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Tabaquismo. Beneficios y perjuicios de la ley antitabaco en salud

Tabaquismo. Beneficios y perjuicios de la ley antitabaco en salud

El objetivo principal de este trabajo es el de ampliar el conocimiento de los profesionales de Enfermería sobre los beneficios y perjuicios que conlleva la reforma de ley antitabaco en la salud.

Metodología: hemos realizado una búsqueda y revisión bibliográfica en las bases de datos más importantes, así como en revistas científicas.

Tabaquismo. Beneficios y perjuicios de la ley antitabaco en salud

Autores: Mojarro Girol, Saray; Marín Cañado, Carlos Manuel; Garrido Piosa, María

Máster en Ciencias de la Enfermería, diplomados en Enfermería

Autor/a principal: Saray Mojarro Girol

RESUMEN

Conclusión: Existe gran diversidad de opiniones en torno a la nueva reforma. Las medidas llevadas a cabo para la prevención y control del tabaco, no solamente generan mejoras de salud, sino que además, suponen un ahorro de costes para todos los ciudadanos, ya que al menos la inversión en sanidad por parte de los pacientes derivados del consumo de tabaco (incluidos también los fumadores pasivos) disminuirían notablemente.

Palabras clave: Enfermería; Tabaquismo; Philip Morris; Cáncer, Ley Antitabaco

INTRODUCCIÓN

El tabaquismo según la Organización Mundial de la Salud es una enfermedad crónica que se caracteriza por ser una drogodependencia, provocada principalmente por el componente de la nicotina. El consumo reiterado de dicha sustancia, daña a casi todos los órganos del cuerpo, llegando a provocar una dependencia física y mental y una serie de enfermedades como son: cáncer, EPOC, enfermedad cardiovascular, bronquitis crónica… Es además, según la OMS la primera causa evitable de enfermedad, invalidez y muerte prematura en el mundo. Ello se debe a que los efectos del tabaco sobre el organismo tienen un recorrido en el organismo en el que primero van produciéndose cambios en nuestras capacidades funcionales, imperceptibles inicialmente y a veces difíciles de asociar cuando se manifiestan.

Existe la falsa creencia de que cuando dejamos de fumar desaparecen de golpe todos los riesgos asociados al consumo de tabaco. Esto no es así, pues hasta bastante tiempo después de haber dejado el consumo de tabaco, sigue habiendo en nuestro organismo un mayor riesgo de enfermedades asociadas al uso del tabaco, lo que, por supuesto, guarda relación con el tiempo que se ha sido fumador y con nuestra media de cigarrillos, así como con el tiempo que hace que se ha dejado el tabaco y el tipo de vida que llevemos en la actualidad.

Cada vez la edad de inicio es más precoz, siendo la media de entre doce y catorce años. Dicho  inicio se produce bajo la influencia de un contexto social.

Debemos distinguir entre fumador activo y pasivo. El fumador activo es aquel que  “tiene costumbre de fumar”, mientras que el fumador pasivo es “aquella persona que no fuma, pero respira el humo producido por quienes fuman a su alrededor”.

Debemos considerar al tabaco como una externalidad negativa ya que produce efectos desfavorables para la salud a terceras personas (fumadores pasivos) sin negociación ni compensación por la inhalación de dicho humo.

Al año, mueren a causa del tabaco 6 millones de personas, 5 millones lo hacen a consecuencia del consumo directo y 600.000 lo hacen de forma pasiva. Por todo ello, el Gobierno toma la decisión de llevar a cabo en el año 2010 la modificación de la ley antitabaco ya existente (Ley 28/2005) por la necesidad de avanzar en salud pública prohibiendo fumar en lugares públicos cerrados y colectivos, lo que se traduce en bares, restaurantes y discotecas.

