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Efectos adversos de la resonancia magnética

Efectos adversos de la resonancia magnética

Resumen

Desde la introducción de la resonancia magnética como técnica diagnóstica, el número de pacientes expuestos a campos electromagnéticos ha aumentado drásticamente. No obstante, actualmente se desconocen los riesgos que el uso de esta técnica puede tener sobre los pacientes. El objetivo de esta revisión es aportar los resultados obtenidos en los experimentos más relevantes llevados a cabo en los últimos años.

Efectos adversos de la resonancia magnética

Juan José Delgado Moraleda. Estudiante de la Facultad de Medicina y Odontología. Universidad de Valencia (España).

Palabras clave: resonancia magnética, campos electromagnéticos, efectos adversos, efectos biológicos.

Key Words: magnetic resonance imaging, electromagnetic fields, adverse effects, biological effects.

Palabras clave: resonancia magnética, campos electromagnéticos, efectos adversos, efectos biológicos.

Abstract

Since the introduction of magnetic resonance imaging as a diagnostic technique, the number of people exposed to electromagnetic fields has increased dramatically. Nevertheless, nowadays risks of using this technique are unknown. The aim of this review is to provide the results of the most important experiments been developed last years.

Key Words: magnetic resonance imaging, electromagnetic fields, adverse effects, biological effects.

Introducción

Los seres humanos estamos expuestos a fuentes de radiación tanto ionizante como no ionizante de fuente natural o de fuente producida por el hombre.

La radiación ionizante de origen humano ha aumentado mucho en los últimos años. Un estudio de Picano (1) realizado en 2004 ha demostrado que en el año 1987 la radiación artificial suponía la quinta parte de la radiación natural. Sin embargo, cuando se escribió el trabajo, los niveles de radiación artificial prácticamente alcanzaban a los de la radiación natural. Es decir, actualmente la población estudiada está sometida al doble de radiación de la que estaría sometida de forma natural. Esta sobreexposición a radiación se debe fundamentalmente al uso de radiaciones ionizantes para el diagnóstico médico.

Actualmente, se usan además técnicas de imagen que no emplean radiaciones ionizantes, como la resonancia magnética nuclear. Esto podría conseguir disminuir el uso de técnicas que emplean radiaciones ionizantes, pero puede hacer aparecer nuevos efectos secundarios característicos de este tipo de técnicas de imagen.

No se conoce con certeza cuáles pueden ser los efectos secundarios del uso de fuerza electromagnética en el radiodiagnóstico. Un estudio (2) realizado por Simi et al. en 2008 muestra que el campo electromagnético generado provoca la aparición de micronúcleos en las células sometidas a ese campo y su número es dependiente de la intensidad del campo magnético. No obstante, según este mismo estudio, unos días después aparentemente todas las células vuelven a presentar el mismo número de micronúcleos que antes de ser sometidas al campo magnético. Otros estudios, como el realizado por Bonassi et al en 2007 (3) muestran que dichos micronúcleos se asocian con los eventos tempranos de la carcinogénesis, por lo que se sugiere su futuro uso como marcadores precoces de cáncer.

En la presente revisión se presentarán los resultados obtenidos en estudios llevados a cabo en los últimos años para intentar dilucidar si es cierto que la resonancia magnética puede tener efectos nocivos para el ser humano y, de ser así, cuál es su alcance.

Espectro electromagnético

El espectro electromagnético comprende un conjunto de radiaciones. Las de mayor frecuencia y, por tanto, de mayor energía, son las radiaciones ionizantes. Con menor frecuencia se encuentran las radiaciones ultravioleta, las que conforman el espectro visible y las infrarrojas. Menos frecuencia tienen las radiaciones implicadas en la obtención de imágenes por resonancia magnética: radiofrecuencia, radiación de frecuencia intermedia y la radiación de frecuencia extremadamente baja.

Efectos biológicos de MRI

La resonancia magnética nuclear se ha considerado hasta el momento una tecnología segura, pues se considera que efectúa un cambio en la posición de los átomos, sin afectar a su estructura.

Sin embargo, hay riesgos que se pueden derivar de la exposición a los tres tipos de radiaciones que se utilizan en la resonancia magnética: el campo magnético estático, el campo magnético variable y los pulsos de radiofrecuencia.

Campos electromagnéticos estáticos

La seguridad de los campos magnéticos estáticos se ha discutido desde hace más de un siglo. En 1921 Drinker y Thompson (4) realizaron algunos experimentos para averiguar los posibles efectos de los campos electromagnéticos estáticos sobre los trabajadores expuestos a ellos en su trabajo. Según sus conclusiones, los campos electromagnéticos no tienen efecto alguno en la salud humana.

A partir de la década de 1980, debido a que comenzó a utilizarse esta tecnología en el ámbito de la imagen médica, se renovó el interés por conocer sus efectos sobre el cuerpo humano. Una revisión realizada por Schenck et al en el año 2000 (5) sugiere que es muy difícil probar los efectos biológicos de los campos magnéticos estáticos, con la excepción de la orientación de las partículas que poseen propiedades magnéticas, aunque hay estudios que lo han logrado con partículas como la hemoglobina o los radicales libres (6).

Concretamente, con respecto al metabolismo del hierro, estas propiedades magnéticas se han podido emplear precisamente para el estudio de enfermedades. Se sabe que la ferritina cuando se fragmenta pasa a formar hemosiderina y que ésta no es soluble en agua, a diferencia de la ferritina. Por esta razón puede quedar depositada en tejidos tales como el cerebro o el hígado. Así, se ha demostrado un aumento del hierro depositado en los tejidos en enfermedades neurodegenerativas (7), como el Alzheimer o el Parkinson, o en enfermedades que afectan al hígado (8), como la hemocromatosis o la talasemia mayor.

Según los estudios, los campos electromagnéticos estáticos no poseen efectos secundarios para la salud humana, a excepción de algunos de poca importancia como náuseas, vértigo y sensación de sabor metálico (9).

Según la última guía clínica de la International Commission on Non-Ionizing Radiation Protection (ICNIRP) (10), que ha revisado estudios sobre este asunto realizados tanto in vivo como in vitro, ha determinado las cantidades máximas de radiación electromagnética a las que está recomendado exponerse en el ámbito laboral y para el público general. Según sus conclusiones, para la exposición ocupacional, los niveles máximos serían de dos teslas para la cabeza y el tronco, mientras que serían