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Valoración del paciente con deterioro de la capacidad mental en Odontología. Revisión de la literatura

Valoración del paciente con deterioro de la capacidad mental en Odontología. Revisión de la literatura

Introducción: El estado de salud oral en ancianos con demencia o Alzheimer es a veces ignorado. Muchos factores como la caries, periodontitis, xerostomía, deterioro cognitivo o motor, etc., contribuyen al mal estado de salud oral, aumentan la morbi-mortalidad y disminuyen la calidad de vida del anciano psiquiátrico. El objetivo es realizar una revisión bibliográfica sobre el tema.

Valoración del paciente con deterioro de la capacidad mental en Odontología. Revisión de la literatura

Nombre de autores.

  • Gracia Bejarano Ávila. Licenciada Odontología. Universidad de Sevilla. Doctora en Odontología. Universidad de Sevilla.
  • María del Carmen Sánchez García. Licenciada Medicina. Universidad de Sevilla.
  • Eva Reyes Gilabert. Licenciada Odontología. Universidad de Sevilla. Máster Oficial Investigación Médica Clínica y Experimental. Universidad de Sevilla

Entidad a la que está adscrito el autor (si procede).

Palabras clave: anciano, enfermedad de Alzheimer, demencia, demencia vascular, salud oral, higiene oral.

Resumen:

Metodología: Búsqueda en Pudmed con los Mesh: (“Dementia” or “Alzheimer Disease” or “Dementia, Vascular”) and (“Oral Hygiene” or “Oral Health”) and “Aged”. Encontramos 87 artículos, de los 5 últimos años 35 y nos quedamos con 20 coincidentes con nuestros criterios.

Resultados: Por lo general, los ancianos con deterioro cognitivo, demencia o Alzheimer, tienen un peor estado de salud oral y calidad de vida oral que los ancianos con función cognitiva normal, empeorando a medida que progresa la enfermedad, debido a una conducta resistente, dependencia, institucionalización, sistemas deficientes y al desconocimiento sobre higiene oral por los sanitarios y/o familiares a cargo. En ancianos edéntulos sin prótesis, dentados con déficit de higiene oral, o periodontales, aumenta el riesgo de demencia. Sin embargo, la percepción de los cuidadores del uso de estrategias de comunicación centradas en el anciano psiquiátrico y el cepillado eléctrico, son fundamentales para una correcta higiene oral.

Conclusiones: Son necesarios exámenes, tratamientos preventivos y buenas medidas de higiene oral rutinarias en el paciente anciano con demencia o Alzheimer.

INTRODUCCIÓN:

El envejecimiento progresivo de la población ha hecho que aumente el interés por las diversas patologías que suelen acompañar al envejecimiento, como son las demencias tipo Alzheimer. La población anciana que conserva la dentición natural está creciendo a nivel europeo y los odontoestomatólogos están comenzando a tomar interés por este grupo etario. Las condiciones de pluripatología, polimedicación, fragilidad o disminución de la capacidad física y cognitiva, demencia, apraxia, etc. se incrementa con la edad y dificulta la realización de una buena higiene oral diaria (1).

Además, muchos pacientes con algún tipo de demencia o Alzheimer se encuentran institucionalizados, pudiendo tener mayores barreras para su cuidado oral al carecer de información sobre cómo acceder a los servicios dentales o a la dificultad para el traslado al gabinete dental especialmente cuando se encuentran inmovilizados.

Otras características frecuentes de este colectivo y que inciden en su estado de salud oral es la baja percepción personal y de motivación hacia los problemas de salud oral o la infrecuente priorización del cuidado dental por sus cuidadores por falta de conocimientos y actitudes hacia los cuidados de salud oral, de ahí la importancia de realizar revisiones dentales periódicas a este grupo de ancianos institucionalizados (2).

Estos pacientes son altamente deficitarios de asistencia dental y comportan actitudes diferentes según el grado evolutivo. Las enfermedades que probablemente crean mayor conflicto en relación con la autonomía, la independencia y la calidad de vida y consecuentemente con la salud oral son los trastornos neurodegenerativos y psiquiátricos que son muy prevalentes en los ancianos que viven en residencias . Aunque su prevalencia oscila entre el 37% al 94%, coinciden por orden de mayor frecuencia primero a los trastornos demenciales (demencia degenerativa primaria o multiinfarto), segundo los afectivos, y en puestos sucesivos otros como el Alzheimer (3).

La enfermedad de Alzheimer es la manifestación más común de la demencia en el anciano. Esta enfermedad neurodegenerativa se caracteriza por lesiones neuropatológicas en forma de depósitos proteínicos preferentemente en el hipocampo y áreas parietotemporales de la corteza cerebral, consistente en placas neuríticas y por ovillos interneuronales de la proteína tau citoesquelética produciendo una pérdida de neuronas y/o de conexiones sinápticas. La demencia es la pérdida progresiva de las funciones cognitivas, la actividad motora, la personalidad, etc. debido a daños cerebrales, siendo el Alzheimer el tipo de demencia más frecuente (60%-70% de los casos). La etiología es múltiple (demencias primarias, secundarias, mediadas inmunológicas, etc.). Aproximadamente entre un 5% a 8% de la población mayor mundial mayor de 60 años la padece constituyendo una prioridad de salud pública (4).

