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Manejo y cuidados del reservorio venoso subcutáneo para Enfermería

Manejo y cuidados del reservorio venoso subcutáneo para Enfermería

Resumen:

El aumento progresivo de pacientes que requieren terapias intravenosas prolongadas ha extendido cada vez más la implantación del reservorio venoso subcutáneo. Gracias a esto, se ha aumentado la calidad de vida del paciente evitando las continuas punciones intravenosas  y  permitiendo un mejor manejo de la terapia intravenosa de larga duración.

Autores:
  1. Leticia Tierz Vélez. DUE. Especialidades médicas, hospitalización. Hospital de Barbastro.
  2. Sara Agustín Oliva. DUE. Valoradora de dependencia. IASS. Huesca.
  3. Esmeralda Martínez Martínez. DUE. Farmacia y Circuito oncológico. Hospital San Jorge. Huesca.
  4. Elisa Claver Laliena. DUE. Traumatología y urología, hospitalización. Hospital San Jorge. Huesca.
  5. Sara Morlán Pociello. DUE. Cirugía, hospitalización. Hospital San Jorge. Huesca.
  6. Mª Carmen Sanagustín Garcés. DUE. Medicina Interna, hospitalización. Hospital San Jorge. Huesca.

Un correcto manejo y mantenimiento de este dispositivo por parte del personal de Enfermería, facilita la toma de decisiones, previene las complicaciones a largo plazo, mejora el registro y la satisfacción de profesionales y usuarios.

Palabras clave:

reservorio venoso subcutáneo, dispositivo central subcutáneo, catéter de larga duración.

Introducción

Aproximadamente desde el siglo XVII, se comenzó a utilizar la terapia intravenosa mediante sistemas más o menos sofisticados, pero es en el siglo XX cuando aparece por primera vez el catéter intravenoso, y fue en 1973 cuando Broviac desarrolló un catéter tunelizado para la administración de fármacos. Este sistema lo mejoró Hickman, para la infusión permanente de fármacos.

En la actualidad existen dos tipos de sistemas para infusión prolongada de terapia intravenosa:

– Catéter tunelizado o tipo Hickman.

– Catéteres totalmente implantados o tipo reservorio.

Ambos, requieren ser implantados y retirados quirúrgicamente.

En la actualidad, el avance clínico de los tratamientos para pacientes con patologías hematológicas y oncológicas requiere de pautas terapéuticas de larga duración que deterioran enormemente la red venosa periférica. La implantación de este tipo de catéteres puede ser una indicación para evitar este deterioro venoso y mejorar la calidad de vida de estos pacientes, y para adquirir un acceso venoso rápido, eficaz y de calidad para el personal de Enfermería.

Esto hace que el personal sanitario se enfrente cada vez más, a dispositivos antes poco usuales, y que, debido a la cronicidad de las enfermedades que tienen quienes los portan, sea más necesario conocer y manejar tanto el dispositivo como las complicaciones que puedan aparecer mientras esté implantado.

Reservorio venoso subcutáneo

El reservorio venoso subcutáneo es un catéter venoso central totalmente implantado. Fue desarrollado por Niederhuber, que probó este dispositivo en 30 de sus pacientes con cáncer obteniendo buenos resultados y dándole uso a partir del año 1982. Se coloca y retira quirúrgicamente ya que permanece implantado debajo del tejido celular subcutáneo durante un largo tiempo.

Consta un reservorio o puerto en el que se distinguen: una membrana de silicona autosellante con un portal único o doble (monocameral o bicameral) de titanio, acero inoxidable o polisulfona, que se conecta al segundo componente; un catéter de poliuretano o silicona introducido en una vena de calibre grueso, de tal manera que el extremo distal del catéter se aloja en la unión entre la vena cava superior con la aurícula derecha (Figura 1). Generalmente se coloca en zona infraclavicular (vena subclavia o yugular) o antebrazo (vena cefálica).

Existen diferentes clases de dispositivos, el dispositivo más común es el sistema Port-a-cath ®, formado por un catéter de silicona o poliuretano pegado a un reservorio o puerto de titanio (generalmente), acero inoxidable o polisulfona, con un septum o membrana de silicona con auto cierre, que en su base posee orificios para su fijación en tejido celular subcutáneo (Figura 2).Se accede a la cámara mediante una aguja de Huber, que tiene una puntera especialmente diseñada para evitar dañar el septum de silicona (Figura 3).

Indicaciones

– Administración de tratamientos citostáticos y otras medicaciones intravenosas.

– Sueroterapia.

– Transfusión de hemoderivados.

– Administración de Nutrición Parenteral Total.

– Extracciones sanguíneas, medición de presión venosa central (PVC) o en pacientes con acceso venoso periférico dificultoso.

Contraindicaciones

La colocación del reservorio se evitará, como ante cualquier técnica quirúrgica, cuando el riesgo de implantarlo supere las ventajas de su colocación, algunos inconvenientes para su colocación deberán ser revisados por el personal médico que lo solicita, así como por parte del personal del área quirúrgica encargado de su implantación, algunos de estos serán:

  • Alteraciones de la formula sanguínea como plaquetopenias o déficits en los factores de coagulación (especial atención en pacientes anticoagulados, antiagregados, y con alto riesgo de trombosis).
  • Pacientes sépticos o con fiebre de origen no filiado.

