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Clasificación inicial de víctimas en catástrofes

Clasificación inicial de víctimas en catástrofes

Ante una situación donde hay múltiples víctimas y los recursos son limitados, el triaje nos permite priorizar el orden de atención y así poner orden en el caos. Se prioriza el uso de medios materiales y humanos y la evacuación. El objetivo del triaje es clasificar rápidamente a los heridos en función de su gravedad y pronóstico vital. Es la clasificación que marcará el orden de asistencia y transporte de cada víctima.

Autoras:

Sara Sasal Pérez. DUE. Digestivo, hospitalización. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. Zaragoza

Iranzo Diana Modrego. DUE. Cirugía Hepatobiliar, hospitalización. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza

Sara Morlán Pociello. DUE. Cirugía, hospitalización. Hospital San Jorge. Huesca

Sonia Santafé López. DUE. Pediatría, hospitalización. Hospital San Jorge. Huesca

Resumen:

Ante una situación donde el número de víctimas sobrepasa los recursos disponibles, es necesario realizar un triaje, o clasificación de las víctimas. Un buen triaje es esencial para reducir la morbi-mortalidad asociada a este tipo de situaciones, permitiendo aprovechar adecuadamente los recursos disponibles. Esta clasificación debe de ser realizado preferentemente por personal entrenado, sin embargo, cuando las dimensiones del incidente son muy amplias, habitualmente es realizado por personal con poca capacitación sanitaria, utilizando métodos simples de triaje que, pese a su sencillez, se han demostrado muy eficaces, por lo que es necesario que sean conocidos por todos los trabajadores de emergencias (policías, bomberos…)

Palabras clave: catástrofe, accidente de múltiples víctimas, catástrofes, primeros intervinientes, triaje, clasificación.

Introducción:

Triaje proviene del vocablo francés “trier” que significa “clasificar o filtrar”. Actualmente es un término aceptado cuyo significado sería “clasificación y selección de heridos de guerra o de un desastre para determinar la prioridad de necesidades y el lugar adecuado de tratamiento”.

El triaje ha de ser un proceso rápido, fácil de recordar, dinámico y continuo, que persigue el objetivo de salvar el mayor número de vidas con los recursos disponibles. De forma genérica, se realizará en el área de rescate, en el área de socorro y en el hospital.

En el área de rescate el triaje es, en muchas ocasiones, llevado a cabo por personal no sanitario. Utilizan métodos sencillos, de fácil aprendizaje y fáciles de recordar incluso bajo situaciones de estrés. Son métodos que han demostrado ser bastante sensibles y específicos para la clasificación de víctimas, como el método START o el método SHORT que se explican en el presente artículo. Posteriormente, en el puesto médico avanzado, se realizará un segundo triaje más preciso y propio de personal sanitario, adaptando el estado de cada víctima al hospital de destino, disminuyendo así el riesgo de infratriaje o supratriaje. Este segundo triaje requiere conocimiento, entrenamiento y un temperamento adecuado.

El triaje es una toma de decisión grave, basada en una información incompleta, ejecutado en medio hostil y dramático, bajo presión emocional, ante un número indeterminado de lesionados de carácter pluripatológico y con medios limitados.

El triaje no es una técnica, es una necesidad determinada por el número de víctimas, la naturaleza de las lesiones, el rendimiento de los recursos sanitarios, la distancia a los hospitales y la esperanza asistencial.

La realización de esta clasificación puede, a su vez, implicar problemas éticos, pues de ella depende la atención temprana y adecuada de las víctimas. Aunque hay múltiples clasificaciones, habitualmente se establecen cuatro categorías que se asignan a cuatro colores reconocidos internacionalmente. Así, los pacientes clasificados con un color negro son los fallecidos, los pacientes clasificados de color rojo son aquellos cuyas lesiones requieren atención inmediata por parte de personal médico ya que su vida corre peligro inminente. Los pacientes clasificados de color amarillo, si bien tienen lesiones graves, su atención puede ser demorada un poco más.

Los pacientes graves son clasificados de color verde, lo que implica que pueden esperar incluso seis horas en ser atendidos. Hay una categoría más que está introducida en algunos países, y cada vez está más recomendada, aunque su uso implica importantes problemas éticos. Es la categoría de “expectantes” o “insalvables”. Serían esos pacientes que, pese a no estar fallecidos, presentan lesiones que, o bien son incompatibles con la vida, o bien requieren el uso de una gran cantidad de recursos en una situación donde estos son muy limitados y se ha de priorizar su uso para pacientes con mayores posibilidades de sobrevivir. Estos pacientes, dependiendo de la clasificación, serán asignados con el color negro o con el color azul. Es una categoría muy lógica en una situación con muchas víctimas y pocos recursos, una parte vital de los sistemas de triaje en situaciones de desastres, pero hay que tener en cuenta que lleva la carga más emocional y ética para los individuos que realizan el triaje.