Un aspecto importante a tener en cuenta en estos pacientes, es la gran cantidad de fármacos psicotropos que toman con alto riesgo de efectos adversos anticolinérgicos a nivel general (5) y en la cavidad oral favorecido por la fragilidad de los tejidos bucales debido al envejecimiento fisiológico siendo uno de los efectos orales más frecuentes la hipofunción de las glándulas salivales, contribuyendo a padecer xerostomía, dolor, caries dental, infecciones como las candidiasis o lesiones en la mucosa oral (6).

Es importante tener en cuenta que algunas personas con deterioro cognitivo no pueden expresar el dolor y necesitan de otras que valoren cambios que puedan significar una expresión del mismo. En cualquier caso, el enfoque generalizado de los pacientes con trastornos degenerativos se basa en las previsiones de deterioro progresivo. Acercar la odontología a ellos es un claro objetivo de salud pendiente (7).

En los ancianos la malnutrición está relacionada con los problemas de salud oral y otros factores de riesgo como la discapacidad física, dependencia o edad (8)- Entre los problemas de salud oral relacionados a la malnutrición se encuentran la pérdida dentaria, de retención protésica, otros como la pérdida del gusto o el olfato (9). El edentulismo es un factor de riesgo importante en la malnutrición de los ancianos (10) ya que altera la elección de alimentos y de nutrientes necesarios para dieta equilibrada, más que el edentulismo el número de pares de dientes antagonistas en contacto (11).

El deterioro cognitivo severo puede alterar el control neuromuscular y la masticación, por ello estos pacientes no suelen llevar prótesis y su masticación es peor. Por otro lado la pérdida de pares antagonistas dentarios también altera la función masticatoria y la no elección de vegetales en la dieta que está asociado a una peor función cognitiva. Esto se vuelve en un círculo vicioso con decremento del estado de salud general, de la función cognitiva y del riesgo de mortalidad (12).

El odontoestomatólogo de Atención Primaria es otro profesional sanitario, además de los habituales como el médico o enfermero, cercano al enfermo y la familia, capaz de gestionar los cuidados orales necesarios para dar respuesta a la población, principalmente en el ámbito de intervención del Centro de Salud, aunque últimamente se están desarrollando programas de promoción y prevención de salud bucodental en centros sociosanitarios para ancianos en nuestra área de salud.

Más del 80% de las enfermedades crónicas son prevenibles pero, del presupuesto de atención a la salud en la Unión Europea, el 80% se destina al tratamiento de estas enfermedades y sólo un 3% a la prevención. Andalucía es, a nivel nacional, la región con el mayor número de buenas prácticas reconocidas en el campo de la promoción de la salud (13), dentro de las cuales se está intentando incluir las actividades de prevención y promoción de la salud bucodental en estos colectivos vulnerables debido a la bidireccionalidad entre enfermedades orales y crónicas generales.

Dentro de las funciones del odontoestomatólogo estaría la de seguir formándose para dar respuesta a estas necesidades sociosanitarias, en definitiva estar preparados para afrontar las demandas de la población. Los odontoestomatólogos conocen bien las dificultades que suponen los cuidados orales de los pacientes con demencia o Alzheimer, y por ello pueden ayudar a que las familias o cuidadores de los centros sociosanitarios para ancianos conozcan y aprendan los aspectos más importantes en el mantenimiento de la salud bucodental que repercute en la salud general y calidad de vida de estos enfermos.

OBJETIVOS:

Con la finalidad de que este trabajo fuese útil para mejorar nuestros conocimientos sobre el tema y nuestra práctica profesional, hicimos una búsqueda bibliográfica tipo narrativa adecuada para el mismo.

METODOLOGÍA:

Realizamos una búsqueda en Medline a través de su buscador PubMed con los siguientes Mesh: (“Dementia” or “Alzheimer Disease” or “Dementia, Vascular”) and (“Oral Hygiene” or “Oral Health”) and “Aged”. Encontramos 87 artículos, y aplicando los límites de búsqueda de ser artículos originales de los 5 últimos años, se redujo a 35; finalmente nos quedamos con 20 coincidentes con nuestros criterios.

RESULTADOS:

Por lo general, los ancianos con deterioro cognitivo, demencia o Alzheimer, tienen un peor estado de salud oral y calidad de vida oral que los ancianos con función cognitiva normal, empeorando a medida que progresa la enfermedad, debido a una conducta resistente, dependencia, institucionalización, sistemas deficientes y al desconocimiento sobre higiene oral por los sanitarios y/o familiares a cargo. Sin embargo la autopercepción de su salud oral puede resultar positiva a pesar de su mal estado bucal (14).

Otros factores que contribuyen a la mala salud bucal en los ancianos con demencia, son la rápida decadencia, infecciones periodontales agudas y crónicas, una salud sistémica comprometida, la boca seca por medicamentos que inducen xerostomía, la disminución de la función motora fina y de la cognición, o la motivación hacia las actividades de la vida diaria como una adecuada higiene oral. Todo ello contribuye a un aumento de la morbilidad y la mortalidad, pero también repercute en su calidad de vida

Mientras que otros aspectos del anciano en general, como el deterioro neurocognitivo, el delirio, la fragilidad, la incontinencia, las caídas, el deterioro del oído o la visión, el cumplimiento de la medicación y la farmacocinética, o la dificultad para conciliar el sueño son considerados como temas gigantes geriátricos por los geriatras y el personal de Enfermería, las consecuencias de la mala salud bucal han sido ignoradas durante demasiado tiempo y merecen ser tenidas en cuenta ya que el dolor en la boca puede ser devastador para los ancianos y frustrar a sus cuidadores o perturbar la dinámica familiar (15).