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Vía intraósea en soporte vital avanzado

Vía intraósea en soporte vital avanzado

La vía intraósea (IO), es una vía de acceso fácil, rápida, con escasas complicaciones que permite la administración de fármacos y líquidos de forma comparable a la vía intravenosa en situaciones de emergencia, cuando el acceso venoso periférico se demora o es imposible.

Vía intraósea en soporte vital avanzado en adultos

Autora: Sandra Castillón Romeo. Enfermera generalista en Hospital Universitario Miguel Servet.

Resumen:

Parada cardiorrespiratoria es toda interrupción brusca, potencialmente reversible, de la ventilación y circulación espontáneas. El inicio precoz es el factor que más influencia ejerce sobre la supervivencia y evolución neurológica. La reanimación cardiopulmonar avanzada implica monitorización y acceso vía aérea y venosa.

La vía intraósea se utiliza como una vía accesoria cuando no ha sido posible conseguir una vía endovenosa. Según las últimas recomendaciones en 2010 de la ERC (European Resuscitation Council), se considera tanto en los pacientes adultos como pediátricos  la segunda vía de elección después de la vía venosa y antes que la vía endotraqueal.

En este artículo se ha llevado a cabo la revisión de gran parte de la literatura científica. Se han revisado bases de datos de Medline, PubMed, Cochrane plus y Google Académico.

Las Palabras Clave utilizadas: “soporte vital avanzado”, “vía intraósea”, “técnica”, ”indicaciones”.

Introducción

En las situaciones de urgencia vital es imprescindible disponer de un acceso venoso por el que se puedan administrar los fármacos y los líquidos necesarios para recuperar al paciente.

Es, en estas situaciones donde muchas veces la vía periférica se hace inaccesible o la demora en conseguir un acceso periférico supone pérdida de tiempo y recursos por lo que toma más importancia el acceso intraóseo sobre todo en el ámbito de emergencias extrahospitalarias

La vía intraósea constituye una vía de acceso rápida, fácil y eficaz al sistema vascular. Su utilidad está indicada cuando, en situaciones de extrema urgencia, se tarda más de 90 segundos, o tras tres intentos fallidos de canalización venosa periférica en pacientes críticos o inestables.

Permite la administración de líquidos, electrolitos y fármacos comparables a la vía venosa, además, sirve como lugar de acceso al sistema vascular para la toma de muestras con fines de estudios de laboratorio. Las complicaciones son escasas, siendo la más grave el síndrome compartimental.

La punción intraósea está indicada tanto en niños (incluidos neonatos y pretérminos) como en adultos cuando están en shock descompensado (sea cual fuere su etiología, pero sobre todo el hipovolémico y el séptico) y no se puede conseguir una vía venosa en 3-5 min. Si el paciente está en situación de parada cardiorrespiratoria (PCR), sólo se permite hacer 3 intentos de canalización venosa, siempre que no se inviertan más de 1,5 min. En este caso, incluso se recomienda que la vía intraósea pase a ser de primera elección cuando los reanimadores no sean expertos en la punción venosa de los niños.

Su utilización se basa en el hecho de que la cavidad medular de los huesos largos está ocupada por una rica red de capilares sinusoides que drenan a un gran seno venoso central, que no se colapsa ni siquiera en situación de reanimación cardiopulmonar (RCP), pasando los fármacos y líquidos a la circulación general con una rapidez similar a como lo harían por cualquier otra vena periférica.

Indicaciones

La vía intraósea está indicada para la administración de líquidos y medicamentos sobre todo en bebés y niños menores de 8 años. Se utiliza en situaciones de urgencia donde los intentos de acceso IV no han tenido éxito.

En pacientes pediátricos se recomienda tras tres intentos de canalización venosa periférica o después de 60 segundos.

En el adulto está indicada cuando el abordaje intravenoso se hace lento, dificultoso o imposible y la situación clínica lo justifica.

Constituye una medida temporal hasta que se consiga la vía venosa, y debe retirarse antes de las 24 horas.

Contraindicaciones

La vía intraósea está contraindicada en:

  • Hueso fracturado o puncionado ya que el líquido o fármaco se extravasaría.
  • En infección, local, celulitis u osteomielitis.
  • En traumatismo abdominal grave, se recomienda puncionarla en extremidades superiores.
  • En pacientes con antecedentes de cirugía (prótesis).
  • En quemaduras profundas y con tejido necrótico que puedan afectar al hueso.

No se recomienda intentar la canalización dos veces en la misma extremidad.

Zonas de punción

El lugar de punción más frecuentemente utilizado es la tibia proximal, recomendado en menores de 6 años, aunque también se utiliza en adultos. Se localiza a 1-2 cm (en niños) o 0,5-1 cm (en lactantes y neonatos) por debajo de la tuberosidad tibial anterior y a 1 cm hacia la cara interna de la tibia. En el adulto se localiza 2 cm medial y 1 cm proximal a la tuberosidad tibial anterior. Se aconseja una penetración de la aguja de aproximadamente 1 cm en niños y 2 cm en adultos.

A partir de los 6 años de edad, se recomienda clásicamente la tibia distal, entre 1-2 cm por encima del maléolo tibial interno, evitando la vena safena. En este lugar la cortical del hueso es más fina y la inserción resulta más fácil. También puede emplearse el maléolo externo.

