Inicio > Enfermedades infecciosas > Hidatosis

Hidatosis

Hidatosis

RESUMEN
La Hidatidosis es una enfermedad endémica en varios países del mundo. Se trata de una parasitosis causada por cestodos del género Echinococcus. Son cuatro las especies más importantes desde el punto de vista de salud pública, y por su distribución e impacto económico a nivel mundial. Echinococcus granulosus y Echinococcus multilocularis son los más frecuentes, causantes de equinococosis quística y equinococosis alveolar respectivamente. Echinococcus vogeli y Echinococcus oligarthrus dan lugar a equinococosis poliquística y se han reportado con mucha menor frecuencia en el humano.
Dicha enfermedad está relacionada con la ganadería en régimen extensivo o con infraestructuras sanitarias deficientes, asociadas generalmente a bajos niveles socioeconómicos y a la ausencia de educación sanitaria.

PALABRAS CLAVE
Infección, bacteria, transmisión, cuidados.

AUTORES: Sara Pérez Mateo 1 Elena Alloza García 2 María Bielsa Miñana 3 Beatriz Pinto Rodríguez 4
1 Sara Pérez Mateo. Graduada en Enfermería. Enfermera en Hospital Psiquiátrico Prisma de Zaragoza.
2 Elena Alloza García. Graduada en Enfermería. Enfermera en Mas Prevención de Zaragoza.
3 María Bielsa Miñana. Diplomada en Enfermería. Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.
4 Beatriz Pinto Rodríguez. Diplomada en Enfermería. Enfermera con plaza en propiedad en Can Misses de Ibiza. Enfermera en Hospital Can Misses de Ibiza.

MARCO TEÓRICO
Recuerdo epidemiológico

La forma habitual de transmisión de la hidatidosis es a través de un ciclo doméstico mantenido entre perros y otros cánidos (hospedador definitivo) y animales herbívoros, ganado ovino, vacuno y otros (hospedador intermediario). Los huevos son expulsados en las heces de los cánidos y pueden sobrevivir varios meses en pastos y jardines. El hombre adquiere la infección al ingerir de forma accidental alimentos, agua, tierra o fómites contaminados con los huevos del parásito procedentes de las heces del perro (forma indirecta), o bien mediante el paso de esas heces a la boca a través de manos o de objetos contaminados (forma directa). Dicha enfermedad no se transmite directamente de persona a persona, ni de un hospedador intermediario a otro. (1,2)
En 1960 se estableció por primera vez en España un plan de prevención y control de la Hidatidosis, que es llevada a cabo por instituciones como: Dirección General de Sanidad y la Inspección General de Investigación y Enseñanza la cual tiene la función de recoger los datos epidemiológicos de dicha enfermedad. El 15 de Enero de 1982 se incluye la Hidatidosis como enfermedad de declaración obligatoria. (3)

En España la incidencia de dicha enfermedad tiende a disminuir, desde una tasa de 2.25 casos/100.000 habitantes en 1985, hasta una tasa de 1.01/100.000 habitantes en 1996. Los datos son muy variables según la zona geográfica a la que se refiera el estudio, hay mayores incidencias en países subdesarrollados (África subsahariana, Sudamérica y Asia) de 1 a 220 casos/100.000 habitantes.

La Hidatidosis es también una de las principales zoonosis en países desarrollados. Aparece un resurgimiento, probablemente por una menor atención en su prevención. A partir de 2002 hay un aumento de los casos por lo anteriormente dicho. Los casos aumentan a 2.84/100.000 habitantes, disminuyendo en 2003 a 2.11 y en 2004 a 2.00 para volver a aumentar en 2006 a 2.97/100.000 habitantes. (4)

Clínica

La hidatidosis (Equinococosis) en humanos es la infección provocada por el estado larval (metacestode), que puede resultar una enfermedad grave y mortal. Existen dos tipos:

• Equinococosis primaria: los metacestodes pueden desarrollarse en varios sitios del cuerpo humano, una vez infectado, siendo el hígado y el pulmón los órganos más afectados. (5)
• Equinococosis secundaria: causada por la diseminación del material del metacestode hacia sitios cercanos u órganos distantes.

