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Atención de Enfermería en el parto extrahospitalario

Atención de Enfermería en el parto extrahospitalario

Resumen

El parto es un proceso fisiológico y su atención por parte del profesional ha de basarse en acompañar a la mujer y vigilar que siga su curso normal, consiguiendo un equilibrio entre la seguridad y el mínimo grado de intervención posible.

El parto extrahospitalario se considera una urgencia porque se presenta de forma inesperada. Es considerado una urgencia obstétrica puesto que debe ser atendido fuera de las condiciones ideales de una sala de partos.

Gutiérrez-Ausejo1 y D. Latasa-Abancéns2

1   Diplomada en Enfermería. Especialidad en Enfermería quirúrgica. Complejo Hospitalario de  Navarra

2    Licenciado en medicina. MIR Ortopedia y Traumatología. Complejo Hospitalario de Navarra.

 

Palabras clave

Parto extrahospitalario, complicaciones, urgencia obstétrica

Introducción

El parto de considera un proceso fisiológico dentro de la naturaleza y que normalmente, en España, suele tener lugar en el medio hospitalario, por lo que pasa a ser un proceso controlado. Cuando se presenta un parto de forma inesperada fuera del hospital, ya sea en el domicilio, en la calle o en cualquier otro entorno, se carece del respaldo y de la garantía que  ofrece la tecnología y los medios de una sala de partos. Aunque el parto extrahospitalario sea una situación que se presenta con una incidencia muy baja, es una situación que genera mucha ansiedad al equipo sanitario que lo atiende y que conlleva la atención conjunta de dos pacientes, tanto de la madre como del neonato. Las causas más frecuentes de parto de urgencia extrahospitalario son: el parto precipitado, el parto pretérmino y el parto de la gestante con problemas psicosociales.

Todo personal sanitario puede estar involucrado en la atención de un parto inminente, por ello el personal de Enfermería que desarrolla su actividad profesional en el ámbito de urgencias, tiene que tener unos conocimientos sobre la forma de actuación, las técnicas de asistencia a un parto y las maniobras adecuadas para resolver cualquier tipo de incidente, así como estar entrenado en reanimación y estabilización neonatal y conocer el funcionamiento de todo el material que sea empleado. Del mismo modo, los profesionales deberían ser capaces de valorar no solamente cuando una gestante en trabajo de parto puede ser evacuada a un hospital y en qué condiciones debe hacerse, sino también cuándo se debe tomar la decisión de asistir el parto en el lugar donde éste se produzca.

Dentro de la ambulancia, el responsable será aquel con más experiencia, que coordinará al resto de los miembros del equipo, generalmente será el médico, el enfermero será el encargado de preparar y administrar la medicación y una tercera persona para monitorizar o realizar el masaje cardiaco si fuera necesario, en líneas generales.

Objetivos

  • Elaborar una guía rápida de actuación ante un parto inminente fuera del hospital que proporcione al personal de Enfermería los conocimientos sobre la actuación y las técnicas necesarias para atender a dicho parto de forma que se garantice la salud de la mujer y del recién nacido.
  • Conocer las técnicas y actuaciones para la asistencia a la gestante durante las tres fases del parto y el postparto inmediato en un parto de urgencia extrahospitalario.

Material y Métodos

El presente artículo está centrado en un tema actual, la atención de Enfermería de un parto fuera del hospital en el contexto de la urgencia extrahospitalaria, una realidad poco frecuente pero que supone todo un reto para el personal de emergencias cuando asiste a una gestante. Está planteado sobre una revisión bibliográfica de la evidencia científica que a criterio de los autores resulta más relevante en el campo de estudio por lo que carece de hipótesis experimental.

Resultados

Atención a la gestante

Se denomina parto de emergencia a aquel que se presenta de forma inesperada y no se ha planeado previamente. Estos partos suelen ocurrir en mujeres multíparas. Las contracciones son tan fuertes, violentas y seguidas, que las mujeres dan a luz en muy poco tiempo (menos de 1 hora en multíparas y 3 horas en nulíparas). Es lo que se denomina en obstetricia un parto precipitado. Hay que tener en cuenta en este tipo de partos el sufrimiento fetal debido a la hiperdinamia y las alteraciones patológicas que pueden producirse debidas al vaciamiento rápido del útero y a las contracciones tan intensas sufridas.

