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Terapia de presión negativa en heridas. Cuidados de Enfermería

Terapia de presión negativa en heridas. Cuidados de Enfermería

RESUMEN:

La Terapia por Presión Negativa (TPN) es un sistema de tratamiento no invasivo y dinámico que estimula la cicatrización de las heridas abiertas, aplicando presión negativa (subatmosférica) en la herida a través de un vendaje estéril bien cerrado. Con ello se ayuda a drenar las bacterias y extraer líquido de la herida, manteniéndola limpia.

AUTORES:

  • Laura Rodríguez Álvarez. Diplomada en Enfermería.
  • Elvira López Sánchez. Diplomada en Enfermería.
  • Eva Barroso Santamaría. Graduada en Enfermería.

PALABRAS CLAVE: Herida, presión negativa, bacterias, exudado.

INTRODUCCIÓN:

El tratamiento mediante la Terapia por Presión Negativa (TPN) ha mejorado los resultados del cuidado de las heridas y ha originado cambios espectaculares en la práctica clínica.

Este tratamiento debe estar prescrito por un médico y debe formar parte de un plan de tratamiento personalizado e integral y está indicado tanto en heridas agudas como en heridas crónicas.

Este importante avance en el cuidado de las heridas mejora las tasas de cicatrización, reduce la duración de la hospitalización y, en los casos de mediastinitis y heridas abdominales abiertas, reduce la mortalidad de los pacientes.

Esta terapia favorece la cicatrización de las heridas porque hay un aumento del flujo sanguíneo a nivel local, una reducción del edema y una estimulación de la formación de tejido de granulación.

Es un procedimiento eficaz en tratamiento de heridas complejas con escasa tendencia a la curación espontánea, heridas que no responden al tratamiento convencional.

La Terapia por Presión Negativa (TPN) requiere una menor manipulación de las heridas, por lo que se reduce notablemente el riesgo de infección. En esta terapia se utiliza un apósito de esponja que se recorta según la forma y tamaño de la herida.

A) OBJETIVOS DEL TRATAMIENTO:

  • Mejorar las tasas de cicatrización.
  • Eliminar el exceso de exudado que afecta a los cuidados de la piel.
  • Disminuir el riesgo de infección de la herida.
  • Disminuir la estancia hospitalaria.

B) MECANISMOS DE ACCIÓN:

  • Reduce el edema local.
  • Estimula el flujo sanguíneo.
  • Estimula la formación de tejido de granulación.
  • Reduce la colonización bacteriana.
  • Crea un ambiente húmedo para cicatrización, a la vez elimina el exudado y los esfacelos.
  • Mejora la migración epitelial.
  • Aplica presión negativa para tensar uniformemente una herida.

C) HERIDAS SUSCEPTIBLES AL TRATAMIENTO:

  • Heridas crónicas.
  • Heridas complicadas de larga duración.
  • Terapia adyuvante a la cirugía para injertos o colgajos.
  • Heridas profundas con abundante exudado.
  • Heridas post-traumáticas.
  • Heridas secundarias a infecciones sépticas.
  • Tratamiento de quemaduras subdérmicas profundas.
  • Dehiscencias de evolución tórpida.
  • Heridas quirúrgicas.
  • UPPs de grado III y IV.
  • Úlceras venosas.
  • Úlceras neuropáticas (diabéticas).

CONTRAINDICACIONES Y PRECAUCIONES A TENER EN CUENTA CON EL TRATAMIENTO

            Los pacientes con heridas y vasos débiles, suturados sin hemostasia adecuada, que estén tomando anticoagulantes o inhibidores de la agregación de plaquetas, corren el riesgo de sufrir una hemorragia por lo que deben ser vigilados exhaustivamente por si la hubiera, debiendo ser interrumpida inmediatamente la terapia.

CONTRAINDICACIONES:

  • Malignidad de la herida.
  • Fístulas a órganos o cavidades corporales.
  • Tejido necrótico o escarificación presente (previamente desbridar).
  • Osteomielitis sin tratar.
  • Arteria o venas expuestas.

PRECAUCIONES:

  • Sangrado activo.
  • Pacientes tratados con anticoagulantes.
  • Hemostasis de heridas difíciles.
  • Importante mantener la presión correcta.
  • Pacientes mal nutridos no tratados.
  • Pacientes problemáticos o no colaboradores.

Las posibles complicaciones que nos podemos encontrar en pacientes con Terapia por Presión Negativa (TPN) continua, son entre otras:

  • Intolerancia de la piel debido a los cambios frecuentes de apósitos.
  • Intolerancia de la piel del paciente a la lámina selladora o film adherente.
  • Riesgo de aparición de úlceras por decúbito en el entorno de la lesión por presión del tubo de drenaje.
  • Aparición de olor intenso.
  • Aparición de dolor por exceso de presión negativa.
  • Aparición de hemorragia, sobretodo en pacientes sometidos a tratamientos anticoagulantes o después de un desbridamiento cruento.

DIAGNÓSTICOS DE ENFERMERÍA MÁS FRECUENTES EN TERAPIA POR PRESIÓN NEGATIVA (TPN)

  • Deterioro de la integridad tisular.
  • Deterioro de la integridad cutánea.
  • Riesgo de infección.
  • Deterioro de la movilidad física.
  • Dolor agudo.
  • Déficit de autocuidado: baño/higiene.
  • Déficit de autocuidado: vestido y acicalamiento.

PROCEDIMIENTO DE LA TERAPIA DE PRESIÓN NEGATIVA.

