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Causas de la obesidad infantil y estrategias de prevención

Causas de la obesidad infantil y estrategias de prevención

Introducción: En el siglo XXI la situación de la obesidad infantil es alarmante, alcanzando una prevalencia mundial de 42 millones en 2013, y con previsiones 70 millones de niños obesos para el año 2025. Según diversos estudios, el 80% de las personas que eran obesas entre los 10-15 años lo seguirán siendo a los 25, convirtiéndose en adultos obesos que desarrollarán a edades más tempranas enfermedades crónicas.

AUTORES

– Alberto Millán Vicente

Grado en Enfermería por la Universidad de Zaragoza.

Máster en Salud Pública por la Universidad de Zaragoza.

– María Elena Forniés Baquedano

Grado en Enfermería por la Universidad de Zaragoza.

Máster en Iniciación a la Investigación en Ciencias de la Enfermería por la Universidad de Zaragoza.

RESUMEN

Objetivo: Realizar una revisión bibliográfica sobre las distintas causas de la obesidad infantil, así como sus consecuencias y las posibles estrategias de prevención/intervención por parte de los profesionales sanitarios.

Metodología: Se realizó una búsqueda bibliográfica en las principales bases de datos sanitarias de artículos relevantes publicados entre 2004-2017, para conocer las principales causas de la obesidad infantil y las mejores estrategias para prevenirla.

Conclusiones: La obesidad infantil reduce considerablemente el bienestar físico, psíquico y social de los niños. Por ello, se debe adoptar un enfoque multisectorial, que integre un conjunto amplio de intervenciones sobre diversos sectores de la sociedad. Se debe incidir en la importancia del entorno educativo sobre una alimentación sana y la realización de actividad física diaria, algo que se puede conseguir mediante inversiones a largo plazo en políticas sanitarias, el compromiso del gobierno y la participación del conjunto de la sociedad.

Palabras clave: Obesidad infantil, Causas obesidad infantil, Riesgos obesidad, Prevención obesidad infantil.

INTRODUCCIÓN

En 1997, la OMS declara la obesidad como una epidemia global, 20 años después la situación no solo no ha mejorado sino que incluso ha empeorado, y en Julio de 2015 la OMS declaraba en su boletín que entre 1980 y 2013 la proporción global de personas con sobrepeso (IMC>25) había pasado de un 28,8% a un 36,9% en hombres, y de 29,8% a un 38% en mujeres (1).

Este grave problema de salud pública tiene su origen en la mayoría de los casos en la edad infantil y juvenil, y según diversos estudios el 80% de las personas que eran obesas entre los 10-15 años lo seguían siendo a los 25, considerándose la obesidad un claro predictor de la obesidad adulta (2,3).

En el siglo XXI la situación de la obesidad infantil (en niños de 0 a 5 años) es alarmante, llegando hasta una prevalencia mundial de 42 millones en 2013, de los que 35 millones viven en países desarrollados. Según la tendencia de estos datos, las previsiones indican que en el año 2025 el número de niños con sobrepeso en todo el mundo llegará hasta los 70 millones (4).

Según datos de la OMS, a nivel mundial alrededor de un 10% de los niños de edad escolar (entre los 5 y 17 años) padecen sobrepeso, y en el caso de Estados Unidos la prevalencia llega a alcanzar cifras de hasta un 35%. Pero incluso entre los países menos desarrollados esas cifras llegan también a niveles preocupantes, como por ejemplo en Irán con un 30% o Brasil con casi un 25% (5). En el caso de Europa, difiere según los países, pero la media de prevalencia se establece en un 20% (6).

En cuanto a España, la prevalencia de niños con sobrepeso en 1970 era de aproximadamente un 13% según datos de la International Obesity Task Force (IOTF), más de 40 años después las cifras son bastante más elevadas. La prevalencia del sobrepeso (IMC>25 Kg/m2) y obesidad (IMC>30 Kg/m2)  infantil y juvenil en 2012 en España difiere según los criterios utilizados para estudiarlo. Las prevalencias según la OMS son: sobrepeso (26%), obesidad (12,6%); según la IOTF: sobrepeso (22,3%), obesidad (8,6%); y según el estudio enKid realizado en España: sobrepeso (8,9%), obesidad (13,8%) (7).

[Ver Tabla nº1: Prevalencia de la obesidad y sobrepeso infantil-juvenil en España en 2012 (al final del artículo)]

El objetivo de la presente revisión bibliográfica es el de analizar las distintas causas de la obesidad infantil, así como sus consecuencias y las posibles estrategias de prevención/intervención por parte de los profesionales sanitarios.

METODOLOGÍA

Se realizó una revisión bibliográfica en las bases de datos PubMed, Dialnet, Science Direct y Scielo, en un periodo de revisión que abarcó desde 2004 hasta 2017, y en los idiomas español o inglés. También se consultaron datos oficiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Las palabras clave utilizadas para la búsqueda fueron “obesidad infantil”, “prevalencia obesidad infantil”, “causas obesidad infantil”, “riesgos obesidad”, “prevención obesidad infantil”; y en inglés “childhood obesity”, “childhood obesity prevalence“, “childhood obesity causes”, “risk for overweight”, “preventive interventions for childhood obesity”.