Los sujetos infectados cursan asintomáticos durante meses, años o de por vida. Las manifestaciones clínicas dependen del órgano afectado, presencia de complicaciones, el número de quistes, su tamaño, desarrollo (actividad o inactividad) y la presión ejercida sobre tejidos u órganos adyacentes. El principal mecanismo patógeno de esta estructura es mecánico, debido a que es una masa ocupante que puede causar desplazamientos muy importantes. Cabe recordar que los quistes localizados en cerebro o a nivel ocular pueden dar lugar a manifestaciones clínicas tempranas. (6)

Las formas asintomáticas se clasifican en:

• Síndrome tumoral: aumento del volumen del órgano afectado provocando una comprensión de los órganos vecinos, llegando a ser palpable.
• Síndrome doloroso: hay destrucción del parénquima afectado.
• Síndrome de hipersensibilidad: provoca prurito, urticaria, asma, shock y muerte.

Los síntomas más frecuentes se producen en el quiste hepático e incluye dolor en el hipocondrio derecho, masa palpable, ictericia y fiebre. (6)
La infección se presenta con un síndrome febril con deterioro del estado general. En caso de ruptura del quiste a la cavidad abdominal se puede manifestar como un cuadro de abdomen agudo o por un cuadro de reacción anafiláctica.

Cuando los quistes se rompen, en forma espontánea o secundaria a un traumatismo o cirugía, puede provocar la siembra y formación de nuevos quistes (hidatidosis secundaria múltiple), también pueden infectarse o provocar reacciones anafilácticas.

Se debe sospechar hidatidosis en:

Toda persona sintomática o no con presencia de masa quística (única o múltiple) localizada en el abdomen o tórax, o en otra localización y asociado con antecedentes epidemiológicos (lugar de origen, contacto con perros, existencia de otros familiares con hidatidosis. (12)

La complicación más frecuente de la Hidatidosis es la rotura del quiste, que puede ser:

• Contenida: solo se produce rotura del endoquiste que provoca su colapso.
• Comunicada: la presión del líquido hidatídico es mayor que la biliar o del árbol bronquial, por lo que tiende a salir provocando en ocasiones la obstrucción de la vía biliar (ictericia obstructiva, colangitis) u originando la vómica.
• Directa; en la cavidad pleural o peritoneal, originando una siembra y con gran riesgo de anafilaxia.
• Infección: suele plantear un diagnóstico diferencial con la colangitis aguda.
• Absceso frío: infección del endometrio, de poca sintomatología que presenta un cuadro solapado y progresivo.
• Absceso agudo: cuadro séptico muy sintomático, fiebre alta en aguja, leucocitosis y gran compromiso del estado general.
• Pioneumoquiste: infección por anaerobios, por lo que podemos observar gas en la cavidad peritoneal del quiste.

Los quistes pulmonares suelen presentar tos, vómicas asociadas a hemoptisis, ya que un 50% de las lesiones pulmonares se encuentran complicadas al momento del diagnóstico. (6)

Diagnóstico quiste hidatídico

El diagnóstico se basa fundamentalmente en los hallazgos clínicos, la serología y las técnicas de imagen, así como la historia clínica, es decir, si ha estado en contacto con perros, zorros o ganado en los últimos 5 o 10 años ( antecedentes epidemiológicos positivos ). El diagnóstico de certeza viene determinado por el hallazgo del parásito en el examen microscópico del fluido del quiste hidatídico o en la muestra histológica. (7)

De los siguientes criterios clínicos, debe mantener al menos uno de los siguientes:

• Reacción anafiláctica debida a la ruptura del quiste.
• Masa quística sintomática diagnosticada mediante técnicas de imagen.
• Quiste diagnosticado de forma incidental mediante técnicas de imagen en un paciente asintomático.

En la serología se utilizan varias técnicas como inmunoadsorción enzimática (ELISA), hemaglutinación indirecta (HAI), aglutinación con látex e inmunoelectroforesis. La determinación de IgE e IgG específicas no presentan ventajas sobre el resto de técnicas serológicas; suelen verse elevaciones en presencia de ruptura del quiste hidatídico.
El inmunodiagnóstico es de bastante utilidad frente a imágenes sospechosas o frente al diagnóstico diferencial de una lesión tumoral. (8)