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Psoriasis. Papel de Enfermería

Psoriasis. Papel de Enfermería

La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel que se caracteriza por una inflamación con aparición de lesiones escamosas, debido a numerosos factores desencadenantes, con predisposición genética. En el presente trabajo se ha planteado una aproximación a la enfermedad y al papel de Enfermería.

Psoriasis. Papel de Enfermería

Rosa María Ruiz García. Graduada en Enfermería.

Lorena Del Rocío Padilla Camacho. Graduada en Enfermería.

Eva Barroso Santamaría. Graduada en Enfermería.

Resumen:

Se ha llevado a cabo una búsqueda bibliográfica en diferentes bases de datos (Dialnet, biblioteca virtual de salud España, Medline) y en la web de la “asociación de pacientes de psoriasis, artritis psoriásica y familiares”.

Palabras clave: psoriasis, cuidados, Enfermería, tratamiento.

Psoriasis:

La psoriasis es una enfermedad de la piel no contagiosa que se caracteriza por una inflamación crónica de la misma con la aparición de lesiones escamosas. No sigue un curso continuo, sino que se presenta con brotes, exacerbaciones y remisiones. Suele aparecer entre los 15 y los 35 años, aunque también afecta a niños y mayores.

Fisiopatología:

Su aparición se debe a una activación indebida de los linfocitos T que conlleva numerosas respuestas, como una proliferación y dilatación de los vasos sanguíneos de la piel, dando así un enrojecimiento; y la presentación de queratinocitos que estimulan el crecimiento de las células del epitelio. En una persona con psoriasis el recambio celular dura mucho menos, por lo que se acumulan células en la capa más externa de la epidermis, dando lugar a las escamas blanquecinas.

Causas:

No existe una causa específica de la enfermedad, sino que puede deberse a distintos factores desencadenantes. Entre ellos destacan los genéticos, de forma que, a pesar de no ser considerada una enfermedad hereditaria, sí posee predisposición genética.

Por otro lado, nos encontramos con factores ambientales o externos (Palomar, 2009):

  • Traumatismos cutáneos.
  • Metabólicos y endocrinos: Durante la pubertad y la menopausia se agrava el riesgo. Todo lo contrario ocurre en la gestación.
  • Estrés.
  • Fármacos: Litio, betabloqueantes, antipalúdicos, interrupción brusca de corticoides.

Manifestaciones:

La manifestación más común es la aparición de las lesiones cutáneas, de diferente tamaño, enrojecidas y cubiertas de escamas blancas en diferentes zonas del cuerpo, aunque, con mayor frecuencia se encuentran en rodillas, codos, cuero cabelludo, uñas, palmas y plantas de manos y pies, región sacra y detrás de las orejas. Estas lesiones suelen ser asintomáticas, aunque en algunas ocasiones pueden acompañarse de picores.

Tipos:

Según la morfología pueden ser:

  • Psoriasis en placas: Es el tipo más frecuente de presentación, de forma que aparecen placas bien delimitadas de extensión variable. Si ocupan mucha superficie corporal se denomina psoriasis generalizada.
  • Psoriasis en gotas: Son lesiones pequeñas de menos de 2cm, pero numerosas y distribuidas por todo el cuerpo. Responden bien al tratamiento tópico y fototerapia, e incluso puede desaparecer de forma repentina, aunque, en otros casos, pueden convertirse en placas.

Existen otras formas más graves de psoriasis:

  • Psoriasis pustulosa: Es una complicación poco habitual pero grave. Tiene lugar cuando aparecen granos de pus en las placas. Suelen localizarse en las palmas y plantas de manos y pies. Cuando se localizan de forma generalizada requiere ingreso hospitalario.
  • Psoriasis eritrodérmica: Está presente en casi toda la superficie cutánea, la cual pasa a tener un color más rojo, a aumentar de temperatura y a descamarse de forma abundante. Es poco frecuente, pero grave, de forma que requiere ingreso hospitalario.
  • Artritis psoriásica: En algunas personas, puede aparecer una inflamación de las articulaciones como consecuencia de la enfermedad.

Tratamiento farmacológico:

A pesar de que la psoriasis es una enfermedad crónica que no posee cura, nos encontramos con distintas pautas de tratamiento tanto farmacológico como no farmacológico, que potencian una mejoría en las personas, librando incluso de las lesiones durante largos períodos de tiempo. Estos fármacos provocan una reducción de la inflamación y de la proliferación de los queratinocitos.

El tipo de tratamiento y de fármacos depende de múltiples factores, como la gravedad, edad, el estilo de vida, preferencias, otras enfermedades, etc. De forma que el tratamiento debe ser los más personalizado posible. Lo más común es emplear la vía tópica, pero, para psoriasis más graves se puede utilizar otras vías (oral, sublingual, intramuscular, intravenosa). Además, los fármacos pueden administrarse solos o combinados, siendo los más comunes los corticoides.

