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Comportamiento de la sexualidad femenina en pacientes pertenecientes al CMF de la punta

Comportamiento de la sexualidad femenina en pacientes pertenecientes al CMF de la punta, del Policlínico Universitario “Hermanos Martínez Tamayo” del municipio Baracoa – provincia Guantánamo, durante el año 2007.

Se realizó un estudio descriptivo sobre sexualidad en 155 mujeres del consultorio La punta del policlínico “Hermanos Martínez Tamayo” Baracoa- Guantánamo año 2007.

Dra. Mirley Vilató Floriam. Profesor Instructor. Especialista de Primer Grado de Medicina General Integral. MSc. Atención Integral a la Mujer.

Dra. Bismay Machado Cobas. Profesor Asistente. Especialista de Primer Grado de Medicina General Integral. MSc. Atención Integral a la Mujer

Dra. Tamara Matos Fuentes. Profesor Asistente. Especialista de Primer Grado de Medicina General Integral. MSc. Atención Integral a la Mujer

Dra. María Isabel Duran Cala. Profesor Asistente. Especialista de Primer Grado de Medicina General Integral. MSc. Atención Integral a la Mujer

Entidad: Policlínico Universitario ¨Hermanos Martínez Tamayo¨

Resumen

Se realizó un estudio descriptivo sobre sexualidad en 155 mujeres del consultorio La punta del policlínico “Hermanos Martínez Tamayo” Baracoa- Guantánamo año 2007. Determinándose edad, paridad, escolaridad, conocimiento, comienzo de las relaciones sexuales y compañeros sexuales. Se precisó las disfunciones sexuales, duración de la relación y antecedentes patológicos personales. Se identificó tipo de comunicación, prácticas sexuales, manifestaciones clínicas, psicológicas y sociales de la sexualidad.

El dato se obtuvo del cuestionario y la encuesta. Utilizándose el método porcentual y distribuyendo los resultados en tablas estadísticas. Predominaron las mujeres de edad mediana, secundíparas, preuniversitarias, con nivel de conocimiento y comunicación inadecuada, mientras las pacientes jóvenes comienzan precozmente las relaciones y tienen mayor número de compañeros sexuales. Predominó el trastorno del deseo, las dispareunias, infecciones vaginales así como las manifestaciones psicológicas. Realizar estudios de intervención de manera multidisciplinaria y Valorar la instauración de una consulta de sexualidad general fueron las principales recomendaciones.

Introducción

El ser humano es una unidad integral, compuesta por varias dimensiones; una de estas dimensiones es la sexualidad, construcción social que se origina en el propio individuo, proceso que interpreta y adscribe un significado cultural a los pensamientos, a las conductas y condiciones sexuales, y en donde la experiencia que cada persona pueda tener de la sexualidad está mediada por factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos o espirituales, etc.

Esto ha originado que sea una de las dimensiones del ser humano que históricamente ha creado conflicto para su estudio, ya que existen diversas opiniones y enfoques respecto a su significado, a su importancia y a las relaciones con los otros aspectos de la naturaleza humana por lo que cada cultura aborda en forma distinta esta expresión natural.

A través de su historia, el ser humano primitivamente vivía en un plano meramente biológico agobiado por la lucha diaria por la supervivencia, y la mujer, protectora innata, buscaba la seguridad de su prole. La sexualidad era en ese entonces la necesidad imperante de saciar un impulso biológico que los llevaba a la cópula, con los objetivos principales: la reproducción y el mitigar conflictos de la especie, dada la conocida agresividad del macho. (1)
Durante toda la historia la mujer se menospreció, solo cumplía su rol de hija obediente, acatando la decisión de su padre de con quién vivir su sexualidad y maternidad, esposa sumisa y madre abnegada sin hacer uso de sus deseos sexuales por vergüenza y temor ya que actuaba en función de lo que el hombre requería.

Coincidiendo con la aparición de la píldora anticonceptiva, a partir de la mitad del siglo XX se marca el inicio de una nueva era de la sexualidad femenina, donde se sentó la base para situar a la mujer en un plano de igualdad con el hombre.

