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Paciente con herpes zóster y colitis ulcerosa

Paciente con herpes zóster y colitis ulcerosa

RESUMEN

Se presenta el caso clínico de un paciente varón de 15 años de edad que consulta por la aparición de un dolor lancinante intenso a nivel de región laterocervical izquierda de 24 horas de evolución, junto con la aparición de unas lesiones cutáneas eritemato- vesiculosas pruriginosas y dolorosas a ese nivel. Refiere escalofríos con odinofagia asociada sin otra manifestación clínica asociada.

Paciente con herpes zóster y colitis ulcerosa

Caso clínico                       

Doctora Ana Belén Cid Sánchez, Médico de familia; Especialista en Alergología e Inmunología Clínica; Centro de Salud Pinos Puente; Granada

Palabras clave: colitis ulcerosa, herpes zóster

PRESENTACIÓN DEL PACIENTE

Se presenta el caso clínico de un paciente varón de 15 años de edad con antecedentes personales de colitis ulcerosa en seguimiento por el servicio de digestivo; en tratamiento con azatioprina 100 mg al día, mesalazina 1 gramo sobres de liberación modificada cada 8 horas y con mesalazina aerosol rectal 1 aplicación cada 48 horas; actualmente bien controlado sin brotes y con deposiciones normales en consistencia y frecuencia, sin dolor abdominal ni otra sintomatología asociada.

Acude al servicio de urgencias consultando por la aparición de un dolor lancinante intenso a nivel de región laterocervical izquierda de 24 horas de evolución, junto con la aparición de unas lesiones cutáneas eritemato- vesiculosas pruriginosas y dolorosas a ese nivel. Refiere escalofríos con odinofagia asociada sin otra manifestación clínica asociada.

Antecedentes familiares: sin interés.

Exploración Física:

Buen estado general, afebril (36ºC). Se observan lesiones cutáneas eritemato-vesiculosas confluentes en placas con disposición sobre el área del dermatomo cervical, de forma unilateral, con absoluto respeto de la línea media. Pequeña adenopatía retroauricular izquierda dolorosa, no adherida a planos profundos de consistencia blanda. (Ver imagen 1, al final del artículo) Resto de exploración con auscultación cardiopulmonar y exploración orofaríngea normal.

Se diagnosticó de herpes zóster y se procedió a dar el alta al paciente instaurando tratamiento con aciclovir 200 mg cada 6 horas durante cinco días, junto con tratamiento para el dolor con metamizol y paracetamol. La azatioprina se suspendió durante dos semanas.

La evolución posterior del cuadro clínico fue satisfactoria con resolución completa a los 15 días, por lo que se volvió a iniciar el tratamiento con azatioprina.

DISCUSIÓN

El herpes zóster se produce por la reactivación del virus de la varicela zóster tras una primoinfección varicelosa. Es infrecuente en pediatría. Cuando aparece en niños, suele tener unas manifestaciones benignas en comparación con los adultos.

Los estudios de laboratorio y demás pruebas complementarias no son necesarios puesto que el diagnóstico es clínico.

El tratamiento debería ser sintomático en la mayoría de los pacientes, reservándose el aciclovir oral o intravenoso para situaciones de riesgo.

El uso de fármacos inmunosupresores, cada vez más utilizados en el tratamiento de la enfermedad inflamatoria intestinal, condiciona un mayor riesgo de infecciones por gérmenes habituales u oportunistas, aumentando la morbimortalidad de las mismas. Entre éstas, las infecciones virales son las más frecuentes, destacando las causadas por citomegalovirus y virus de la varicela zóster.

La infección por herpes zóster es una complicación infrecuente en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal en tratamiento con inmunosupresor (azatioprina, metotrexato, mercaptopurina). La enfermedad inflamatoria intestinal está asociada con un aumento significativo del riesgo de desarrollar herpes zóster, en especial en los pacientes que toman medicamentos inmunosupresores, según demuestra un estudio sobre más de 100.000 pacientes con la dolencia. A pesar de que su curso suele ser favorable, es importante tener en cuenta determinadas medidas preventivas que pueden ser útiles para disminuir su incidencia y gravedad. Algunos autores aconsejan descartar un posible contacto reciente con el virus antes de iniciar el tratamiento inmunosupresor y, en caso de existir, retrasar su inicio hasta como mínimo 3 semanas después del contacto.