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La higiene en los pacientes hospitalizados por parte de Enfermería

La higiene en los pacientes hospitalizados por parte de Enfermería

Resumen:

La higiene del paciente hospitalizado se realiza con la finalidad de preservar la piel y las mucosas en buen estado, de esta manera conseguimos que lleven a cabo su función protectora correctamente. Esta técnica de Enfermería se ha ido delegando a la auxiliar de Enfermería con el paso del tiempo, probablemente debido a la sobrecarga de trabajo, pero no debemos olvidar que continúa formando parte de nuestra profesión.

Autores:

  1. Rodríguez Valiente, Sonia. Diplomada en Enfermería.
  2. Jara Valiño, Francisco Javier. Diplomado en Enfermería.
  3. Espina Rodríguez, María del Rocío. Diplomada en Enfermería.

Palabras clave: aseo, higiene, pacientes encamados.

Introducción:

La piel es una barrera del organismo, además del órgano más extenso del cuerpo. Las mucosas constituyen un papel primordial en la protección del cuerpo, por lo que la higiene es muy importante para que puedan cumplir sus funciones protectoras y evitar así la proliferación de bacterias.

La higiene del enfermo es fundamental para la prevención de multitud de complicaciones como son infecciones, úlceras por presión… Además durante su realización se contribuye a mejorar el bienestar del paciente, tanto físico como psíquico. Durante el lavado, debemos prestar atención y valorar el aspecto de la piel, vigilar la aparición de heridas o zonas de presión, de esta manera estimularemos y protegeremos la piel.

Procedimiento:

Los pasos a seguir para realizar la higiene del paciente encamado son los siguientes:

  1. Explicaremos al paciente lo que se le va a realizar y solicitaremos su colaboración en la medida de lo posible.
  2. Comprobaremos la temperatura de la habitación, que debe oscilar entre los 22º- 24º. Evitaremos que aparezcan corrientes de aire.
  3. Prepararemos todo el material necesario:
    1. Palangana con agua templada.
    2. Guantes desechables.
    3. Ropa limpia de cama.
    4. Esponjas jabonosas.
    5. Toallas
    6. Bolsa para la ropa sucia.
  4. Cerraremos la puerta y preservaremos la intimidad del paciente, ya sea aislándolo mediante una cortina o un biombo, manteniéndolo desnudo por poco tiempo.
  5. Una vez tenemos todo preparado, iniciaremos la higiene introduciendo las esponjas en el agua templada y limpiando en primer lugar la cara, evitando que entre jabón en los ojos, nariz y boca. Seguidamente iremos secando la cara.
  6. Continuaremos enjabonando la zona del cuello, axilas, brazos y torso. Insistiremos en los pliegues. Aclararemos y secaremos con la toalla. Iremos dejando la zona tapada con la toalla para evitar enfriamientos.
  7. Bajaremos hacia las extremidades inferiores, enjabonando, aclarando y secando.
  8. Tras esto, iniciaremos el lavado de los genitales, que se realizara de manera diferente (la esponja utilizada en esta parte se desechará):
    1. Hombres: Enjabonaremos la zona genital, retirando el prepucio, para realizar la higiene del glande de manera minuciosa. Tras ellos aclararemos y secaremos, volviendo a dejar el prepucio en su posición anterior.
    2. Mujeres: En este caso tanto al enjabonar como al aclarar y secar se realizara de arriba abajo, limpiando labios vaginales y meato urinario.
  9. Una vez tenemos la piel limpia por completo, aplicaremos hidratación dando masajes circulares para estimular la circulación sanguínea.
  10. Aplicaremos si fuese necesario aceites para proteger zonas de mayor presión, o incluso puede realizarse un vendaje protector.
  11. Vestiremos al paciente con la ropa limpia y cambiaremos la ropa de la cama.

Bibliografía:

  • Ochoa Montoya, B., Gía Belmuda, Y. Técnica de aseo del paciente encamado. Universidad nacional de Loja. Área de la salud humana. Loja 2010.
  • Arranz, A., Guillamas, C., Gutiérrez, E. El aseo de la persona enferma. Técnicas de Enfermería clínica. Ed. Editex, 1996: 46- 65.
  • Mayes, ME. Higiene personal de los pacientes. Manual para la auxiliar de Enfermería. Ed. Interamericana, 1988:107- 126.