A pesar de todo lo que se logró con esta revolución, los resultados no fueron del todo positivos, aunque se estimuló a la sociedad a ser menos puritana y estricta con el sexo, también obligó de cierta forma a la mujer a la disponibilidad permanente para los hombres, ya que aún en nuestros tiempos persiste la idea que las mujeres no tienen las mismas necesidades y deseos sexuales que los hombres, donde se reconoce que el hombre goza de una satisfacción del sexo inherente a su sexo biológico.

En consecuencia, la sexualidad en general y la femenina en particular está mediatizada por la cultura, la época, los valores presentes en las distintas sociedades. Algunas sociedades le han dado a la mujer la oportunidad de cultivar una sexualidad placentera, igualitaria a la del varón, en contrapartida con aquellas culturas represivas donde se ha convertido a la mujer en un ser asexuado, reprimido, donde no se les alienta ni apoya para que tomen decisiones relativas a su sexualidad, elección de su pareja, planificación familiar y, menos aún, que se empoderen de su deseo sexual. (2, 3)

La OMS define la salud sexual como «la experiencia del proceso continuo de bienestar físico, psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad», y para que la salud sexual se alcance es necesario que los derechos sexuales de las personas -como el derecho al placer sexual, a la expresión sexual emocional, a información basada en el conocimiento científico, a la educación sexual integral, a la atención de la salud sexual- se reconozcan y se garanticen.

Investigadores suecos reportaron que personas de 70 años de ambos sexos están teniendo más relaciones sexuales de lo que lo hacían hace 30 años. Un 68% de los hombres casados y un 54% de las mujeres dijeron que estaban teniendo sexo en el 2001, en comparación con el 52% de los hombres y el 30% de las mujeres a principios de la década de 1970.

Particularmente en Chile, si se suma a lo anterior la diferencia genérica condicionada durante siglos por culturas predominantemente machistas, se tendrá un grupo importante de personas, mujeres y jóvenes, con acceso restringido a información acerca de cómo vivir plenamente su sexualidad. (4,5)

De acuerdo con estadísticas, el 43% de las mujeres y el 32% de los hombres presentan algún problema sexual. La disfunción sexual implica mala relación de pareja y estado anímico depresivo que se proyecta en los hijos, la familia y el trabajo. Estudios realizados en España demostraron que la mayor parte de las personas que sufren problemas sexuales no consultan porque no tienen profesionales a consultar o desconocen que su problemática puede tener solución. Otros coinciden en el hecho de que es más frecuente mujeres que en hombres, porque ellas asumen con resignación la anorgasmia y el dolor genital.

Las disfunciones sexuales en Cuba representan un problema, en plena correspondencia con estadísticas internacionales. Puso el ejemplo de que según un suplemento científico publicado en el último Congreso Mundial de Sexología había en Estados Unidos e Inglaterra aproximadamente 30 millones de hombres con disfunción eréctil, sin incluir en esa cifra otros trastornos masculinos ni a las mujeres.

En estos tiempos que corren parecen cobrar más fuerza en Estados Unidos, como parte de la reivindicación femenina, el derecho a que se le conceda a la anorgasmia la importancia que siempre ha tenido la llamada «impotencia masculina» o dificultad en la erección, al mismo tiempo que muchas señalan a su pareja como culpable, por causa de sus mediocres erecciones y sus apurados finales.

La disfunción orgásmica es muy tratada en la literatura del tema, pero con escaso consenso un estudio clásico con gemelas, sobre el orgasmo femenino, se realizó con 4,037 mujeres gemelas (32%) reporto nunca o casi nunca alcanzar el orgasmo durante el coito, frente a un 21% que no lo alcanza por masturbación. Este estudio, demuestra el papel de la herencia en las dificultades para alcanzar el orgasmo al encontrar en sus pares iguales un 34% de no orgasmo coital y un 45% de no respuesta orgásmica por masturbación. Este estudio hace pensar en la importancia de factores biológicos, hasta genéticos y hereditarios que entran a jugar un papel en la ya compleja respuesta orgásmica de las mujeres.

La prevalencia de la disfunción sexual femenina es entre un 25% y un 63%; 1 de cada 3 mujeres la padecen, Bechara y Col. en Argentina encontraron en la población general 63% dificultades del deseo; 30% en la excitación (referencia subjetiva) ‏; 1% lubricación; 29% en el orgasmo; 13% dispareunia y el 24% manifestó insatisfacciones diversas con su vida sexual. (6, 7, 8)

La tradicional costumbre de la mutilación genital en mujeres africanas y asiáticas y que también se practica entre inmigrantes de Europa y América lleva cada año, al menos a unas 2.000.000 niñas y adolescentes a sufrir esta agresión, lo que representa unos 6.000 casos por día.