Cuando, debido a las circunstancias, hubiera que elegir otro lugar, en niños se aconseja:

Fémur distal: 2- 3 cm por encima del cóndilo externo en la línea media de la cara externa del fémur. En la práctica este punto es usado muy ocasionalmente debido a que las relaciones anatómicas se confunden fácilmente por la cantidad de tejido que se interpone. Se recomienda introducir la aguja en un ángulo de 10-15º en dirección cefálica.

Algunos lugares de acceso intraóseo alternativos son:

Húmero proximal: Brazo doblado con la mano sobre el ombligo. Localizar la porción media del húmero en el brazo. Seguir palpando el hueso proximalmente hasta que se aprecie el tubérculo mayor, justo por delante de la línea media del hombro y distal a la articulación del hombro. El sitio de inserción se encuentra en el tubérculo mayor, 1 a 2 cm por encima del cuello quirúrgico del húmero.

Esternón: 2-3º espacio intercostal, a 1 cm de la línea media esternal. La cavidad medular se encuentra a 2-5 mm por debajo del periostio.

Otros accesos descritos tanto en adultos como en niños incluyen la cara inferior de la espina iliaca antero-superior, la cara posterior de la metáfisis distal del radio, la apófisis estiloides cubital, la clavícula y el calcáneo.

Material

  • Antiséptico, gasa, paños y guantes estériles.
  • Líquidos y medicamentos a infundir.
  • Equipo de venoclisis.
  • Suero salino 0,9% y suero salino heparinizado.
  • Jeringas de 10 ml y agujas.
  • Llave de tres pasos.
  • Pinzas de Kocher.
  • Aguja intraósea.
  • Anestésico local sin adrenalina. (Lidocaína al 1%).
  • Esparadrapo o sistema de fijación.

Procedimiento

  1. Preparar todo el equipo necesario que vamos a utilizar.
  2. Colocar al paciente en decúbito supino: pierna en rotación externa, semiflexionada y apoyada sobre una superficie dura colocada en hueco poplíteo.
  3. Localización del sitio de punción: palpación de la tuberosidad anterior de la tibia y su borde interno, en la línea media de ambos puntos a 1‐2 cm por debajo se encuentra el sitio de punción.
  4. Lavado de manos y colocación de guantes.
  5. Limpiar la piel con antiséptico.
  6. Si el paciente está consciente anestesia local en zona de punción.
  7. Colocar la aguja perpendicularmente en punto localizado con una inclinación de 10‐15º.
  8. Ejercer presión hasta llegar al periostio con un movimiento firme, rotatorio si es necesario, hasta que disminuya la resistencia, lo que indica que se ha llegado al canal medular.
  9. Retirar el seguro y comprobar permeabilidad mediante la aspiración e inyección de suero salino.
  10. Conectar al goteo intravenoso e infundir líquidos precisando que no hay extravasación.
  11. Asegurar la pierna y la cánula para evitar su desalojo. Para ello debemos poner una férula dar un pequeño punto en los agujeros del plato.
  12. Para retirar la aguja tras la infusión se debe girar en sentido contrario a las agujas del reloj y después vendar en lugar de punción.

Sustancias infundidas por vía intraósea.

Todos los fármacos y fluidos utilizados en emergencias pueden administrarse por vía intraósea, a la misma concentración y dosis que por vía IV, lográndose niveles similares a los de la vía intravenosa.

Las soluciones hipertónicas o muy alcalinas deben diluirse antes de su administración. Para facilitar su llegada a la circulación sistémica se recomienda un bolo de 5-10 cc de suero salino después de cada fármaco administrado por vía intraósea.

Cuando se requiera infusión de líquidos en grandes volúmenes debe aplicarse presión para vencer la resistencia de las venas emisarias.

La vía intraósea también puede utilizarse para la determinación de gases en sangre, valores bioquímicos, electrolitos, hematocrito/hemoglobina y pruebas de compatibilidad. De igual forma puede ser útil para la toma de muestras de sangre para cultivo en caso de sospecha de sepsis.

Cuidados de Enfermería

  • Controlar distintos signos: sangrado, presencia de pulsos distales, color, temperatura, aspecto y tamaño del miembro.
  • Hay que señalar que esta vía es temporal, no recomendándose más de 24 horas por el aumento de la tasa de complicaciones. Se deberá retirar tan pronto haya sido posible canalizar otra vía venosa.
  • Desinfectar cada 4-6 horas la zona de punción para evitar infecciones.

Todas las actuaciones que se realicen sobre esta vía deberán quedar registradas en la hoja de Enfermería.

Conclusiones

La vía intraósea es una opción muy válida y a tener en cuenta en el tratamiento del paciente en situaciones de urgencias y emergencias, es la vía de segunda elección en el soporte vital avanzado. Apenas tiene complicaciones y su canalización es relativamente sencilla con una formación previa.

Es imprescindible conocer la técnica de inserción y sus cuidados puesto que frecuentemente los equipos de emergencias extrahospitalarias se encuentran en situaciones donde la canalización de una vía intravenosa resulta difícil ya sea por condiciones adversas al paciente o al propio escenario.

Bibliografía

  1. The Consortium on Intraosseous Vascular Access in Healthcare Practice. Recommendations for the Use of Intraosseous Vascular Access for Emergent and Nonemergent Situations in Various Healthcare Settings: a Consensus Paper. Journal Of Emergency Nursing 2010;36(6):551-556.
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