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Cuidados de Enfermería en pacientes con anemia

La anemia consiste en una concentración baja de hemoglobina en sangre. No se trata de una enfermedad sino de un signo que puede estar provocado por múltiples causas que pueden ir desde una dieta insuficiente hasta la toma de ciertos alimentos o cualquier tipo de hemorragia.

Autores:

  1. Elena Pereira Jiménez DUE. Interclinik
  2. Ana Hermosín Alcalde DUE. Centro de diálisis Diaverum (Cartaya).
  3. Alejandro Núñez Márquez Hospital San Juan de Dios (Sevilla).

Resumen

Los síntomas más habituales son cansancio, taquicardia y palidez de piel entre otros. Se diagnostica a través de exploración física y análisis de sangre. El tratamiento incluye medicamentos para paliar estados carenciales y oxígeno. En cuanto a los cuidados de Enfermería, además de controlar la toma de medicamentos, es imprescindible vigilar el aspecto físico del paciente, la ingesta de líquidos y su peso corporal.

Palabras clave: hemoglobina, hierro, oxigeno, glóbulos rojos, hematíes, hematocrito.

Introducción

La anemia se define como una concentración baja de hemoglobina en la sangre. Se detecta mediante un análisis de laboratorio en el que se descubre un nivel de hemoglobina en la sangre menor de lo normal. Puede acompañarse de otros parámetros alterados, como disminución del número de glóbulos rojos, o disminución del hematocrito, pero no es correcto definirla como disminución de la cantidad de glóbulos rojos, pues estas células sanguíneas pueden variar considerablemente en tamaño, en ocasiones el número de glóbulos rojos es normal y sin embargo existe anemia.

La anemia no es una enfermedad, sino un signo que puede estar originado por múltiples causas. La deficiencia de hierro precede a la aparición de la anemia ferropénica, la cual es la causa principal de todas las formas posibles de anemia. Se caracteriza por un descenso de las cifras de hemoglobina, hematíes pequeños con poca cantidad de hemoglobina en su interior y cifras bajas de hierro en los depósitos (descenso de la ferritina). Se produce principalmente por patologías gastrointestinales o, en el caso de las mujeres jóvenes, por menstruaciones habitualmente muy abundante; no obstante, se comete con frecuencia el error de atribuir la presencia de anemia ferropénica a los sangrados menstruales, sin hacer otras evaluaciones. Por lo general, la anemia se maneja inadecuadamente en la mayoría de los pacientes, puesto que no se suele investigar su origen o la evaluación es incompleta, limitándose el médico a administrar tratamientos con hierro oral.

La hemoglobina es una molécula que se encuentra en el interior de los glóbulos rojos de la sangre y sirve para transportar el oxígeno hasta los tejidos. Por ello cuando existe anemia severa, los tejidos y órganos del organismo no reciben suficiente oxígeno, la persona se siente cansada, su pulso está acelerado, tolera mal el esfuerzo y tiene sensación de falta de aire.

Síntomas

Si la anemia es leve o si el problema se desarrolla lentamente, es posible que usted no tenga ningún síntoma. Los síntomas que pueden producirse primero incluyen:

  • Sentirse débil o cansado más a menudo que de costumbre, o con el ejercicio
  • Dolores de cabeza
  • Problemas para concentrarse o pensar

Si la anemia empeora, los síntomas pueden incluir:

  • Color azul en la esclerótica de los ojos
  • Uñas quebradizas
  • Deseo de comer hielo u otras cosas no comestibles (síndrome de pica)
  • Mareo al ponerse de pie
  • Color de piel pálido
  • Dificultad para respirar tras actividad leve o incluso en reposo
  • Lengua adolorida

Causas

Aunque muchas partes del cuerpo ayudan a producir glóbulos rojos, la mayor parte del trabajo se hace en la médula ósea, el tejido blando en el centro de los huesos que ayuda a la formación de las células sanguíneas.

Los glóbulos rojos sanos duran entre 90 y 120 días. Partes del cuerpo eliminan luego las células sanguíneas viejas. Una hormona, llamada eritropoyetina, producida en los riñones le da la señal a la médula ósea para producir más glóbulos rojos.

La hemoglobina es la proteína que transporta el oxígeno dentro de los glóbulos rojos y les da su color. Las personas con anemia no tienen suficiente hemoglobina.

El cuerpo necesita ciertas vitaminas, minerales y nutrientes para producir suficientes glóbulos rojos. El hierro, la vitamina B12 y el ácido fólico son 3 de los más importantes. Es posible que el cuerpo no tenga suficiente de estos nutrientes debido a:

  • Cambios en el revestimiento del estómago o los intestinos que afectan la forma como se absorben los nutrientes (por ejemplo, la celiaquía).
  • Alimentación deficiente.
  • Cirugía en la que se extirpa parte del estómago o los intestinos.