Hace 20 años atrás se alertaba sobre poner la mirada en la disfunción sexual de la mujer de edad mediana. Los problemas sexuales de la mujer de edad mediana (está demostrado); son más prevalentes que los problemas de salud mental, y esto supone que el médico general los busque, oriente y/o derive a otro especialista para lograr atención y tratamiento adecuado.

Desde la niñez es importante abordar todos los aspectos de la sexualidad desde un punto de vista pedagógico y liberar así a los padres de la engorrosa tarea de responder a ciertas preguntas, pero además lograr en adolescentes promover el incremento de conductas saludables donde se pueda dar información, se incluyan estrategias para fomentar la resistencia a influencias sociales a través del incremento en la autoconfianza y el autocontrol y lograr en la etapa adulta de la vida una sexualidad beneficiosa no sólo para el equilibrio psíquico, sino para favorecer la autoestima y potenciar la sensibilidad y la ternura, sirviendo de excelente tratamiento contra los cambios fisiológicos que ocasiona el envejecimiento y poder continuar haciendo uso del sexo en las etapa declive de la vida. (9)

La experiencia común de todos los países muestra, que sólo mediante una frecuente y variada repetición de nueva información, desde todos los ángulos sociales y durante numerosos años se puede conseguir que la mayoría de los adolescentes acceda a los nuevos conocimientos.

En Cuba en 1972 se organizó el Grupo Nacional de Trabajo de Educación Sexual (GNTES) con un enfoque multidisciplinario e intersectorial. Este grupo integrado por profesionales de los Ministerios de Salud Pública, Educación, la Federación de Mujeres Cubanas y las organizaciones juveniles tuvo como misión crear e instrumentar la política y el Programa Nacional de Educación Sexual a desarrollar en el país, al tiempo que deberían prepararse para capacitar a los que trabajarían en la orientación, investigación, educación sexual y terapia sexual.

Se han desarrollado acciones especificas en favor del mejoramiento y equilibrio de la salud sexual y reproductiva a través de diversos programas y servicios de salud: El Programa de Maternidad y Paternidad Responsable, los servicios de Planificación Familiar y de Prevención de Infecciones de transición sexual y SIDA, las consultas de Orientación y Terapia Sexual son entre otros algunas de las acciones a las que le ha dedicado mucho esfuerzo. (10)

En la provincia y el municipio existen pocos estudios al respecto y en Baracoa contamos con una consulta de disfunciones sexuales, pero no se dedica específicamente al estudio de la sexualidad femenina en su amplia gama, por la alta incidencia de estas disfunciones en el área de salud fue motivo para encaminar nuestro estudio teniendo en cuenta la necesidad de educar y tratar a la población femenina en este sentido defendido la idea que la educación y tratamiento de la sexualidad con un enfoque integral contribuye al proceso de crecer y aprender, crea las pautas que favorecen las relaciones entre madres, padres, hijas e hijos y entre maestros y alumnos, ayuda a superar las contradicciones, a tomar decisiones, a establecer proyectos personales, a ganar nuevos espacios de autonomía y a promover la ruptura de estereotipos sexistas.

Por lo que se plantean las siguientes preguntas científicas:

¿Cuáles son los principales factores que influyen en la sexualidad femenina?

¿Cuáles constituyen los factores de salud física y/o psico-sociales que determinan una sexualidad sana?

El aporte teórico de la investigación consiste en abordar aspectos relacionados con la sexualidad humana, como para entender la complejidad y multiplicidad de los factores que juegan en este proceso con gran profundidad científica.

Su aporte práctico es considerado al contribuir con el conocimiento de la sexualidad de la mujer, indispensable elemento formador de la personalidad y condicionante de la futura salud reproductiva y la conducta social. Al aborda las disfunciones sexuales, como problema muy sensible que provoca angustias en el ser humano, insiste en la búsqueda de códigos novedosos no solo para mejorar la salud sexual del individuo sino su calidad de vida para que mejore su relación de pareja, experimente satisfacción, y sienta placer porque la sexualidad está hecha para el placer.

