the usefulness of a scoreboard in the clinic is going to depend on his degree of specificity and his sensibility.

To prove the presence of a tumour scoreboard, the doctor normally sends a sample of blood or urine of the patient to a laboratory. The scoreboard normally is identified on having combined the blood or urine with synthetic antibodies that react with the protein of the tumour scoreboard. In occasions a sample of the tumor is tested in yes to check the presence of the tumour scoreboards.

2. INTRODUCCIÓN.

En años recientes, los médicos han comenzado a desarrollar nuevos tipos de marcadores tumorales. Con los avances tecnológicos, los niveles de ciertos materiales genéticos (ADN o ARN) ya pueden ser medidos en la actualidad. La identificación de una sustancia por sí sola para que proporcione información de utilidad es difícil, pero los médicos ya comienzan a observar los patrones genéticos y proteínicos en la sangre.

Los marcadores tumorales son sustancias que se encuentran en el cuerpo que pueden detectarse en una persona con cáncer.

Un marcador tumoral clásico se conforma de una proteína que puede estar presente en niveles elevados en la sangre ante la existencia de cierto tipo de cáncer, pero no todos los marcadores tumorales se manifiestan así. Algunos se encuentren en la orina u otros fluidos corporales, mientras que otros pueden estar presentes en los tumores y otros tejidos. Pueden ser productos de las mismas células cancerosas, o ser producidos por el cuerpo en respuesta al cáncer, entre otras afecciones. La mayoría de los marcadores tumorales son proteínas, pero algunos más recientes consisten de genes u otras sustancias.

Existen muchos diferentes marcadores tumorales. Algunos son vistos en un solo tipo de cáncer, mientras que otros pueden encontrarse en muchos tipos de la enfermedad.

Los marcadores tumorales por sí solo pocas veces son suficiente evidencia de que hay cáncer. La mayoría de los marcadores tumorales pueden ser producidos por las células normales, al igual que las cancerosas. En ocasiones, las enfermedades no cancerosas también pueden causar que los niveles de ciertos marcadores tumorales se incrementen más de lo normal. Y puede ser que no todas las personas con cáncer presenten niveles elevados de algún marcador tumoral en particular.

Es por eso que sólo unos cuantos marcadores tumorales se usan comúnmente por la mayoría de los médicos. Cuando un médico observa el nivel de algún marcador tumoral, lo considerará junto con el historial del paciente y su revisión física general, así como con los otros análisis de laboratorio y estudios de imágenes.

MARCADORES TUMORALES MAS USUALES:

 CALCITONINA

La calcitonina es una hormona proteica producida por las células parafoliculares (células C) del tiroides, que interviene en la regulación de los niveles sanguíneos de calcio.

Se consideran normales los valores inferiores a 27 ng/ml en varones y de 17 ng/ml en mujeres, aunque varían notablemente según el procedimiento empleado. En la mayoría de los carcinomas medulares (90%) hay hipersecreción de calcitonina.

La sensibilidad de este marcador tumoral puede incrementarse mediante la estimulación de la secreción de calcitonina con la administración de calcio, la inyección de pentagastrina o de ambos, obteniéndose una respuesta muy superior en los pacientes con cáncer medular de tiroides o con lesiones premalignas.

La determinación de calcitonina tras estimulación permite el diagnóstico precoz del cáncer medular de tiroides en familiares de pacientes afectos por este tumor.

Hay que tener presente que también pueden hallarse incrementos de calcitonina en la insuficiencia renal, el síndrome de Zollinger-Ellison, el síndrome carcinoide y algunas neoplasias pulmonares, principalmente en carcinomas escamosos y de células pequeñas. Un criterio discriminativo entre el carcinoma medular y estas entidades suele ser la respuesta a la estimulación, muy inferior en estas últimas. El CEA es otro marcador tumoral propuesto en los carcinomas medulares, con niveles elevados en el 60-70% de los pacientes y considerado un signo de mal pronóstico.

 TIROGLOBULINA

La tiroglobulina es una glucoproteína sintetizada por el retículo endoplásmico rugoso de las células foliculares del tiroides y regulada por la TSH.

