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Enfermería ante la violencia de género

Enfermería ante la violencia de género

La violencia contra las mujeres es un fenómeno que ocurre en todos los países, clases sociales y ámbitos de la sociedad. Según la definición de la Organización de las Naciones Unidas, la violencia de género es “cualquier acto o intención que origina daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a las mujeres, incluyendo las amenazas de dichos actos, la coerción o privación arbitraria de libertad, ya sea en la vida pública o privada”.

Enfermería ante la violencia de género

Mari Carmen García García. Diplomada en Enfermería. Servicio Andaluz de Salud.

Introducción

La violencia de género puede adoptar formas diferentes: física, verbal, psíquica, sexual, social, económica. La violencia contra las mujeres por sus parejas (o ex parejas) podría estar afectando al menos a una de cada 7 mujeres en España y da lugar anualmente a más de medio centenar de muertes.

Se prevé que la incidencia y las cifras de mortalidad por malos tratos sigan disminuyendo, tal y como indica la tendencia de los últimos diez años. Se estima que a nivel mundial aproximadamente el 35% de las mujeres han sido víctimas de violencia física y/o sexual. El porcentaje de mujeres maltratadas que denuncian en España es relativamente bajo, estimándose entre un 2 y 10% de los casos totales. Según el Centro de Estudios Reina Sofía, las cifras han ido en aumento, en el año 2002 se produjeron 30.199 denuncias de mujeres, mientras que en 2013 las cifras ascendían a 124.894 denuncias. La Organización Mundial de la Salud señala que la violencia de género es un problema prioritario en salud pública, y requiere de intervenciones conjuntas desde todos los ámbitos educativos, sociales y sanitarios.

Objetivos

  • Identificar las principales medidas a adoptar contra la violencia de género.
  • Identificar las principales líneas estratégicas de actuación contra la violencia de género a nivel nacional e internacional.
  • Identificar las principales intervenciones a realizar desde el ámbito sanitario y en particular desde el colectivo enfermero.
  • Unificar criterios de cuidados fomentando el desarrollo de los diagnósticos de Enfermería y la aplicación de estos por parte de los profesionales.
  • Colaborar con los demás profesionales implicados en la actuación contra la violencia de género.

Metodología

Para la realización de este trabajo se ha aplicado un diseño de carácter descriptivo que se ha basado en una estrategia de búsqueda en bases de datos como Cochrane, Elsevier, Scielo, Cinalh y Google Académico. Así, como fuentes oficiales como la Organización Mundial de la Salud o el Instituto de la Mujer. Se han comparado los distintos artículos encontrados y seleccionado los más relevantes publicados en los últimos años.

Palabras clave: violencia, mujeres, Enfermería, medidas.

Contenidos

La atención a las mujeres víctimas de la violencia de género ha sido recogida a nivel internacional y nacional, estableciéndose las directrices básicas de regulación y actuación. Entre los principales textos normativos cabe destacar:

– A nivel Internacional

Dentro de la Conferencia Mundial de los Derechos Humanos celebrada en Viena en 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la “Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer” que constituye un hito a nivel internacional, ya que se aborda la violencia de género dentro del ámbito de los derechos humanos. La Unidad de Salud de la Mujer de la Organización Mundial de la Salud se estableció en 1980 para promover y coordinar las actividades de salud y desarrollo de la mujer en todos los programas que creen ellos mismos.

– A nivel Nacional

Las principales directrices se recogen en la Ley Orgánica 1/ 2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, y en el Real Decreto 1030/2006 de 15 de septiembre por el que se establece la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud elaboradas con el propósito de erradicar progresivamente la violencia de género, incluyendo la elaboración de un Plan Nacional de Sensibilización y Prevención de la Violencia de Género. El plan Nacional se plantea con dos objetivos prioritarios, por un lado mejorar la respuesta frente a la violencia de género, y por otro conseguir un cambio en el modelo de relación social. En líneas generales contempla dos parámetros de actuación:

– La prevención, distinguiendo los niveles de prevención primaria (cuando el conflicto no ha aparecido), secundaria (con la presencia de conflicto) y terciaria (arbitrando procesos de protección a la víctima declarada como tal a todos los efectos).