Los dos pilares fundamentales en los que se basa el triaje, son salvar el mayor número de vida posibles y hacer el óptimo uso de los recursos disponibles, por ello, cuando los recursos son limitados, el beneficio se dirigirá a la mayoría.

Métodos de clasificación de víctimas:

Existen numerosos modelos de clasificación de víctimas en catástrofes.

Tradicionalmente se definen dos tipos de triaje: El primer triaje, que será realizado por personal no sanitario en el lugar del accidente, utilizando para ello algún método sencillo como el START o el SHORT (explicados en el presente artículo); para este tipo de triaje no se deberá emplear más de un minuto por víctima y durante la clasificación sólo se permite la realización de dos medidas consideradas salvadoras: apertura de vía aérea y control de hemorragias masivas. El segundo triaje, que se realizará en el puesto médico avanzado o en el puesto de evacuación, será llevado a cabo por personal sanitario con experiencia, capacitado para poder hacer una mejor valoración del paciente y de las necesidades y posibilidades del mismo. Utilizan métodos más especializados para la clasificación de víctimas, y en él se determina la prioridad para la evacuación de las mismas. Es un triaje mucho más complejo.

La OTAN introdujo las categorías que actualmente se utilizan en la mayoría de los países de Europa, empleando dos sistemas diferentes dependiendo del nivel del incidente masivo. En un incidente masivo de categoría 1, se empleará el método P, que incluye 3 categorías: P1 requiere tratamiento inmediato para salvar la vida, P2 lesión severa que puede esperar entre 30 y 60 minutos y P3 que puede esperar sin riesgo para la vida o la salud. En un incidente masivo de categoría 2 se utilizará el sistema T que incluye cinco categorías posibles; estas son las mismas que las del sistema P, añadiendo la categoría T0 para fallecidos y la T4 para pacientes en espera, es decir, pacientes con lesiones severas cuyas posibilidades de supervivencia se considera limitada por lo que los recursos que pueden necesitar, puedan ser empleados en aquellos pacientes con posibilidades de sobrevivir.

La mayoría de los sistemas se basan en colores para indicar la prioridad. En el primer congreso de la Asociación para Desastres y Medicina de Emergencia realizado en 1977 en Alemania, se especificaron los siguientes colores: Rojo para el paciente que precisa tratamiento inmediato, amarillo para aquel urgente pero que puede esperar, verde para el paciente leve y negro para el paciente fallecido. En la actualidad, cada vez son más las sociedades que solicitan la creación de un quinto color, que haría referencia al T4 de la OTAN, es decir, al paciente que, sin haber fallecido, presenta lesiones que implican que tiene pocas posibilidades de sobrevivir. En el sistema de la OTAN estos pacientes se clasifican de color negro, al igual que los fallecidos, mientras que en el sistema británico son categorizados de color azul. Esta categoría, aunque ha sido introducida en algunos países, genera grandes controversias, sobretodo por las implicaciones morales que lleva el clasificar a un paciente que aún está vivo como “insalvable”.

Existen más de 120 modelos de clasificación y tablas que orientan en la toma de decisiones ante pacientes en Situaciones de Crisis. La clasificación bajo presión debe siempre responder a criterios de sencillez

En el medio estrahospitalario podemos identificar diferentes modelos:

Según la polaridad: El modelo bipolar es un procedimiento rápido cuyo uso se restringe a situaciones límites y en él se distinguen únicamente dos categorías (ejemplo: vivos/muertos, caminantes/no caminantes). Se utilizará en caso de incidentes pro agentes químicos o biológicos; El modelo tripolar no exige gran especialización y clasifica en tres categorías (leves/graves/muertos, leves/graves/muy graves); El modelo tetrapolar es la clasificación más usada. Agrupa a las víctimas según criterios de gravedad, distinguiendo cuatro categorías, habitualmente las de uso más común (verde, amarillo, rojo, negro); el modelo pentapolar es utilizado a nivel hospitalario y clasifica en cinco categorías de gravedad.

Según las características de las lesiones: los modelos funcionales asignan la prioridad de asistencia atendiendo al estado de las funciones vitales básicas (ejemplo: método START); Los modelos lesionales atribuyen un grado de prioridad a cada víctima según las lesiones que presente los modelos mixtos atribuyen una prioridad de atención según el estado de las constantes vitales y las lesiones que presenta cada víctima.

Características de un buen triaje:

Una correcta clasificación de las víctimas se ha de basar en los siguientes principios:

  • Las principales amenazas para la vida son la asfixia, la hemorragia y el shock.
  • Las únicas maniobras permitidas durante la realización del triaje son la desobstrucción de la vía aérea y la hemostasia de hemorragias severas.
  • La clasificación debe conseguir identificar aquellos pacientes críticos, así como aquellos que no deberán recibir asistencia.
  • Salvar la vida tiene preferencia sobre la conservación de un miembro
  • La conservación de la función predomina sobre la corrección del defecto anatómico.

Un buen triaje debe de tener las siguientes características: