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Hiperglucemia y síndrome coronario agudo

Hiperglucemia y síndrome coronario agudo

Antecedentes: se ha observado que los pacientes con síndrome coronario agudo e hiperglucemia tienen más predisposición a complicaciones que los que no la presentan, independientemente de que sean diabéticos o no.

Objetivo: estimar el valor pronóstico de la hiperglucemia sobre las complicaciones médicas inmediatas en pacientes asistidos por eventos coronarios.

Hiperglucemia y síndrome coronario agudo

AUTORES: Dr. Arbona Martínez Y, Dr. C Buchaca Faxas EF, Dra. Gutiérrez Rojas AR.

Hospital Docente Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras. La Habana. Cuba. 2014.

RESUMEN:

Método: se realizo un estudio analítico, longitudinal y prospectivo. La muestra fue constituida por 100 pacientes con síndrome coronario admitido en la unidad de coronarios del Hospital Hermanos Ameijeiras en el periodo del 2011 al 2013. A estos se les dosifico glucemia en diferentes momentos entre otros exámenes, registrándose además las complicaciones presentadas.

Resultados: la hiperglucemia se correlaciono con empeoramiento del estado del paciente, tanto si estuvo presente al ingreso (p=0,008) para un 50%, en ayuna (p=0,002) 80% o postprandial (p=0,001) 85%. La hemoglobina glicosilada (HbA1c) resulto significativa en su asociación con complicaciones (p=0,003). El análisis multivariado mostro que la glucemia postprandial condiciona un Odds Ratio de 6,16, presentando una relación estadísticamente significativa con relación a la presencia de complicaciones.

Conclusiones: La hiperglucemia y la hemoglobina glicosilada (HbA1c) constituyen marcadores pronóstico de complicaciones inmediatas en los pacientes con síndrome coronario agudo. La hiperglucemia postprandial resulto ser la que mayor impacto tuvo sobre el desarrollo de complicaciones.

INTRODUCCIÓN:

Mencionar la palabra hiperglucemia con lleva a pensar automáticamente en la enfermedad Diabetes Mellitus [DM], la cual sobresale por su creciente incidencia, prevalencia y por asociarse con una elevada morbilidad y mortalidad a causa de las complicaciones que se presentan en su curso (1).

La prevalencia de la diabetes mellitus (DM) ha aumentado de forma acelerada y se pronostica que más de 500 millones de personas la padecerán en el 20302. Nuestro país no escapa a esta situación epidemiológica, donde más del 5% de la población general está dispensarizada como diabético y ocupa el 8vo lugar dentro de las más frecuentes causas de muerte (3).

Los sujetos con diabetes mellitus (DM) tienen un riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular de 2 a 4 veces superior al observado en la población general de similar edad y sexo (4). Las complicaciones atribuibles a la arteriosclerosis, a nivel coronario, cerebrovascular y vascular periférico, son responsables del 70-80% de todas las causas de muerte en los sujetos con diabetes, y representan más del 75% del total de hospitalizaciones (5).

La diabetes mellitus (DM) es un factor de riesgo para el infarto agudo de miocardio (IMA) y parece conferir un peor pronóstico en los pacientes con esta entidad (6). La explicación está en que existe una serie de factores propios de la diabetes mellitus (DM) como: hiperglucemia, glicosilación de las proteínas, aumento del estrés oxidativo, insulinorresistencia, alteraciones de la coagulación, disfunción endotelial, inflamación crónica y microalbuminuria, además de otros factores asociados a la diabetes, como la hipertensión arterial (HTA) y la dislipidemia, que favorecen el proceso arteriosclerótico (7).

Un estudio realizado por Fonseca Muñoz JC (8) con 125 pacientes atendidos en el Hospital General Universitario «Carlos Manuel de Céspedes», de Bayamo, por diagnóstico de infarto agudo de miocardio (IMA), arrojó que el antecedente patológico personal que se relacionó con mayor riesgo de morir fue la diabetes mellitus (DM). Estos resultados sugieren que la diabetes mellitus (DM), en nuestro medio, es un factor de riesgo para la mortalidad del infarto agudo de miocardio (IMA).

Independientemente de lo mencionado con anterioridad, la relación causal de la hiperglucemia (sea diabético o no el paciente) con los eventos macrovasculares ha sido motivo de múltiples investigaciones (9).

La concentración de glucosa, al ingreso, por encima de 11.1 mmol/L, en personas no conocidas como diabéticos, se asoció con una mortalidad similar a la de pacientes con diabetes después de un infarto agudo de miocardio (IMA) (10). Esto fue reportado en un estudio holandés y sugiere que podría utilizarse este parámetro para identificar a sujetos con alto riesgo de mortalidad.

El estudio GRACE (Global Registry of Acute Coronary Events) demostró una relación continua entre el aumento de la glucemia de ayuno con la mortalidad intrahospitalaria y a los seis meses después de un evento coronario (11), con un poder como marcador de riesgo más potente que la glucemia en el momento del ingreso hospitalario.

La hemoglobina glicosilada (HbA1c) refleja la exposición a niveles altos de glucemia durante un periodo entre 2 a 3 meses previos a su medición y fue recomendada su adopción como criterio diagnostico de diabetes (valor ≥ de 6.5%) por un comité de expertos organizado por la Asociación Americana de Diabetes (ADA) (12).

La monitorización de la glucemia como “el sexto signo vital” (13) en pacientes hospitalizados con antecedentes de diabetes o en aquellos en los que se haya identificado un trastorno de su metabolismo ha resultado una estrategia útil para su manejo.

Durante la última década, la asociación entre el aumento de los niveles de glucosa inducida por estrés en pacientes agudamente enfermos ha recibido considerable atención, debido a los beneficios potenciales y riesgos de un control estricto de la glucemia