La novedad científica de la investigación radica en que no existe otra investigación en el municipio que aborde aspectos concernientes al comportamiento de la sexualidad y los principales problemas sexuales que aparecen en las diferentes edades de la mujer.

Objetivos

General

Determinar el comportamiento de la sexualidad femenina en pacientes pertenecientes el CMF de La Punta, del Policlínico Universitario “Hermanos Martínez Tamayo” del municipio Baracoa- provincia Guantánamo durante el año 2007.

Específicos.

1. Caracterizar las féminas según, edad, paridad, escolaridad y nivel de conocimiento sobre sexualidad.
2. Relacionar comienzo de las relaciones sexuales y el número de compañeros sexuales.
3. Precisar las principales disfunciones sexuales detectadas en las mujeres y relacionarlas con la duración de la relación sexual así como los antecedentes patológicos personales.
4. Determinar el tipo de comunicación y prácticas sexuales de las pacientes.
5. Identificar las principales manifestaciones clínicas, psicológicas y sociales de la sexualidad identificadas por las mujeres con disfunciones sexuales independientemente de la edad.

Sexualidad humana

La sexualidad femenina es un tema ambivalente y contradictorio, recurrente y soslayado muchas veces. El conocimiento de este componente de la personalidad, atributo del ser humano como especie, se ha visto, a lo largo de la historia, ostensiblemente retrasado, dado el significado “tabú” que siempre se le confirió. El tradicionalismo y un temor casi místico para tratar este tema fueron características generalizadas en casi todas las épocas y lugares. Paradójicamente la civilización, el refinamiento social y el avance en casi todos los órdenes de la humanidad trajeron consigo, cada vez más rígidas normas relacionadas con lo sexual, y una espesa cortina veló todo lo referente a esto; se consideraba pecaminoso y ostentoso cualquier intento por abordar asunto tan escabroso. No obstante, es en este siglo donde ha existido, sobre todo en las últimas décadas, un relativo auge en lo que a tratamiento del tema se refiere, y la literatura mundial es profusa en autores que abordan éste o que se dedican completamente a él.

Existe confusión en la gente común y aún en círculos especializados, sobre el significado conceptual de la sexualidad. Para muchos es sinónimo de pornografía, genitalidad, instintos primarios, o sencillamente todo lo relacionado con “el placer de la carne”.

En realidad, la sexualidad femenina, es algo más complejo y abarcador, es inherente y forma parte de la personalidad, donde se incluye una gran cantidad de elementos que traducen no sólo el influjo de factores hormonales o de maduración genital, sino también, sutiles elementos psicológicos combinados, como el aprendizaje social, la fuerza del yo, la personalidad, el código de valores, etcétera. Es en la sexualidad, por tanto, donde se evidencia más claramente, la interacción entre psiquis y soma.

La sexualidad entre los diferentes elementos de la personalidad, es el único que tiene un lenguaje propio, universal, corriente y característico, que lleva implícito un código de señales que establece una comunicación, a veces subliminal, pero siempre efectiva, que existe incluso en los animales, como se evidencia en las danzas prenupciales de algunas especies.

Se da, como hecho paradójico, que la sexualidad puede despertar los sentimientos más notables y hermosos, como los más desagradables. Puede ser loable por poetas, pintores o dramaturgos, como repudiada por sociedades enteras, de acuerdo con rígidos cañones moralistas. (11, 12, 13)

En Chile, se ha reportado disfunciones sexuales femeninas en alrededor del 50 por ciento de las mujeres de edad media. La sexualidad se reconoce como una fuerza integradora de la identidad, que contribuye a fortalecer y/o producir vínculos integrales, que cuando está libre de conflictos y angustias promueve el desarrollo personal y social. El 52,8 por ciento presenta disfunción sexual determinada fundamentalmente por inhibición del deseo sexual (42,8 por ciento). Los resultados sobre aspectos relacionales de la actividad sexual mostraron que 50 por ciento de las mujeres no toma la iniciativa y 29,2 por ciento nunca o rara vez comunicó a su pareja lo que le gusta o desagrada en sus encuentros sexuales.