Para ello debemos estar preparados y reconocer cuando nos encontramos ante un parto inminente. Debemos tener en cuenta algunas definiciones:

  • Parto: expulsión o salida del feto fuera de la cavidad uterina una vez que es viable (>24 semanas y >600gr)
  • Parto eutócico: parto a término (37-42 semanas), por vía vaginal y con presentación cefálica
  • Inicio del parto: contracciones rítmicas e intensas, al menos 2 cada 10 minutos; con el cuello borrado al menos un 50% y dilatado 2 o más cm
  • Parto de urgencia: el que se presenta de forma inesperada y no prevista
  • Parto inminente: aquel que va a tener lugar de forma inmediata, en pocos minutos. Los signos son:
    • abombamiento perineal
    • coronamiento fetal visible
    • contracciones rítmicas cada 2-3 minutos intensas y duraderas
    • necesidad incontrolable de pujar
    • urgencia defecatoria o emisión de heces coincidiendo con una contracción
    • rotura tempestiva de la bolsa
    • dilatación completa

Se debe tranquilizar a la mujer y colocarla de la forma más cómoda posible, analizar la situación geográfica y valorar la distancia al centro hospitalario más cercano. Si nos encontramos en la ambulancia debemos controlar la temperatura de ésta para mantener un entorno cálido adecuado para el nacimiento del bebé. Se comenzará con una valoración inicial de la parturienta, obteniendo y documentando antecedentes e historia obstétrica actual GAVPC (gestaciones, abortos previos, hijos vivos, partos y cesáreas) valorando la frecuencia y la duración de las contracciones, la evidencia de sagrado vaginal, rotura de bolsa, color y cantidad de líquido amniótico. Habrá que monitorizar la TA, FC, FR, ECG, SatO2, Tª y glucemia. El proceso del parto consta de 3 etapas:

  • Primera etapa: borramiento y dilatación cervical
  • Segunda etapa: expulsivo
  • Tercera etapa: alumbramiento
  1. Asistencia en el periodo de dilatación

Cuando nos encontramos a una mujer en el medio extrahospitalario en fase activa de contracciones hay que valorar el traslado a un hospital en función de la fase de parto en la que se encuentre y la distancia al hospital. En el caso de que se decida la atención in situ, colocaremos a la paciente en posición ginecológica, es decir, decúbito supino con las piernas separadas y flexionadas. Si es posible se incorporará el respaldo de la camilla 45º para ayudarla con los esfuerzos del expulsivo. Si estamos en la ambulancia, la colocaremos con los pies en dirección de la marcha para tener espacio suficiente para atender al parto. Se canalizará una vía periférica para la administración de sueroterapia y medicación. Con la paciente ya monitorizada, se monitorizará si es posible la frecuencia cardiaca fetal entre contracciones.

Lo primero que debemos hacer será una exploración vaginal utilizando guantes estériles para comprobar que la dilatación es completa y la cabeza ha descendido. Si nos encontramos ante un caso de placenta previa, nunca deberemos hacer tacto vaginal. Puede que la bolsa del líquido amniótico aún no esté rota; en este caso se procederá a romperla (amniotomía) con precaución de no hacerlo durante una contracción para evitar un prolapso de cordón. Para romperla, primero hay que localizarla. La reconoceremos en la exploración vaginal como un polo dentro del cuello del útero. Utilizaremos para ello una lanceta larga. Con la mano derecha haremos el tacto vaginal hasta localizar el polo con los dedos, deslizaremos entre ellos la lanceta y romperemos la bolsa. Hasta que el líquido deje de salir mantendremos los dedos dentro del orificio externo del cuello para asegurarnos de que el cordón no sea expulsado. Al salir el líquido amniótico debemos controlar el color y la cantidad.

En este momento si la paciente no fuera capaz de vaciar la vejiga por sí misma colocaremos una sonda vesical o una sonda femina. Aprovecharemos para rasurar el periné en la zona mediolateral derecha, que será la zona en la que realizaremos la episiotomía en el caso de que fuera necesario.

En muy importante ayudar bien a la mujer. Controlaremos las contracciones colocando una mano sobre su abdomen, y cuando tenga una, debemos animarla a empujar durante el mayor tiempo posible para aprovechar al máximo la contracción.

Cuando el periné comience a abombarse y a asomar el comienzo de la cabeza fetal, deberemos plantearnos si hacer o no una episiotomía. Se realizará en caso de poca distensión perineal (perinés rígidos), macrosoma, urgencia en la extracción fetal (bradicardia fetal, meconio intenso) o presentación de nalgas. Existen dos tipos de episiotomía: central y medio lateral. La incisión central va recta desde la vagina hasta el ano; la incisión medio lateral se hace en ángulo desde la vagina al ano. Esta última es la que se considera que tiene menos riesgo de desgarrarse pero es más difícil de reparar y tarda más en cicatrizar que la central. Para realizarla, será conveniente poner anestesia local (10cc de lidocaína al 2%) y esperar a que la fuerza del pujo materno sobre el feto, haga que la cabeza abombe el periné lo suficiente como para que sea lo más fino posible (será menos doloroso y sangrará menos). En ese momento introduciremos los dedos índice y anular de la mano izquierda en la vagina por detrás de donde vamos a proceder a hacer la episiotomía, y ayudándonos del pulgar sujetaremos la zona, mientras que con la mano derecha y unas tijeras estériles procederemos a hacer el corte.