Las posibles causas de anemia incluyen:

  • Ciertos medicamentos.
  • Destrucción de los glóbulos rojos antes de lo normal (lo cual puede ser causado por problemas con el sistema inmunitario).
  • Enfermedades prolongadas (crónicas), como cáncer, colitis ulcerativa o artritis reumatoidea.
  • Algunas formas de anemia, como la talasemia o anemia drepanocítica, que pueden ser hereditarias.
  • Embarazo.
  • Problemas con la médula ósea, como linfoma, leucemia, mielodisplasia, mieloma múltiple o anemia aplásica.
  • Pérdida lenta de sangre (por ejemplo, por períodos menstruales intensos o úlceras estomacales)
  • Pérdida súbita de mucha sangre

Tipos de anemia:

Clasificación morfológica

La apreciación del tamaño y el contenido hemoglobínico de los eritrocitos es uno de los análisis de laboratorio más empleados en el diagnóstico de las anemias. El índice eritrocitario de mayor valor clínico es el volumen corpuscular medio (VCM), ya que constituye un criterio morfológico para clasificar las anemias en normocíticas (VCM: 82-98 fl), macrocíticas (VCM >98 fl) y microcíticas (VCM <82 fl).

El VCM se correlaciona con la hemoglobina corpuscular media (HCM), magnitud que informa sobre el valor medio del contenido hemoglobínico de los eritrocitos circulantes. En consecuencia, la HCM disminuye al hacerlo el VCM (anemias microcíticas e hipocromas) y aumenta cuando aumenta el VCM (anemias macrocíticas e hipercromas).

Clasificación fisiopatológica

La clasificación fisiopatológica (según su mecanismo de producción) de una anemia se basa en la capacidad de la médula ósea para adaptarse al descenso de la concentración de hemoglobina en sangre. El recuento de reticulocitos (que son las células precursoras de los glóbulos rojos), indica cuál es la capacidad de respuesta de la médula ósea frente a la anemia. La disminución de la concentración de hemoglobina en sangre siempre origina un aumento compensador de la eritropoyesis por aumento de la Epo. Por ello, cuando la médula presenta una capacidad regenerativa normal, siempre debe existir una relación inversa entre disminución de hemoglobina y aumento del número de reticulocitos (anemia regenerativa).

Por el contrario, cuando la anemia no se acompaña de un aumento proporcional del número de reticulocitos, es que la capacidad regenerativa de la médula ósea se halla disminuida (anemia arregenerativa).

Algunas de las causas más frecuentes de anemia se exponen a continuación:

ANEMIAS REGENERATIVAS

Pérdida aguda de sangre.

Anemia aguda después de una hemorragia.

Aumento de la destrucción de los hematíes.
  • Corpusculares (por alteraciones en el propio hematíe):
    • Alteraciones de la membrana. Ejemplo: esferocitosis hereditaria.
    • Deficiencia de enzimas. Ejemplo: déficit de glucosa 6-fosfato deshidrogenasa.
    • Alteraciones de la hemoglobina. Ejemplos: anemia falciforme o las talasemias.
  • Extracorpusculares (por causas fuera del hematíe):
    • Tóxicos. Ejemplo: venenos de serpientes o cloratos.
    • Agentes infecciosos: bacterias o parásitos (paludismo).
    • Causas mecánicas. Ejemplo: problemas vasculares.
    • Inmunológicas. Ejemplos: transfusiones, enfermedad hemolítica del recién nacido, anemias por autoanticuerpos o por fármacos.
    • Hiperesplenismo (el bazo aumenta de tamaño y destruye muchos glóbulos rojos).

ANEMIAS ARREGENERATIVAS

Alteración de la célula germinal o precursora de glóbulos rojos:
  • Aplasias medulares.
  • Síndromes mielodisplásicos.
  • Infiltración de médula ósea.
Defectos de los factores hematopoyéticos (necesarios para formar la hemoglobina):

Algunos ejemplos:

  • Déficit de hierro (anemia ferropénica).
  • Déficit de vitamina B12.
  • Déficit de ácido fólico.
  • Déficit de eritropoyetina

Diagnóstico

Para alcanzar un diagnóstico de la anemia el experto médico se fijará tanto en los signos que presente el paciente y la forma de presentación de la anemia, y podrá recurrir a diversas pruebas de laboratorio para confirmar sus sospechas.

Manifestaciones clínicas

La realización de la historia clínica y la exploración física, constituyen siempre el primer paso en el estudio de una anemia. Descartada una hemorragia o enfermedad subyacente que justifique la anemia, su estudio debe iniciarse con la consideración del sexo, la edad y el origen étnico del paciente, así como su forma de presentación (aguda o crónica, tiempo de evolución y existencia de antecedentes).

Pruebas de laboratorio

Para confirmar el diagnóstico de anemia es preciso demostrar primero el descenso de la concentración de hemoglobina en sangre. Para ello se realiza un análisis de sangre, llamado hemograma, que determina los niveles de hemoglobina en la sangre junto con otros parámetros que indican la morfología y tamaño de los hematíes. Además, el hemograma nos informa de posibles alteraciones en otras células sanguíneas como son los glóbulos blancos y las plaquetas.