La connotación de la actividad sexual, en el ser humano va más allá de los fines reproductivos. Se le atribuye también el valor de afianzamiento o integralidad de las relaciones humanas y es un nexo mantenedor de la sociedad, es importante definir las diferencias entre el coito y la relación sexual. El coito es una fase dentro del proceso de la relación sexual, que puede incluso estar ausente o cumplirse en parte, sin que afecte la totalidad de la relación humana en el campo de la sexualidad. La relación sexual es un conjunto armónico de factores, de los cuales forma parte el coito y “tiene características de historicidad, voluptuosidad, trascendencia, lenguaje y respuesta paradojal”. En diferentes etapas de la vida, está presente la sexualidad, no así el coito (infancia, senectud).

Según estudios de Máster y Johnson, existen diferentes fases o etapas de la relación Sexual, la fase de Formación de la Pareja: es conocida generalmente como de “galanteo”, y aparece en casi todas las especies animales. Su duración es variable pudiendo comprender desde algunos días hasta semanas e incluso meses. Tiene ciertas connotaciones que se describen usualmente como miedo, agresión, conmoción sexual, nerviosismo o vacilación, se caracteriza por una ejecución que es indiferente en relación al medio ambiente.

Esta fase se inicia generalmente, con una exhibición visual y vocal: la mirada, el susurro. Continúa con una etapa de contactos corporales: manos, brazos, boca a cara, boca a boca, en forma estática o durante la locomoción de la pareja. Reaparecen manifestaciones infantiles. Se desarrollan y ejecutan en privado y en público. Es decir, el ser zoológico macho o hembra (humano), desarrolla esta etapa tanto en privado como en público, y en posición vertical.

La fase precopulativa se caracteriza por la búsqueda de la soledad, y por la posición sentada o la posición horizontal para su ejecución. El lenguaje toma otras características; las señales visuales y sonoras son reemplazadas por las táctiles, que se extienden a todo el cuerpo. Estas señales comprometen el uso de las manos, de los labios, y de la lengua, para pasar al despojamiento de ropas y aumento de los contactos a todo el cuerpo, y particularmente genitales. Se desarrollan juegos o caricias precoitales de la pareja en forma recíproca, fundamentalmente en el área genital, llegando a contactos muy intensos que se traducen en el pellizco, el morder y el fuerte entrelazamiento de las extremidades del macho y la hembra. En esta fase precopulativa se puede llegar al orgasmo, tanto en el macho como en la hembra.

En la fase copulativa la relación sexual se inicia con la inserción del pene en la vagina, y es de un período más breve que la fase precopulativa. Un primer elemento a estudiar en esta fase, se refiere a la posición que toma la pareja, que puede ser muy variada. Se ha descrito como típica, la forma frontal de apareamiento. En efecto, la cópula en el primate superior es una cópula cara a cara, que es un sexo personalizado o coito personalizado. Desde un punto de vista orgánico, la distribución de las zonas erógenas se encuentra fundamentalmente en la parte frontal del ser humano; fisiológicamente es la posición que permite el mejor uso de los genitales, tanto por el ángulo de la vagina, como del ángulo de erección del pene. En general se han descartado las otras posiciones como productores de un mayor orgasmo Se las interpreta más bien como variaciones de la rutina, y como un sentido de introducir complejidad.

En los estudios sociológicos de Kinsey con encuestas sobre conducta sexual, se pudo observar que el 90% de las parejas utilizan la posición frontal, y solamente un bajo porcentaje utiliza otro tipo de posición. (14)

Existen cambios fisiológicos y orgánicos que ocurren durante la fase precopulativa y la fase copulativa de este primate superior. Se han descrito 4 etapas basadas en los cambios fisiológicos de los efectores.

En primer lugar, una fase de excitación, que se inicia con una estimulación somatogénica o psicogénica. Su duración depende de la calidad y de la intensidad del estímulo. Esta etapa está ubicada en la fase precopulativa de la relación sexual. Posteriormente se pasa a una fase de meseta, que es de mayor excitación, que depende nuevamente de la intensidad del estímulo, y de las características de cada uno de los miembros de la pareja. Rápidamente, dependiendo de estos factores, se puede pasar a la siguiente fase de orgasmo, o incluso a la etapa subsiguiente de resolución. Esta etapa podríamos ubicarla también en la última fase de precopulativa o en la fase copulativa.