Se consideran normales las concentraciones inferiores a 27 ng/ml, si bien existen grandes variaciones según el método empleado para su determinación. Pueden hallarse niveles superiores en mujeres durante el último trimestre de gestación. Un problema que plantea el empleo de tiroglobulina es la existencia de autoanticuerpos antitiroglobulina en el 15% de los pacientes con carcinoma de tiroides, que pueden originar resultados falsamente negativos. La mayoría de los pacientes con neoplasias foliculares y papilares tienen concentraciones elevadas de tiroglobulina (excluyendo los tumores anaplásicos). Pueden detectarse incrementos de tiroglobulina en otros tumores malignos que infiltren el tiroides, si bien las concentraciones suelen ser menores.

La tiroglobulina no es útil en el diagnóstico diferencial de otra afección tiroidea, ya que se detectan incrementos en enfermedades benignas como la tiroiditis subaguda, el adenoma tóxico y el síndrome de bocio tóxico difuso.

La principal aplicación de la tiroglobulina es en el seguimiento. La detección de niveles postoperatorios elevados o en ascenso indica la persistencia tumoral o metástasis. En general, tras la tiroidectomía los niveles de tiroglobulina deben ser indetectables.

 ANTÍGENO CARCINOEMBRIONARIO

El antígeno carcinoembrionario (CEA) es una glucoproteína de elevado peso molecular presente en la membrana citoplasmática de numerosas células glandulares.

Se consideran normales las concentraciones inferiores a 5 ng/ml, si bien el 7-8% de los individuos fumadores pueden presentar concentraciones ligeramente superiores (< 8-10 ng/ml). Niveles superiores a la normalidad, aunque en general inferiores a 15 ng/ml, pueden detectarse en pacientes con enfermedades pulmonares o hepáticas crónicas, insuficiencia renal, colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn.

El antígeno carcinoembrionario (CEA) puede considerarse un marcador tumoral de amplio espectro, siendo empleado en la mayoría de las neoplasias epiteliales: neoplasias digestivas (colon, recto, estómago, páncreas), mamarias, pulmonares, tumores de cabeza y cuello, neoplasias ginecológicas (endometrio, cérvix), entre otras. La principal aplicación del antígeno carcinoembrionario (CEA) es en el carcinoma colorrectal, en el que muestra una sensibilidad relacionada con el estadio de Dukes: 5-10% en los estadios A, 40-50% en los estadios B, 60-65% en los estadios C y alrededor del 90% en los estadios D. Las principales aplicaciones clínicas son en el pronóstico, el diagnóstico precoz de recidiva (sensibilidad del 80%) y la monitorización terapéutica. En los demás tumores donde se emplea el antígeno carcinoembrionario (CEA), suele tenerlas mismas aplicaciones, si bien con una menor sensibilidad.

 ANTÍGENO CARBOHIDRATO 19-9

El antígeno carbohidrato 19-9 (CA 19-9) se ha identificado como un derivado siálico del grupo sanguíneo Lewis A. Se consideran normales las concentraciones inferiores a 37 U/ml. El antígeno carbohidrato 19-9 (CA 19-9) se incrementa en la insuficiencia renal y las hepatopatías (principalmente asociadas a colestasis). Su principal aplicación como marcador tumoral es en tumores digestivos, en especial el carcinoma de páncreas, en el que presenta una sensibilidad entre el 20% en los tumores menores de 3 cm y el 85% en los casos avanzados. El antígeno carbohidrato 19-9 (CA 19-9) también es útil en el carcinoma gástrico (sensibilidad del 27% en enfermedad local y del 70% en neoplasias avanzadas) en combinación con el antígeno carcinoembrionario (CEA) y el TAG-72, en neoplasias ováricas (carcinomas mucinosos e indiferenciados) en combinación con el CA 125, y en adenocarcinomas o carcinomas indiferenciados de células grandes pulmonares. En el cáncer colorrectal, algunos autores aconsejan su empleo junto con el antígeno carcinoembrionario (CEA), si bien parece que el incremento de sensibilidad obtenido es escaso.

