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Plan de actuación en la vía intraósea

Plan de actuación en la vía intraósea

RESUMEN

Debido a la  importancia de que la vía intraósea es la vía alternativa de elección en RCP y son funciones de Enfermería recogidas en las intervenciones NIC, su conocimiento, cuidado e inserción decidimos realizar nuestro trabajo de Enfermería.

Autores           

Antonio Castellano Cecilia, Diplomado Universitario en Enfermería.

María Dolores Sánchez Torrico, Diplomada Universitaria en Enfermería.

Fátima Ortiz Clemente, Diplomada Universitaria en Enfermería

PALABRAS CLAVE

Vía intraósea, urgencias, procedimiento

OBJETIVOS

Nuestro objetivo principal es dar a conocer el procedimiento de la vía intraósea, sus indicaciones, sus complicaciones o riesgos de uso y los cuidados de Enfermería que precisan al igual que la propia técnica en sí.

INTRODUCCIÓN

Ante una situación de urgencia vital es imprescindible disponer de un acceso venoso por el que se puedan administrar los fármacos y líquidos necesarios para recuperar al paciente. Es una de las funciones del diplomado en Enfermería el obtener un acceso vascular rápido y eficaz para garantizar la correcta administración del tratamiento indicado.

Los primeros estudios datan de 1922, Drinker y Doan sugieren el esternón como vía de acceso para transfusiones sanguíneas, y definen la vía IO como “una vena no colapsable”.

En 1934 Josefson administró con éxito derivados sanguíneos a través de una vía IO esternal. En los años 40 se sigue investigando en la infusión de fármacos a través de esta vía, tras la II Guerra Mundial, en 1944 Hamilton y Bailey describen un dispositivo para alcanzar la circulación sistémica a través del esternón.

El desarrollo de esta técnica llega de la mano de Orlowsky cuando  recomienda que en situaciones críticas el primer procedimiento sea administrar fármacos por vía intratraqueal o IO.

Entre 1985-1990, se realizan estudios (Rosetti-Glaeser) de la vía IO como alternativa a la vía venosa periférica (VVP), cuantificando el tiempo empleado en ello.

Estudios posteriores han confirmado la seguridad y eficacia de esta técnica, con gran velocidad de absorción y pocas complicaciones.

TÉCNICA INTRAÓSEA

El acceso intraóseo (IO), es un acceso vascular periférico de gran interés y de utilización creciente en las últimas décadas. Su utilización se basa en el hecho de que la cavidad medular está ocupada por una rica red de capilares sinusoides que drenan a un gran seno central, que no se colapsa con una rapidez similar a una vía venosa periférica.

La médula permite una perfusión rápida y completa de líquidos y medicamentos comparable al que se obtiene con una vía venosa periférica (VVP). Por lo tanto la médula ósea puede considerarse como una vena rígida que no se colapsa.

1.            INDICACIONES

En situaciones en las que, por la situación clínica del paciente, no se puede demorar en el tiempo la infusión de fármacos o soluciones IV, pero que bien por el colapso circulatorio del paciente, por la edad o por la anatomía del mismo es difícil o imposible de conseguir.

Permite un flujo similar a vía venosa periférica (VVP), administrándose todo tipo de fármacos y fluidos que en una VVP.

2.            CONTRAINDICACIONES:

Absolutas:

  • Fractura del hueso, hueso puncionado previamente por alto riesgo de extravasación.
  • Los huesos de aquellas extremidades cuyo recorrido venoso pudiera estar interrumpido por una lesión o traumatismo que impida el correcto retorno venoso, (en caso de traumatismo abdominal grave no puncionar en miembros inferiores).

Relativas:

  • Osteogénesis imperfecta.
  • Osteoporosis y osteopetrosis.
  • Celulitis, signos de infección.
  • Tumores óseos.

3.            TÉCNICA:

MATERIAL:

  • Aguja para punción intraósea
  • Antiséptico, de elección: clorhexidina.
  • Lidocaína 1% para pacientes conscientes.
  • Llave 3 pasos con alargadera.
  • Suero salino fisiológico (SSF).
  • Equipo de infusión.
  • Jeringas de 5 y 10ml.
  • Sistema de fijación (esparadrapo, anillo de Moldar, pinza de Kocher).
  • Guantes, gasas y paños estériles.

LUGAR DE PUNCIÓN:

El sitio elegido será aquel que ofrezca una superficie ósea próxima a la piel, que tenga una cortical muy fina y una médula amplia.

Menores de 6 años:

– Tibia proximal: línea media cara antero-interna tibial, 1-3 cm por debajo de tuberosidad tibial. Angulo de inserción: a 90º o ligeramente caudal.

– Fémur distal: 2- 3 cm del cóndilo externo.

– Otros lugares alternativos: tibia distal, cresta ilíaca, trocánter mayor.

Mayores de 6 años.

– Tibia distal: entre 1 y 2 cm por encima del maléolo interno, evitando la vena safena. También puede emplearse el maléolo externo.