Procedimiento

Pre-implantación:

 – Informar al paciente de las ventajas, inconvenientes, técnica del procedimiento, complicaciones y dudas que le puedan surgir en lo referente a la implantación del reservorio.

– Firmar el consentimiento informado de la colocación.

–  Analítica (hemograma y coagulación), radiografía de control y electrocardiograma si precisa.

–  Ayuno previo de 8 horas.

–  Premedicación si precisa.

–  Retirar prótesis, anillos, collares, etc.

–  Rasurar la zona de implantación si precisa y preparar el campo estéril previa higiene con jabón antiséptico según protocolo del hospital donde se realice.

–  Canalizar una vía venosa periférica en miembro superior según protocolo de la unidad quirúrgica, permitiendo así un acceso venoso.

Durante la implantación: La colocación del reservorio se realiza en el quirófano con anestesia local en adultos y general en los niños.

Después de realizar una incisión en el lugar seleccionado para tener un acceso venoso, se introduce el catéter dejando su extremo distal en vena cava superior o próximo a la aurícula derecha. Dicho extremo se tuneliza subcutáneamente unos 10- 15 cm por debajo del punto de inserción de la vena, fijando el reservorio en un bolsillo subcutáneo con puntos de sutura. Finalmente se sutura la piel y se cubre la herida con un apósito estéril.

Suele ser una intervención sencilla y dura aproximadamente unos 30 minutos.

Post-implantación:

– Comprobación de la correcta situación del catéter a través de una radiografía de tórax.

–  Vigilar el lugar de inserción del reservorio observando: inflamación, seromas, rotaciones del reservorio, infección, etc. Si aparece sangrado o hematomas colocar un apósito compresivo y frío local.

–  Mantener la cama incorporada, realizar control de la TA y del dolor cada 2 h.

–  A las 24 h de su colocación, si no se está utilizando, comprobar con una jeringa que hay retroceso de sangre, para actuar sobre la posible fibrina adherida al catéter. Lavado posterior con 5 ml SSF (suero salino fisiológico) y sellado con heparina.

– Realizar una cura y valoración de la sutura.

–  Hasta las 48-72 h no se recomienda usar el catéter para la administración de medicamentos o perfusión continua. Tras esperar este tiempo, se lavará con suero fisiológico y se heparinizará el dispositivo.

–   A los 7 días, tras valoración de la sutura, retirar los puntos. Si son reabsorbibles, en unos 21 días se caerán.

–   No se recomienda el aseo en la zona de inserción del reservorio hasta la retirada de los puntos.

–   Informar al paciente de los cuidados del reservorio en su domicilio, tales como vigilar la aparición de eritemas, inflamación, secreción en la zona de implantación, evitar los golpes en dicha zona, signos de infección (fiebre, calor local, etc) y realizar revisiones y sellados del reservorio según el protocolo de su centro.

–  Registro de Enfermería indicando la fecha de implantación, tipo de reservorio y lugar de inserción.

Puede estar implantando durante un largo periodo de tiempo, incluso años. Está preparado para aguantar más de 3.000 punciones.

No se puede usar el acceso venoso subcutáneo para la administración de contrastes.

Además se debe recordar al paciente:

  • Evitar ciertos deportes que implican golpes, riesgo de lesiones en la zona y sobreesfuerzo.
  • Si le van a realizar alguna exploración médica, deben notificar siempre que son portadores de este dispositivo.
  • Procurar que la ropa no le produzca roces en la zona de la piel donde está implantado
  • Recordarle que se debe ajustar el cinturón de seguridad a una altura que no coincida con la colocación del reservorio.

Ventajas y desventajas de la colocación de un catéter venoso subcutáneo

Las ventajas de la implantación de este tipo de catéter son numerosas, beneficiando tanto al paciente como al personal de Enfermería:

– Mejora el aspecto físico de los pacientes, ya que no se ve alterada la imagen corporal.

– Aumenta la calidad de vida de los usuarios con la disminución del dolor, la ansiedad y, aumenta la comodidad.

– Preserva las vías periféricas, al disminuir la incidencia de casos de extravasación, especialmente si son fármacos muy vesicantes.

– Disponibilidad de una vía venosa permanente y de calidad, sobre todo si se necesitan tratamientos de larga duración.

– Permite administrar fármacos agresivos con menor riesgo.

– Utilidad en cuidados paliativos.

– Reduce el riesgo de infección.

– Facilita el tratamiento ambulatorio.

Las desventajas son, como en la implantación de cualquier tipo de prótesis, que para la implantación se requiere de una técnica quirúrgica y conlleva numerosos riesgos (infección, trombosis, etc.) que pueden ser graves, se precisa de un profesional que conozca específicamente la técnica de su manejo, se requiere pinchar la piel del paciente para conseguir la canalización del reservorio, pudiendo provocar lesiones tanto en vasos como en la piel de quien lo porta.

Complicaciones en el momento de la implantación  o en el postoperatorio inmediato

Las complicaciones inmediatas que pueden aparecer, generalmente se detectan en el mismo quirófano, y estas pueden ser:

  1. Embolia gaseosa.
  2. Neumotórax.
  3. Laceración.
  4. Arritmias cardiacas.
  5. Punción cardiaca.
  6. Lesiones nerviosas.
  7. Hematoma de bolsa.
  8. Hemopericardio.