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Úlceras por hipertensión arterial, tumorales y neutróficas o neuropáticas

Úlceras por hipertensión arterial, tumorales y neutróficas o neuropáticas

Resumen: Las úlceras cutáneas pueden ser de varios tipos, como son: úlceras por hipertensión arterial, tumorales y neutróficas, etc. Las úlceras por hipertensión arterial se asocian, como su nombre indica, con una hipertensión arterial severa, rebelde al tratamiento sin obstrucción arterial y con presencia de pulsos perceptibles.

Úlceras por hipertensión arterial, tumorales y neutróficas o neuropáticas

Autores:

  • Eva Barroso Santamaría. Graduada en Enfermería.
  • Elvira López Sánchez. Diplomada en Enfermería.
  • Álvaro Africano Córdoba. Licenciado en Medicina.

Las úlceras tumorales o malignas se producen como resultado de la infiltración tumoral de la piel y de sus estructuras vasculares y linfáticas por la progresión de un tumor local, de una diseminación metastásica o de una recidiva tras el tratamiento

La úlcera diabética y el pie diabético son una alteraciones clínicas de base neuropática, producida por una hiperglucemia mantenida, en la que con o sin existencia de isquemia, y previo desencadenante traumático, produce lesión y/o ulceración del pie.

Palabras clave: úlcera hipertensión arterial, úlcera presión, úlcera tumoral, úlcera neutrófica.

Introducción:

Se define el término úlcera como una solución de continuidad de la superficie epitelial, con escasa o nula tendencia a la cicatrización espontánea, cuya profundidad puede oscilar desde una erosión superficial hasta una afectación de la hipodermis, llegando en algunos casos muy graves incluso hasta zona ósea.

Para describir una úlcera cutánea es necesario identificar el tipo de lesión, extensión, localización, grado de afectación, tejidos presentes en el lecho, forma, volumen de exudado, el estado de la piel de alrededor de la úlcera, si presenta o no signos de infección, tiempo de evolución y la presencia de prurito o dolor.

Aunque merece gran atención el tratamiento de las úlceras cutáneas, no podemos olvidar que lo principal como base terapéutica en estos procesos es la prevención, ya que suelen tener evolución crónica con una lenta repuesta terapéutica.

Úlceras por hipertensión arterial:

Las úlceras hipertensivas o de Martorell son producidas por una complicación de la hipertensión arterial de larga evolución. Clínicamente comienzan como lesiones rojizas en la piel, que pronto evolucionaran a manchas oscuras, produciendo una úlcera de bordes netos. Se localizan en la región supramaleolar externa y en el tercio medio de la pierna.

Por su baja prevalencia en comparación con las úlceras de etiología venosa, isquémica y neuropática, los signos y síntomas clínicos de la úlcera hipertensiva arterial son menos conocidos. No obstante, sus características propias permiten establecer su diagnóstico diferencial. Se asocian con una hipertensión arterial severa, rebelde al tratamiento sin obstrucción arterial y con presencia de pulsos perceptibles. Son muy dolorosas, de bordes claros, rodeada por tejido necrótico y con escaso tejido granulación. El tratamiento consiste, principalmente en el control de la hipertensión, el incremento de la perfusión local de los tejidos y el injerto de piel.

Úlceras tumorales o malignas:

Las úlceras tumorales o malignas se producen como resultado de la infiltración tumoral de la piel y de sus estructuras vasculares y linfáticas por la progresión de un tumor local, de una diseminación metastásica o de una recidiva tras el tratamiento. Otras causas menos frecuentes, pero no por ello menos importantes son el establecimiento accidental de células malignas en el epitelio durante procedimientos diagnósticos o quirúrgicos, o por heridas crónicas que no cicatrizan durante un largo período de tiempo, con inflamación crónica que se malignizan (úlcera de Marjolin).

La prevalencia de estas úlceras se estima entre el 0,6% y el 9% para todos los tipos de cáncer, produciéndose en un 5% de los pacientes con cáncer y hasta un 10% de los pacientes con metástasis.

