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Enfermería naval en la ilustración

Enfermería naval en la ilustración

Resumen.

Ferrol, Cádiz y Cartagena, con sus nuevos departamentos marítimos, provocó el auge naval en los Arsenales de dichas ciudades, donde surgió una profunda renovación en la tecnología naval. Con esta renovación surgió el cuerpo de la real Compañía de Guardiamarinas de Cádiz -1717- o el Real Observatorio Astronómico -1753- , pero fue la Sanidad la que nació con fuerza y marcando nuevas directrices, modificando la tradicional enseñanza médica y organizándose en un nuevo e importantísimo cuerpo, el de la Sanidad Naval. Urgía cambiar la dotación de barberos por cirujanos (ver Protomedicato y la Marina). Motivo éste más que suficiente para detallar la vida diaria de la sanidad en los navíos españoles del S. XVIII y la importancia de la Expedición Malaspina y la difusión de la vacuna de la viruela.

Enfermería naval en la ilustración

Dª Elena Muñoz Arranz DUE

Dª María del Mar Román López DUE

Descriptores: Ilustración, Barberos, Enfermería, Viruela

Introducción.

Existe una parte de la Sanidad que sigue siendo la gran desconocida y a quien hemos de agradecer muchos avances y descubrimientos. Nos referimos a la Sanidad Naval y más concretamente a la de la Ilustración- siglo XVIII-.

Referirse a la Sanidad Naval hoy día, es tener un referente logístico de apoyo a la fuerza pero en el S .XVIII era un instrumento secundario –aunque con consecuencias colaterales como el Real Colegio de Médicos de Cádiz- a uno primario como era la Marina. Motivo éste, más que suficiente para esbozar sucintamente las condiciones de trabajo de los enfermeros o nosocomi en un navío ya en tiempos de paz o guerra (bastante frecuente).

La miscelánea profesional entre médicos, cirujanos y barberos se alargó en el tiempo; surgieron disputas que llegaron al despacho real, se escindieron ramas comunes y caminaron separadas aunque tímidamente paralelas, una civil y otra militar, e incluso entre los distintos ejércitos también existían roces y celos. Celos que tendrían serias consecuencias tal y como veremos en la expedición Balmis.

Pretender dar a conocer –mínimamente- la labor en el mar y despertar la curiosidad de ese trabajo silente –aun hoy en día-, es nuestra meta.

Objetivos.-

  • Ubicar el barbero-sangrador del S. XVIII en la Marina
  • Describir la precaria y rutinaria vida a bordo
  • Detallar plantilla sanitaria y material disponible
  • Definir el papel de la Marina en la expedición Balmis

Un poco de historia.-

Efectivamente es en el siglo XVIII, cuando entra en vigor un racionalismo empírico filosófico y se inicia el liberalismo político y económico. Regidos por una Monarquía y viviendo con hombres “ilustrados” véase –hombres con experiencia en la guerra, que tocaran el clavicordio y pintaran a la aguada-, el gobierno sufre una transformación que se refleja en la Marina, suprimiendo establecimientos y creando departamentos marítimos como los de Ferrol, Cádiz y Cartagena, construyéndose Arsenales y llegando la Armada a alcanzar 76 navíos, 51 fragatas y 184 buques menores con 100.000 hombres. El hecho de reforzar la Armada o Armada Real como será conocida desde entonces, era la intención de recuperar territorios perdidos (bien en batallas bien en tratados). Significativo el papel de José Patiño y el Marqués de la Ensenada, este último señalaría que el no aumentar el ejército y la marina sería estar supeditado a Francia por tierra y a Gran Bretaña por mar (1)

Así se creó la Real Compañía de Guardiamarinas de Cádiz en 1717, el Cuerpo de Batallones o el Real Observatorio Astronómico en 1753.

Los cambios en la Marina –en la asistencia sanitaria- marcaron un nuevo rumbo en los planteamientos docentes de la universidad española. Una de las prioridades era mejorar dicha asistencia, sustituyendo a los barberos que ejercían en galeras (Figura 1) por cirujanos examinados y de inteligencia.

En 1708 se creó la plaza de Cirujano Mayor de la Armada, designando el Padre Fray Ambrosio de Guiveville de la Orden de San Juan de Dios. 1728 fue el año que vio las instrucciones que servirían de punto de partida al Cuerpo de Cirujanos de la Armada, así los Cirujanos estaban bajo dependencia del Cirujano Mayor –quienes examinaban a los que intentaban pertenecer al Cuerpo-. Las categorías fueron:

Cirujano Mayor, Ayudante de Cirujano mayor, Cirujano de Primera y Cirujano de Segunda (con retribuciones mensuales respectivamente de 150, 50, 30 y 21 escudos), se reguló la función del Boticario inspector, Maestro anatómico y un cuchillero y se permitió a los cirujanos que contratasen barberos sangradores (siempre bajo sus órdenes). De los siete ayudantes de Cirujano Mayor, cuatro habrían de residir en Cádiz, el resto en Ferrol, Cartagena y Santander para asegurar el mantenimiento asistencial en los hospitales castrenses; además de haber en un navío de más de 50 cañones, dos cirujanos, con menos cañones navegaría sólo un cirujano y en tiempos de guerra se incrementaría un cirujano más.

El problema de la escisión de responsabilidades del médico, que también ejercía como Protomédico, hizo dar protagonismo a los Cirujanos –gracias a su experiencia- y abocó en la creación de un Real Colegio de Cirugía en Cádiz para preparar la Marina a sus cirujanos, tanto en teoría como en praxis (2)

La separación entre lo castrense y lo civil continúa con el Reinado de Felipe V; la organización sanitaria era un completo desbarajuste por lo que se requería renovar, centralizar y disciplinar. Estas funciones las cumplió el Protomedicato en lo civil pero en los cuerpos militares se hizo a las espaldas de éste. Ante esta forma de actuar, la Sanidad Militar se enfrentó con tres “enemigos”:

  • Colegio de Cirujanos (por la práctica)
  • Protomedicato (autonomía en la concesión de licencias)
  • Universidad (modelo de enseñanza)

Esta situación no hizo más que alejar a los barberos y sangradores de los buenos cirujanos, siendo los barberos, meros ayudantes. Pero era tal, la excelente preparación de los alumnos, que se tenía orden de