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Estudio piloto sobre la pérdida de movilidad en personas mayores de una zona urbana de Zaragoza

Estudio piloto sobre la pérdida de movilidad en personas mayores de una zona urbana de Zaragoza.

RESUMEN:

Introducción: La pérdida de movilidad en personas mayores, tiene múltiples consecuencias, a nivel físico, psicológico y social. Por ello el estudio de la movilidad, las causas que la deterioran y las posibles intervenciones que podamos llevar a cabo, nos parece esencial en el momento que vive nuestra sociedad.

Estudio piloto sobre la pérdida de movilidad en personas mayores de una zona urbana de Zaragoza.

Laura Cisneros Larrea: Diplomada Universitaria en Enfermería. Máster Universitario en Gerontología Social.

Raquel Marín Labanda: Diplomada Universitaria en Enfermería. Máster Universitario en Ciencias de la Enfermería.

Blanca Samper Lamenca: Diplomada Universitaria en Enfermería. Máster Universitario en Gerontología Social.

Francisco Javier Rubio Castañeda: Diplomado Universitario en Enfermería. Máster Universitario en Gerontología Social.

Sara Allona López: Diplomada Universitaria en Enfermería. Máster Universitario en Gerontología Social

Palabras clave/Keywords: Movimiento, anciano, Life Space Assessment.

Objetivo: analizar la asociación de la pérdida de movilidad en personas entre 65 y 75 años con variables socio demográficas y de salud, en una zona urbana de Zaragoza

Material y método: Se trata de estudio descriptivo observacional transversal, contamos con una muestra 50 personas, como variable dependiente la perdida de movilidad valorada mediante la Life Space Assessment (LSA) y como variables independientes tenemos un grupo de variables sociodemográficas y otro de salud.

Resultados: Hemos obtenido resultados significativos en la relación del nivel educativo p= 0,03, la percepción de la salud p=0,01 y la pérdida de peso involuntaria con la perdida de movilidad

Discusión y conclusiones: La pérdida de movilidad parece ser que está más relacionada con edades avanzadas, afecta más al género femenino, y está ligada a niveles bajos de educación. En otros estudios también la relacionan con depresión y pérdida involuntaria de peso.

Palabras clave: Movimiento-anciano-Life Space Assessment

INTRODUCCIÓN

Cuando hablamos de envejecimiento, nos referimos a un proceso continuo en el tiempo, universal e irreversible, por el que se produce una pérdida progresiva de la capacidad de adaptación. Según Davies (1992) el envejecimiento biológico se caracteriza por una falla en la capacidad para mantener homeostasis bajo condiciones de estrés fisiológico, lo que se relaciona con una disminución en la viabilidad y un aumento en la vulnerabilidad del individuo.

La OMS establece que la población mundial está envejeciendo a pasos acelerados, comenta que entre 2000 y 2050 las personas mayores de 60 años en el mundo serán un 22% de la población mundial (1). Por lo que cabe destacar el concepto de “envejecimiento activo” que es el proceso de aprovechar y mejorar las oportunidades para tener un bienestar físico, social y psíquico durante el curso de la vida, con el fin de extender la esperanza de vida sana de la persona (2).

Para envejecer activamente, es el propio individuo el que debe tomar decisiones sobre su estilo de vida, para que sea sano, pero además son aquellos que hacen políticas, apoyando a estas personas en la búsqueda de un envejecimiento activo, los que a través de sus decisiones deben contribuir a mantener a las personas productivas y sanas a una edad avanzada, promoviendo programas comunitarios de prevención, y mantenimiento de enfermedades crónicas o modificando el medio ambiente para evitar un exceso de barreras arquitectónicas (3).

Con la edad se producen cambios fisiológicos a nivel de sistema cardiovascular, respiratorio, neurológico, musculo-esquelético… que van a influir en la pérdida de movilidad. A su vez estos cambios favorecen la aparición de enfermedades crónicas que se ven agravadas por la falta de movilidad y que también favorecen la pérdida de la misma.

Se estima que después de los 65 años el 18% de las personas tiene problemas para movilizarse sin ayuda, y a partir de los 75 años más de la mitad tiene dificultades para salir de casa, estando un 20% confinado a su domicilio (4). La gran mayoría de las personas mayores vive en sus hogares particulares, el propio proceso fisiológico de envejecimiento y el deterioro de su salud, contribuyen a que pasen más tiempo en sus casas, lo que con el tiempo, puede conducir a la marginación de las actividades sociales, la soledad, la mala calidad de vida (5) y la dependencia.

Cuando se habla del estado de confinamiento de las personas de edad avanzada, se va a tener en cuenta tanto la frecuencia con la que el individuo sale de casa, como la distancia recorrida al aire libre y una combinación de ambos criterios (6). Existen estudios en los que se evidencia que las personas mayores que salen poco de casa pierden más capacidades funcionales que las que lo hacen con más frecuencia (7), relacionándose esto con depresión, baja percepción de autosalud, deterioro cognitivo, comorbilidad y aumento de consumo de medicación.

Podríamos definir la movilidad como la capacidad de una persona de moverse a sí misma y dentro de su entorno; es decir, que cuando hablamos de pérdida de movilidad, no solo nos referimos a que una persona no sea capaz de caminar o subir escaleras, sino también a alguien que ya no es capaz de conducir su coche en condiciones de seguridad, por lo que pueden quedar limitadas sus funciones sociales.

La OMS señaló en 2007, que el mantenimiento de la movilidad es fundamental para un envejecimiento activo, lo que va a permitir a los adultos mayores seguir liderando su vida de una manera dinámica e independiente (8). El ser independiente para las Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD) se relaciona con una mejor calidad de vida y con un buen nivel funcional de las personas. La