Este tipo de úlceras se caracterizan por presentar: sangrado (debido al desequilibro del proceso hemostático y/o la debilidad capilar de la zona); edema, exudado y necrosis (por anormalidades en la perfusión celular); infección (a causa del crecimiento bacteriano en el tejido necrótico); mal olor (por los procesos metabólicos de las bacterias); abundante exudado; dolor y movilidad reducida (debido a la compresión de estructuras vecinas); prurito (por la maceración del tejido y/o por el crecimiento del tumor); y problemas psicosociales como la depresión, la ansiedad, el trastorno de la imagen corporal, la baja autoestima e inhibición de la sexualidad o la intimidad, etc. Además, las úlceras tumorales frecuentemente, llevan asociadas complicaciones post-radioterapia, post-quirúrgicas, infecciones y sangrado.

Las úlceras tumorales pueden presentarse como un nódulo de rápido crecimiento con forma de coliflor en la fase proliferativa, o en forma de cráter en la fase de destrucción. Pudiendo darse ambas fases a la vez en una misma úlcera.

En cuanto a la valoración de las úlceras tumorales hay que tener en cuenta: localización, dimensiones, profundidad, nivel y tipo de exudado, olor, sangrado, características del dolor, signos de sobreinfección, tiempo de evolución, aspecto de la lesión, tipo de tejido del lecho (necrosis seca, húmeda, esfacelos y/o granulación), y estado de la piel perilesional, entre otros aspectos. Además de las características propias de las úlceras, también valoraremos la influencia psicológica de las mismas en el paciente, su efecto en la familia y su repercusión social. Existen numerosos sistemas para valorar las úlceras tumorales como el Malignant Cutaneous Wound Staging System, que se muestra a continuación:

  • Estadio 1: Úlcera cerrada. Piel intacta.
  • Estadio 1N: Úlcera cerrada. Piel superficialmente intacta, úlcera dura y fibrosa.
  • Estadio 2: Úlcera abierta. Afectación de la dermis y epidermis.
  • Estadio 3: Úlcera abierta. Pérdida de tejido celular subcutáneo.
  • Estadio 4: Úlcera abierta. Invasión de estructuras anatómicas profundas.

El tratamiento de las úlceras tumorales suele ser paliativo, y su objetivo consiste en retrasar el progreso de la enfermedad y optimizar la calidad de vida mediante el alivio de los síntomas y signos. Actualmente las opciones que se plantean en el tratamiento para el paciente, son: radioterapia paliativa, quimioterapia, terapia hormonal, cirugía, tratamientos tópicos y curas locales con apósitos y agentes tópicos.

Úlceras neutróficas o neuropáticas: Son lesiones producidas por una pérdida de sensibilidad de los tejidos. Las enfermedades comúnmente responsables de estas lesiones son: diabetes, poliomielitis, sífilis, espina bífida y lesiones nerviosas periféricas. La eliminación a mediados del siglo XX de patologías como la poliomielitis y la sífilis por un lado, y el incremento de la prevalencia de la diabetes mellitus por otro, ha hecho que la úlcera neuropática haga referencia casi en todos los casos a esta última enfermedad.

La úlcera diabética y el pie diabético son una alteraciones clínicas de base neuropática, producida por una hiperglucemia mantenida, en la que con o sin existencia de isquemia, y previo desencadenante traumático, produce lesión y/o ulceración del pie. En el desarrollo del pie diabético existen tres factores fundamentales: la neuropatía, la isquemia y la infección. Sobre los que actúa la presencia de hiperglucemia mantenida durante un período superior a los 10 años.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el pie diabético se define como: “la presencia de ulceración, infección y/o gangrena del pie asociada a la neuropatía diabética y diferentes grados de enfermedad vascular periférica, resultados de la interacción compleja de diferentes factores inducidos por una hiperglucemia mantenida.”

A la neuropatía se une, en la mitad de los casos de úlcera de pie diabético, la isquemia, o disminución del aporte de oxígeno a los tejidos. La isquemia es el factor que más importantemente determina la recidiva (reaparición de la úlcera una vez cicatrizada) y el pronóstico (mayor posibilidad de amputación e infección y menor de cicatrización). La isquemia se produce por estenosis y obstrucción de las arterias de las extremidades inferiores, debido a la macroangiopatía diabética o arteriosclerosis en diabéticos. La disminución del aporte de oxígeno producido, da lugar a que se produzca la muerte celular, llevando consigo la aparición de la úlcera.