 GLUCOPROTEÍNA TAG-72

Es una glucoproteína mucínica de elevado peso molecular. Se consideran normales las concentraciones inferiores a 6 U/ml. Se detectan incrementos poco importantes de TAG-72 en un escaso porcentaje de pacientes con afecciones hepáticas y renales crónicas y enfermedades ginecológicas (quistes ováricos) y pulmonares. Su principal aplicación es el carcinoma gástrico, donde presenta una sensibilidad superior a la hallada con el antígeno carcinoembrionario (CEA) o el antígeno carbohidrato 19-9 (CA 19-9), oscilando entre el 10 y el 60% según el estadio. También se pueden observar incrementos de TAG-72 en el carcinoma colorrectal, pulmonar (adenocarcinoma, carcinoma de células grandes) y ovárico.

 ANTÍGENO CARBOHIDRATO 50

Es un antígeno tumoral, estructuralmente muy similar al antígeno carbohidrato 19-9 (CA 19-9). Sus valores normales son de hasta 17 U/ml. El CA 50 tiene unos resultados, tanto en sensibilidad como en especificidad, muy similares a los del antígeno carbohidrato 50 (CA 50).

 ALFAFETOPROTEÍNA

La alfafetoproteína (AFP) es una glucoproteína con una composición proteica muy similar a la albúmina. Se consideran normales las concentraciones de alfafetoproteína (AFP) inferiores a 10 ng/ml. En enfermedades hepáticas, como la cirrosis y las hepatitis agudas y crónicas, pueden observarse niveles elevados de alfafetoproteína (AFP), aunque rara vez superan los 50-75 ng/ml.

La mayoría de los autores coinciden en considerar 100 ng/ml como un nivel que permite diferenciar entre el cáncer primitivo y las enfermedades benignas.

Por el contrario, hasta el 40-50% de los carcinomas hepatocelulares tienen concentraciones de alfafetoproteína (AFP) superiores a estos límites. Sólo otras dos enfermedades pueden presentar estas concentraciones tan elevadas: la tirosinemia hereditaria y el carcinoma testicular. La determinación de alfafetoproteína (AFP) se emplea en el cáncer hepatocelular para el diagnóstico precoz en grupos de alto riesgo, el diagnóstico de la enfermedad y el control evolutivo. La determinación seriada de alfafetoproteína (AFP) permite diagnosticar entre el 20 y 30% de los hepatocarcinomas, antes que otros métodos diagnósticos. La alfafetoproteína (AFP) se utiliza también en los tumores testiculares no seminomas, con una sensibilidad del 50-60%. Suele emplearse en combinación con b-HGC (sensibilidad del 40-45%), alcanzando entonces una sensibilidad del 75-85%.

 MUCINAS EN EL CÁNCER DE MAMA

En los últimos años se han identificado diversos antígenos mediante anticuerpos monoclonales dirigidos frente a glucoproteínas que pertenecen a las mucinas: el antígeno carbohidrato 153, el antígeno mucínico asociado al cáncer de mama (MCA) y el antígeno carbohidrato 549 (CA 549). Todos estos antígenos tienen en común su especificidad de órgano (con incrementos importantes en carcinomas mamarios y ováricos), su elevado peso molecular, contenido en hidratos de carbono y elevada densidad. Dadas su semejanza estructural y la similar sensibilidad y especificidad, algunos autores consideran que estos anticuerpos detectan epítopos distintos de un antígeno común. Se consideran normales los valores inferiores a 35 U/ml para el CA 15-3 y 13 U/ml para el antígeno mucínico asociado al cáncer de mama (MCA) y el antígeno carbohidrato 549 (CA 549). Concentraciones séricas superiores a dichos niveles pueden aparecer en enfermedades hepáticas crónicas y en la insuficiencia renal.

La sensibilidad de estos marcadores tumorales en el cáncer de mama oscila entre el 25-30% en los tumores locorregionales y el 75-85% en los tumores metastásicos. La principal aplicación de estos marcadores tumorales es en el diagnóstico precoz de recidiva y en el control evolutivo. El CA 15-3 es el primer signo de recidiva tumoral en el 50% de las pacientes con metástasis. La combinación de CEA y CA 15-3 permite diagnosticar precozmente el 65% de las recidivas tumorales. Incrementos séricos de estas mucinas pueden observarse en otras neoplasias, principalmente ováricas (sensibilidad del 50%) y pulmonares (adenocarcinomas y carcinomas indiferenciados de células grandes).