RESULTADOS

– Causas de la obesidad infantil

Desde muchos estudios científicos se proponen como causas principales factores genéticos, hormonales, perinatales, falta de ejercicio y alimentación no equilibrada.

Así mismo, han sido propuestos modelos que integran todas estas causas en un contexto socio-cultural, teniendo como ejemplo destacado el modelo de las 6 C’s (“Six-Cs Model”), en el que se describen 6 causas principales de la obesidad infantil y sus interacciones. Estas causas principales son: Cell, child, clan, community, country, culture (células, familia, comunidad, país, cultura) (8).

Podemos decir, por tanto, que la obesidad infantil es un problema social, y que la actuación sobre este problema requiere un enfoque multidisciplinar y adaptado a las circunstancias sociales y culturales.

Entre las causas de la obesidad infantil también tienen un papel importante las multinacionales de comida rápida y refrescos azucarados, así como los anuncios de televisión y demás marketing. En este punto cabe destacar que la reglamentación tanto a nivel internacional como nacional es excesivamente laxa, y no ha habido una declaración expresa de lo peligroso que pueden ser este tipo de “comida basura” o refrescos azucarados.

Según los mercados, las ventas de las empresas de alimentos que incluyen a la población infantil han pasado de 10,5 billones de dólares en 2007 a 14,1 billones de dólares en 2015 para alimentos de preparación rápida, que en la mayoría de los casos no cumplen con los requisitos diarios de la llamada dieta equilibrada para un niño.

La penetración a nivel de marketing de estas empresas no se limita a los países occidentales, sino también a los países más desfavorecidos y clases de bajos ingresos, donde por su bajo precio, incluso llegan a alcanzar más consumo que los denominados “alimentos sanos”.

Los análisis de los anuncios de televisión en países occidentales mostraron altos niveles de promoción durante las últimas décadas, y que año a año continúa incrementándose, especialmente en el horario de 14:00 a 21:00, cuando los niños más ven la televisión. El 18% de los anuncios de alimentos corresponden a multinacionales de comida rápida, pero especialmente destacable es el caso de los anuncios de refrescos que alcanzan un 37% de la cuota de pantalla, cuyo alto nivel en azúcar está claramente comprobado como uno de los factores principales de la obesidad infantil.

El sector de las bebidas  de refrescos a nivel mundial está dominado principalmente por dos empresas estadounidenses (The Coca-Cola Company y Pepsi Co) que acaparan el 52,3% de este tipo de mercado, y que incluso en época de crisis han continuado aumentando su nivel de ventas a un ritmo del 3% anual (más incluso en países en vías de desarrollo, 6-8%) (5).

A pesar de todos estos datos, las intervenciones que afectan a los mercados internacionales de alimentos necesitan de gran determinación política para desafiar los intereses de las compañías multinacionales y de los mercados, lo que conllevaría replantear los enfoques de responsabilidad de la obesidad de estas compañías, lo cual se antoja una batalla burocrática y legal muy compleja con muchos intereses políticos y económicos. Muestra de ello ha sido el anuncio del Gobierno de España de grabar mediante impuestos la compra de bebidas azucaradas y su posterior marcha atrás en Marzo de 2017 ante las presiones de los lobbys de la industria.

Mientras que por otro lado, desde la OMS, se reitera la necesidad de proteger a los niños frente a la exposición a la publicidad de este tipo de alimentos y bebidas, y de promulgar leyes más restrictivas respecto a este clase de alimentos.

– Consecuencias de la obesidad

Las repercusiones que la obesidad infantil puede llegar a tener sobre la vida del niño pueden llegar a ser muy graves, quizá no a corto plazo, pero sí claramente a largo plazo, desarrollando un bajo nivel de calidad de vida.

La obesidad es un factor de riesgo determinante para todo tipo de enfermedades crónicas como hipertensión arterial, enfermedades cardio-respiratorias, diabetes, accidentes cerebro-vasculares, cáncer, problemas osteo-articulares y musculares, así como el trastorno de otras funciones fisiológicas como el sueño o la menstruación, siendo mínimos los órganos o sistemas que no se ven afectados por la obesidad.

Habría que añadir además a estos problemas los trastornos psicológicos que conlleva la obesidad, provocados por la baja autoestima, los problemas para relacionarse con los demás, el rechazo social, depresión, etc. Diversos estudios han demostrado que los niños pequeños asocian características negativas de la personalidad con la obesidad (ser perezoso, sucio, poco inteligente, etc.), y otros estudios encontraron una asociación estadísticamente significativa entre la depresión y un mayor IMC, especialmente en niñas adolescentes. Es entre adolescentes donde la obesidad provoca con mayor frecuencia ser objeto de burla, aumento de las ideas suicidas e intentos de suicidios (6).