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La alimentación – nutrición durante el primer año de vida

La alimentación – nutrición durante el primer año de vida

Resumen

La alimentación es el factor extrínseco más importante que determina el crecimiento y desarrollo del individuo durante la infancia. Ésta constituye una etapa de la vida en la que una correcta alimentación puede tener repercusión importante en el estado de salud a corto y largo plazo de la persona. A nivel mundial, menos del 40% de los niños menores de 6 meses son exclusivamente amamantados contribuyendo cada año a 800.000 muertes entre los niños menores de 5 años.

Objetivo

Revisar artículos recientes relacionados con la alimentación durante el primer año de vida y describir la correcta nutrición durante el primer año de vida.

Palabras clave: Enfermería, alimentación complementaria, nutrición, lactante

Autoras

María del Rocío Ruiz Calzado, DUE. Hospital Reina Sofía, Córdoba.

Amparo Camacho Reyes, DUE, Oncología pediátrica. Hospital Universitario La Paz, Madrid.

Rosa María Zamorano Antonio. DUE. Master oficial en Cuidados críticos. Servicio de Dermatología. Hospital Universitario de Torrejón. Madrid.

Introducción

El periodo neonatal es, desde el punto de vista nutricional, crítico: el crecimiento y desarrollo son más rápidos que nunca, los niños tienen que doblar el peso del nacimiento a los 4 meses y triplicarlo al año) y los requerimientos nutritivos deben ir de acuerdo con este crecimiento.

A nivel mundial, menos del 40% de los niños menores de 6 meses son exclusivamente amamantados contribuyendo cada año a 800.000 muertes entre los niños menores de 5 años.

Aunque la malnutrición debida a la desnutrición ha mejorado en algunas áreas, el aumento de las tasas de niños y adolescentes que presentan sobrepeso y obesidad en varios países representan serios riesgos para su salud actual y futura.

Las recomendaciones de la organización mundial de la salud (OMS) y UNICEF para una alimentación infantil óptima son: lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida (nivel de evidencia III); iniciar la alimentación complementaria, adecuada y segura, a partir de los 6 meses, manteniendo la lactancia materna hasta los 2 años o más (nivel de evidencia III). Para que las recomendaciones de la OMS se lleven a cabo, los enfermeros deberán: apoyar la lactancia materna exclusiva a demanda durante los 6 primeros meses de vida seguida de la lactancia y la alimentación complementaria hasta los 2 años; enseñar a las mujeres que deseen o que tengan, por razones médicas, que alimentar a sus bebés con leche de fórmula; proporcionar educación y apoyo para ayudar a los padres a promover hábitos alimenticios saludables en los niños; proporcionar información sobre alimentación complementaria y preparación de los alimentos a partir de los 6 meses.

Aunque en los últimos años, varias asociaciones científicas basadas en los datos publicados han señalado que la introducción de la alimentación complementaria en lactantes sanos entre los 4 y 6 meses es segura y no se asocia a riesgos a corto ni largo plazo. Esto no contradice la recomendación de mantener lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses.

Recomendaciones nutricionales

Las pautas nutricionales para esa edad vienen marcadas por las recomendaciones e informes de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el comité de Nutrición de la Academia Europea de Pediatría y el Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Nutrición y Gastroenterología Pediátrica (ESPGAN), con 3 etapas claramente diferenciadas:

– Periodo lácteo: La leche es el único alimento. Lactancia materna o leche adaptada. Desde el nacimiento hasta los 4-6 meses.

– Periodo de transición o BEIKOST: a partir del 6º mes se van introduciendo otros alimentos no lácteos, preparados de forma adecuada (en consistencia y cantidad) para no alterar el ritmo de maduración digestiva y renal, así como el problema desarrollo neuromuscular.

– Periodo de maduración digestiva: la alimentación debe adaptarse a la capacidad digestiva y el estado de desarrollo fisiológico, haciendo paulatina la introducción de nuevos alimentos.

Necesidades de energía durante el primer año de vida

Son de 2 a 3 veces superiores a los del adulto, si se expresan por superficie corporal. Las necesidades energéticas corresponden al gasto de:

– Mantenimiento: Gasto por metabolismo basal, pérdidas por excretas y acción y dinámico-específica de los alimentos.

– Actividad física: Aumenta con la edad desde 9Kcal/kg en los primeros meses de vida a 23kcal/día al final del primer año.

– Crecimiento: Las necesidades para crecimiento son inversamente proporcionales a la edad del niño, variando con la velocidad de crecimiento y con el tipo de tejido preferentemente sintetizado (también en relación con la edad).

Necesidades de nutrientes

Proteínas

Un aporte excesivo, siendo lo ideal un 14% del contenido calórico total, en niños pequeños puede ser peligroso porque supone un aumento de la carga renal de solutos que conduce a un incremento de urea por una parte y de determinados aminoácidos como la fenilalanina por otro, lo que podría conducir a una acidosis metabólica e hiperaminoacidemia.