 ONCOPROTEÍNA C-erb B2 O Her-2-neu

El oncogén C-erb B2, localizado en el cromosoma 17, codifica una proteína situada en la membrana citoplasmática, que presenta una gran homología con el receptor de crecimiento epidérmico. En el 30-35% de los carcinomas mamarios y ováricos se detecta amplificación y sobreexpresión de este oncogén. En sangre es posible detectar parte de la oncoproteína inducida por este oncogén.

Se consideran normales valores inferiores a 15 U/ml. Incrementos séricos más moderados pueden detectarse en pacientes con procesos hepáticos crónicos o metástasis hepáticas de tumores no productores de esta oncoproteína. El oncogén C-erb B2 puede ser un marcador tumoral de interés en neoplasias mamarias ováricas, prostáticas y pulmonares (adenocarcinomas). Su sensibilidad suele ser inferior a la obtenida con otros marcadores tumorales en estadios tanto iniciales (10%) como avanzados (40%). Su principal aplicación es como indicador pronóstico, en la detección precoz de recidiva y en el control evolutivo.

 FRACCIÓN b DE LA HORMONA GONADOTROPINA CORIÓNICA

La hormona gonadotropina coriónica (HGC) es una hormona glucoproteica sintetizada por las células sincitiotrofoblásticas de la placenta, formada por dos subunidades, a y b.

Las concentraciones séricas de esta hormona son inferiores a la sensibilidad del método (< 2 mU/ml), en ausencia de gestación. La b-HGC es un marcador tumoral ideal en tumores trofoblásticos gestacionales (mola hidatiforme, coriocarcinoma) y en tumores testiculares (v. Alfafetoproteína), siendo útil en el diagnóstico (sospecha ante niveles superiores a los correspondientes al tiempo de gestación o persistencia o incremento tras un embarazo a término o un aborto), el pronóstico, la detección precoz de recidiva, la monitorización terapéutica, la evaluación de la resistencia al tratamiento y la duración de la quimioterapia (el doble de tiempo que la b-HGC tardó en normalizarse). Tras la evacuación del tejido molar, los niveles de b-HGC deben normalizarse.

 ANTÍGENO CARBOHIDRATO 125

El antígeno carbohidrato 125 (CA 125) es una mucina de elevado peso molecular, aislada en adenocarcinomas ováricos y producida en condiciones normales por los mesotelios y estructuras derivadas de los conductos de Müller.

Los valores normales en suero son inferiores a 37 U/ml. Niveles superiores de antígeno carbohidrato 125 (CA 125) pueden detectarse en endometriosis, insuficiencia renal, tuberculosis y procesos que afecten el mesotelio (peritonitis), principalmente en los asociados a derrames, en los que se detectan concentraciones similares a las halladas en neoplasias ováricas. El antígeno carbohidrato 125 (CA 125) es un marcador tumoral muy útil en los carcinomas ováricos (excluyendo los carcinomas mucinosos), con una sensibilidad que oscila entre el 50 y el 95% en función del estadio. Su determinación es de ayuda en el diagnóstico, el pronóstico, la detección precoz de recidiva (primer signo de sospecha en el 85% de las pacientes) y la monitorización terapéutica. Pueden detectarse también incrementos séricos de antígeno carbohidrato 125 (CA 125), aunque cuantitativamente mucho menores, en otras neoplasias ginecológicas, sobre todo en los carcinomas endometriales (sensibilidad del 40-50%) y en neoplasias de pulmón (adenocarcinomas y carcinomas indiferenciados de células grandes).

