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Prevención de fracturas osteoporóticas

Prevención de fracturas osteoporóticas en mujeres postmenopáusicas

La osteoporosis es una enfermedad que es más prevalente en mujeres y se caracteriza por una disminución de la masa ósea y una alteración de la microarquitectura del tejido óseo, lo que conlleva un aumento de la fragilidad ósea. Esto se debe a una deprivación estrogénica que provoca una reabsorción del hueso con la consiguiente disminución de la masa ósea.

Prevención de fracturas osteoporóticas en mujeres postmenopáusicas

Búsqueda Bibliográfica. Enfermería

José Iglesias Moya (enfermero),

Pedro Luis Lopez Carmona (enfermero)

María Antonia Huertas Ortas (enfermera)

Introducción:

La relevancia clínica de la osteoporosis es su susceptibilidad para desarrollar fracturas. Se estima que en España la osteoporosis causa 500.000 fracturas al año y es responsable de 80.000 estancias hospitalarias (1), además se considera que más de la mitad de las mujeres menopáusicas presenta fracturas osteoporóticas (2). Esto nos da una visión de la magnitud del problema, por lo que es aconsejable el seguimiento y el tratamiento.

El objetivo fundamental de la prevención es evitar fracturas, particularmente as de cadera que en la mayoría de los casos se producen muchos años después de la menopausia.

Factores de riesgo:

– Disminución de la masa ósea.

– Pérdidas aceleradas de calcio.

– Antecedentes familiares de osteoporosis y/o de fracturas.

– Índice de masa corporal (IMC) menor de 19.

– Menopausia precoz.

– Sedentarismo, ingesta de alcohol y tabaquismo.

– Fármacos.

– Alteraciones endocrinas y metabólicas.(1)

Material y métodos.

Para la búsqueda bibliográfica utilizada para realiza este trabajo hemos utilizado las siguientes bases de datos (Tabla 1, al final del artículo)

A continuación adjuntamos una tabla con otros artículos que hemos encontrado, y hemos utilizado como apoyo. (Tabla 2, al final del artículo)

Además hemos utilizado un manual de prevención en atención primaria, que viene ciado como primera referencia bibliográfica. A parte hemos encontrado otros artículos de interés que citaremos como bibliografía complementaria y que hemos consultado para tener una visión más amplia del tema.

Resultados:

La educación sanitaria es importante para prevenir la osteoporosis ya que permite una prevención primaria modificando los estilos de vida. Es necesaria la modificación de conductas mediante acciones de educación sanitaria desde la atención primaria de salud con respecto a la pérdida de masa ósea y sus frecuentes y graves consecuencias que son las fracturas. Se hace hincapié en la población femenina proponiendo acciones para retardar dicha pérdida, actuando sobre los distintos factores de riesgo. (2)

Dentro de las modificaciones de los estilos de vida, el hecho de instruir a los pacientes a que realizasen ejercicios significó un aumento de la densidad mineral ósea (DMO), en los pacientes que siguieron una serie de ejercicios de carga se notó un aumento significativo de la densidad mineral ósea en la columna, que fue de 1,79, es decir, las pacientes que siguieron los ejercicios tenían 1,79 veces más densidad mineral ósea. Además las pacientes que siguieron la serie de ejercicios basada en caminatas aumentaron la densidad mineral ósea 1,31 puntos. (3)

En la búsqueda de la efectividad de los tratamientos farmacológicos hemos encontrado los siguientes resultados:

En el tratamiento basado en el alendronato las reducciones del riesgo relativo (RRR) y las reducciones del riesgo absoluto (RRA) para la dosis de 10 mg fueron las siguientes. Para las fracturas vertebrales, hubo una RRR significativa del 45% (RR 0,55; IC del 95%: 0,45 a 0,67).

Este resultado fue significativo tanto para la prevención primaria, con una RRR del 45% (RR 0,55; IC del 95%: 0,38 a 0,80) y una RRA del 2%, como para la prevención secundaria con una RRR del 45% (RR 0,55; IC del 95%: 0,43 a 0,69) y una RRA del 6%. Para las fracturas no vertebrales, hubo una RRR significativa del 16% (RR 0,84; IC del 95%: 0,74 a 0,94). Este resultado fue significativo para prevención secundaria, con una RRR del 23% (RR 0,77; IC del 95%: 0,64 a 0,92) y una RRA del 2%, pero no para la prevención primaria (RR 0,89; IC del 95%: 0,76 a 1,04).

Hubo una RRR del 40% en las fracturas de cadera (RR 0,60; IC del 95%: 0,40 a 0,92), pero sólo la prevención secundaria fue significativa con una RRR del 53% (RR 0,47; IC del 95%: 0,26 a 0,85) y una RRA del 1%. Sólo hubo significación para la fractura de muñeca en la prevención secundaria, con una RRR del 50% (RR:0,50; IC del 95%: 0,34 a 0,73) y una RRA del 2%. (4)

Es decir, en personas con densidad mineral ósea baja, 6 de cada 100 pacientes se previno la fractura de columna, en 1 de a 100 pacientes se previno la fractura de cadera y en 2 pacientes de cada 100 se previno la fractura de huesos no vertebrales. Mientras que en pacientes con densidad ósea próxima a la normal 2 de cada 100 pacientes se previno la fractura de columna. (4)

Las reducciones de los riesgos relativos (RRR) y absolutos (RRA) para la dosis de 5 mg fueron las siguientes. Las estimaciones de riesgos para la prevención primaria estuvieron disponibles sólo para las fracturas vertebrales y las no vertebrales y no demostró los efectos estadísticamente considerables del risedronato sobre las fracturas. Para la prevención secundaria, se halló un RRR significativo de 39% en las fracturas vertebrales (RR 0,61; IC del 95%: 0,50 a 0,76) con un RRA del 5%. Para las fracturas no vertebrales, se observó un RRR significativo del 20% (RR 0,80; IC del 95%: 0,72 a 0,90) con un RRA del 2% y para las fracturas de cadera hubo un RRR significativo del 26% (RR: 0,74; IC del 95%: 0,59 a 0,94) con un RRA del 1%.

Cuando se combinaron los estudios de prevención primaria y secundaria, la reducción de las fracturas permaneció estadísticamente significativa para las fracturas vertebrales (RR 0,63; 0,51 a 0,77) y las fracturas no