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Cuidados de confort en una unidad de cuidados intensivos

Cuidados de confort en una unidad de cuidados intensivos

Resumen

En las unidades de reanimación, priman los cuidados intensivos, altamente específicos y técnicos por la naturaleza aguda y vital de los problemas de los pacientes ingresados; no obstante, no hay que dejar los cuidados de confort de lado, los cuales proporcionaran un gran alivio al paciente, identificando su dolor, o realizando cambios postulares para aliviar los puntos de presión,  entre otros cuidados, previniendo además complicaciones mayores, que pueden acabar incluso en intervenciones quirúrgicas, aumentando las intervenciones en un paciente frágil.

Cuidados de confort en una unidad de cuidados intensivos

Ossama Nasser Laaoula *

Maria Garrido Piosa *

Pilar Tierra Burguillo **

  *   Máster en Ciencias de Enfermería.

  **  PHd

Palabras clave: cuidados enfermeros, cuidados de confort, unidad de reanimación, unidad de cuidados intensivos

Introducción

En las unidades de reanimación o cuidados intensivos, el personal de Enfermería, altamente cualificado en cuidados técnicos, realiza un rol de vigilancia y cuidado intensivo acorde con el riesgo vital del paciente. Cuando se habla de cuidados de Enfermería de confort, nos referimos a las intervenciones que el equipo para-medical lleva a cabo para garantizar el estado óptimo del paciente, en el plano físico y también psicológico y emocional.

Desde mediados del siglo anterior, la Enfermería junto a otras ramas para-medicales y médicas, han tomado caminos altamente técnicos, gracias a los cuales, han permitido importantes avances en la atención al paciente. El personal de Enfermería de las unidades intensivas, cada vez más cualificado, centra sus cuidados a los problemas de colaboración médicos, y tiende a veces a dejar un poco de lado el cuidado de las necesidades básicas, abarcando problemas vitales que requieren una atención inmediata y continuada.

El ajetreado clima que a veces reina en las unidades de cuidados intensivos, hace que el personal focalice sus intervenciones en los problemas agudos; no obstante, una vez estabilizado el paciente, se debe retomar enseguida la normalidad, y mantener la continuidad de los cuidados de confort, al igual que se mantiene la administración de medicación o las intervenciones técnicas.

Los cuidados de confort, pertenecen al rol propio de la profesión enfermera, y suponen para el paciente un aumento considerable de su calidad de vida durante su estancia hospitalaria, además que permite prevenir complicaciones mayores, que suelen ser evitables con una atención integral. Por ello, hemos elaborado una lista orientativa, aplicable en las unidades de cuidados intensivos para establecer una rutina de intervenciones enfermeras que favorezcan el estado óptimo del paciente.

Objetivos

  • Enumerar los cuidados de confort que deben realizarse en una unidad de cuidados intensivos
  • Describir cada uno de los cuidados

Material y Métodos

Revisión bibliográfica en las bases de datos Medline, Cuiden y Cinahl con las siguientes palabras claves: Cuidados enfermeros, cuidados de confort, reanimación, y unidad de cuidados intensivos; tanto en castellano como en inglés; y en la base de datos de la AP-HP (Asistencia Pública – Hospitales de Paris) con las mismas palabras claves en francés.

Resultados

Cada cuatro horas, el enfermero o la enfermera; en binomio con un-a auxiliar de Enfermería deben reinstalar al paciente, verificar su estado cutáneo, realizar aspiraciones oro o naso-faríngeas si es necesario, garantizar la higiene bucal, evaluar el dolor y el estado de conciencia, verificar la eliminación: urinaria, intestinal o cutánea (la transpiración) y evaluar la humedad del paciente y valorar si es conveniente cambiarle las sabanas para evitar problemas cutáneos. El enfermero también debe friccionar los puntos de presión para evitar escaras y úlceras.

A continuación se enumeran de modo sintético las actuaciones de Enfermería para favorecer el confort del paciente con criterios de hospitalización en una unidad de cuidados intensivos.

Instalación de confort: es la manipulación del paciente para facilitar una comodidad óptima.

  1. La cabeza: se debe mantener la cabeza en el eje natural de la columna vertebral, con un almohadillado correcto para evitar posibles problemas cervicales.
  2. Las orejas: a veces tienden a plegarse, por ello es importante verificar su posición y mantenerlas hacia atrás
  3. Inmovilizar al paciente: mediante sábanas plegadas sobre sí mismas, podemos inmovilizar al paciente de un modo u otro para evitar posiciones viciosas, ligadas al encamamiento prolongado o diferentes estados neurológicos que provocan rigidez; para esto último, es imprescindible la colaboración con un ergoterapeuta o terapeuta ocupacional, y de un fisioterapeuta, para fabricarle al paciente vendajes rígidos o semi-rígidos que permitan corregir dichas posturas paulatinamente.
  4. Las piernas: en ocasiones tienden a abrirse y a plegarse, por ellos es muy importante extenderles y acercarlas de tal manera que respete la longitud del cuerpo.
  5. El cuerpo: el paciente tiende a deslizarse hacia abajo, dando con los pies en el pie de cama, provocando una postura incomoda para el paciente. Por ello hay que remontarlo regularmente.
  6. Las sabanas: adaptar las sabanas a la temperatura del paciente, subirlas o bajarlas dependiendo de las necesidades del paciente.