 ANTÍGENO SCC

Este antígeno se asocia a los carcinomas escamosos. Sus valores normales llegan hasta 2,75 ng/ml. Los resultados falsos positivos se asocian a insuficiencia renal, psoriasis, pénfigo, eccemas y neumopatías (tuberculosis). El antígeno SCC es un marcador tumoral de las neoplasias epidermoides, principalmente de cérvix, pulmón, laringe y ano, siendo de interés como indicador pronóstico, en la detección precoz de recidiva y en la monitorización terapéutica. En pacientes con cáncer de cérvix, la sensibilidad del antígeno SCC se relaciona con el estadio, oscilando entre el 16-31% en el estadio I y/o del 90% en el estadio IV. Su principal utilidad en esta neoplasia es como indicador precoz de recidiva, con incrementos continuos previos al diagnóstico en el 80% de las pacientes, oscilando el intervalo entre primer incremento y recidiva entre 1 y 14 meses.

 ENOLASA ESPECÍFICA NEURONAL

Esta isoenzima g de la enolasa, se halla presente principalmente en las células neuronales y neuroendocrinas.
Los valores normales son inferiores a 15 mg/l, detectándose incrementos moderados (< 25-30 mg/l) en pacientes con neumopatías (principalmente infecciosas) e insuficiencia renal. La enolasa específica neuronal se emplea como marcador tumoral en tumores neuroendocrinos: neuroblastoma, tumor carcinoide, gastrinoma o tumor de Wilms, así como en algunos sarcomas y en carcinomas indiferenciados de células pequeñas de pulmón, con una sensibilidad del 30-40% en los estadios intratorácicos y del 70-80% en los estadios extratorácicos. Pueden detectarse incrementos moderados en otros tipos histológicos de carcinoma broncopulmonar.

 CYFRA 21.1

Es un antígeno tumoral identificado como un componente de la citoqueratina 19. Se consideran normales los valores inferiores a 3,3 ng/ml. Los falsos positivos de este marcador tumoral se detectan principalmente en enfermedades hepáticas (hepatitis, cirrosis), insuficiencia renal y en procesos pulmonares, sobre todo infecciosos. El CYFRA 21.1, al igual que el antígeno carcinoembrionario (CEA), puede considerarse un marcador tumoral de amplio espectro, con niveles elevados en la mayoría de los carcinomas epiteliales. Su principal aplicación es en el cáncer de pulmón, en el que es el marcador tumoral más sensible, predominando en los carcinomas de células no pequeñas, sin ninguna relación con los distintos subtipos histológicos.

 ANTÍGENO PROSTÁTICO ESPECÍFICO (PSA)

El antígeno prostático específico (PSA) es una glucoproteína sintetizada principalmente por las células epiteliales de la próstata. Se consideran normales concentraciones séricas inferiores a 4 ng/ml, si bien varían en función del tamaño de la próstata y la edad.

Algunos autores consideran normales las concentraciones inferiores a 2,5 ng/ml en hombres menores de 49 años y a 6,5 ng/ml en hombres de más de 70 años. Pueden detectarse valores superiores en aproximadamente el 20% de los pacientes con hiperplasia benigna de próstata o prostatitis. La sensibilidad del antígeno prostático específico (PSA) en pacientes con carcinoma prostático oscila entre el 17% en los estadios A y el 90% en los estadios D. El antígeno prostático específico (PSA) es un marcador tumoral útil en el diagnóstico, el pronóstico, el diagnóstico precoz de recidiva y el control evolutivo. En los pacientes prostatectomizados, la persistencia de niveles detectables 1 mes después de la intervención indica la persistencia de tumor residual.

En los últimos años se ha preconizado el empleo del antígeno prostático específico (PSA) en individuos mayores de 50-55 años, junto con el tacto rectal, en el diagnóstico precoz del cáncer de próstata. En los pacientes con PSA y tacto rectal positivo se recomienda biopsia prostática. En los casos con tacto rectal negativo, antígeno prostático específico (PSA) positivo y densidad de PSA (cociente entre antígeno prostático específico (PSA) y volumen de la próstata medido por ecografía transrectal) superior a 0,15 se recomienda también la biopsia prostática. En los pacientes con niveles normales o con un cociente inferior a 0,16 y tacto rectal normal se recomienda control anual. Recientemente se ha descrito que el antígeno prostático específico (PSA) circula en la sangre unido en su mayor parte a proteínas inhibidoras de las proteasas, entre las que destacan la a 1 -antiquimiotripsina y la a 2 -macroglobulina, permaneciendo libre sólo una pequeña fracción de antígeno prostático específico (PSA). La proporción de PSA libre es mayor en los pacientes con hiperplasia benigna de próstata que en aquellos con cáncer de próstata, por lo que su determinación tendría utilidad en el diagnóstico del cáncer de próstata.

