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Musicoterapia y Enfermería en la tercera edad como indicador de mejora de la calidad de vida para un envejecimiento activo

Musicoterapia y Enfermería en la tercera edad como indicador de mejora de la calidad de vida para un envejecimiento activo

Desde el comienzo de la existencia del ser humano, éste, de forma inconsciente e innata, ha utilizado los beneficios de las actividades y del sonido, ya sea en diferentes ritos o como terapias. Los datos históricos revelan que ya desde el año 2600 a.C, los egipcios y los chinos lo utilizaban para aliviar enfermedades. Fue en la Primera y Segunda Guerra Mundial, cuando la Musicoterapia se consolidó como profesión reconocida en EEUU.

Musicoterapia y Enfermería en la tercera edad como indicador de mejora de la calidad de vida para un envejecimiento activo

Sánchez Guio Tania a, Delgado Sevilla David b

a Master Universitario en Gerontología Social, Hospital Universitario Clínico Lozano Blesa Zaragoza

b Master Universitario en Investigación en Ciencias de la Salud, Hospital Universitario Miguel Servet

No existe conflicto de intereses entre los autores

Palabras clave: musicoterapia, Enfermería, envejecimiento, ancianos

Resumen

En España, este reconocimiento lleva un proceso más lento, ya que actualmente, Musicoterapia permanece como formación profesional o Postgrado. La Musicoterapia como Enfermería tienen objetivos comunes, entre los cuales destacan, mejorar la calidad de vida y el desarrollo cognitivo funcional de los ancianos, promocionando la salud y con el fin de conseguir un envejecimiento activo en la tercera edad. Para ello, unas de las técnicas empleadas es la musicoterapia, que brinda amplios beneficios como la oportunidad de cambiar de estados de ánimo, la movilización del cuerpo, favorece también la memoria y los procesos cognitivos, entre otros.

INTRODUCCIÓN

Musicoterapia: historia y definición.

A lo largo de la historia, desde el comienzo de la existencia del hombre, los beneficios de las actividades, del sonido, y la música han sido utilizados de forma innata (1, 2) e inconsciente (1, 3), en diferentes ritos de la humanidad (1, 2). En la antigüedad, ninguna costumbre tenía eficacia si no se acompañaba de sonidos y cantos (2). Se usaba para diferentes terapias como encantamientos y ritos mágicos en los primeros momentos en la vida del hombre (1), incluso se sigue usando en algunos países (1, 2). Ya en el año 2600 a.C, los egipcios y los chinos utilizaban la música y la actividad para aliviar ciertas enfermedades (3). La etapa pre-científica sufrió un cambio con el uso de la música como prevención y curación, sin implicaciones mágico-religiosas.

Muchos estudios y tratados revelan que la Musicoterapia (MT) tiene un triple efecto sobre el organismo, siendo éste calmante, incitante y armonizante. En la etapa científica apareció el precursor de la Musicoterapia, Emile Jacques Dalcroze. También se crearon diferentes asociaciones, entre las cuales, cabe destacar la Asociación Nacional de Terapia Musical (fundada en 1950), y la Sociedad de Terapia Musical Remedial (fundada en 1958 por Juliette Alvin) (1).

Teóricos como fray Vicente de la Asunción, Francisco Xavier Cid, Manuel Irañueta y otros, conciben que la música actúa dualmente sobre el alma y el cuerpo, proporcionando beneficios sobre el estado de ánimo, sirve también como analgésico e hipnótico, neurológico y purgante. Además, señalan, que el tipo de música variaba según la enfermedad que se tratase (4). Es importante destacar también la importancia de la mujer a lo largo de la historia de la musicoterapia, desde la antigüedad al barroco. Las sumerias y egipcias, a pesar de tener una situación social dependiente de sus progenitores y esposos, desarrollaron un sentido artístico musical muy significativo, danzaban, cantaban y tañían instrumentos con gran destreza y acierto, consiguiendo que las almas que las escuchaban llegaran al éxtasis, y despertando en los oyentes sentimientos de tipo afectivo y emotivo muy intensos (5).