 Tratamiento no farmacológico y autocuidados:

  • Fototerapia y exposición solar: Se ha comprobado una mejoría en pacientes que reciben tratamiento con radiaciones electromagnéticas no ionizantes, cuya acción es la supresión de la síntesis de ADN (Palomar, 2009). Además, la exposición solar también mejora los síntomas de la enfermedad, ya que tiene acción antiinflamatoria sobre las placas. No obstante, se debe llevar a cabo ciertas precauciones como utilizar cremas de protección solar, evitar la exposición en horas de riesgo y no exponerse durante mucho tiempo, ya que las quemaduras empeoran la evolución de la enfermedad.
  • Usar ropa amplia, ligera y cómoda que permita que el sudor se evapore y el aire circule, y un calzado cómodo que evite los traumatismos en los pies.
  • Evitar el frío y el viento, ya que resecan más la piel.
  • Mantener la piel bien hidratada, para evitar la descamación, el picor y el dolor.
  • Baños en agua del mar: Posee minerales (sodio, magnesio, bromo, iodo y calcio) que son absorbidos por la piel para nutrirse y reparar lesiones.
  • Vida sana: Llevar una dieta equilibrada para mantener un peso ideal ya que las personas obesas tienen mayor riesgo de sufrir la enfermedad o de que se empeore, y beber mucha agua para la hidratación de la piel.
  • Evitar las heridas, sobre todo las abrasiones, ya que empeoran los síntomas.
  • Control de infecciones: Provocan brotes de la enfermedad.
  • Higiene correcta: Utilizar geles y champús no agresivos; mejor baño que ducha; agua templada; no emplear las colonias directamente sobre la piel, sino encima de la ropa; hidratación posterior de la piel con lociones o leches corporales no agresivas.
  • Utilizar guantes adecuados cuando se manejen sustancias que puedan dañar la piel, como la lejía.
  • Evitar el estrés: A través de técnicas de relajación, ejercicio físico, apoyo social, etc.

Diagnósticos de Enfermería:

Es necesario realizar una valoración integral de la persona a la hora de establecer el plan de actuación enfermera más adecuado, viendo las características de la enfermedad, el historial clínico de la persona y las necesidades que posee. No obstante, existen varios diagnósticos que son comunes entre las personas que padecen psoriasis:

  • Deterioro de la integridad cutánea.
  • Baja autoestima crónica.
  • Conocimientos deficientes sobre el proceso de la enfermedad.
  • Riesgo de infección.
  • Estrés.

Cuidados de Enfermería:

  • En primer lugar es muy importante que tanto el médico como la enfermera informen sobre todos los aspectos relacionados con la enfermedad y las características que posee en la persona que la padece (qué es, tipo, tratamiento,…) con ellos reduciremos o eliminaremos el estrés que sufren, mejorando el pronóstico. Tanto a la persona que lo padece como a la familia y allegados.
  • Informar sobre la relevancia y pautas para evitar heridas, traumatismos, e infecciones.
  • Instruir sobre cómo vigilar y tratar la piel, llevando a cabo los cuidados anteriormente citados.
  • Enseñar el uso de los fármacos recetados, e informar sobre los posibles efectos secundarios que pueda tener, así como signos de alarma.
  • Crear un ambiente de confianza y mantener una actitud empática y de escucha activa que favorezca la expresión de sentimientos y emociones por parte de la enferma, fomentando el uso de mecanismos de defensa.
  • Potenciar el uso de técnicas de relajación para eliminar el estrés.
  • Ayudar a que busque sistemas de apoyo disponibles.
  • Animar al paciente a identificar sus virtudes, y a separar el aspecto físico de los sentimientos de valía personal.
  • Realizar afirmaciones positivas sobre la misma y evitar las críticas negativas.
  • Enseñar los signos de infección y las pautas para el manejo de la misma.

En definitiva, el papel de la enfermera consiste en llevar a cabo una valoración de la persona, teniendo en cuenta su historial clínico, las características de la enfermedad y las necesidades que posee; realizar una buena educación para la salud, donde se informe sobre todo lo relacionado con la enfermedad (tipo, tratamiento,…) y enseñe y fomente los cuidados a realizar. Además, es necesario favorecer la eliminación del estrés a través de técnicas de relajación, escucha activa, empatía, expresión de sentimientos y potenciación de los sistemas de apoyo, utilizando, también, distintos recursos para potenciar la autoestima.

Bibliografía:

Asociación de Pacientes de Psoriasis, Artritis Psoriásica y Familiares (2013). Sobre la psoriasis [web]. Recuperado de: http://www.accionpsoriasis.org/sobre-la-psoriasis.html

Gratacós, J. (2013). Artritis psoriásica: consejos prácticos para mejorar la calidad de vida. Psoriasi, 76, (8-11). Recuperado de: https://issuu.com/accionpsoriasis/docs/076_low

Hernández Cano, R.M. & Lorenzo Hernández, M.P. (2014). Eritrodermia psoriásica en paciente institucionalizada: revisión de un caso. Ene, 8(2). Recuperado de: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1988-348X2014000200009&lng=es&nrm=iso

Palomar, F. (2009). Psoriasis y sus cuidados. Enfermería dermatológica (06), 16-23. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4331389

Psoriasis foundation (2016). Life with Psoriasis [web]. Recuperado de https://www.psoriasis.org/life-with-psoriasis