Los aminoácidos esenciales deben de suministrar el 40% de las proteínas totales del recién nacido, a parte de éstos, existen otros aminoácidos que pueden resultar esenciales en un sentido de requerir un aporte completo o parcial a partir de la alimentación, esto es lo que ocurre con la histidina hasta los 6 meses, y con la cistina en el recién nacido, sobre todo el pretérmino dado su papel como precursor de la taurina, que juega un papel fundamental en el desarrollo cerebral.

Grasa

la Sociedad Europea de Nutrición  y Gastroenterología Pediátrica (ESPGAN) recomienda en el primer año de vida un aporte de 4-6g de grasa/100ml de fórmula láctea, lo que supone un 40-50% de aporte calórico.

La ingesta recomendada de ácido linoleico en lactantes es de 0,2g/kg lo que supone un 2,7% del aporte calórico total. No están establecidas las necesidades de ácido linolénico, aunque se considera aconsejable que la proporción de ácido linoleico/linolénico sea de 10, al igual que en la leche materna.

Hidratos de carbono

La galactosa es un monosacárido que forma parte de la lactosa, participa en la síntesis de galactocerebrósidos cerebrales y es indispensable en los primeros meses de vida.

La ESPGAN recomienda que los hidratos de carbono se aporten al lactante durante el primer año como disacárido, en forma de lactosa los 6 primeros meses, admitiendo la adición de dextrinomaltosa (polímeros de glucosa procedentes de hidrólisis del almidón) a partir del cuarto mes.

La sacarosa debe estar excluida hasta, como mínimo, los 6 meses de edad, evitando su incorporación como aditivo hasta después de un año.

La ingesta de fructosa en el período neonatal, monosacárido que se encuentra en muchos alimentos en los que aparece también la glucosa, puede conducir a la formación de triosas, lactato y acidosis metabólica, por lo que no debe de administrarse.

El aporte de fibra no es necesario en niños menores de un año, dado su alto volumen para un escaso valor calórico, que podría conducir a malnutrición. Además impide la absorción de hierro, cobre, fósforo y zinc.

Minerales y electrolitos

Las necesidades de sales en el lactante superan las del adulto, debido a la rápida expansión del volumen extracelular. La ESPGAN recomienda un aporte diario de sodio de 6-8mEq por día.

Un aporte excesivo daría lugar a un aumento de la carga osmótica renal con las consiguientes pérdidas de agua y deshidratación hipertónica y al mismo tiempo, una ingesta excesiva de sal en etapas tempranas de la vida se ha relacionado con la hipertensión observada en edades posteriores.

Calcio, fósforo y magnesio

La ESPGAN recomienda aportes de calcio de 30mg/100kcal y un máximo de 50mg/100kcal.

La capacidad de adsorción del calcio de la leche materna es de un 75%, mientras que las de las leches adaptadas será entre un 20-50%. La influencia de la vitamina D y sus metabolitos activos es fundamental en esta adsorción, pero también influye el tipo de alimento y la relación con los fosfatos y otras sustancias que pueden actuar como inhibidores de la adsorción cálcica.

La relación calcio/fósforo debe ser 1,3/1 en los primeros 6 meses de vida, de 1,2/1 de los mesese al año. Un exceso de fósforo puede dar lugar a hiperfosfatemia y, secundariamente, a una hipocalcemia.

En cuanto a los requerimientos de magnesio, se recomienda una ingesta de 30mg/día en los primeros 6 meses y de 60mg/día a partir de esa edad.

Oligoelementos

La leche humana puede cubrir las necesidades del niño en las primeras 8 semanas. A partir del tercer mes el niño necesita aproximadamente 1mg/kg no debiendo exceder la ingesta total de 13mg/día. Las fórmulas adaptadas deben ser suplementadas con hierro a partir del tercer mes.

Vitaminas

La leche materna es deficitaria en vitamina D (por lo que se requiere una suplementación) y en vitamina K (inyección al recién nacido) en los primeros días. Se aconseja la administración de 0,5-1mg al nacimiento, posteriormente 5g al día en menores de 6 meses y 10g en los mayores de edad.

Los suplementos vitamínicos son innecesarios.

Existen una serie de recomendaciones, elaboradas por la ESPGAN, para la introducción del BEIKOST o alimentación complementaria. Son las siguientes:

– El BEIKOST no debe iniciarse antes de los 3 meses ni después de los 6 meses de edad. Se comenzará con pequeñas cantidades de alimento que se irán aumentado lentamente.

– A los 6 meses, el BEIKOST no puede proporcionar más del 50% de la energía total. Hasta el año de edad, se deben aportar cantidades de leche (materna o adaptada) no inferiores a 500ml/día.

– Es conveniente retrasar hasta después del sexto mes la ingesta de alimentos con mayor prevalencia de poder alergénico, tales como el huevo y el pescado.

– Los alimentos que contienen gluten no se introducirán antes del cuarto mes, siendo aconsejable posponerlos para después del sexto mes.

– Se evitarán en el primer año de vida alimentos ricos en nitratos, tales como las espinacas y la remolacha.