VALORACIÓN DE ENFERMERÍA:

Debemos valorar el estado general del paciente, detectando las necesidades que presenta además de los factores de riesgo que puedan retardar la cicatrización. Registraremos las características propias de la lesión , su localización, tamaño y forma, estado de los bordes, profundidad de la herida y características del exudado. Por último realizaremos una valoración psico-social del paciente.

INFORMACIÓN Y ENSEÑANZA:

Le explicaremos al paciente o cuidador principal, el procedimiento del cuidado de la herida, antes y durante la realización del mismo, solicitando su implicación. Los prepararemos psicológicamente para evitar el miedo, la angustia, ansiedad, ect. Debemos insistir en que nos comunique cuanto antes cualquier anomalía que detecte, dolor, mal funcionamiento del sistema, ect.

MATERIALES A USAR:

  • Gasas y apósitos estériles.
  • Guantes estériles.
  • Suero salino.
  • Tijeras estériles.
  • Bisturí.
  • Unidad de Terapia por Presión Negativa (TPN): apósito-esponja o gasas, lámina selladora films, disco almohadilla, colector y equipo VAC.

TÉCNICA:

  1. Explicar el procedimiento al paciente o cuidador principal y solicitar su colaboración.
  2. Lavado de las manos, antes y después del procedimiento, colocación de guantes.
  3. Levantar el apósito suavemente.
  4. Observar y verificar el estado de la herida. Valoración de Enfermería.
  5. Limpiar minuciosamente con suero salino, de dentro hacia fuera.
  6. Secar los bordes.
  7. Aplicación de la esponja o gasa en función del equipo a utilizar.
    1. Esponja: Seleccionaremos el tipo de esponja según la herida, la recortaremos según las características de la lesión. Hacer un corte en forma de cruz en la esponja para insertar el tubo de drenaje que conecta a la esponja con el aparato de vacío y aplicar la esponja en la herida.
    2. Gasa: Seleccionaremos el tamaño de la gasa, la recortaremos de forma que cubra toda la herida y la humedeceremos con suero fisiológico. La aplicaremos a la herida.
  8. Cortar la película adhesiva unos 5 cm mayor que la lesión para sellar correctamente.
  9. Pondremos la película adhesiva teniendo en cuenta que la piel de alrededor debe estar seca.
  10. Retirar las tiras adhesivas.
  11. Colocar la almohadilla-disco central con el tubo previo agujero en la esponja.
  12. Acabar de sellar.
  13. Conectar tubo apósito a tubo colector.
  14. Conectar la unidad de Terapia por Presión Negativa (TPN) y comprobar la terapia de presión prescrita.
  15. Comprobar su correcto funcionamiento.
  16. Cambiar apósito en 48 horas.

Durante la aplicación de este sistema veremos una progresión de la herida, está tendrá un color rojo vivo, se reducirá el volumen general de la misma y podemos verla sangrar ya que se formará tejido de granulación. A medida que pasa el tiempo el color de la herida puede empalidecer debido al aumento de colágeno. El exudado disminuirá gradualmente y el nuevo crecimiento epitelial deber ser evidente en los bordes viables de la herida.

Debemos tener en cuenta que la esponja o gasa no debe tocar la piel sana. Si existe tejido tendinoso y/o nervioso, pondremos una malla protectora, que está incluida en el Kit, entre tejido y gasa. Comprobaremos que las pinzas de los tubos están abiertas. La terapia puede ser continua o intermitente y las alarmas del VAC pueden saltar por presión baja, debido a una fuga, de colector lleno, por no activar la terapia o baja carga de batería.

La terapia la daremos por finalizada cuando se haya alcanzado el objetivo deseado o no haya muestra de progreso tras varias semanas de aplicación.

CONCLUSIÓN:

La terapia de Terapia por Presión Negativa (TPN) se ha convertido en una alternativa muy efectiva, ya sea para heridas agudas o crónicas. Este método no invasivo consigue favorecer la cicatrización de las mismas, estimulando la granulación del tejido y disminuyendo la carga bacteriana.

Se trata de un tratamiento más cómodo, ya que precisa de una cura cada 3-7 días, incluso se puede aplicar la terapia de forma ambulatoria, lo que supone un valor añadido tanto para la calidad de vida del paciente como para el coste económico.

La terapia de vacío nos ha ayudado a ofrecer una asistencia más completa a los pacientes, disminuyendo sus tiempos de estancia hospitalaria, optimizando recursos hospitalarios y evitando en muchos casos maniobras quirúrgicas más agresivas.

BIBLIOGRAFÍA:

  • World Union of Round Wheeling Sovietices (WUWHS). Principios de las mejores prácticas: Sistema de cierre al vacío: recomendaciones de uso. Documento de consenso. Londres: MEP, Ldt 2008
  • Smith & Nepe. Guía de aplicación y cuidados. Utilización del sistema RENASYS de terapia de Presión Negativa en el tratamiento de heridas.
  • European Wound Management Association (EWMA). Documento de posicionamiento: La presión tópica negativa de heridas. Londres: MEP Ltd, 2007.
  • Buendía Pérez, J; Vila Sobral, A;  Gómez Ruiz, R;  Qiu Shao, S.S; Marré Medina, D; Romeo, M;  Rodríguez-Losada Marco, G; Aubá Guedea, C; Hontanilla Calatayud, B; Tratamiento de heridas complejas con terapia de presión negativa. Experiencia en los últimos 6 años en la Clínica Universitaria de Navarra, Pamplona (España).