– Cresta ilíaca: cara inferior espina iliaca, paciente en decúbito lateral.

– Esternón: 2-3º espacio intercostal, a 1cm a lateral a la línea media esternal, solo destinado para dispositivo FAST, tiene como inconveniente que interfiere en maniobras de RCP.

– Otras localizaciones menos frecuentes:

Calcáneo, humero proximal y cubito y radio distal.

PROCEDIMIENTO:

Se describe la técnica de forma general para cualquier lugar de punción con un dispositivo manual, pudiendo tener pequeñas variaciones en función del lugar de inserción y el dispositivo usado.

  • Identificar y preparar el lugar de punción y el material.
  • Se cogerá la aguja con la mano dominante, de manera que su empuñadura se sitúe en el talón externo (eminencia tenar),
  • pinzándola con firmeza con los dedos pulgar e índice a una distancia de 0,5-1 cm de la punta (como se coge un lápiz) para que, además, haga la función de tope o freno.
  • Se coloca la punta en el sitio elegido y se comienza a presionar sobre el manubrio manteniendo en todo momento la aguja perpendicular.
  • Después de haber perforado la piel, se nota un aumento de la resistencia, que indica que la punta está tocando la cortical del hueso.
  • A partir de entonces se recolocan los dedos que hacen de freno a sólo 2 o 3 mm de la superficie cutánea, se mantiene la presión y se ejerce un movimiento de rotación en ambos sentidos hasta notar una brusca pérdida de resistencia, generalmente se oye un “plop” característico, que indican que la cortical ha sido perforada.
  • Se retira el mandril, y se conecta la llave de 3 vías con alargadera purgada con Suero salino fisiológico (SSF).
  • Para confirmar que la posición es correcta se comprobará:
  1. a) que la aguja se sostiene firme e inmóvil;
  2. b) que se obtiene sangre o médula al aspirar con una jeringa cargada con suero (no siempre sucede), se puede usar para pruebas cruzadas y algunas determinaciones analíticas.
  3. c) la infusión de Suero salino fisiológico (SSF) no ofrece resistencia y no hay signos de extravasación.

FIJACIÓN:

  • Anillo de Moldar.
  • Pinza Kocher.
  • Cuando la aguja ha quedado firmemente colocada fijar el equipo o la alargadera con tiras de esparadrapo en el tercio medio de la pierna de manera que, si se tiene cuidado de no manipularla y protegerla de golpes, podría prescindirse de los dispositivos de sujeción, siendo esto de elección, ya que permite observar el lugar de inserción en todo momento y prevenir complicaciones.

4.            CUIDADOS DE ENFERMERÍA:

  • Se deben tomar siempre las precauciones universales de bioseguridad.
  • Registrar fecha y hora de inserción, incidencias y cuidados q se aplican.
  • Mantener permeable la vía con un Suero salino fisiológico (SSF) y dispositivos de presión externa si precisa.
  • Retirar a las 24 horas, existen registros de hasta 6 días colocado si complicaciones, pero debe considerarse como un acceso de urgencia, y en cuanto sea posible se canalizara una vía venosa periférica (VVP) o una vía central según necesidades del paciente.
  • Prevenir síndrome compartimental revisando periódicamente el aspecto de la piel y midiendo el perímetro de la extremidad. En cuanto existan signos de extravasación o de infección retirar.
  • Medir y registrar la temperatura y los pulsos periféricos de la extremidad.
  • Para retirar la vía habrá que desinfectar la zona según protocolo de la unidad y mantener presión con un apósito estéril durante 5 minutos, tras lo cual se colocará un apósito seco estéril y se vigilará periódicamente la zona.

5.            COMPLICACIONES:

Las complicaciones son escasas, generalmente por una mala técnica.

  • Extravasación, por una mala técnica o accidental.
  • Síndrome compartimental, por haber perforado de forma la cortical contraria. Es preciso vigilar a menudo el diámetro del miembro, sus pulsos, el color, la temperatura y el relleno capilar.
  • Fractura, no puncionar en la diáfisis, sobre todo en los niños muy pequeños. Debemos observar si aparece deformidad, dolor o inflamación y, ante la duda, hacer una radiografía.
  • La osteomielitis poco frecuente (0,6%) y se relaciona con las perfusiones hipertónicas y a presión, pero sobre todo por el uso prolongado de esta vía, que debe ser sustituida cuanto antes.
  • Los émbolos pulmonares de grasa o medula ósea, a pesar de que según algunos estudios aparecen en casi todos los animales sometidos a RCP y perfusión intraósea de fármacos de reanimación, nunca se ha podido demostrar que sean consecuencia exclusiva de la punción intraósea ni tampoco que tengan repercusión clínica.

Los teóricos trastornos del crecimiento óseo como consecuencia de la lesión del cartílago de crecimiento no han sido descritos cuando se han seguido las recomendaciones para elegir el sitio adecuado.

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