Dicha ley, entró en vigor el 2 de enero del 2011. Se puede hablar de prohibición total, sin embargo, existen algunas excepciones. Se permite fumar en los establecimientos penitenciarios, centros psiquiátricos de media y larga estancia y centros de mayores o de personas con discapacidad, siempre que sea en las zonas exteriores de los edificios o en salas habilitadas para ello. En estos casos, deben estar señalizadas y tener ventilación independiente. Se consideran espacios libres de humo los parques infantiles y áreas o zonas de juego para la infancia, los establecimientos sanitarios, docentes, deportivos, medios de transportes… Según la nueva ley, podemos distinguir entre faltas graves y leves. Se considera una falta leve fumar donde está prohibido de forma aislada, siendo la multa de 30 euros. Si la conducta se repite tres veces, pasa a ser  una falta grave, y la multa oscilará entre los 600 y los 100.000 euros. Ésta multa se puede aplicar también a los establecimientos hosteleros.

Después de haber llevado a cabo una amplia búsqueda bibliográfica sobre el tabaquismo y la ley antitabaco en España, nos surgen inquietudes al respecto: ¿Qué beneficios e inconvenientes conlleva la modificación de dicha ley en la salud ciudadana?

DESARROLLO DEL TEMA

Se considera la reforma de la ley española como una política muy restrictiva, lo cual conlleva a una falta de respeto de la libertad individual, en este caso del ciudadano fumador. En la Unión Europea permiten acondicionar zonas para fumadores dentro de los locales, pero España se encuentra dentro de los pocos países que han prohibido dicho acondicionamiento.

Para mantener la ley y disminuir el consumo de tabaco, el Gobierno aumenta el precio de los impuestos del producto. Cuando se descubrió la relación entre el cáncer y el tabaco en EEUU, el Estado impuso una sanción a las tabacaleras por haber ocultado la información que, al parecer, ya conocían y sobre la que no informaron. Después de haber negado durante décadas los efectos nocivos del cigarrillo, la principal fábrica tabacalera del mundo, Philip Morris, se vio obligada a reconocer públicamente que existen pruebas científicas y médicas de que el tabaco causa cáncer de pulmón y otras enfermedades que provocan la muerte.

Así, por primera vez, la tabacalera aceptó los riesgos que trae el hábito: «Hay un abrumador consenso médico y científico en que fumar provoca cáncer de pulmón, enfermedades coronarias, enfisema y otras graves dolencias», dice. Y apunta: «Los fumadores tienen muchas más posibilidades de desarrollar enfermedades graves, como el cáncer de pulmón, que los no fumadores».

Philip Morris informó que los paquetes que se vendieran en Francia, Italia, España y Portugal tendrían advertencias sobre los efectos nocivos del cigarrillo. «Niños y jóvenes no deben fumar», dirá la inscripción. Los críticos de las tabacaleras sostienen que este paso tiene como fin evitar tener que indemnizar en el futuro a los jóvenes que demanden a las empresas por «no haber sido informados de los efectos del tabaco en la salud». El dinero de la sanción fue a parar a los Estados, por el coste que les había supuesto tratar a los enfermos relacionados con el consumo de tabaco durante todo este tiempo. Aquí es donde empezó la lucha contra el tabaco de cara a la sanidad, aunque también comenzó un atractivo negocio para las arcas públicas, que pudieron subir exageradamente los impuestos en base a este supuesto coste extraordinario que implican los enfermos relacionados con el tabaco.

En España, de los casi 100.000 millones de euros de presupuesto sanitario anual, sumado el público y el privado, en torno al 15% está relacionado con el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco, según ha informado el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT). Se  calcula que «hay alrededor de veintinueve problemas de salud asociados al tabaquismo”, aunque el grueso del gasto se dedica a cinco, como son la enfermedad coronaria, con un gasto de 3.600 millones, la enfermedad obstructiva crónica (3.000 millones), los trastornos cerebrovasculares (710 millones), el asma (267 millones) y el cáncer de pulmón (163 millones)», según este organismo. Estas cifras, unidas a las que suman el resto de cuadros clínicos asociados al tabaco, arrojaron un balance de 15.336 millones de euros de gasto en 2009. Además, el CNPT ha subrayado que en estos datos no se incluyen los 530 millones de gasto que se estima provocó el tabaquismo pasivo. El vicepresidente del comité, Rodrigo Córdoba, ha señalado que en este momento de crisis económica «no se puede obviar el elevado coste que conlleva el tabaquismo».