Aspiración: los pacientes entubados o traqueostomizados, acumulan las secreciones propios del tracto respiratorio, por ello hay que evaluar regularmente la presencia de secreciones y anotar su aspecto, color y cantidad, para identificar adecuadamente los problemas respiratorios que puedan aparecer.

  1. Boca: las aspiraciones bucales, suelen ser ligados a la salivación.
  2. Nariz: Aspiraciones nasales; esta vía se suele descartar por ser más traumática.
  3. Tráquea: en los pacientes traqueostomizados, al igual que en los entubados, con tos ineficaz, se deben remontar las secreciones al menos una vez al día por el fisioterapeuta, mediante técnicas de « caugh assist » y de manipulación de los músculos respiratorios. La aspiración es en pacientes traqueostomizados o entubados, permiten aspirar secreciones profundas, y facilitar un mejor intercambio gaseoso, evitando la formación de tapones.

El dolor: la evaluación del dolor es crucial para identificar el malestar del paciente, y puede ser de amplia etiología: una mantenimiento prolongado en una postura, dolor relacionado con la incubación o un dolor ligado a un problema de salud. Para ello debemos usar las escalas del dolor adecuadas, y recoger regularmente información sobre el dolor. Es importante identificar el dolor, su localización, su causa y su intensidad, para poder manejarlo adecuadamente y administrar los analgésicos necesarios.

Paciente consciente: poseemos diferentes escalas de evaluación para detectar el dolor en el paciente consciente o con bajos niveles de sedación: EVA (Escala Visual Analógica), EN (escala numérica), EVD (escala verbal descriptiva)

Paciente no comunicativo o bajo sedación profunda: Hay diferentes escalas para evaluar el dolor en pacientes que no se puedan comunicar o que su nivel de consciencia este alterado, se puede usar para este fin por ejemplo la Escala de Campbell, que identifica la presencia del dolor, además de cuantificar su intensidad, con una escala del 1 al 10, haciéndola más equiparable a las escalas del dolor usadas para pacientes conscientes.

La higiene: además de la higiene diaria del paciente; hay que proponer una higiene regular para favorecer el confort del paciente y de los familiares que lo visitan:

  • Higiene buco-dental: la higiene buco-dental en el paciente entubado debe ser cada cuatro horas y centrarse en el cepillado de dientes y lengua, para evitar problemas buco-dentales. En el paciente no entubado, una higiene tres veces al día es en principio suficiente.
  • Lavado de ojos: los ojos tienden a resecarse, y a infectarse, por ello un lavado preventivo con suero fisiológico cada cuatro horas, permite que el ojo este limpio y así vigilamos la aparición de posibles infecciones o problemas que requieren de atención médica u oftalmológica.
  • Eliminación: Valorar si el paciente esta húmedo, o manchado, ya sea por la transpiración, la orina o las heces. Verificar regularmente el estado de humedad del paciente y cambiarlo lo mas pronto posible.

El estado cutáneo: Las alteraciones cutáneas son frecuentes en los servicios de cuidados intensivos; por ello, hay que hacer especial atención en la evaluación del riesgo de úlceras y escaras. Para ello podemos usar la escala de Braden. Las actividades necesarias que se deben realizar de modo regular para mantener la integridad cutánea son las siguientes:

  • Evaluación del riesgo de aparición úlceras y otras alteraciones cutáneas mediante una escala adaptada.
  • Favorecer una temperatura adecuada en la habitación y adaptar la ropa y las sabanas para controlar los sudores excesivos
  • Verificar si el paciente esta húmedo y necesita ser cambiado
  • Cambios posturales para cambiar los puntos de presión
  • Descargar las zonas con mayor presión, como talones, sacro u hombros.
  • Seleccionar la cama que mejor se adapte a cada paciente: existen las camas de Memoria de Forma, que se adaptan al paciente, y ofrecen mayor confort; aunque en las unidades de cuidados intensivos, las más usadas son las camas de aire, que cambian regularmente los puntos de presión, favoreciendo la circulación sanguínea y cambia regularmente los puntos de presión.
  • Los masajes, aflorando los puntos de presión, con un aceite o crema adaptadas, es muy necesario para permitir una hidratación correcta de la piel, con el objetivo de mantener la integridad cutánea.

Conclusiones

La enfermera y enfermero de las unidades de cuidados intensivos debe ser consciente del poder de los cuidados de confort en el paciente encamado, pues gracias a estas intervenciones, se mejora la calidad de vida del paciente, y  se garantiza un cuidado integral de calidad.

Las intervenciones descritas, se recomienda su realización todas las cuatro horas junto a la recogida de constantes vitales y administración de medicación entre otros cuidados. Es importante establecer una rutina de cuidado, que permita la constancia.