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Un abordaje socioeducativo en las adicciones: Escuela Familia y Sociedad

Un abordaje socioeducativo en las adicciones: Escuela Familia y Sociedad

El presente ensayo trata de un nuevo abordaje socioeducativo en las adicciones a las drogas, en el contexto de la familia, la escuela y la sociedad, mediante la formación temprana de estilos de vida saludables incompatibles con el consumo de drogas y en general podría ser aplicable a otra problemática social donde la educación compartida abierta a la vida, guarda sus mejores herramientas.

Un abordaje socioeducativo en las adicciones: Escuela Familia y Sociedad

Maritza Salazar Medina. Phd. Ciencias de la Educación.

En tal sentido, inicio este recorrido desde las reflexiones más complicadas y difíciles donde las drogas no son consideradas un ente aislado que afecta especialmente al individuo, familia y comunidad. Todo lo contrario el constructo teórico nos muestra la trama de relaciones socio estructurales y socio simbólicas (Bertaux, 1984) (1) que pueden orientar la dinámica del consumo de drogas en cualquier contexto cultural donde ocurra el hecho.

Trayectoria de vida del educando y su contexto

Comenzaré por referirme un poco al ser humano, en el contexto social donde le toque vivir su trayectoria de vida: la familia.

Aristigueta, O (2000)(2) señala que de acuerdo con estas ideas, es posible considerar que en todas las sociedades humanas, el hombre busca su realización haciendo uso de sus potencialidades intelectuales, psicológicas y físicas que la naturaleza le ha proporcionado en estrecha relación con el medio sociocultural donde le ha tocado vivir desde la familia, escuela y comunidad. En este proceso de intercambio vital individuo-sociedad, se establece una lucha por la supervivencia. El individuo trata de satisfacer sus necesidades básicas, tales como el hambre, la sed o el apetito sexual; orienta su conducta hacia el logro de necesidades de orden social, entre las que pueden incluir los hábitos, costumbres, creencias y actitudes, las cuales -como ya se sabe- varían según las diferentes sociedades y su satisfacción no depende de su sola voluntad. Para ello es necesaria la participación de la familia.

En la familia se aprenden una serie de normas y formas de vida, que responden en parte a la estructura social, cultural, económica y política del momento. Se trata de un intercambio dinámico entre el hombre y su contexto. En un principio corresponde a la familia original o sustituta, la responsabilidad de ayudar a la persona a satisfacer sus necesidades en función de la disponibilidad de sus recursos, de la actitud que las figuras de autoridad tienen hacia la demanda de sus hijos y la forma como se establezcan las interrelaciones de ayuda mutua. En este continuo vital es importante considerar a la familia como célula fundamental de la sociedad, la cual se torna compleja, exigente y conflictiva, especialmente cuando se trata de comprender al hombre en su dimensión humana en la lucha por alcanzar el bienestar individual y colectivo. Lo complejo es su dinámica con el resto de la sociedad.

En este contexto de ideas, la educación libre y democrática, en sentido amplio de libertad, juega un papel muy importante en la formación del individuo que lucha por adaptarse a un medio social determinado. Si se analiza la relación familia-educación es comprensible, por ejemplo, entender que la crianza de los hijos es por fuerza una forma de educación, donde de manera deliberada e inevitable se orienta el comportamiento de los hijos en una u otra dirección, dando lugar a un cúmulo de aprendizajes que van desde las formas y preferencias más sencillas como es por ejemplo consumir alimentos, pasando por hábitos de higiene y confort, hasta la compleja formación de estilos de vida. Ahora la labor educativa que se espera de la familia es cada vez más exigente; tanto, que muchos padres escrupulosos buscan a alguien que les ayude con ella, como es el psicólogo en algunos casos y, por supuesto, a la escuela. De acuerdo con Broudy (1992)(3):

La psicología se ha infiltrado en el pensamiento del público. Ha hecho nacer la perturbadora comprensión de que las experiencias tenidas en la temprana infancia, dejan huella imborrable en el recuerdo para toda la vida. Esto impone a los padres una tremenda sensación de responsabilidad y frustración, porque cada uno de sus actos es significante en alguna forma, aun cuando no hay manera segura de saber cuál será su significación. (p.97)

La Familia

En cuanto a la familia es conveniente tener presente que en todas las culturas, sociedades y naciones, existen diferencias en cuanto al método de educación de los niños en las formas típicas o tradicionales en que diversos agentes sociales y de los individuos de su misma edad o características, interactúan con los niños y los jóvenes según van creciendo y recorriendo la adolescencia hasta llegar a la edad adulta. Pero todas ellas tienen en común la idea de que para producir adultos que puedan asumir los roles que les incumbe en la cultura, es preciso establecer las dimensiones en las que pueda fomentarse el crecimiento y desarrollo desde los primeros años de vida. En la mayoría de las sociedades, la familia y sus parientes han constituido los principales ambientes y han facilitado la transición desde la infancia hasta la adolescencia por lo menos.

La familia proporciona un modelo y una formación relacionada con las dotes afectivas, sociales, vocacionales, intelectuales y morales que requiere la vida adulta. Cualquiera que sea la combinación de ambientes donde crezca el niño, los años que van de la infancia a la adolescencia son decisivos en todos los aspectos del desarrollo. En esos años es cuando el niño aprende unas actitudes y orientaciones básicas para consigo mismo; amor u odio,