– La sensibilización, proporcionando los instrumentos necesarios para identificar los casos o las situaciones de riesgo para que se produzca, y el conocimiento de los recursos disponibles para su abordaje.

Los ejes transversales, por su parte, son cinco: investigación y estudio, formación y especialización de profesionales, movilización de actores, coordinación de todos los sectores y un adecuado seguimiento y evaluación de las medidas establecidas.

Desde el ámbito de la Enfermería se puede actuar de modo útil, ya que por la posición estratégica de esta profesión, las víctimas de género consideran a la enfermera cercana y asequible. Por ello, para que la actuación sea correcta debe llevarse a cabo un plan de cuidados en víctimas de violencia de género.

A cada caso, hay que aplicarle unos cuidados diferentes, es decir, un plan individualizado y fruto de ello hay que hacer una valoración individual de cada caso porque depende de cada persona y de la violencia que haya padecido.

La valoración debe centrarse en los indicadores de sospecha (signos y síntomas de violencia) haciendo un abordaje biopsicosocial y comprobar en qué nivel se sitúa la violencia. La valoración de la enfermera debe variar en función del tipo y de la fase en que se encuentre dentro del ciclo de la violencia.

Los indicadores y síntomas de la mujer que padece violencia de género son:

  • Síntomas físicos como cefaleas, molestias gastrointestinales, mareos o dificultades respiratorias.
  • Síntomas psicológicos como insomnio, depresión, ansiedad, baja autoestima o trastornos de conducta alimentaria.
  • Síntomas obstétrico-ginecológicos que pueden ser lesiones genitales o en mamas durante el embarazo, infecciones ginecológicas de repetición, ausencia de control de fecundidad o dispaurenia y dismenorrea.
  • Antecedentes personales que pueden ir desde abuso de alcohol u otras drogas a abusos de medicamentos, sobre todo psicofármacos.
  • Utilización de los servicios sanitarios como pueda ser ausencias prolongadas sin ir al combinado con períodos donde acude con mucha frecuencia o acude con la pareja cuando antes no lo hacía.
  • Situaciones de mayor vulnerabilidad como por ejemplo embarazo, noviazgo, separación o dependencia física o económica.

En base a todo esto que se ha planteado se proponen diagnósticos enfermeros según la taxonomía correspondiente. Los diagnósticos son riesgo de suicidio, desesperanza, dolor crónico, riesgo de lesión, deterioro de la integridad cutánea, síndrome post traumático, interrupción de los procesos familiares, deterioro del patrón de sueño, temor, síndrome traumático de la violación (reacción silente), baja autoestima situacional, ansiedad, baja autoestima crónica, afrontamiento inefectivo, aislamiento social, conflicto de decisiones, disfunción sexual, fatiga y negación ineficaz.

Conclusiones

Dada las graves repercusiones que para las mujeres víctimas tiene la violencia de género, deberían potenciarse, aún más, el desarrollo e implementación de programas de prevención e intervención en este ámbito. Asimismo, la violencia de género es un problema prioritario en salud pública y requiere de intervenciones conjuntas en todos los niveles, nacional e internacional y desde todos los ámbitos, educativos, sociales y sanitarios.

En el ámbito sanitario se están desarrollando programas formativos encaminados a potenciar las habilidades de las enfermeras para detectar, informar y evaluar los malos tratos ya que las profesionales demandan una mayor formación que permita una mejor atención y capacitación, aumentar los recursos disponibles y reforzar la coordinación interdisciplinar e interinstitucional.

El papel de la Enfermería es muy importante ya que constituimos un elemento importante a la hora de abordar el problema, ya que tenemos una doble responsabilidad, primero ética y segundo profesional porque tenemos que diseñar, implementar y evaluar programas que vayan a la especificidad de este colectivo en particular por lo que la formación, reducir barreras organizativas y una buena gestión de los recursos que existen pueden ser dos elementos claves para luchar contra esta lacra.

Bibliografía

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