El primer estudio encontrado en España data de 1882, del Médico y Catedrático de la Universidad de Madrid, Franciso Vidal y Careta, que compagina la música y la medicina, en su tesis musical “La música en sus relaciones con la medicina” (4). Aunque, no fue hasta que llego la Primera y la Segunda Guerra Mundial que se consolidó como profesión reconocida con formación universitaria en Estados Unidos (EEUU) (3). La Musicoterapia puede ser un tipo de terapia en sí misma, aunque su carácter interdisciplinario (2) favorece su integración en otros campos (como la medicina, la psicología y la pedagogía) y otras modalidades terapéuticas (fundamentalmente, educación y salud). En EEUU se reconoce la Musicoterapia como profesión en 1950 (2, 6). Debido a la actual concepción multidimensional de salud y su abordaje desde una perspectiva multidisciplinar, la Musicoterapia se ha convertido en una disciplina creciente que se ha extendido por todo el mundo (7). Su uso como terapia tiene un carácter científico, y existen profesionales dedicados a tales tareas (1). En España, todavía es poco utilizada en la sanidad pública aunque se está formando a profesionales de la salud, entre ellos, enfermeras, para que aprendan a utilizar la música como instrumento de trabajo terapéutico en el cuidado de los pacientes (7, 8). Por el contrario, en Estados Unidos y en algunos países europeos, es una disciplina integrada en el sistema sanitario que se utiliza como tratamiento complementario en diversas enfermedades (7). Hoy en día se estudia en el ámbito universitario en países como Alemania, Reino Unido, Brasil, Argentina y Chile. En nuestro país, el Ministerio de Trabajo no la reconoce aun como profesión (2), aunque recientemente algunas universidades han desarrollado Master, programas de postgrado en Musicoterapia, o título de Experto (2, 3).

La definición de Musicoterapia propuesta en el VII Congreso Mundial de 1996 en Hamburgo, Alemania, fue: “Utilización de la música y/o sus elementos (sonido, ritmo, melodía y armonía) por un musicoterapeuta, con un paciente o grupo, en un proceso destinado a facilitar u promover la comunicación, aprendizaje, movilización, expresión, organización u otros objetivos terapéuticos relevantes, a fin de asistir a las necesidades físicas, psíquicas, sociales y cognitivas” (9).

Otros autores como Thayer Gastón, Serafina Poch, Juliette Alvin, Ronaldo Benenzon o Patxi del Campo, definieron años después, con pequeñas variaciones, la Musicoterapia. Destacar la propuesta por Kenneth Bruscia, que la define como “Un proceso constructivo en el cual el terapeuta ayuda al paciente a mantener, restaurar o mejorar un estado de bienestar (psicosensoemocional, físico y social), utilizando como fuerza dinámica de cambio, experiencias musicales y las relaciones que se desarrollan a través de ésta” (10). La National Association for Music Therapy define la Musicoterapia como “el uso de la música en la consecución de objetivos terapéuticos, la restauración, el mantenimiento y el acrecentamiento de la salud tanto física como mental” (4, 11, 12). Una definición más reciente es la propuesta por la World Federation for Music Therapy (2006), que define la Musicoterapia como “la utilización de la muscia y/o elementos musciales (sonido, ritmo, melodía y armonía) por un musicoterapeuta profesional, con un paciente o grupo, en un proceso diseñado para promover y facilitar la comuniccion, la interacción, el aprendizaje, la movilidad, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos para trabajar las necesidades físicas, emocionales, sociales y cognitivas de las personas” (11).

Así pues, con la Musicoterapia se podría actuar a cuatro niveles: 1) Mejorar la percepción auditiva y contribuir al desarrollo psíquico del anciano; 2) Manejar instrumentos musicales, con la actividad física que esto conllevaría; 3) Desarrollar el lenguaje mediante el canto; 4) Desarrollar el sentido del ritmo, mediante ejercicios de ritmo y de motricidad final, empleando cuerdas, aros, etc