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Calidad de vida en pacientes prostatectomizados. Diseño de investigación

Calidad de vida en pacientes prostatectomizados. Diseño de investigación

Resumen:

Se plantea, la realización de un estudio cuasiexperimental longitudinal y prospectivo para valorar el apoyo psicosocial para aumentar la calidad de vida de hombres sometidos a intervención quirúrgica de próstata.

Se establecerá un grupo control, al que se aplicará la práctica clínica habitual y otro experimental con los siguientes objetivos:

  • Determinar la influencia de una intervención, de las enfermeras del servicio de urología y de los grupos de ayuda, de apoyo psicosocial a hombres con cáncer de próstata en la calidad de vida de esta población.
  • Mejorar la salud sexual de los pacientes sometidos a cirugía prostática.
  • Conocer el efecto de los grupos de apoyo e intervención sobre la capacidad de afrontamiento eficaz.
  • Determinar el nivel de dolor, consumo de medicación (analgésicos, antidepresivos, fármacos necesarios para el tratamiento de la impotencia sexual,…), reingresos hospitalarios, y otra sintomatología acompañante.
  • Determinar los niveles de ansiedad y depresión en los hombres del grupo experimental y de control.

Calidad de vida en pacientes prostatectomizados. Diseño de investigación

Óscar Avilés Garrido. Enfermero.  Master Universitario en Promoción de la Salud y Apoyo psicológico al paciente. Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla (España).

Palabras Clave: Cáncer de próstata; Calidad de vida; Apoyo e información.

– Tabla de Contenidos:

Antecedentes y estado actual del tema de estudio.

Hipótesis o preguntas de Investigación.

Objetivos.

Metodología.

Aspectos éticos de la investigación.

Plan de Difusión y Divulgación.

Bibliografía.

Antecedentes y estado actual del tema de estudio:

El cáncer de próstata (CP) supone la segunda causa más frecuente de cáncer y la sexta causa de muerte relacionada con cáncer entre los hombres en el mundo (1). El número de diagnósticos de cáncer de próstata se está incrementando en los últimos años, de manera que en las últimas estadísticas se refleja 1 de cada 6 hombres padecerá este tumor en su vida (2). En los Estados Unidos, la tasa de supervivencia a 5 años de los pacientes con cáncer de próstata metastático al diagnóstico es del 31% pero la tasa de supervivencia es prácticamente del 100% si la enfermedad se diagnostica en estadio localizado (3).

La alta supervivencia del cáncer de próstata, nos lleva a plantearnos en un nuevo modelo asistencial para los pacientes con cáncer de próstata. En EEUU se está propiciando un nuevo modelo asistencial, inspirado en una filosofía Hortobagyi, presidente de la Asociación Americana de Oncología, resume en “que curar el cáncer es necesario, pero ya no es suficiente”. Ya son varios los grandes centros monográficos oncológicos (Cancer Center) que han sustituido unidades específicas para atender supervivientes (5 o 10 años tras el tumor) y orientar a los que acaban de ser diagnosticados o han concluido la primera fase de diagnóstico y tratamiento, para mejorar su adaptación y reducir el impacto de la enfermedad en su calidad de vida.

En España la incidencia del cáncer de próstata es de 45,33% casos por cada 100.000 habitantes y ocasiona más de 5.000 muertes al año (4). Estas cifras sitúan a nuestro país dentro de los países con menor presencia y con menor mortalidad debido a este tumor en comparación con los países occidentales. Sin embargo, se espera que la incidencia siga aumentando y que la prevalencia haga que este tumor represente un importante problema de manejo en nuestra sociedad por la importante merma en la calidad de vida que supone.

El tratamiento ampliamente aceptado para el cáncer de próstata localizado es la prostatectomía radical (PR). Desde la descripción de la técnica inicial se han desarrollado múltiples modificaciones (5). Una vez alcanzado y demostrado el control oncológico, el objetivo se ha fijado en los resultados funcionales. La PR no puede ser entendida solamente como una cirugía exerética, sino como una cirugía exerética y funcional (6). Tras la descripción de los haces neurovasculares por Walsh y Donker comenzó un nuevo camino en búsqueda de la preservación de la función eréctil y urinaria (7).

Para evaluar la importancia que los enfermos prostatectomizado conceden a los resultados funcionales, Hara y cols (8) realizaron un estudio prospectivo. Utilizaron dos grupos con 52 y 54 enfermos intervenidos con prostatectomía radical laparoscópica (PRL) y prostatectomía radical abierta (PRA) respectivamente. A ambos les administraron tres cuestionarios para evaluar:

1) su estado de salud general (cuestionario de estado general de salud del European Organización for the Research and Treatment Group),

2) de salud sexual (cuestionario internacional Index de la Función Eréctil 5) y

3) de función urinaria (cuestionario Internacional Continente Society Male SF), antes y después de ser intervenidos. Concluyen que mientras que no existen diferencias en el resultado del estado de salud general, sí que se aprecian en cuanto a la calidad de vida sexual y urinaria (p<0.05), siendo éstos peores después de ambos procedimientos quirúrgicos. Estos resultados se refuerzan gracias al estudio de Steineck y cols. (9), quienes randomizaron 326 enfermos en dos grupos: observación y prostatectomía radical (PR).

La disfunción eréctil y la incontinencia urinaria fueron más frecuentes tras cirugía. Destaca la importancia que el enfermo otorga a los resultados funcionales el hecho de que ansiedad, depresión, bienestar general y la sensación personal de calidad de vida fueron iguales entre ambos grupos, es decir con y sin cirugía.

Los distintos efectos que sobre la calidad de vida de los pacientes pueden tener los tratamientos y la propia enfermedad incluyen la incontinencia urinaria, la disfunción eréctil, el sangrado, la toxicidad gastrointestinal dificultades de afrontamiento, niveles elevados de ansiedad, estrés, aumento en la incidencia de depresión, trastorno en las relaciones de pareja, dificultades de reincorporación a la vida laboral y trastorno del sueño (10).Un estudio descriptivo de referencia en pacientes con cáncer de próstata evidenció que los principales determinantes de la calidad de vida de estos pacientes derivaban del dolor óseo, la astenia, las alteraciones sexuales y la interrupción frecuente de sus actividades sociales (11). Todas estas alteraciones funcionales, junto a la propia carga emocional de padecer la enfermedad, ocasionan un profundo y un duradero efecto sobre la calidad de vida de los pacientes.

Todo esto se traduce en una disminución en la calidad de vida desde las primeras etapas, en el inicio de la terapia adyuvante, que se mantiene en el tiempo a