Además del hemograma, se suele solicitar un frotis sanguíneo en el que se ve la sangre directamente al microscopio. Esta prueba puede dar mucha información sobre la causa de la anemia. Según la sospecha diagnóstica se pueden solicitar otras muchas pruebas, como los niveles de hierro y ferritina (depósitos de hierro del organismo), niveles de vitamina B12 y ácido fólico, niveles de reticulocitos (células precursoras de los hematíes), distintos autoanticuerpos, etcétera.

En anemias arregenerativas, en las que la causa de la anemia está dentro de la médula ósea, muchas veces es necesario solicitar un estudio de la médula ósea por medio de un aspirado o de una biopsia de médula ósea. El aspirado es una punción en la que se toman células de la médula ósea, y que se suele realizar en el esternón. La biopsia es una punción con una aguja más gruesa, en la que se toma un cilindro de hueso, lo que permite un estudio más exhaustivo de la médula ósea. Se suele realizar en la cresta iliaca, que es el reborde de hueso que tenemos por encima de la cadera.

Tratamiento

Dependerá de la causa:

Si es por falta de hierro, se aconseja tomar hierro (Fe) por vía oral, cuando sea posible, o vitamina B12, ácido fólico. Si es por pérdidas importantes, puede ser necesario hacer transfusiones.

Además del aporte farmacológico de hierro, debemos hacer una dieta en la que este elemento químico esté presente. No todo el hierro se absorbe y solo el 10-15% se absorbe en el intestino.

  • Hierro hemo, que está en los alimentos de origen animal y se absorbe en más de 1/3.
  • Hierro No Hemo, que está en los alimentos vegetales y se absorbe menos. Su absorción está influida por muchas causas como la presencia de calcio, manganeso, proteínas del huevo, legumbres, cereales integrales, café, té. Pueden disminuir mucho su absorción, aunque los ácidos de las frutas, vitamina C y proteínas de origen animal (carne y pescado) pueden triplicar la absorción de Fe de origen vegetal.

Debido a esto, en las dietas vegetarianas al disminuir el aporte de hierro absorbible en la alimentación hay mayor riesgo de que se produzca anemia a largo plazo.

Prevención

Una alimentación equilibrada debe incluir suficiente hierro. Las carnes rojas, el hígado y la yema de huevo son fuentes ricas en este elemento. La harina, el pan y algunos cereales están fortificados con hierro. Si su proveedor lo recomienda, tome suplementos de hierro si no está recibiendo suficiente cantidad de hierro en la alimentación.

Cuidados de Enfermería

La labor de la enfermera es brindar un cuidado al paciente con principios científicos por lo cual al saber todo lo referente con la anemia se puede realizar las intervenciones cuando la persona se encuentra hospitalizada como:

  • Educar al paciente acerca de su patología.
  • Suministrar oxigeno ya que el nivel de hemoglobina ha bajado y esto quiere decir que no hay suficiente oxigenación en los tejidos.
  • Administración de medicamentos como:
  • Acido fólico
  • Sulfato ferroso
  • Vitamina b 12
  • explicar los efectos adversos de estos como en el caso específico de le sulfato ferroso, que ocasiona que haya un cambio en el aspecto de las heces ya que se cambian su color normal por un negro.
  • Vigilar el peso corporal diario.
  • Vigilar la ingesta de líquidos administrados y eliminados
  • Cuidados con la piel.
  • Cuidados con la transfusión de sangre si es necesaria.

Por lo tanto es importante conocer acerca de la anemia y debido a esto en los siguientes artículos se expone acerca de esta patología y de los tipos más comunes.

Finalmente un diagnóstico de Enfermería para esta patología es:

DX: INTOLERANCIA A LA ACTIVIDAD FÍSICA

R/C: déficit de aporte de oxígeno a los tejidos.

M/P:
Fatiga ya que al reducir los niveles de hemoglobina no hay adecuado aporte de oxígeno.

Conclusión

Los cuidados de Enfermería en pacientes con anemia se centrarán en la vigilancia del paciente tanto en su aspecto físico como en el seguimiento de la ingesta apropiada de líquidos. Se administrarán medicamentos como vitamina B12 o sulfato ferroso para tratar estados carenciales y, si fuera necesario, también oxígeno. Otro aspecto imprescindible consistirá en mantener informado al paciente constantemente de la evolución de su enfermedad.

Bibliografía

1.-Mabry-Hernandez IR. Screening for iron deficiency anemia–including iron supplementation for children and pregnant women. Am Fam Physician. 2009 May 15;79(10):897-8.

2.-Alleyne M, Horne MK, Miller JL. Individualized treatment for iron-deficiency anemia in adults. Am J Med. 2008;121:943-948.

3.-Brittenham G. Disorders of Iron Metabolism: Iron Deficiency and Iron Overload. In: Hoffman R, Benz EJ, Shattil SS, et al, eds. Hematology: Basic *Principles and Practice. 5th ed. Philadelphia, Pa: Elsevier Churchill Livingstone; 2008:chap 36.