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Hepatitis alcohólica: generalidades y cuidados de Enfermería

Hepatitis alcohólica: generalidades y cuidados de Enfermería

Resumen:

La hepatitis alcohólica es un tipo de inflamación del hígado originada por el consumo excesivo de alcohol, y que cursa con diferentes manifestaciones clínicas donde destaca la ictericia. Para que su evolución sea favorable es importante que se elimine el consumo de alcohol, por lo que es el tratamiento de primera línea. Su pronóstico depende de su gravedad y de la eliminación o no de hábitos tóxicos.

Autores:

Rosa María Ruiz García. Graduada en Enfermería.

Sara Garrido Manové. Graduada en Enfermería.

Lorena del Rocío Padilla Camacho. Graduada en Enfermería.

 

Palabras clave: hepatitis, hepatitis alcohólica, tratamiento, cuidados, diagnóstico.

Definición:

La hepatitis es una enfermedad que se caracteriza por una inflamación del hígado. Sus causas son diversas, destacando las infecciones por virus como la más común. No obstante, existen otros tipos de hepatitis no víricas que se originan por diversos factores como una respuesta autoinmune donde las células inmunitarias atacan al hígado, consumo de ciertos medicamentos, o el consumo de tóxicos como el alcohol, el cual se trata.

Así, la hepatitis alcohólica es la inflamación del hígado debido al consumo excesivo de alcohol, siendo la manifestación más severa de la hepatopatía alcohólica.

Factores de riesgo:

Aunque la causa más importante es el consumo excesivo de alcohol durante un tiempo prolongado, también influyen distintos factores:

  • Las mujeres son más propensas que los hombres a desarrollar esta enfermedad.
  • Se ha comprobado que el tipo de alcohol también tiene influencia en la aparición de la patología, de forma que el vino es menos perjudicial que la cerveza o licores.
  • Beber sin consumir a la vez comida.
  • El estado nutricional también influye, de forma que las personas desnutridas y las obesas son más susceptibles para sufrirla.
  • Se ha evidenciado la presencia de polimorfismo en los genes que participan en la metabolización del alcohol.

Cuadro clínico:

La hepatitis alcohólica puede cursar con diversos signos y síntomas, más o menos graves, entre los que se encuentran:

  • Ictericia.
  • Fiebre.
  • Hepatalgia (dolor en el hígado).
  • Ascitis.
  • Astenia.
  • Anorexia.
  • Náuseas.
  • Vómitos.
  • Encefalopatía con alteración del estado mental, destacando la confusión.
  • Hemorragia gastrointestinal.
  • Insuficiencia hepática.

Diagnóstico:

En primer lugar es necesario llevar a cabo una valoración integral del paciente, detectando posibles manifestaciones clínicas y comprobando su historia clínica para observar posibles factores de riesgos. Además, son necesarias distintas pruebas para detectar correctamente la enfermedad. Así es importante realizar analíticas de sangre con hemograma completo.

En el mismo se pueden observar distintas alteraciones: presencia de neutrofilia, aspartato aminotransferasa elevado, bilirrubina elevada, albúmina sérica disminuida, tiempo de protrombina prolongado, aumento de leucocitos periféricos y aumentos de creatinina sérica.

Por otro lado, también pueden realizarse ecografías, resonancias magnéticas o tomografías computarizadas del abdomen, para detectar inflamación, obstrucción biliar, ascitis, esplenomegalia, trombosis venosa portal, hepatocarcinoma o hipertensión portal (Asociació Catalana de Malalts d’Hepatitis, 2013), y así poder descartar otras alteraciones hepáticas. Asimismo, cuando el diagnóstico clínico no está aún claro o las manifestaciones no son típicas, se recurre a la biopsia para realizar un diagnóstico definitivo.

Tratamiento:

En primer lugar es necesario dejar de consumir alcohol para que se pueda revertir el daño y/o se eviten mayores complicaciones.

Asimismo, suelen recetarse algunos medicamentos para disminuir la inflamación, donde destacan los corticoesteroides, como la prednisona, respecto a los cuales se ha comprobado una disminución significativa de la mortalidad. No obstante, aumentan el riesgo de infección y de hemorragias gastrointestinales, por lo que se deben vigilar exhaustivamente los síntomas. Además, para pacientes que no toleran o no responden a los corticoesteroides, como aquellos que poseen infección o sepsis, se ha comprobado que la administración de pentoxifilina es eficaz.

Es común que exista desnutrición o mala nutrición en estos enfermos, por lo que se ve necesario administrar suplementos vitamínicos y nutritivos. Además, en pacientes con dificultad para comer, puede ser necesario colocar una sonda nasogástrica.

Por otro lado, en los casos más graves, puede ser necesario realizar un trasplante.

Para determinar cuál es el tratamiento más adecuado, es necesario determinar la gravedad de la enfermedad, y para ello se emplean diferentes recursos entre los que se encuentran dos escalas que han demostrado ser eficaces, el Índice de Maddrey y la escala MELD (Model for End stage Liver Disease).

Pronóstico:

El pronóstico de la enfermedad depende de la gravedad de la misma y de la capacidad de abstinencia que posea la persona. De forma que si es leve y deja de beber, es bueno; pero si no deja de beber, la enfermedad se agrava y puede originar cáncer hepático y/o encefalopatía hepática, provocando daño cerebral, pudiendo llegar al coma.

Cuidados de Enfermería:

Tanto desde atención primaria como desde especializada la Enfermería tiene un papel importante para el tratamiento de la enfermedad y la prevención de complicaciones:

  • Realización de valoraciones para ver las necesidades que posee el paciente.
  • Control de constantes vitales.
  • Vigilar signos de infección.
  • Administración de medicación.
  • Colocación de sonda nasogástrica si se precisa y administración de nutrición.
  • Establecer un clima de confianza con el paciente y la familia.
  • Facilitar la toma de decisiones en colaboración y proporcionar la información solicitada por el paciente.
  • Fomentar la sustitución de hábitos indeseables por hábitos deseables.
  • Remitir a grupos de autoayuda si procede.
  • Proporcionar información objetiva respecto al diagnóstico, tratamiento y pronóstico.
  • Llevar a cabo una correcta educación de la salud, donde se le enseñe los signos y síntomas de la enfermedad, las posibles complicaciones, y medidas para prevenirlas, y los autocuidados que se deben realizar.

Bibliografía:

Asociació Catalana de Malalts d’Hepatitis (2013). Hepatitis alcohólica [web]. Recuperado de http://asscat-hepatitis.org/otras-hepatitis/hepatitis-alcoholica/

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