Meses después de la entrada en vigor de la reforma, una de las primeras consecuencias beneficiosas que se reflejaron fue un incremento de la afluencia a las unidades de tabaquismo de los centros sanitarios. El vicepresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) señala que «Hemos notado un aumento de alrededor de un 15%», “Parece que hay menos recaídas ya que, como nos confiesan los propios pacientes, ahora el entorno social les es más favorable para dejarlo».

Como apoyo durante el camino para abandonar el hábito, también se ha detectado una mayor demanda de productos sustitutivos de la nicotina, así como de otras opciones con mayor o menor aval científico (fármacos, cigarrillos electrónicos). No obstante, lo cierto es que la mayoría (9 de cada 10) de los fumadores que intentan superar su adicción lo hace sin ayudas externas.

Como hemos nombrado anteriormente, se ha producido un aumento en el precio del tabaco, lo que se ha traducido en una disminución en la venta de cajetillas, unido también a la actual situación de crisis económica. Pero también se relaciona con el menor consumo debido a que hay que salir fuera del restaurante o no ver a otras personas fumar dentro del local disminuye el hábito. Dicho incremento conlleva también una connotación positiva y es que por un lado disminuye el número de personas que inician el consumo (promoviendo así un estilo de vida más saludable) y por el otro, modificación del hábito tabáquico de los ya adictos, diferenciando además dos posibles consecuencias: que disminuyan el consumo o el abandono de dicho hábito.     Como beneficio distinguimos la disminución de las mayores enfermedades asociadas a dicho hábito, como son infarto de miocardio y cáncer de pulmón. El cáncer de pulmón es el más común.

Tiene gran importancia debido a su alta frecuencia y gravedad ya que es el tumor que se diagnostica con mayor frecuencia en el mundo y concretamente en España, es la primera causa de muerte por cáncer en varones y la tercera causa en mujeres. El humo es uno de los principales agentes que intervienen en la génesis de cáncer de pulmón y es la primera causa de muerte evitable. Como dato curioso, vemos que algunos grupos religiosos defienden el no fumar como parte de su religión, como los mormones y los adventistas del séptimo día, los cuales tienen tasas mucho menores de cáncer del pulmón y de otros cánceres asociados con el fumar.

Resaltar también que no todos los problemas de salud asociados con el fumar terminan en muertes. El hábito de fumar afecta la salud del fumador de muchas maneras, causando daño a casi todos los órganos de cuerpo, y ocasionando muchas enfermedades. Entre las que ocurren con más frecuencia figuran la bronquitis crónica, el enfisema, los ataques al corazón, los derrames cerebrales y el cáncer. Además, algunos estudios han encontrado que los hombres que fuman pudieran estar más propensos a padecer impotencia (disfunción eréctil) en comparación con los no fumadores.

Estos problemas pueden robarle la calidad de vida de una persona mucho antes de que muera. Las enfermedades relacionadas con el fumar pueden limitar la vida diaria de una persona, ya que puede ser más difícil respirar, desplazarse, trabajar, jugar, etc.

Continuando con la línea sanitaria, algunos beneficios que pueden mejorar mucho la vida diaria al abandonar el consumo de tabaco son por ejemplo, que los alimentos tendrán mejor sabor, el sentido del olfato se normaliza, el aliento, cabello y ropa huele mejor, los dientes y uñas dejan de tener un color amarillento, las actividades que usualmente realiza le dejan con menos dificultad para respirar (por ejemplo, subir escaleras, quehacer doméstico, etc.), puede permanecer en edificios que son lugares libres de humo sin tener que salir para poder fumar. Dejar de fumar también detiene los efectos dañinos del tabaco en su apariencia, incluyendo arrugas prematuras de su piel y enfermedades de las encías. Por tanto, nunca es tarde para dejar de fumar. Cuanto más temprano se lleve a cabo, menores serán las probabilidades de llegar a tener cáncer y otras enfermedades. El cuerpo empieza a restablecerse a partir de minutos de haber fumado el último cigarrillo. Vemos una progresión de la respuesta orgánica y mejora en la calidad de vida, desde los veinte minutos después de haber dejado el hábito hasta los quince años posteriores.

