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Caso clínico: Prurigo del embarazo

Caso clínico: Prurigo del embarazo

Resumen

Se presenta el caso de una mujer embarazada de 17 semanas, con presencia de granos en tronco y extremidades superiores. Acompañado de abundante prurito.

Autora: Ana Belén Fuertes Hernández. Graduada en Enfermería por la Universidad de Zaragoza.

Palabras clave: prurito, embarazo, dermatosis.

Se presenta el caso de una mujer de 33 años, primigesta, embarazada de 17 semanas. La paciente tiene constantes estables, controles analíticos de la gestación normales, peso adecuado y con un correcto control de la gestación.

No antecedentes médicos, ni alergias conocidas hasta la fecha.

No fumadora.

La paciente observa la presencia de  unos pequeños granos en la zona abdominal, acompañados de prurito (el aspecto de los mismos era similar a la picadura de un insecto), por lo que la mujer no le da importancia y los asocia a una irritación provocada por el sudor nocturno.

No había ingerido ningún alimento nuevo, ni había aplicado cremas, geles o productos de limpieza nuevos.

Lesiones que van emergiendo cada vez más. Se extienden del abdomen al tórax, brazos y muslos. Acompañadas de un prurito constante, que no permite a la embarazada descansar y produce episodios de desasosiego ante tal situación.

Motivo por el cual, solicita anticipar la consulta con su matrona y así comentarle la situación tan insoportable que está sufriendo. Tras conocer el caso, le recomienda la aplicación de talco, con la finalidad de secar las lesiones y de este modo el prurito desaparecerá.

Tras una semana aplicándose lo pautado, los granos y el picor no desaparecen, sino que van en aumento. Realiza una nueva consulta tanto a la matrona, como al médico de familia, sin ninguna solución al problema.

La mujer y su pareja deciden visitar al dermatólogo, ya que los picores no cesan, los granos no disminuyen y la ansiedad y nerviosismo de la mujer van en aumento. La mujer se muestra muy susceptible ante la situación de  no poder descansar por los abundantes picores nocturnos.

Tras conocer la historia de la evolución y valorar las lesiones, la mujer es diagnosticada de prurigo del embarazo.

El tratamiento prescrito por parte del facultativo es:

– Furoato de mometasona c/12 horas, loción para aplicar en las zonas con presencia de granos.

– Loratadina; 1 comprimido c/24 horas por la noche, para aliviar los picores.

Pasadas las primeras 48 horas tras iniciar el tratamiento, la paciente presenta menos granos y los picores han disminuido considerablemente.

A continuación se explican las generalidades del prurigo del embarazo.

El periodo de la gestación conlleva alteraciones y  produce cambios vasculares, metabólicos, endocrinos e inmunológicos, que hacen que la mujer sea muy susceptible a una serie de cambios cutáneos. Pudiendo ser algunos de ellos fisiológicos y otros patológicos.

Consecuencia de ello, aparecen las dermatosis del embarazo, cuando se habla de este tipo de dermatosis recalcar que solamente aparecen en el embarazo o en el postparto inmediato.

La clasificación de las dermatosis hasta el momento ha sido muy compleja, siendo la siguiente:

– Herpes gestationis.

– Erupción polimorfa del embarazo.

– Foliculitis del embarazo.

– Prurigo del embarazo.

El Prurigo del Embarazo (PE) tiene una etiopatogenia desconocida, aunque se relaciona con una predisposición personal y cierta atopia.

El PE, también conocido como prurigo de inicio precoz o prurigo de Besnier, lo describió en 1904.

La prevalencia es de 1 de cada 300 embarazadas.

Clínicamente, aparecen unas pequeñas pápulas en el segundo trimestre del embarazo, lesiones de 1-2mm agrupadas, con excoriaciones y costras. La localización de las mismas es de forma simétrica, preferentemente en miembros inferiores, que pueden extenderse a tronco, brazos y  dorsos de manos y pies.

No obstante en los casos más graves la afectación también es en hombros, región escapular y tórax, ya que las lesiones pueden ir avanzando conforme evoluciona la gestación.

Durante la presencia de las pápulas, la mujer tiene abundantes picores, síntoma que no es específico de esta patología, puesto que de un 3 a un 15% de mujeres  lo sufren en algún momento de la gestación.

Los picores no ceden mientras están presentes las lesiones, en muchos casos las lesiones no desaparecen hasta que no llega a término el embarazo.

En ocasiones se solicitara a la mujer una analítica (se observara la ausencia de alteraciones hepáticas), para descartar otras patologías.

El objetivo del facultativo es calmar el picor de la embarazada, por ello los fármacos a pautar serán; corticoesteroides tópicos, emolientes, antihistamínicos y antipruriginosos.

La mujer debe permanecer tranquila, porque tanto el feto como ella no sufren ninguna alteración en dicha patología.

En casos de una nueva gestación es muy rara una recidiva.

Bibliografía

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