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Intento de suicidio por ingesta de fármacos

Caso práctico de urgencia extrahospitalaria. Intento de suicidio por ingesta de fármacos

La intervención de los equipos móviles de urgencias en la conducta auto lesiva debe ir dirigida, en primer lugar a garantizar la seguridad del equipo y del paciente, para pasar a continuación a evaluar la conducta suicida, los factores que la determinan y la estrategia terapéutica a seguir. La desorganización y el caos suele ser lo que predomine, siendo la intervención de los equipos sanitarios muy variable en función de la situación.

Caso práctico de urgencia extrahospitalaria. Intento de suicidio por ingesta de fármacos

  • Miguel Ángel Rodríguez Monge. Enfermero Dispositivo de Cuidados Críticos y Distrito de Atención Primaria de Sevilla. Servicio Andaluz de Salud. Experto en Educación para la Salud.
  • Mª Carmen Pérez Lobato. Enfermera Dispositivo de Cuidados Críticos y Distrito de Atención Primaria de Sevilla. Servicio Andaluz de Salud.

RESUMEN

Este artículo desde la singularidad de un caso clínico, realiza el plan de cuidado del mismo para terminar proponiendo una línea directriz que nos guíe en nuestra actuación. Destacando la necesidad de formación continua y entrenamiento de los profesionales de Enfermería. Por último, se propone el uso de la escala SADPERSONS, herramienta ya contrastada y de fácil manejo que indica qué hacer con el paciente en función de los factores de riesgos.

PALABRAS CLAVE: Intento de suicidio, caso práctico, Plan de cuidados de Enfermería, urgencia extrahospitalaria, ingesta de fármacos.

INTRODUCCIÓN

El intento de suicidio y el suicidio consumado constituyen uno de los mayores problemas de salud pública, tanto por su elevada prevalencia como por la magnitud de las consecuencias para el círculo familiar y social de las personas que lo llevan a cabo.

Según la OMS, la conducta suicida es una condición clínica que se define como el desarrollo del pensamiento suicida, pudiendo llegar hasta el acto suicida consumado. El intento de suicidio es el concepto general que sirve para designar a todo acto que busque la muerte propia, inclusive de manera manipulatoria, y del cual se sobrevive. La conducta suicida en si no es una patología, sino que puede estar inscrita en una serie de enfermedades emocionales, siendo la principal el trastorno depresivo (1).

Según algunos estudios (2,3,4) en torno al 3-4% del total de admisiones de un hospital. Por otra parte es sobradamente conocida la dificultad de separar ambas entidades, a pesar de que se consideran sucesos diferentes, pues solamente un 1-2 % de las tentativas se convierten, anualmente, en suicidios consumados. (5)

Las tentativas de suicidio presentan una frecuencia mayor (10-20 veces) que los suicidios consumados (6), y por lo tanto son las más frecuentemente atendidas por los dispositivos de urgencias en general y por los dispositivos móviles en particular.

Las primeras décadas de la vida, el sexo femenino y el diagnóstico de trastorno de personalidad o neurosis orientan hacia la tentativa, pero no siempre una conducta verdaderamente suicida termina en suicidio consumado, y una tentativa suicida puede acabar en fatal desenlace

Dentro de los trastornos afectivos que más predisponen a la tentativa de suicido, sea consumado o no, se encuentran (8,9):

  • Trastornos de ansiedad: 20% con crisis de ansiedad y fobia social.
  • Trastornos bipolares: En un estudio a lo largo de 40 años, el 9,3% de enfermos bipolares se suicidó. La incidencia de suicidio en este tipo de enfermos es de 60 veces mayor que en la población general. El factor de riesgo es la fase depresiva.
  • Trastornos depresivos: Una incidencia de autolisis, sobre todo el trastorno depresivo mayor, con insomnio y una gran ansiedad.
  • Abuso de alcohol y drogas: sobre todo en edades más jóvenes, la razón: hombre/mujer alcohólicos que cometen un suicidio son de 4 a 1. El 20% de los suicidas son alcohólicos, tras varios años de abuso. El abuso del alcohol es un factor presente en el 25-50% de todos los suicidios.
  • Esquizofrenia: los esquizofrénicos crónicos el 10% de éstos pacientes se suicida. La incidencia del suicidio en éstos pacientes es unas diez veces mayor que en la población general.
  • Trastornos de la personalidad: Están presentes en los suicidas, hasta un 70%. Sobre todo el trastorno de la personalidad borderline, los intentos de suicidio son empleados con cierta frecuencia como medio para obtener otros objetivos, o fines.
  • Causas sociales:
    • Aislamiento social.
    • Acontecimientos estresantes.
    • Desadaptación psicosexual.
    • Encarcelamiento.
    • Factores familiares. Factores predisponentes, como dificultades conyugales y dificultades económicas y sociales, y factores precipitantes, como acontecimientos vitales estresantes.

La intervención de los profesionales sanitarios, en la conducta autolesiva, debe ir dirigida, en primer lugar a garantizar la seguridad del equipo y del paciente, para pasar a continuación a evaluar la conducta suicida, los factores que la determinan y la estrategia terapéutica a seguir. En la inmensa mayoría de los casos, una intervención sanitaria “a tiempo” evita que el paciente “dé un paso hacia la eternidad en un intento de evadirse de un problema temporal”. (10)

En gran número de ocasiones, los DCCU (Dispositivos de cuidados críticos y urgencias) son los responsables de la primera asistencia sanitaria ante un intento de autolisis; dependiendo de una correcta intervención no sólo la supervivencia del paciente sino también las posibles repercusiones emocionales del caso, tanto para el paciente como para sus familiares.

En situaciones de intento de autolisis en las que un suicidio se ve frustrado por algún elemento, el caos y la desorganización parecen ser lo que define con mayor frecuencia estos contextos. El escenario suele estar compuesto por la víctima (en las condiciones que se encuentre), familia, pareja/as (todos alterados), vecinos y conocidos, transeúntes y curiosos que se tropiezan la escena, policía local, guardia civil, bomberos… La aproximación sanitaria a este pasaje es difícil, y si definir la situación es complicado su arbitraje es más complejo aún. Las necesidades se van cubriendo sobre la marcha y muchas veces de forma circunstancial en función de variables aleatorias que suelen ser definitorias de la situación. La flexibilidad y la adaptación a las dificultades que surgen en el proceso deben dominar nuestra actuación aunque manteniendo siempre una línea directriz.