Estos son solamente algunos de los beneficios que resultan como consecuencia de dejar de fumar para siempre. Y es que disminuye además el riesgo de desarrollar diabetes, fomenta un mejor funcionamiento de los vasos sanguíneos y contribuye a la función cardiaca y pulmonar. Dejar de fumar mientras se es joven reducirá más sus riegos a la salud, pero dejar el hábito a cualquier edad puede regresarle años a su vida que de lo contrario perdería si continúa fumando.

Bajo el punto de vista empresarial, la implantación de la ley es beneficiosa, ya que el consumo de tabaco por parte de los trabajadores implicaba un mayor absentismo laboral por causa de salud y una disminución de la productividad como consecuencia del absentismo derivado de la satisfacción de la adicción. Por otro lado, dicho hábito conllevaba un aumento en la factura de la empresa debido a la limpieza y conservación de las instalaciones.

En cuanto a los inconvenientes de dicha ley, la comercialización del tabaco no es más que el punto final de la cadena del producto. La industria tabacalera tiene un efecto de arrastre muy considerable sobre otros sectores de la economía. Para la elaboración del mismo inciden tareas agrícolas y de recolección y selección, aspectos logísticos de embalaje y transporte, aspectos aeroportuarios de almacenaje y factores para la comercialización del producto. Paralelamente a esto, existen otras industrias que se nutren y sobreviven de esta adicción, como pueden ser las industrias dedicadas a la fabricación del papel y el filtro, componente indispensable para la comercialización final del producto.  Como vemos, son muchos sectores los que intervienen en el proceso, por lo tanto, muchos puestos de trabajo que rondan en torno a este negocio. Debido al a ley, se está fomentando la disminución o el abandono del hábito tabáquico, con lo cual, dicha disminución del consumo, pone en riesgo la eliminación de muchos puestos de trabajos derivado  de ello.

Además, los fumadores tienen una concepción muy negativa sobre la ley antitabaco. Hay fumadores que piensan que la función del Ministerio de Sanidad es prevenir e informar y no prohibir, disminuyendo la libertad de los fumadores. Para ellos, la implantación de la ley significa una marginación e humillación, a la que se ven sometidos día a día. Creen que la decisión de dejar el hábito tabáquico es personal.

Para ellos, la mejor protección para el fumador pasivo sería la educación personal del fumador. Sería por tanto más oportuno hacer una campaña para la educación del fumador.

CONCLUSIONES

Como conclusión, existe gran diversidad de opiniones en torno a la nueva reforma. Todos los grupos u organismos están a favor de mejorar la salud de la población, la queja, principalmente, viene cuando analizan si van a tener pérdidas económicas o no.

Los ciudadanos fumadores, en general, aun sabiendo que el hábito es perjudicial para su salud, deciden seguir con él, y no están a favor en todos los puntos de la ley propuesta, ya que para ellos se traduce en una pérdida de libertad individual por lo que piden una modificación, centrándose principalmente en la educación del fumador.

Por otro lado, los ciudadanos no fumadores están de acuerdo con la nueva reforma, ya que dicen sentirse mejor en los sitios públicos donde antes se podía fumar y ya no.

Existe por tanto un conflicto de intereses por parte del Gobierno, ya que por un lado lo que hace es promover la salud pública, pero por otro no prohíbe la venta de tabaco, haciéndola pública, ni retira del mercado dicho producto, que sería lo más adecuado para el sistema según la normativa existente.

Como opinión personal, creemos que las medidas llevadas a cabo para la prevención y control del tabaco, no solamente generan mejoras de salud, sino que además, suponen un ahorro de costes para todos los ciudadanos, ya que al menos la inversión en sanidad por parte de los pacientes derivados del consumo de tabaco (incluidos también los fumadores pasivos) disminuirían notablemente. Por otra parte, resulta bastante beneficioso contar con espacios libres de humo para aquellos ciudadanos que no fuman, así como para una infancia libre de humo, ya que años atrás, los niños estaban expuestos a grandes concentraciones de humo en diversos lugares como cafeterías, parques infantiles, medios de trasporte…Es por tanto este apartado, un punto a favor de la implantación de la ley.

Referencias

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