 FOSFATASA ÁCIDA PROSTÁTICA

La fosfatasa ácida prostática es una isoenzima localizada principalmente en la próstata, si bien puede detectarse también en menor cantidad en leucocitos, páncreas, bazo y vesícula biliar.

Se consideran normales las concentraciones inferiores a 4 ng/ml. Al igual que el antígeno prostático específico (PSA), la fosfatasa ácida prostática no es específica del cáncer de próstata y pueden detectarse niveles elevados en alrededor del 15% de los pacientes con adenoma prostático o prostatitis. Su sensibilidad oscila entre el 15% en el estadio A y el 80% en el estadio D. La sensibilidad de la fosfatasa ácida prostática es inferior a la del antígeno prostático específico (PSA), por lo que su empleo como marcador tumoral está disminuyendo.

 ANTÍGENO POLIPEPTÍDICO TISULAR

Fue el primer marcador tumoral descrito, identificado como un componente de las citoqueratinas 8, 18 y 19. Se consideran normales las concentraciones inferiores a 80 U/ml. Pueden detectarse falsos incrementos en numerosos, procesos benignos, principalmente asociados a infecciones bacterianas, hepatopatías (colestasis, hepatitis) o insuficiencia renal. Su empleo como marcador tumoral se centra principalmente como indicador pronóstico y en la monitorización terapéutica de la mayoría de las neoplasias epiteliales, en general como complemento de otros marcadores tumorales.

 ANTÍGENO POLIPEPTÍDICO TISULAR ESPECÍFICO

Es una fracción del antígeno polipeptídico tisular, obtenido a través de su purificación, y (teóricamente) con mayor especificidad. Se consideran normales las concentraciones inferiores a 100 U/ml. Los falsos positivos, al igual que los tumores donde se emplea, son los mismos que los descritos para el antígeno polipeptídico tisular.

 ÁCIDO 5-HIDROXIINDOLACÉTICO

Los tumores carcinoides se caracterizan por la producción de elevadas concentraciones de serotonina (5-hidroxitriptamina) a partir del triptófano. El ácido 5-hidroxiindolacético (5-HIA) en la orina es empleado para la monitorización y el diagnóstico de esta enfermedad. La excreción normal de 5-hidroxiindolacético (5-HIA)es de 1-5 mg/24 horas. En tumores carcinoides, principalmente en los casos con metástasis, pueden detectarse cifras de hasta 350 mg/24 horas. Para evitar falsos positivos es importante que el paciente no tome fármacos en las 72 horas previas al estudio, ni ingiera plátanos, frutos secos o piña.

3. CONCLUSIÓN

No todos estos marcadores son concluyentes, puesto que para poder diagnosticar un cáncer es necesario pruebas varias como pueden ser las exploraciones físicas, análisis de sangre, y radiológicas.

Las pruebas más usuales son: la radiografía, Tac y Resonancia Magnética.

Otras pruebas son:

– La tomografía por emisión de positrones (PET, sus siglas en inglés)
– Citología del esputo
– La biopsia del tejido.
– Mediastinoscopia y mediastinostomía.

Por tanto diremos que el Oncólogo necesita toda la seguridad a la hora de diagnosticar un Cáncer y una de las principales armas son los marcadores tumorales.

4. BIBLIOGRAFÍA

Quesada-Chanto, A. Diagnóstico de Laboratorio. Principales pruebas de bioquímica clínica y hematología. 1° ed. Litografía e Imprenta Lehmann. San José Costa Rica, 2003.
Ángel Mejía, Gilberto. Ramelli, Mauricio Ángel. Interpretación cínica de laboratorio. 7ª ed. Editorial médica internacional Ltda. 2006.
http://es.wikipedia.org/wiki/Marcador_tumoral.